Bajo número de asistentes al acto convocado por el régimen por el Primero de Mayo

Según cifras del régimen cubano, alrededor de 200.000 personas asistieron al acto convocado ...

México: ¿Quién ganó el segundo debate presidencial 2024? Esto revelaron las encuestas

Con la cuenta regresiva para las elecciones del 2 de junio, este ...

Sentenciaron con hasta 15 años de cárcel a 13 cubanos que protestaron contra el régimen en 2022

El Tribunal Municipal de Camagüey sentenció con penas de hasta 15 años ...

Antony Blinken instó a las monarquías árabes del Golfo a crear una defensa integrada ante la amenaza

El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, instó el ...

Falta de tudo em Cuba, ate dinheiro: país vive escassez de notas em meio à pior crise econômica em d

Alejandro Fonseca ficou várias horas na fila do lado de fora de ...

Notícias: Cuba
Preso Político liberado en Cuba, se niega salir de la cárcel hasta que liberen otros presos enfermos PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 05 de Febrero de 2011 10:43

De los dos presos políticos cubanos cuya liberación fue anunciada por la Iglesia Católica el viernes por la mañana, uno salió a la calle por la tarde y otro rechazó ser liberado hasta que las autoridades no suelten a sus enfermos compañeros de prisión.

By JUAN CARLOS CHAVEZ

Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla

Guido Sigler Amaya, de 57 años, abandonó la prisión de Agüica, en la provincia occidental de Matanzas, y llegó a su hogar en la ciudad del mismo nombre, donde lo esperaban familiares y amigos.

A su vez, en una sorprendente decisión, Angel Juan Moya Acosta, de 46 años, rehusó salir en libertad antes que tres prisioneros enfermos en diferentes cárceles.

Sigler, Moya y los enfermos pertenecen a un grupo de 11 presos políticos que rechazan la liberación a cambio del exilio en España o la aceptación de una licencia extrapenal. Todos forman parte de los 75 disidentes y periodistas independientes condenados en el 2003 durante la ola represiva conocida como la Primavera Negra.

Según una nota emitida el viernes por el Arzobispado de La Habana, Sigler estaba decidido a viajar a Estados Unidos mientras que Moya deseaba permanecer en Cuba. Dos de los tres hermanos de Sigler han sido presos políticos y viven en Miami.

Oscar Sánchez, un opositor que estaba en el recibimiento a Sigler, dijo a la agencia AFP que lo había visto muy pálido, ``pero muy animado''. ``Ahora está con sus familiares y otros hermanos de lucha'', dijo Sánchez.

El viernes por la noche, un comunicado del Directorio Democrático Cubano (DDC), en Miami, anunció que Moya había decidido permanecer en prisión.

Berta Soler, esposa de Moya, dijo que respetaba la decisión. Soler es vocera de las Damas de Blanco, un grupo de madres y esposas de presos políticos.

``Yo quiero mi hombre en mi casa, sí, pero siempre se está pidiendo por los enfermos'', dijo.

Tanto Sigler, como Moya, quien está en el Combinado del Este, en La Habana, habían sido condenados a 20 años.

Uno de los enfermos, Pedro Ar-güelles Morán, de 64 años, se encuentra en huelga de hambre desde el miércoles, en solidaridad con Diosdado González Marrero, de 48 años. González, a su vez, se había declarado en huelga de hambre el martes en solidaridad con su esposa, Blanca Alejandrina García de la Riva. Esta última comenzó su ayuno el 28 de enero en su hogar del poblado de El Roque, en Matanzas, para pedir la libertad de todos los prisioneros.

El viernes, Soler y Laura Pollán, líder de las Damas de Blanco, entregaron al Arzobispado de La Habana una carta dirigida al Papa Benedicto XVI en la que García de la Riva le pide interceder por la liberación de González.

``Pido a usted su atención a lo que nos está sucediendo, pido sus oraciones y que interceda ante estas gestiones que están falta de transparencia'', indicó García de la Riva.

Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), consideró que las excarcelaciones no tienen relación con las huelgas de hambre de Argüelles, González y García de la Riva.

``En todo caso es una actitud manipuladora del régimen que continúa soltando gente a cuentagotas para estirar la noticia'', dijo.

En Miami, Ariel Sigler Amaya, dijo que la decisión de excarcelar a su hermano Guido y a Moya es tardía y obedece a la presión de la comunidad internacional. Ariel, también del Grupo de los 75, llegó a Estados Unidos en julio tras ser liberado debido a su frágil condición de salud. Permaneció ingresado por semanas en el Hospital Jackson Memorial por una polineuropatía agresiva, y sigue en silla de ruedas.

En la ciudad central de Placetas, el opositor Jorge Luis García Pérez, conocido como Antúnez, dijo que las liberaciones podrían representar una esperanza para el resto de los presos políticos. Antúnez hizo los comentarios antes de darse a conocer la decisión de Moya de permanecer en prisión.

``La solidaridad internacional y ciertos acontecimientos que han tenido lugar en la isla han hecho posible esto'', sostuvo Antúnez. ``Espero que no sea una maniobra política''.



Read more: http://www.elnuevoherald.com/2011/02/05/881619/liberan-a-preso-que-se-nego-a.html#ixzz1D4kAfa2L
Última actualización el Sábado, 05 de Febrero de 2011 10:48
 
EUA dice que "ha avanzado con Cuba" pero no contempla levantar el embargo económico a la isla PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 04 de Febrero de 2011 09:35

La Casa Blanca reconoce que han avanzado en “algunos temas específicos” con Cuba, pero aclara que no contempla levantar que embargo económico que mantiene desde hace medio siglo hasta que no tenga lugar “un cambio profundo” en la Isla, ha aseverado Jonathan Farrar, jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.

