Invertirá US$ 67 mil millones en incentivos a la producción. El objetivo es elevar en un 5% la próxima cosecha de granos

El Plan Agrícola y Pecuario 2011-2012, lanzado en una ceremonia oficial en la ciudad de Ribeirao Preto, buscará elevar la producción desde el récord de 161,5 millones de toneladas en la cosecha 2010-2011 hasta 169,5 millones de toneladas en la que comienza a ser recogida en julio.

Brasil intentará así consolidarse como uno de los mayores generadores de alimentos del mundo, garantizar el abastecimiento interno y aumentar las exportaciones, que en la actualidad representan cerca del 40% de todas sus ventas externas.

Entre los objetivos principales del plan de apoyo a los productores rurales también se encuentra el de mantener los precios internos y evitar que la posible escasez de algún bien pueda presionar la inflación.

En el acto, Dilma Rousseff aseguró que su gobierno debe "ofrecerles a los productores brasileños las mismas armas" con las que cuentan los internacionales. "Tenemos que garantizarle al sector agrícola la financiación adecuada. El 80% de los recursos será ofrecido con tasas de interés de hasta el 6,57%", agregó.

La mandataria destacó que Brasil es uno de los pocos países en el mundo con capacidad para aumentar su producción agrícola sin destruir sus selvas. "Si queremos ser una potencia agrícola, tenemos que ser también una ambiental", afirmó.

Los créditos ofrecidos están condicionados a que los agricultores se comprometan a adoptar prácticas de producción sustentables y de baja emisión de gases contaminantes.

"Vamos a financiar, con grandes beneficios ambientales y económicos, la recuperación de los pastizales", afirmó el ministro de Agricultura, Wagner Rossi, en referencia a los cerca de 1,5 millones de hectáreas actualmente desaprovechadas.

Los criadores de ganado tendrán acceso a préstamos para adquirir reproductores y matrices de bovinos y búfalos de mejor calidad genética para renovar los lotes de Brasil, que es el mayor productor y exportador mundial de carnes.

El ex presidente hondureño se quejó porque no pudo tener un representante en el grupo, que debe presentar un informe sobre su derrocamiento. Alegan que eso le hubiera quitado "neutralidad"

El objetivo de la CVR es indagar sobre los hechos ocurridos antes, durante y después de la caída de Manuel Zelaya a mediados de 2009. Según el coordinador de la Comsión, el ex presidente guatemalteco Eduardo Stein, Zelaya se negó a brindar declaraciones porque "quería un delegado de él a lo interno de los trabajos de la Comisión".

Ante esta situación, la CVR decidió recoger las declaraciones realizadas por Zelaya a la prensa internacional y a medios locales para conocer su versión e incluirla en el informe final que presentará el 7 de julio, más de un año después de haber comenzado sus labores.

Tras regresar a Honduras desde su país, Stein argumentó que la exigencia de Zelaya hubiera hecho peligrar la "neutralidad y el equilibrio de parte de la CVR", creada por el presidente Porfirio Lobo. "Nuestra independencia habría cesado de existir como también la confidencialidad de nuestros trabajos", insistió.

Si bien el ex presidente guatemalteco consideró que el informe "es muy sólido y "bastante completo", aclaró que "no es el decálogo con el que bajó Moisés del Monte Sinaí, (sino) un esfuerzo humano que podrá tener quizás falencias". De hecho, sostuvo que "sólo en la eternidad" se podrá conocer la verdad del derrocamiento de Zelaya.

Por último, Stein anunció que la Comisión que preside hará recomendaciones a nivel nacional e internacional, y que lo importante es que hechos como los registrados en el país centroamericano "no se repitan".