Por Erick Nogueira.-
Cuando en 1789 James Madison presento un grupo de Enmiendas a la Casa de Representantes,
proponiendo insertar unos Derechos específicos dentro de la Constitución de Los Estados Unidos, parte
de los cuales conformaron poco después lo que conocemos como el Bill of Rights, se creaban las bases
de una Sociedad Democrática. Norteamérica, naciente país independiente entonces, en donde crecía un
capitalismo con gran fuerza pero aun primitivo, aseguraba, muy acertadamente, que el Individuo y no
un grupo sectario, o de Poder, disfrutase de los derechos necesarios para la búsqueda del Felicidad y la
procuración de la existencia. La Libertad de Expresión, de Religión, de Asociación entre otros, los cuales
serán siempre los puntales de una Sociedad Libre, quedaron oportunamente incorporados para
consolidar La Ley Suprema. En particular, el Derecho a tener y portar armas, era una necesidad vital.
Además de surgir en reacción a las restricciones que venía imponiendo el Imperio Británico sobre sus
colonias, y como parte del movimiento de independencia, era el Oeste propiamente, el embrionario
sistema jurídico se mostraba aún insuficiente para acotar los conflictos humanos y la lucha Leviathánica
del hombre por el hombre.
Han transcurrido más de dos siglos y para satisfacción póstuma de los Padres Fundadores, y de muchos
de los que hoy aquí residimos, Estados Unidos es la nación más prospera del Planeta. Al margen del
universo de los indicadores económicos, de los cuales podríamos extraer múltiples y disimiles análisis, es
consenso general que desde principios del siglo XX aquellos que deciden emigrar, apuntan su brújula
hacia este gran País. Más no es perfecto, determinados aspectos son mejor llevados en regiones como
Escandinavia y el Canadá, por citar algunas. Pero a mi juicio, hay elemento que ha recibido justa critica
desde entonces y se ha agudizado en las últimas décadas, o peor, en los últimos años, la violencia. Hace
pocos días otro terrible tiroteo masivo tuvo lugar en Oregón. Como si un grupo de Padres, ya no
fundadores, pero si habitantes de esta gran nación, se hubiesen puesto de acuerdo para enviar a sus
hijos el día equivocado a la escuela. Horrible suceso. Urge actuar. Donde radica el error? Es prevenible?
Como podemos continuar defendiendo nuestra Democracia, tan necesaria, sin estar expuestos a que un
día sea alguno de nosotros, que también somos todos, quien reciba la espantosa noticia.
La posesión irrestricta de armas, y lamentablemente, en muchos casos armas de asalto, no es garantía
del sostenimiento de una Democracia, más un falso mito. Las Democracias, no están sostenidas porque
el Pueblo tenga armas, las Democracias se apoyan en las Instituciones que han sido creadas para
estructurarlas, en el respeto a la Constitución que en el caso del mundo libre, es el respaldo
fundamental al individuo y sus derechos, en los propios mecanismos de elección de los cargos públicos,
en las transacciones Económicas con base en el derecho a la Propiedad, en la Tradición que va
transfiriendo valores de una Generación a otra, por el simple hecho de que realmente funciona. Todos
son ingredientes de un Orden que automáticamente repele cualquier inicio de fisura, rechaza toda
propuesta que pretenda desapoderar a un Congreso o Parlamento e intente promover al Poder algún
candidato caudillista, extremo populista o creyente de un linaje superior. Este Orden ha protegido al
mundo libre por varios siglos y es pretensión de todos, quienes concebimos la Libertad en la cima de la
escala de valores, que continúe haciéndolo.
En el mundo hay países que ostentan diferente variantes de Democracia y la tenencia de armamento
por parte del individuo común es restringida, altamente controlada y en algunos casos prohibida. Léase,
la Gran Bretaña, o por ejemplo Australia, en donde se implementaron estrictas medidas tras la masacre
de Port Arthur en 1996 y el Gobierno logró sacar de circulación más de un quinto de todo el armamento
existente fuera del ejército, o el caso de Japón, donde un policía solo puede portar su arma durante las
horas de servicio activo. Es evidente, aunque la lógica individual lo contradiga, que la presencia de un
arma en cada casa no es garantía para no estar expuestos a una tragedia, las cuales generalmente
ocurren en nuestra ausencia. Es aún más evidente, la lógica histórica así lo indica, que la tenencia
“irrestricta” de armas no es tampoco determinante para evitar que una Democracia ceda y un Déspota
se apodere de una Sociedad Libre.
Los Tiranos no llegan por la fuerza, nunca ganarían entonces, sino, disfrazados de redentores de males,
con los bolsillos llenos de carisma para las mayorías. A menudo, ocurre en Sociedades que ya han
sufrido un quiebre de su Orden Constitucional. La Tiranía es un proceso posterior, que el Dictador va
alcanzando en medio de la confusión, el acorrale de la información, la tergiversación de la verdad y
finalmente la fuerza en nombre de lo que El cree que el pueblo desea. Una vez detectada, solo una
minoría sale a enfrentarla, podemos decir lo contrario hoy, pero el resto, armado o no, históricamente
queda a la espera. Port otra parte, el Opresor tampoco puede ametrallar a un pueblo entero, los
necesita, vive de ellos. No son las armas, a quienes El teme, sino a la repulsión y al rechazo masivo.