En una entrevista divulgada el miércoles por la web de Voice of America, Farrar ha confesado que la detención en La Habana del contratista estadounidense Alan Gross se ha convertido en “obstáculo bien importante” en los trabajos de acercamiento de ambas naciones, que rompieron sus relaciones hace 50 años.

“Hemos decidido tratar temas específicos con las autoridades cubanas en áreas en que tenemos intereses y en eso estamos. Pero ellos tienen bien claro que estamos muy preocupados por la situación de él (Gross) y que hemos pedido en varias ocasiones, lo he hecho en varias ocasiones, que debe ser liberado ya para que regrese con su familia”, ha expresado el diplomático.

Gross fue detenido en diciembre de 2009, acusado de distribuir ilegalmente en Cuba equipos de comunicación satelital. Los negociadores de Washington que participaron en la ronda de conversaciones migratorias celebradas en enero La Habana aprovecharon el encuentro con funcionarios castristas para exigir la liberar al contratista de 62 años que, según la Casa Blanca, estaba facilitando el acceso satelital a Internet a grupos judíos en la Isla.

En este contexto, el jefe de la Oficina de Intereses ha confirmado que ambos gobiernos no han planteado “nunca” la posibilidad de hacer un intercambio entre Gross y los cinco cubanos detenidos desde hace más de doce años en Estados Unidos, a los que el régimen comunista considera héroes. “Son casos completamente distintos. No hay una conexión entre uno y otro”, ha subrayado.

La Habana mantiene desde hace doce años una intensa campaña internacional a favor de la excarcelación de cinco cubanos, condenados en Estados Unidos a penas que van desde quince años de prisión hasta la cadena perpetua por delitos relacionados con espionaje. El régimen castrista asegura que estos hombres solo estaban investigando los supuestos planes contra la Isla que desarrollan organizaciones disidentes en territorio norteamericano.

Sobre los avances logrados con el Gobierno de Raúl Castro, Farrar menciona el “acceso a presos” estadounidenses, que “antes” no tenían, así como una mayor fluidez en el “intercambio” con los servicios de guardacostas de Estados Unidos y las autoridades cubanas.

Pero al ser consultado sobre si el Gobierno de Barack Obama considera que, ante estos avances, hay condiciones para levantar el bloqueo económico, Farrar ha subrayado que “eso requiere un cambio profundo de las condiciones que prevalecen en Cuba”. “Hemos tenido conversaciones con las autoridades cubanas. Ellos saben lo que exigimos”, ha resaltado.

Sobre la liberación de los presos políticos de la Primavera Negra de 2003, de los cuales once todavía permanecen en prisión, Farrar ha señalado que la Casa Blanca pide, además de la excarcelación de todos los disidentes, que el Gobierno cubano les permita decidir si quedan o no en la Isla.

Última actualización el Viernes, 04 de Febrero de 2011 09:39
 
Dama de Blanco en huelga de hambre hasta que no liberen su esposo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 31 de Enero de 2011 12:26

En el Roque, Matanzas, la Dama de Blanco Alejandrina García de La Riva, continúa en huelga de hambre en reclamo de la libertad de su esposo Diosdado González Marrero. La policía política del régimen del general Raúl Castro acosa y amenaza a miembros de la oposición pacífica para que no la apoyen en su justa demanda.

(Radio Martí, 30/01/11) - La Dama de Blanco inició la protesta este jueves asegurando que: "Me declaro en huelga de hambre demandando de esa forma al gobierno de Cuba que ponga en libertad a mi esposo, Diosdado González Marrero, uno de los 75 hombres que fueron detenidos en 2003 y que permanece en prisión porque no quiere salir de Cuba".

"No existe motivo alguno para que estén en prisión y no hay otra forma de hacer frente a tanta injusticia. Siento que es un deber que no puede esperar más", agregó García de La Riva.

García de la Riva, quien se encuentra en su casa en el poblado de Perico en Matanzas, dijo que el pasado 18 de enero, visitó el Arzobispado de La Habana y solicitó entrevistarse con el cardenal Jaime Ortega para indagar sobre el proceso de excarcelaciones, pero no tuvo éxito.

"Mi intención era saber si tenía una fecha clara y sin tapujos de cuándo los once prisioneros que faltan por liberar estarían en sus casas; también quería saber lo que está sucediendo realmente con este proceso. No pude conversar con él y le dejé una nota para que conociera mi inquietud y sobre la decisión que he tomado de comenzar esta huelga", dijo la Dama de Blanco.

Desde que el general Raúl Castro y el Cardenal Ortega se reunieron el pasado verano para acordar la liberación de los presos políticos cubanos, éste último ha sido el encargado de comunicar a los prisioneros la oferta del gobierno de excarcelación a cambio de exilio.

Hasta ahora, 40 miembros del Grupo de los 75 han viajado a España con sus familiares y sólo un prisionero que se negó a salir del país, ha sido excarcelado con permiso para permanecer en la isla. González Marrero condenado a 20 años, es uno de los once presos de conciencia del Grupo de los 75 que no aceptan viajar a España.

El activista Alexander Aguilar Sosa dijo a Radio Martí que logró evadir el cerco policiaco escurriéndose por entre el monte ubicado en el fondo de la casa de la Dama de Blanco, para así expresarle su solidaridad en la huelga de hambre que sostiene la misma.

