El candidato del PRI es considerado primero "en todas las encuestas", aunque llamó a sus votantes a no confiarse y "cerrar filas" en el que fue el último día de campaña. De nuestra enviada

Una marea de camisetas rojas invade el zócalo de Toluca, capital del estado de México. Comienza a lloviznar, luego para. El sol sale y más tarde se vuelve a ocultar. Pero ni el rojo ni el clima son tan importantes como las mujeres en el acto de cierre de campaña de Enrique Peña Nieto, el candidato por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para las presidenciales. "¡Quiero saludar a lo más bello que tiene mi tierra, ¡las mujeres del estado de México!", gritó el candidato.

Sin embargo, el discurso de Peña Nieto también está dirigido a los mexicanos y a los mexiquenses. A los mexicanos, porque su candidatura es presidencial y abarca a todo el país. A los mexiquenses, porque expone sus propuestas en Toluca, la capital del estado de México, donde gobernó entre 2005 y 2011.

"Estamos adelante en todas las mediciones, pero esto de ninguna manera puede permitir que nos confiemos. Éste es el momento de redoblar el paso", asegura Peña Nieto ante miles de personas. Más tarde, se muestra seguro: "Estamos a sólo cuatro días de ganar la presidencia de la República".

Un escenario, pantallas, un zepelín en el que se lee "Peña Nieto. Presidente 2012-2018" demuestran lo importante que es el estado de México para Peña Nieto. "Es mi tierra", dice. De los 15 millones de habitantes, diez millones son electores, y sus allegados calculan que el ex gobernador obtendrá cuatro millones de votos. "Éste es el momento de cerrar filas, estamos en el último día de campaña", agrega.

Algunos de los mexiquenses que viven en Toluca destacan el compromiso del candidato. "Ha cumplido todo lo que prometió, no al 100 por ciento, pero ha cumplido", comenta María Antonieta del Socorro Muñoz Morales. Esta mexicana de 57 años siempre apoyó al PRI, aunque también confiesa que le gustan las propuestas de Josefina Vázquez Mota. Con 21 años, Yalén Frías votará por Peña Nieto porque "es cumplidor y sabe amar a su gente".

Laurentino Miramón Diego está en el cierre de campaña con su familia y tiene un "motivo claro" para votar por el candidato. "Las colegiaturas que ya no se van a pagar, eso es lo que me gusta, son elevadas, no alcanza", afirma mientras señala a sus hijos.

Un acto de promesas

Como en todos sus actos, la seguridad en torno al candidato no es menor. El público se encuentra alejado del escenario por dos sectores: invitado especial, que se distinguía con un membrete morado; y el sector de los invitados, que entraban con un membrete rojo. Todos por igual, agitan el puño derecho mientras corean "¡Presidente, presidente!".

Estos sectores divididos escuchan las propuestas presidenciales que enumera el candidato. Peña Nieto promete encarar una reforma energética y "bajar la tarifa de luz eléctrica que hoy pagan los mexicanos". Ante la población de Toluca, también se compromete a garantizar la seguridad social para todos los ancianos del país, estableciendo el retiro a partir de los 65 años. Para las jefas de familia promete un seguro de vida que, "en caso de faltar, tendrán ingresos asegurados para sus hijos hasta que concluyan la universidad". A su vez, promete que las guarderías abrirán los fines de semana para aquellas mujeres que trabajen en esos días.

Propuesta tras propuesta, la situación de pobreza de los mexicanos también se hace presente en el acto proselitista. "Tenemos 12 millones más de mexicanos que se han sumado a las filas de la pobreza en los últimos cuatro años; 57 millones en total", dice en referencia al gobierno de Felipe Calderón. "Es una condición inaceptable en el México del siglo XXI", destaca.

En la Plaza de los Mártires, Peña Nieto logra alejarse de los ataques al resto de sus contrincantes. Con la presencia de su esposa e hijas, de candidatos priístas de diversos cargos, militantes y simpatizantes, también agradece haber sido recibido en las entidades del país en los últimos tres meses de campaña.

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CARACAS -- El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ordenó este domingo retirar al embajador venezolano en Asunción y cesar el envío de petróleo, tras la destitución el viernes del presidente Fernando Lugo por el Senado paraguayo.

“He ordenado retirar nuestro embajador de Asunción (…). Y también vamos a retirar el envío de petróleo. Lo sentimos mucho, pero nosotros no vamos a apoyar para nada ese golpe de Estado”, dijo Chávez en Caracas en los actos de conmemoración del 191º aniversario de la batalla de Carabobo, en la que las tropas independentistas derrotaron a las tropas realistas españolas.

“A partir de este instante”, le dijo al ministro de Energía, Rafael Ramírez, “que cese el envío de petróleo producto del acuerdo energético de Caracas”, una declaración que desató los aplausos de los presentes.

Chávez, como la gran mayoría de los presidentes de la región, anunció el pasado viernes que su gobierno no reconocería al nuevo presidente paraguayo, Federico Franco, investido momentos después de la destitución de Lugo.

“Para nosotros el presidente del Paraguay sigue siendo Fernando Lugo. No reconocemos a ese nuevo gobierno”, agregó.

El mandatario volvió a calificar de “golpe de Estado ilegal e inconstitucional” el juicio que destituyó a Lugo y dijo que “siempre que gobiernan la burguesía y la derecha ocurren estas cosas”.

Chávez se refirió a Franco como “el usurpador” que presume de haber “salvado a Parguay de convertirse en un satélite chavista”.

“Es lo mismo que dijeron cuando tumbaron a Zelaya (el expresidente hondureño derrocado en 2009 en un golpe de Estado). Me usan a mí como excusa”, dijo.

“Imagínate tú. Son (el nuevo gobierno) los mismos que convirtieron a Paraguay en una colonia yanqui durante muchos años”.