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El Gobierno cubano ha tenido que importar azúcar de Francia por primera vez en su historia, después de otra desastrosa cosecha en la Isla y para poder satisfacer la demanda interna.
La cifra alcanzó las 40.000 toneladas entre junio y agosto de 2018, según datos de aduanas, indicó a la AFP FranceAgriMer, la dependencia pública francesa de productos de la agricultura y del mar.
En La Habana, la noticia del producto llegado desde el otro lado del Atlántico se diseminó por los hogares, porque de repente recibieron a través de la libreta de racionamiento mensual de alimentos un azúcar más fino y brillante que el habitual.
En Francia se extrae de la remolacha. En Cuba, de la caña de azúcar.
"El azúcar que vino ahora es muy bueno, endulza muchísimo, igual no tiene diferencia (con el cubano), lo único que lo diferencia es el color que varía, que este es más blanco y el otro es más oscuro", dijo Felicia Navarro, una ama de casa de 40 años.
El azúcar blanco importado desde Francia se ha repartido en unas 5.000 toneladas en junio, 25.000 en julio y 10.000 en agosto.
"Históricamente esta es la primera vez que Cuba importa azúcar de Francia en cantidad significativa" en comparación con solo tres toneladas entre 2001 y 2017, explicó FranceAgriMer.
El "Gobierno" cubano, que importa la mayor parte de los alimentos que consume, ya compra "alrededor de 400.000 toneladas de trigo francés por año", recordó la dependencia.
Huracán y lluvia
El trago es amargo, donde la industria azucarera era un pilar económico para la Isla. Las políticas a lo largo de los últimos 60 años han destruido el sector.
Hasta 1989 fue uno de los mayores exportadores de azúcar del mundo, con EEUU como su primer cliente hasta 1960. Después llegó la Unión Soviética, que se la compraba a precios preferenciales.
Traída de Santo Domingo por el conquistador Diego Velázquez, la caña de azúcar fue uno de los motores económicos de Cuba por siglos.
La caída del hermano mayor soviético precipitó el declive del sector, que se aceleró con la baja de los precios del azúcar, así como la falta de inversión y semillas, fertilizantes y pesticidas y las malas decisiones del castrismo.
De los ocho millones de toneladas anuales que producía hasta principios de la década de 1990, la Isla no consigue superar los dos millones de toneladas desde los años 2000.
Su participación en las exportaciones cubanas cayó desde un 73% en los años 80 a un 13% en 2015, representando una pequeña parte de las exportaciones, al lado del tabaco y el níquel.
La cosecha 2017-2018 también fue devastada por el huracán Irma y una larga temporada de lluvias.
"De acuerdo con nuestra información, la producción de Cuba se ha reducido considerablemente respecto a lo que se esperaba (1.100.000 toneladas de los 1.600.000 previstos) y no es sorprendente que Cuba importe azúcar, especialmente porque aún debe cumplir los contratos de exportación que tiene con China [400.000 toneladas]", explicó FranceAgrimer.
'Ya pasó la edad de oro'
La agencia de análisis agrícola FO Licht espera que Cuba regrese a la normalidad de su producción en la próxima temporada, con 1.500.000. Aunque muy lejos de la velocidad crucero que alcanzaba en los años 80.
El Gobierno cubano culpa al embargo que EEUU impone al país desde 1962 y que impide importar el equipo agrícola e industrial necesarios, pero expertos señalan también las fracasadas políticas implementadas.
"El principal obstáculo para el desarrollo de la Isla es el embargo impuesto por los Estados Unidos", denunció recientemente Miguel Díaz-Canel, y culpó a esta medida de que su pueblo esté "condenado a morir de hambre".
Sin duda "hay falta de recursos, falta de divisas", dijo el economista cubano Omar Everleny Pérez, pero "también hay factores estructurales, factores organizativos".
La obsesión por diversificar la economía y hacerla menos dependiente del azúcar, ha provocado que el sector se debilite hasta alcanzar "una de las cosechas más bajas de la historia, podemos decir la más baja desde el principio del siglo XX. La caída de la producción de azúcar fue de un 40%", explicó el economista.
"Ya pasó la edad de oro porque la capacidad de producción está reducida", detalló Pérez. Ahora existen solo unas cincuenta fábricas de azúcar frente a las 150 que había.
Para el especialista sería recomendable que entre "diez a 15 de ellas" abran su capital a inversores extranjeros, teniendo en cuenta que varios grupos azucareros ya han demostrado interés.
El proyecto de nueva Constitución, que será sometido a referendo en febrero, podría facilitar las cosas porque precisamente reconoce "la importancia de la inversión extranjera para el desarrollo del país", sostuvo.
De lo contrario, advirtió Pérez, el riesgo es "no tener más azúcar en los próximos años".
Paralelamente, una misión del grupo francés de ingeniería industrial Fives realiza una evaluación del sector azucarero cubano para determinar qué reformas e inversiones necesita para su recuperación.
Cuba consume entre 600.000 y 700.000 toneladas de azúcar al año y tiene un acuerdo para vender a China 400.000 toneladas anuales.
DIARIO DE CUBA
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