Pulse en el audio si desea escuchar a Alexander Aguilar Sosa, quien nos cuenta cómo burló a los represores para dar apoyo a Alejandrina García de La Riva.

Última actualización el Lunes, 31 de Enero de 2011 12:31
 
2 PRESOS POLÍTICOS EN HUELGA DE HAMBRE EN CUBA, COMO APOYO A LA ESPOSA DE UNO DE ELLOS PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 03 de Febrero de 2011 00:10


Son integrantes del grupo de 11 disidentes que están en prisión por negarse a dejar la isla. Son Diosdado González y Pedro Argüelles, que iniciaron la protesta "en solidaridad" con la esposa del primero, Alejandrina García, quien comenzó el viernes un ayuno en reclamo de la liberación de su marido, dijo el opositor Elizardo Sánchez, líder de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos (CCDHRN).

"Estoy tomando solo agua desde el viernes. No voy a deponer la huelga de hambre mientras no lo excarcelen. El gobierno se ha burlado de estos once hombres", indicó García.

González y Argüelles forman parte de los 11 opositores del Grupo de los 75 (arrestados en la ola represiva de 2003 conocida como Primavera Negra) que falta por liberar, luego de que el régimen se comprometió a excarcelarlos.

Esos disidentes permanecen en prisión tras rechazar lo que llaman el "destierro" en España.

De los 41 excarcelados, 40 salieron de prisión directo rumbo a Madrid y solo uno quedó en Cuba.

"El gobierno creó falsas expectativas, porque planteó que serían excarcelados incluso los que rechazaban salir del país, pero todo ha sido una mentira", explicó Laura Pollán, líder del grupo de esposas de los prisioneros llamado Damas de Blanco.

En medio de la protesta, la Iglesia Católica anunció la próxima liberación de cuatro presos, acusados, según Sánchez, de piratería de embarcaciones con el fin de emigrar y otros actos en los que medió la violencia.

Con estos cuatro sumarán 60 los excarcelados que aceptaron viajar a España, los 40 del grupo de los 52 opositores y otros 16 presos condenados de piratería y otros delitos.

"Nos alegramos de las excarcelaciones, pero el gobierno usa la puerta ancha de España para deshacerse de presos que le son molestos, mientras siguen en prisión 11 prisioneros de conciencia", dijo Sánchez.

Pollán, en tanto, recordó el régimen "tiene una deuda pendiente con el grupo de los 75. Tememos que otros se sumen a las huelgas".

La CCDHRN señala que con las nuevas liberaciones aún queda un centenar de prisioneros por razones políticas en las cárceles.




Fuente: EFE

 

PREVIAMENTE SÓLO DIOSDADO GONZÁLEZ HABÍA DECLARADO SU HUELGA DE HAMBRE

Diosdado González, un preso político del llamado Grupo de los 75, se declaró en huelga de hambre el martes en solidaridad con su esposa, Blanca Alejandrina García de la Riva, quien permanece en ayuno desde el viernes en reclamo de la liberación de éste y otros 10 reos de conciencia.

Por Juan Carlos Chavez

Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla

García de la Riva, de 44 años, inició su protesta el pasado 28 de enero en su casa del poblado de El Roque, provincia de Matanzas.

"El gobierno cubano no ha respondido satisfactoriamente y no ha cumplido con los acuerdos'', indicó García de la Riva en una conversación telefónica con El Nuevo Herald. ‘‘Estoy muy decepcionada por la poca transparencia del proceso''.

González, de 48 años, está preso en el Combinado del Sur, en Matanzas, cumpliendo una sentencia de 20 años de cárcel. Fue uno de los 75 disidentes y periodistas independientes detenidos en una oleada represiva en el 2003, conocida como Primavera Negra. No acepta ser liberado a cambio del exilio en España.

García de la Riva instó a las autoridades cubanas y a los representantes de la Iglesia Católica a que retomen cuanto antes el tema de las excarcelaciones.

"El 18 de enero visité el Arzobispado y dejé una nota anunciando mi decisión de protestar. La prensa oficialista cubana no ha dicho nada, nadie dice nada. Hay falta de seriedad'', agregó.

Cuba ordenó la excarcelación de presos políticos del Grupo de los 75 tras una histórica negociación en julio entre las autoridades de la isla y la jerarquía de la Iglesia Católica cubana, representada por el cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana.

La mediación hizo posible la excarcelación de 40 presos de conciencia que fueron enviados a Madrid. Once se niegan al destierro y demandan ser liberados sin una licencia extrapenal. La gestión también contó con el respaldo del entonces ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos.

El proceso de liberaciones expiró el 7 de noviembre. Bertha Soler, esposa del opositor Angel Moya, preso en Combinado del Este, y vocera de las Damas de Blanco, dijo que es lamentable llegar a posturas extremas cuando existe un acuerdo de palabra y al más alto nivel para la mejora de las condicio- nes de los presos políticos, precisó.

"Sin embargo respetamos la decisión de cada persona y la apoyamos espiritualmente'', declaró Soler. "Ella es nuestra hermana de lucha y su huelga de hambre es a título personal por la liberación de su marido y todos los presos que han decidido quedarse en Cuba''.

En un comunicado de prensa, el Directorio Democrático Cubano, radicado en Miami, informó que el llamado de atención de García de la Riva ha provocado en las últimas horas un despliegue policial en los alrededores de El Roque, según testimonio de Alexander Aguilar Sosa, presidente del Partido Paz, Amor y Libertad.

