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El Gobierno recrudece por estos días su discurso contra Estados Unidos y este martes ha iniciado otra de sus campañas para no dejar olvidar —según recoge este miércoles el diario oficialGranma— "el diferendo" entre La Habana y Washington.
La última iniciativa, que ha encargado a los Comités de Defensa de la Revolución, lleva el nombre de "Jornada de debate por el deber patrio y antimperialista" y se extenderá por toda la Isla hasta el próximo 15 de marzo.
El primero de estos debates tuvo lugar en una zona del barrio Alturas de Belén, en el municipio capitalino de Marianao, y contó con la participación del espía René González, quien habló de "la importancia de tomar conciencia sobre la historia cubana y, en particular, del diferendo entre la Isla y Estados Unidos, que data del siglo XIX".
Para González "ese es el principal reto que supone el restablecimiento de las relaciones diplomáticas" entre ambos gobiernos. Según el exagente del Gobierno cubano, condenado en Estados Unidos por espionaje, "si no olvidamos el pasado, seremos capaces de sobrepasar lo que se avecina con éxito".
En la reunión también participó Iroel Sánchez, el bloguero que ha sido una de las voces durante la última cruzada de los medios oficialistas contra la prensa independiente y lo que el régimen llama "maniobras subversivas".
Según recoge Granma, Sánchez dijo a los participantes que "es importante que los norteamericanos conozcan al verdadero pueblo cubano; y dejen de pensarlo como el estereotipo que las grandes industrias cinematográficas han querido dibujar".
"Ellos creen que los latinos están asociados a la delincuencia, a la miseria, a la droga. Y no es cierto. Eso habríamos sido de no haber triunfado la revolución", manifestó.
La denominada "Jornada de debate por el deber patrio y antimperialista" tendrá momentos, además, para abordar "temas vinculados a la defensa de los símbolos patrios y otros valores que caracterizan la nacionalidad cubana", señala el órgano del Partido Comunista.
De acuerdo con la agencia española EFE, la Cuba del deshielo y la apertura vive un sutil retorno al pasado con un recrudecimiento de su discurso revolucionario, especialmente en contra de Estados Unidos, y el freno a algunas de las reformas económicas que emprendió el general Raúl Castro.
Pasos hacia atrás
Los propietarios de restaurantes no estatales, el negocio más exitoso del "cuentapropismo" —el incipiente sector privado que se abre paso en la Isla desde 2010— no ocultan su preocupación ante la suspensión temporal de la concesión de licencias para la apertura de nuevos locales, medida que no se ha dado a conocer oficialmente.
En toda la Isla ya hay más de 1.700 "paladares", un negocio privado que se ha propagado en los últimos años al calor del "boom" del turismo, aunque con grandes dificultades y restricciones legales que amenazan con agudizarse.
Estos locales se enfrentan ahora a una oleada de severas inspecciones para comprobar el estricto cumplimiento de la norma: no más de 50 asientos, respeto a los horarios, y abastecimiento solo con productos adquiridos con factura en tiendas del Estado, cuya oferta es insuficiente, intermitente y muy cara.
Aunque es una medida temporal, en la calle mucha gente teme que esto implique el inicio de un retroceso a los avances de los últimos años, según ha corroborado EFE.
Ese retorno al pasado se aprecia en el plano más ideológico y cada vez es más frecuente ver a altos funcionarios del Gobierno recuperar la vieja retórica para arremeter duramente contra Estados Unidos y sus intenciones "injerencistas" en Cuba, a pesar del acercamiento diplomático iniciado hace ya casi dos años.
Analistas consultados por la agencia española apuntan a las fuertes reticencias de los sectores más reaccionarios dentro del Partido Comunista, que ven con temor la nueva relación con Washington y que están marcando la pauta ideológica en la Isla.
Un ejemplo de esta nueva tendencia más beligerante es la campaña "Avispero contra el bloqueo", una masiva e insólita movilización de miles de jóvenes estudiantes en todas las universidades del país para pedir el fin del embargo, que fue ampliamente publicitada en los medios oficiales.
El evento, convocado por organizaciones controladas por el Gobierno, contó con la presencia de la directora para Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, quien realizó el lunes un fuerte alegato contra Washington y centró su discurso en las asignaturas pendientes de la nueva relación.
La iniciativa se produjo una semana antes de que La Habana presente como cada año su propuesta de resolución contra el embargo en la Asamblea Nacional de la ONU, algo que en el pasado venía acompañado de una campaña propagandística en medios estatales, pero que este año ha sido mucho más intensa y agresiva.
Los mensajes conciliadores y cautelosos de los primeros meses del deshielo del discurso oficial cubano se tiñen ahora de un tono mucho más duro hacia el Gobierno de Estados Unidos, a pesar de que el presidente Barack Obama anunciara hace unos días una nueva flexibilización de las sanciones económicas del embargo y emitiera una directiva presidencial para intentar hacer "irreversible" su cambio de política hacia Cuba.
La reacción oficial de La Habana al blindaje del deshielo —la medida más importante de la Administración Obama respecto a Cuba desde el 17 de diciembre de 2014, según varios analistas— estuvo muy lejos del optimismo o la complacencia.
La propia Josefina Vidal, la cara amable del proceso ya que pilotó las negociaciones para restablecer relaciones, desdeñó sus efectos al conocerse la noticia.
Según Vidal, la medida no oculta los propósitos de Washington de promover cambios internos dentro de la Isla.
Hace pocas semanas, la Cancillería cubana expresó también su malestar sobre el programa educativo "World Learning", lanzado —según el régimen— con "fines subversivos" por la embajada estadounidense en la Isla, al margen de los canales diplomáticos establecidos, lo que dio pie a otra encendida campaña contra el Gobierno estadounidense en medios oficiales.
A pesar de este repliegue a sus barricadas ideológicas, a La Habana le interesa mantener los intensos contactos con Estados Unidos, encaminados a estrechar la cooperación en áreas como la salud o el medio ambiente, y asentar las bases para una futura relación comercial sólida ante el eventual levantamiento del embargo, que el régimen reclama ahora con más vehemencia.
DIARIO DE CUBA |