Los Caudillos no fusilan en público, no enfrentaría con tanques a su propio pueblo, a menos que sea
opción final y desesperada, por lo general necesitan permanecer en el Poder por la vía del consenso
sobre una mayoría engañada. Hitler, no consta que haya ametrallado a alemanes en Berlín, al menos no
en plena calle para imponer su nefasta locura. Stalin mandó Los Tanques Soviético a Praga en el 68’,
pero le hubiese costado mucho más decidir soltarlos en Moscú, sabemos que prefería eliminar a los
enemigos cercanos en Purgas ocultas. Castro se vio en peligro en el “Maleconazo” del 94 y escogió
presentarse acorazado por sus guarda-cuerpoenteros, en vez de enviar Katyushas a Galiano. De hecho, y
no creo sea secreto, que una verdadera movilización popular, gigante, pacifica, y replicada, sería
posiblemente la acertada fórmula de éxito para alcanzar una Cuba Libre y para ello resultaría mucho
más efectivo lograr una Unión verdadera y no precisamente acumular pistolas o granadas antitanques.
Tampoco podemos registrar masacres masiva, o públicas, o ambas, por parte de Dictadores de Derecha
como Trujillo en la Republica Dominicana y Pinochet en Chile. Examinando la Historia, El Fouché,
devenido falso Jacobino, también a conveniencia, vestido del “Metrallero de Lyon” (mitrailleur de Lyon),
es por suerte, un caso bastante aislado en la era moderna. Luego entonces, es Estados Unidos la
excepción? Será este lugar que nos ha acogido a todos, lugar en el cual vivimos hoy con orgullo muchos,
donde para defendernos de un Dictador tenemos que procurar que cada ciudadano porte un arma, o un
tanque y si es posible de asalto? No lo Creo.
En Cuba, por ejemplo, justo después del 59, los alzados se refugiaron en el Escambray, con armas, y con
el derecho a la libre elección que les asistía para deponer al naciente Régimen , fuera una u otra la razón
que los motivaba, fueron derrotados. Acaso Castro tenía un ejército particular o utilizó el ejército de
Congreso alguno para aplastar a los “bandidos”? Todos sabemos que No. Utilizó al mismo pueblo, la
parte que ignorantemente creía en EL. A esa porción, y lamentablemente no eran pocos, les habían
tergiversado la verdad y lo peor, creían que la solución a los males de un Estado o territorio está en
manos de un iluminado. El Pueblo sumido en la Barbarie y la excesiva credibilidad en ídolos, lideres, e
ideas rígidas. Pueblo, cuya capacidad de observación le estaba siendo extirpada.
Nosotros, los cubanos, en su mayoría, vivimos años en el Totalitarismo, conseguimos emigrar para ser
libres, para muchos, por primera vez, pero a veces parece que nos quedan residuos, que el daño no
estaba solo en el falso discurso, o el crimen cometido sobre aquel que decidió enfrentarse, sino también
sobre el modo con que realizamos el análisis, removamos ese lastre de raíz. Coincidir con un Partido
Político, en Democracia, no significa que estemos ciegamente de acuerdo con todo lo que de ahí
proviene. Simpatizar, en Democracia, con un conjunto básico de ideas destinadas a mejorar un país
Libre, y evitar que retroceda, no implica relegar de la razón. Seamos Republicanos o Demócratas,
ejerzamos el derecho a escoger, seamos libres, pero nunca irracionales.
En estos días, en el mismo país que mucho admiramos, por la fortaleza de su Economía, por su
grandiosa Constitución, por ser escenario verdadero de la igualdad de oportunidades, es a su vez teatro
de tragedias sin sentido y más recientemente, con una frecuencia espantosa. El individuo, por derecho,
posee armas, así fue instituido desde el principio, en defensa de la existencia. La razón asistió
oportunamente para proveer al hombre de un medio como resguardo de lo primordial, estar vivo. Pero
no se supone que lo que una vez fue aprobado para protegernos, hoy se vuelva cada vez más en nuestra
contra. Es evidente, que No es en defensa de la Democracia para lo que están siendo utilizadas esas
artefactos letales, hoy protagonistas de masacres acometidas por locos, con entrañas de asesinos, o
viceversa, y que lamentablemente continúan. Puede que la solución este en enmendar hoy lo que una
vez pareció incuestionable. Puede sea factible, que se apruebe una Ley que prohíba la venta de armas
de asalto, y similares, donde solo quede lugar para pequeñas y restringidas a individuos rigurosamente
evaluados. Algunos propondrían incluso, eliminar el derecho de portarlas. Apoyo que la mayoría decida.
Acción hay que tomar. Es el turno de América. Es inconmensurable el dolor que deben sentir los
familiares de las víctimas. Muy probable no encontremos modo alguno de imaginarlo. Educar mejor,
magnifico, pero lleva tiempo. A cuantas tragedias estamos de ese momento. Sin contar con que los
trastornos psíquicos están llamados a concurrir siempre. Tenemos que hacer en Pro del bien común,
incluso cuando tales medidas no representen lo que personalmente preferimos. No olvidemos que lo
primario es Existir, y procurar que existan nuestros hijos. Sin ellos, sin nosotros mismos, de que nos
sirve la Democracia. |