‘‘Tienen tomada la salida del poblado para impedir que los hermanos lleguen a la casa a brindarle apoyo'', indicó el comunicado.


Última actualización el Sábado, 05 de Febrero de 2011 10:57
 
EL PLAN DE TRABAJO FORZADO EN ISLA DE PINOS: HISTORIA DE LOS QUE SE REBELARON CONTRA EL CASTRISMO PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 19 de Enero de 2011 23:48

Extraido de los archivos de jirones de la historia. Verdades que deben ser publicadas de vez en cuando para aquellos que tuvieron la dicha de no vivirlo, para que no lo oviden y para los que lo ignoran enseñarles la feroisidad de de los combatientes del 60. Y principalmente la de la resistencia del llamado presidio historico.
NOTA INTRODUCTORIA de
Carlos M. Calvo

Autor: Roberto Jiménez
Enero 19 de 2011

Yo sé que lo que voy a tratar de decir puede parecer ficción a los lectores honestos no informados o desinformados.
Los presos políticos cubanos, víctimas del régimen totalitario que impera en Cuba, estamos lamentablemente acostumbrados a no tener mucha audiencia ni lectores cuando hablamos de lo que padecimos o seguimos padeciendo. Pero no nos cansaremos NUNCA de decir nuestra verdad.
Esto es historia, nos duela a quienes nos duele, le pese a quienes les pese. Se trata de una innegable realidad que gravita sobre todos los cubanos y sobre todos los seres humanos de buena voluntad.

Los hechos:

El plan de trabajo forzado impuesto a los presos políticos del Reclusorio Nacional de Isla de Pinos que no habían aceptado el llamado "Plan de Rehabilitación", se desarrolló en los últimos años de ese penal (1964-1967 ) Puede afirmarse que el cierre del mismo se debió precisamente a la situación de creciente violencia creada por la implantación del propio plan y la generalizada y firme resistencia de los prisioneros al mismo, situación que gradualmente se había ido conociendo en el exterior y que se estaba escapando al control del régimen. Además, el principal objetivo del trabajo forzado, que era obligar a los presos a pasar al "Plan de Rehabilitación", fracasó por completo, ya que durante ese período disminuyó dramáticamente el número de los que dieron ese paso.

Oficialmente nombrado con el eufemismo de "Plan Especial Camilo Cienfuegos", aquella medida del gobierno castrista fue una genuina expresión del esquema totalitario de coacción y control que se imponía a toda la población de Cuba. En el caso del Presidio Político de Isla de Pinos, su implantación y mantenimiento durante años conformaron una etapa de represión máxima, durante la cual se sometió a los reclusos a un régimen de violencia extrema, masiva y sistemática, en que los golpes, los castigos personales y colectivos, las heridas, las mutilaciones, los desquiciamientos mentales y las muertes se convirtieron en rutina diaria; todo esto en medio de interminables jornadas de agotadores trabajos, en las peores condiciones de equipamiento y alimentación. Se impuso a la población penal una dinámica de tensión abrumadora que regía toda su vida cotidiana, dislocando el sistema de actividades que habían desarrollado los presos por su propia iniciativa para su superación espiritual, cultural y política. Sin embargo, esas actividades formativas pudieron recrearse en medio de aquel infierno, lo que contribuyó grandemente a mantener la integridad moral y el espíritu de resistencia.

Antecedente:

Pudiéramos decir que todo comenzó cuando un día, a fines de 1963, sin previo aviso ni explicación, varios grupos de prisioneros -campesinos en su mayor parte sobrevivientes de los primeros años de las guerrillas del Escambray y sus colaboradores- fueron sacados de las circulares para ser trasladados con destino desconocido. Por un tiempo no se tuvo noticias de la suerte corrida por ellos. Poco a poco se fueron recibiendo informaciones fragmentadas por los diversos canales, a veces inauditos, con los que suelen contar los prisioneros. Así supimos que los habían llevado a campamentos fuertemente custodiados en la propia Isla de Pinos, para que trabajaran en el campo. Esto sería conocido por todo el presidio como "El Plan Morejón", por el nombre del entonces jefe de la guarnición del penal, que estuvo al frente de aquel plan piloto de lo que ya estaban preparando para el penal completo. Las informaciones fueron haciéndose más completas hasta que, pasados ocho meses, los presos del "Plan Morejón" fueron traídos de regreso a las circulares.

En aquel experimento, inicialmente, la represión no fue intensa y se les proporcionó a los reclusos una serie de condiciones más favorables que las existentes en el penal, tratándose de manipular, además, su condición de campesinos, acostumbrados a rendir al máximo en las labores agrícolas, para obtener de ellos cierto grado de cooperación. Pero ellos respondieron rechazando las relativas "mejoras" que, según entendieron, viniendo de carceleros hasta entonces siempre hostiles, sólo podían estar encubriendo la intención de sobornarlos y distanciarlos de sus compañeros que habían quedado en las circulares. Tampoco aceptaron trabajar voluntariamente, y fue preciso que la guarnición se quitara la careta y los hiciera trabajar a la fuerza.

Cuando se extendió por el penal la noticia de todo lo sucedido y se supo que existían planes de implantar a toda la población penal un régimen de trabajo forzado, se manifestó un rechazo generalizado a esa intención del gobierno comunista, debatiéndose diversas posiciones, más y menos radicales, en cuanto a la forma de actuar cuando llegara el momento. Considérese que en toda la historia anterior de la República nunca los presos políticos habían sido obligados a trabajar para los respectivos gobiernos a los que se habían opuesto y no existía la disposición de hacerlo para el comunismo, aunque se sabía, por innumerables experiencias, que la falta total de consideraciones humanas del régimen aseguraba una represión sin límites.

