Carlos Payá, el hermano del disidente cubano Oswaldo Payá, está abatido. Igual que Regis Iglesias, mano derecha del fallecido. Ambos tienen los ojos llorosos y no han podido dormir en toda la noche. En su oficina madrileña, el teléfono no para de sonar. Han perdido a un hermano, "a un amigo, un líder, una persona excepcional", dicen ambos.

Carlos Payá, representante en España del Movimiento Cristiano de Liberación que fundó su hermano, ha dejado claro que no maneja "los elementos suficientes" para afirmar categóricamente que la muerte de Oswaldo fue un asesinato, como denuncian algunos disidentes, pero señala que lo ocurrido "nos hace pensar que existía el caldo de cultivo para que todo esto sucediera".

"No estoy buscando la causa-efecto, no se lo que pasó, pero la familia lo que queremos es que se investigue a fondo", dice con voz apagada Carlos, antes de añadir que Oswaldo estaba permanentemente "vigilado, acosado, amenazado".

El carácter inhumano del régimen castrista se refleja bien en el modo en que fue avisada Ofelia, la mujer de Oswaldo, de lo sucedido: "Le informaron con una llamada que decia 'el dueño de este telefono está muerto'".

"Las circunstancias del accidente indican una escalada de la represión del régimen contra la disidencia", asegura con rotundidad Regis.

Oswaldo Payá había sufrido en junio pasado un accidente de tráfico en La Habana similar al que ayer le causó la muerte, por lo que los dos siniestros podrían estar relacionados con las amenazas que "habitualmente" recibía el conocido líder opositor, ha denunciado a EL MUNDO su hermano.

Carlos explica que el primer accidente ocurrió el 2 de junio en La Habana cuando la furgoneta en la que viajaba su hermano volcó después de que un coche le diera un fuerte golpe en la parte trasera. Oswaldo salió ileso entonces y sólo sufrió algunas contusiones que no eran de gravedad.

María Crespo | Madrid

La Habana -- La situación del sistema de saneamiento del agua en Cuba, donde solo existen 5.316 kilómetros de alcantarillado, 139 estaciones de bombeo de residuales y 8 plantas para el tratamiento de éstos, preocupa al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), informaron hoy medios oficiales.

EFE

La presidenta del INRH, Inés María Chapman, se refirió a ese asunto en el informe que presentó hoy sobre la gestión de ese organismo ante diputados a la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), en la primera jornada de las reuniones previas a la sesión plenaria que se celebrará el próximo lunes 23.

Chapman resaltó que “hay muchos problemas acumulados por resolver”, entre ellos, los años de explotación de las redes hidráulicas sin el mantenimiento adecuado y una cultura de “derroche” en la utilización del agua, según un reporte de la televisión estatal.

Asimismo señaló que cada año en Cuba se pierden más de 1.000 millones de metros cúbicos de agua por fugas en las conductoras, redes y en las conexiones hidráulicas dentro de las viviendas, y comparó esa cifra con la capacidad de la presa Zaza, la mayor de la isla.

Respecto a la infraestructura hidráulica, la funcionaria indicó que en la actualidad el país dispone de 240 presas y 805 micropresas, 16 grandes estaciones de bombeo, 2.416 acueductos y más de 22.500 kilómetros de redes de acueductos, según una nota de la agencia estatal Prensa Latina.

La cobertura de agua abarca el 94,5 por ciento de la población de 11,2 millones de habitantes de la isla y los sistemas de acueducto abastecen a más de 8,2 millones de personas, detalló.

También señaló que los mayores desniveles en el suministro los presenta el área rural, donde solo el 38,6 por ciento de los pobladores de esas zonas reciben el servicio de la conexión interdomiciliaria.

Refirió que el 6 por ciento de los habitantes del país reciben el agua a través de carros cisternas, a causa principalmente a los efectos de la sequía y averías de los equipos de bombeo.

El balance del INRH precisa que el suministro de líquido a la población y a la industria representa el 18 y 12 por ciento, respectivamente, del utilizado en la isla, y apuntó que en la última década, el volumen de agua entregado por año ha oscilado entre 6.000 y 8.000 millones de metros cúbicos.