"Las consideraciones ideológicas del régimen comunista cubano le impiden actuar con responsabilidad para hacer frente a las deudas. Los negociadores han perdido la paciencia. Los inversores en la Isla pueden ir haciendo las maletas, porque este año van a tener muy difícil repatriar beneficios a las casas matrices"
El incumplimiento de los pagos de la deuda renegociada del Gobierno de la Isla con el Club de París durante 2019 permite sentenciar que "todos son culpables", afirma el economista cubano Elías Amor.
"Tanto los acreedores del Club de París como las autoridades tienen la culpa, por firmar un acuerdo que era excepcionalmente beneficioso" para el Gobierno cubano, y que le abrió las puertas de préstamos frescos e inversiones, comenta Amor a DIARIO DE CUBA, en referencia al acuerdo de reestructuración de la deuda de 2015, considerado entonces un paso importante hacia la integración de la Isla en la comunidad financiera internacional.
Ese año, el Club de París perdonó una deuda de 8.500 millones de dólares, de un total de 11.100 millones que el Gobierno de la Isla no había pagado desde 1986. El acuerdo, que se estableció entre la Isla y el grupo, estableció que La Habana debería pagar el resto de la deuda por cuotas anuales, hasta culminar en 2033.
El Club de París también perdonó los intereses hasta 2020, tras lo cual solo quedó pendiente el 1,5% de la deuda total. Sin embargo, el acuerdo establece que si La Habana no cumple con un cronograma de pago anual en su totalidad, se le cobrará un interés del 9% hasta que realice el pago completo, más otros cargos derivados del retraso.
La situación actual coloca al Gobierno ante esa posibilidad, luego de que el viceprimer ministro Ricardo Cabrisas informara en enero la imposibilidad de cumplir ese pago debido a las "nuevas e inesperadas" sanciones de EEUU.
"El acuerdo era excepcionalmente beneficioso para Cuba, ya que los pagos acordados eran asumibles, tomando en consideración diversos indicadores fundamentales de la economía, y a partir del conocimiento de las informaciones que, a cuentagotas, ofrecía el régimen sobre la evolución del turismo, las inversiones extranjeras y el sinfín de reformas puestas en marcha por Raúl Castro desde 2008", asegura Amor.
"Era un acuerdo basado en la confianza hacia alguien que, hasta entonces, no había hecho mérito alguno para merecerla."
"El deudor estructural, que no es responsable del cuidado de sus equilibrios financieros, si obtiene una condonación, lo más probable es que vuelva a endeudarse, e incluso aumentando los niveles respecto a la que utilizó en el pasado. Ciertamente, una condonación como la obtenida por Cuba en 2015, puede resolver problemas a corto plazo, pero los agiganta a medio y largo plazo si no existe disciplina, responsabilidad y no se hacen bien las cosas", precisa Amor.
Desde entonces hacia acá nadie previó la caída del turismo, la crisis de las remesas y el caos en Venezuela. "El camino que les queda es hacer reformas reales, en vez de nuevos ajustes a la población, que al final es la que sufre. Pero, por razones de ideología, no las van a hacer", reconoció el economista.
"Cuba está en manos de los prestamistas privados, que a diferencia de organismos internacionales como el FMI no se rigen con normas prescritas. Estos son lo peor de lo peor del sistema financiero", advirtió Amor, quien agregó que a La Habana no le va a quedar otra salida que "vender Cuba a pedazos".
El Gobierno de Cuba "tiene que dejar de comportarse como un Estado fallido en términos de responsabilidad frente a los mercados de capitales, porque si no lo hace, los actuales problemas financieros van a ser mucho peores y se apagará la economía, peor que en el 'Período especial'", advierte Amor.
Para el economista, las lecciones a sacar pasan por comprender que "dar facilidades a los insolventes y fallidos no es la mejor estrategia de los acreedores; por el contrario, los que no pagan deben ser presionados para cumplir sus compromisos, y en caso contrario, penalizarlos de acuerdo con el derecho internacional."
"Las consideraciones ideológicas del régimen comunista cubano le impiden actuar con responsabilidad para hacer frente a las deudas. Los negociadores han perdido la paciencia. Los inversores en la Isla pueden ir haciendo las maletas, porque este año van a tener muy difícil repatriar beneficios a las casas matrices", advierte.
Aunque no hay cifras oficiales sobre el monto real de la deuda cubana actual, los datos de 2016 la sitúan en un 20% del PIB, alrededor de los 18.200 millones de dólares.
"Estoy convencido de que esa cifra puede ser actualmente más del doble, y la deuda superar el 60% del PIB cubano, lo que es una situación insostenible, ya que toda la deuda depende del Estado, que concentra los recursos de la economía. Mala solución para privatizar por la fuerza, pero no parece que pueda haber otra", concluye el economista.
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