Se trató de prever en lo posible las circunstancias en las que habría que resistir para determinar las tácticas y estrategias más adecuadas y viables, pero esto se hacía difícil por la diversidad de criterios y la poca información disponible. Los hechos irían configurando la magnitud del reto.

El comienzo:

En junio de 1964 da inicio el plan de trabajo forzado para todo el penal. De los cambios de impresiones y debates entre los presos de todas las circulares se había ido perfilando una estrategia general que pudiera ser seguida por todos y que con el paso del tiempo y los acontecimientos se fue perfeccionando. Surgió el concepto de: "resistencia pacífica", que se definió de manera que pusiera fuera de toda duda el carácter obligatorio del trabajo. Por primera vez en nuestra historia se planteaba y ponía en práctica tal concepto de lucha que, inspirado en los conocidos antecedentes de Mahatma Ghandi y Martin Luther King, era producto de un serio análisis de la realidad, tanto la impuesta por el régimen totalitario y sus claros objetivos de doblegar a toda costa el espíritu de lucha del presidio político, como la que se creó en el presidio por las diferentes posiciones asumidas por los prisioneros, que iban desde las más radicales y prácticamente suicidas, hasta las más moderadas.

Debe tenerse en cuenta que por entonces los presos estaban solos frente a toda la fuerza del Estado marxista, que ya había implantado un régimen de terror en Cuba, eliminando a sangre y fuego a casi toda la oposición y que actuaba con absoluta impunidad ante un mundo que, sólo con contadas excepciones, se mantenía indiferente ante los acontecimientos que tenían lugar en nuestra patria. Ante este cuadro complejo y difícil, los presos políticos cubanos de Isla de Pinos redefinieron y llevaron a cabo con responsabilidad, e ineludible sentido de realidad, la estrategia de una resistencia pacífica.

Desde el comienzo y durante toda esta etapa trágica del presidio político cubano, se destacó la intervención del Bloque de Organizaciones Revolucionarias ( B.O.R.), creado al efecto, que agrupaba a las principales organizaciones creadas en la clandestinidad para combatir al régimen desde posiciones nacidas en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista, pero nacionalistas y democráticas. El B.O.R., cuyos militantes constituían una parte mayoritaria y disciplinada de la población penal desempeñó un papel protagónico en el análisis y las definiciones que resultaron en la estrategia adoptada y también en la coordinación con los miembros no organizados y de otras tendencias políticas del presidio para la puesta en práctica y el mantenimiento de la misma.

Los primeros grupos de presos sacados a trabajar, estaban en el Edificio 6. Se resistieron, primero, a salir del mismo, haciendo necesario que los militares entraran a obligarlos, y desde ese momento cada paso y cada movimiento en el trabajo tuvo que ser forzado por la represión. Era sólo el principio, todavía se estaba experimentando de ambas partes.

Entre la población penal aún coexistían distintos criterios y aquellos primeros actos de violencia de la guarnición hicieron que un grupo de reclusos se negase a trabajar, estando dispuestos a enfrentar cualquier consecuencia. Estos presos fueron conducidos al pabellón de celdas de castigo, separado de las circulares y edificios donde se hacinaba a los prisioneros, que presenciaron, gritando violentamente desde las ventanas enrejadas, como los conducían a golpes y bayonetazos hacia aquella edificación y, después, cuando uno y otro día los sacaban para tratar de hacerlos realizar aunque sólo fueran pequeñas labores, como arrancar hierbas de los alrededores con las manos, pero ante sus reiteradas y firmes negativas, volvían a llover los golpes y bayonetazos, en medio de los gritos de protesta de los presos desde todas las ventanas del penal.

El objetivo de hacer trabajar ante todo el presidio a aquellos pocos hombres, fracasó rotundamente; sólo lograron que se enardecieran más los ánimos y se fortaleciera la decisión mayoritaria de resistir. Debemos mencionar en este momento el nombre de Alfredo Izaguirre Rivas -joven director de periódico nacional, cuya pena de muerte había sido conmutada momentos antes de ser ejecutado-, que jamás hizo un solo movimiento para obedecer aquellas órdenes de trabajar bajo los golpes a que fue sometido durante las interminables sesiones de castigo, y que mantuvo esa actitud, junto al también periodista Emilio A. Rivero, durante todo el tiempo que duró el plan de trabajos forzados de Isla de Pinos, por lo que permanecieron confinados en los pabellones de castigo hasta el final, junto a otros reclusos allí encerrados. Estos últimos eran presos que, también desde el inicio o en diferentes momentos a lo largo de la época del trabajo forzado, fueron adoptando la misma actitud de absoluta negativa al trabajo, siendo objeto de salvajes golpizas para terminar también aislados en las celdas de castigo.

Pabellones de Castigo:

Los pabellones de castigo de Isla de Pinos, aún antes del plan de trabajos forzados, ya eran conocidos entre los reclusos por la brutalidad conque se trataba a los que tenían la desdicha de ser enviados a ellos, pero a partir del "Plan Camilo"el despiadado trato se llevó hasta límites increíbles. En los pabellones de castigo murieron varios reclusos. Recordamos entre ellos a Francisco Novales, "Paco Pico", al que una bala disparada por el cabo Arcia Rojas le atravesó el corazón. Cuatro meses antes este mismo guardia había asesinado en pleno campo a Julio Tang. También en el pabellón fue dejado morir Roberto López Chávez en medio de una huelga de hambre.

A veces el castigo era más sofisticado, como cuando encerraban quince reclusos en una celda de tres metros por dos y no podían tirarse en el suelo a dormir porque no cabían acostados todos a la vez y tenían que turnarse para dormir; mientras un grupo dormía el otro se mantenía de pié, así noche tras noche, semana tras semana. Situaciones similares se presentaron en otras cárceles como la de Morón, Boniato, etc. Pero el récord de esto lo tienen las "gavetas"; estas celdas, aunque variaban en sus dimensiones, mantenían un patrón típico como instrumentos de tortura. Las situadas en la granja Tres Macíos cerca de Bayamo, medían cuarenta y cinco centímetros de ancho por ciento ochenta de largo por ciento sesenta de altura, y ahí obligaban a entrar hasta tres presos. No voy a entrar en detalles, vean el dibujo y dejo lo demás a la imaginación del lector.

El trabajo:

La misma intensidad de represión se aplicó a los bloques de trabajo que se constituyeron en todo el penal, en el que se hacinaban seis mil reclusos. Cada bloque agrupaba hasta doscientos hombres, divididos en cuatro o cinco brigadas, cada una comandada por un "cabo" armado de pistola soviética, bayoneta de Springfield o machete español de la marca "Gallito" o "Carpintero", y por supuesto de toda la impunidad de un régimen totalitario que nunca tuvo que rendir cuentas al mundo.

Salíamos a trabajar antes de que despuntara el alba, a veces después de la incursión violenta de los guardias en las circulares y edificios para "apurarnos", apenas terminando de consumir un poco de agua con azúcar caliente y un minúsculo pedazo de pan. En una de esas incursiones murió bayoneteado el primer mártir del trabajo forzado: Ernesto Díaz Madruga, en agosto de 1964. A manos de Porfirio García, el Jefe de Orden Interior.

Los reclusos eran conducidos al sitio de trabajo en camiones llenos hasta el tope, que en varias ocasiones se volcaron con el consiguiente saldo de víctimas, en esas circunstancias murió Jerónimo Sandía. Durante el recorrido eran escoltados por otro camión ocupado por los guardias que los custodiaban. Esos militares, armados con fusiles y una o dos ametralladoras calibre cincuenta, apoyadas en tierra, se convertían en el "cordón" que rodeaba a los presos una vez que llegaban al lugar de trabajo. Este cordón nunca no tuvo reparos para disparar a matar cada vez que los presos protestaron indignados por los abusos de que eran objeto.

Una vez en el lugar de trabajo ya fueran las canteras o los campos, se distribuían las brigadas, siempre dentro del perímetro controlado por el cordón, y empezaba la pesadilla. Esta situación se extendió por varios años en que la violencia dominaba todo. Se podría hablar también de las requisas, los castigos en "La Mojonera", que era el lugar donde iban a parar las aguas de albañal de la localidad; el capítulo de un libro que ni Dante fue capaz de imaginar. Pudiéramos seguir relatando muchas otras barbaridades que podrían parecer exageradas a quienes no han tenido que vivirlas y pálidas a quienes las sufrimos en carne propia. Podríamos hablar de todos los que murieron en el presidio o después, por las lesiones sufridas, de los mutilados, de los que enloquecieron, o de los que jamás podrán recuperarse de todo aquello. Pero hasta aquí es suficiente para una mirada.
Todos los militares que participaron en la aplicación del plan de trabajo forzado de Isla de Pinos, fueron ascendidos y como era de esperar un buen número de ellos terminaron como delincuentes comunes por delitos que cometieron posteriormente; esto no es de extrañar, pues el que es capaz de cometer las atrocidades que se cometieron en Isla de Pinos, es capaz de cualquier cosa.
Quienes hayan tenido la oportunidad de escuchar el audio de las comunicaciones de los pilotos castristas con su base mientras masacraban a las avionetas de Hermanos al Rescate habrán oído las voces de los esbirros que nosotros escuchamos tantas veces en la Seguridad del Estado, en Isla de Pinos y en otras prisiones. Son las mismas voces que hoy siguen escuchando en Cuba los presos políticos.
¡Los esbirros son siempre los mismos!

OTRO TESTIMONIO DE LA MISMA BARBARIE

Nota: Al leer el magnífico artículo escrito y divulgado por Roberto Jiménez sobre el Plan de Trabajo Forzado en Isla de Pinos me vino a la mento la idea de que sería bueno que todo aquel expreso que sufrió aquella barbaradiad deberia exponer su testimonio para que todo el mundo sepa del trato real que reciben los presos politicos bajo un regimen totalitario. A continuación va mi testimonio vivido en carne propia. Lo he llamado JIRONES DE NUESTRA HISTORIA, título bajo el cual pudieran publicarse todos los testimonios que surjan de aquella etapa tan horrible que nos tocó vivir. Favor de retransmitir.

Jirones de Nuestra Historia

Luis Israel Abreu:  trabajo  forzado en Isla de Pinos

Al dar inicio el Plan de Trabajo Forzado Camilo Cienfuegos de Isla de Pinos, a finales del año 1964, plan cuyo objetivo principal era obligar a los reclusos  a pasar para el Plan de Rehabilitación,  dividieron a los miles de presos políticos  que allí nos encontrábamos en bloques y brigadas de trabajo. A mí me ubicaron en un bloque de trabajo compuesto totalmente por estudiantes debido a que yo era  estudiante  también. El Bloque 19, que así lo llamaron, mantenía un gran nivel de con-ciencia  ya que al ser todos estudiantes era más fácil ponernos de acuerdo para resistir al trabajo forzado.

Primeramente nos llevaron a trabajar a las canteras de piedra de Isla de Pinos donde fuimos sometidos a todo tipo de atropellos para hacernos trabajar. Sin embargo,  no lograron romper nuestra resistencia al trabajo forzado lo que manifestábamos constantemente al trabajar y caminar a paso de jicotea. Todos los días regresábamos de las canteras con nuestros cuerpos magullados y ensangrentados por tanto golpe que recibíamos. Nuestra rebeldía llegó a tal punto que a los pocos días de estar trabajando el gobierno decidió no sacarnos más a trabajar hasta elaborar alguna  estrategia que lograra doblegar nuestra rebeldía.

A los cinco o seis meses de aquella inactividad, empezó a correr un rumor de que nos sacarían nuevamente y que para ello habían decidido poner al frente del Bloque 19 a un Teniente apodado "Girón" y al Cabo Carbonel,  más conocido como "Campeón" por lo fuerte que pegaba. El Teniente Girón venía precedido de gran "fama" y, según sus propios comenta-rios, nos haría trabajar por las buenas o por las malas. Desde la primera salida nos dimos cuenta de que el Teniente Girón era un asesino profesional y que estaba dispuesto a llevar las cosas hasta las últimas consecuencias. Lo primero que hizo fue cambiarnos de trabajo. En  vez de llevarnos nuevamente a las canteras, nos llevaron a arrancar yerba a los potreros, donde podrían aplicarnos todo tipo de tácticas sicológicas y brutales para hacernos trabajar. Nos pusieron a trabajar en una larga fila horizontal para que avanzáramos todos al mismo tiempo, mientras que él y el Cabo Campeón recorrían la hilera de presos encorvados dándonos planazos por las espaldas y pinchándonos con sus largas bayonetas. Al ver que ni con esto nos hacían correr mientras arrancábamos la yerba, el Teniente Girón cargó en sus brazos una ametralladora calibre 30 y, lanzando gritos como un loco, recorría aquel potrero dándonos golpes y amenazándonos con ametrallarnos. Aún cuando el Bloque 19 estaba aterrorizado, a nadie le pasaba por la mente acogerse al plan de rehabilitación. Todas las noches regresábamos al edificio sumamente golpeados y nos acostábamos pensando en la paliza del próximo día.

En la mañana del 2 de noviembre de 1965, mientras esperábamos en fila para empezar a arrancar la yerba con picos y palas, vimos cómo el Cabo Campeón se le abalanzaba encima a uno de los estudiantes más jóvenes, más débiles, con un palo en la mano, y lo golpeaba salvajemente. Ya para entonces, no importaba que trabajásemos. Lo que ellos querían era someternos por la fuerza al plan de  reeducación, no importando lo que rindiésemos en el trabajo. Yo no pude aguantar más tanto abuso y me acordé de aquel pensamiento de nuestro apóstol José Martí, que decía que "valía más morir de pie que vivir de rodillas". Me salí de la fila, clavé el pico en la tierra y le dije al Teniente Girón que yo no trabajaba más. Girón asombrado desenfundó su bayoneta para golpearme, pero en esos momentos vio que otro estudiante, Ricardo Vázquez Pérez, hacía lo mismo que yo, por lo que cambió su airado rostro por una expresión cínica y nos dijo que nos sentáramos a descansar para que luego siguiéramos trabajando. Se llevó al Bloque lejos, y al poco rato vino y se sentó junto a nosotros, tratando de convencernos para que volviéramos a trabajar. Le dijimos que como que ellos nos golpeaban aunque trabajáramos, preferíamos que nos golpearan sin trabajar. Al ver que no nos pudo convencer, envió al Cabo Campeón a la Dirección del Penal para que le orientaran sobre lo que debía hacer con nosotros. Las instrucciones no se hicieron esperar.

Al cabo de una hora, llegaron al potrero varios "jeeps" cargados de guardias, que se parquearon a unos 100 metros de donde nos encontrábamos. El Teniente Girón le quitó el afilado estilete a uno de los fusiles Lenin y lo tomó en la mano izquierda, mientras que en la derecha empuñaba su larga bayoneta. Campeón, mientras tanto, cortó un palo de una mata de guayaba y se aproximó amenazante a Ricardo. Ambos nos dijeron que corriéramos hacia los jeeps pero al ver que seguíamos caminando empezaron a golpearnos sin compasión. Girón hundía el estilete en mis muslos una y otra vez al mismo tiempo que me golpeaba en la espalda con el plan de la bayoneta que esgrimía en la mano derecha. Yo sentía la punta del estilete cortando mis carnes, y los planazos cayendo sobre mi espalda  pero no podíamos correr porque lo que ellos querían era que corriéramos para mostrar ante nuestros compañeros que teníamos miedo. Aún bajo la tremenda golpiza que me estaban propinando tenía ánimo para mirar hacia donde estaba Ricardo a quien golpeaban tan salvajemente como a mí, con aquel largo y flexible guayabo que se curvaba en sus espaldas, levantándole tremendos verdugones.

Al llegar al hospital, nos bajaron y nos hicieron caminar hacia la entrada sin importarles lo débiles que estábamos.  Pero para asombro de todos yo me negué a dejarme curar  alegando que ellos lo que querían era curarme para sacarme de nuevo a trabajar.  Según me dijeron posteriormente, yo tenía más de 80 piquetes en las nalgas y los muslos. Las heridas que necesitaron puntos  fueron más de 10.  Después de la operación, me ingresaron en una de las salas del hospital donde me encontré con Ricardo. Este tenía la espalda inflamada por tantos golpes recibidos.  A la hora de la comida nos negamos a ingerir alimento. Al preguntársenos que por qué no comíamos, les respondimos que ellos querían que comiéramos para seguir golpeándonos y que por lo tanto no volveríamos a comer hasta que nos sacaran del área de trabajo forzado. Después de cinco días sin ingerir alimento alguno nos trasladaron para el edificio con los demás compañeros para ver si ellos nos convencían de que comiéramos. Pero al continuar en nuestra postura de no comer nos trasladaron nuevamente para el hospital para amarrarnos y alimentarnos por la fuerza. Así, entre el hospital y el edificio donde estaban recluidos el resto de los estudiantes, transcurrieron entre 40 y 50 días  hasta que, una mañana, teniéndonos en el edificio subieron Girón y varios guardias más al  tercer piso donde  nos tenían acostados en sendos camastros. En forma amenazadora Girón se acercó hasta el camastro donde yo yacía y, dando un planazo en uno de mis brazos me ordenó que me levantara porque "hoy vas a trabajar de todos modos" me dijo.

Me tomaron entre varios guardias y me pusieron de pie en el trayecto que conducía a la puerta de salida donde miles de presos se arremolinaban montando en los camiones que los llevarían a los campos de trabajo forzado. Tambaleándome caminé hacia dicha salida y al llegar a donde estaba el camión que conduciría al Bloque 19 compuesto, como ya dije, de estudiantes, me negué a subir. El Teniente Girón les ordenó a dos estudiantes, a Arturo Moradiellos y al Chino Menéndez, que me subieran al camión, pero estos se negaron alegando que respetaban mi determinación a no trabajar. Con sus ma-chetes y bayonetas los golpearon cruelmente, pero ellos resistieron.  Finalmente tuvieron que subirme los propios guardias y depositarme acostado en la cama del camión.  Al llegar al potrero detuvieron al camión y mandaron a bajar a los estudiantes, mientras que a mí me bajaron los propios guardias y me depositaron sobre la yerba húmeda. Al resto de los reclusos se los llevaron  para dar inicio a la jornada de trabajo. Aunque yo permanecía con los ojos cerrados,  me di cuenta que el Cabo Campeón y algunos soldados más se encontraban parados junto a mí. De inmediato sentí una patada en el costado derecho mientras una voz tronaba a mis oídos diciéndome. "Arriba, levántate que vas a trabajar". Al no responder afirmativamente, el Cabo comenzó a virarme boca abajo mientras me bajaba los pantalones. Sentí  entonces que colocaba la punta de la bayoneta en  una de mis nalgas la que penetraba lentamente en mis carnes desnudas. Esto lo acompañaba con la frase de  "Arriba, bravo,  párate que vas a trabajar". Como que yo continuaba inmutable, con los ojos cerrados, empujó la punta de la bayoneta hasta que ésta chocó con el hueso de la cadera y un dolor sin precedentes laceró mis carnes. Noté que Campeón sacaba la bayoneta de mis carnes, y un profundo silencio siguió a su gesto. Yo estaba dispuesto a soportar aquello hasta las últimas consecuencias, pues presentía que ésa era la última prueba por la que tendría que pasar.  Estando en estas cavilaciones sentí nuevamente la punta de la bayoneta penetrando por la misma herida que me habían hecho  mientras que la gruesa voz de Campeón  tronaba: "¡Arriba, bravo, que vas a trabajar!".  Y eso fue lo último que oí, pues cuando la punta de la bayoneta chocó nuevamente con el hueso de mi cadera el Cabo Campeón, con la insensibilidad propia de un criminal profesional, le dio vuelta a la bayoneta dentro de la herida, perdiendo prácticamente el conocimiento. Cuando recuperé plenamente la conciencia me encontraba en una cama de la enfermería del penal después de haberme dado varios puntos en aquella enorme herida producida por la bayoneta de Campeón.

Después de esa cruel prueba me subieron nuevamente al camión y se dirigieron al edificio de donde me habían sacado, pero no para dejarme allí sino para recoger al otro recluso y gran amigo mío que plantó conmigo, Ricardo Vázquez Pérez, quien no tuvo que pasar por esta última prueba debido a su mal estado de salud. De ahí nos condujeron a los pabellones de castigo donde había una docena más de reclusos que habían "plantado" al trabajo forzado, entre ellos los periodistas Alfredo Izaquirre Rivas y el Dr. Emilio Adolfo Rivero Caro, los primeros que se negaron a trabajar. Este era el requisito principal que habíamos puesto para volver a comer. Que nos sacaran del área de trabajo forzado, no importaba para dónde.  En los pabellones, o calabozos de castigo de Isla de Pinos  nos tuvieron varios meses sin recibir visitas y sin ver la luz del sol, hasta que un día nos mandaron a recoger las pocas pertenencias que teníamos y nos  trasladaron para La Cabaña, prisión de terrible recordación, ya que en sus fosos habían sido fusilados cientos de cubanos por el único delito de querer libertad y democracia para nuestra patria. Nuestra estancia en la Cabaña no fue tampoco un lecho de rosas. Muchos jirones más de nuestra historia quedaron enredados en sus barrotes y húmedas paredes, que más adelante relataremos.



Última actualización el Jueves, 03 de Febrero de 2011 00:15
 
«InicioPrev2031203220332034203520362037203820392040PróximoFin»

Página 2036 de 2133