Chávez y la trampa que se avecina |
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Escrito por Indicado en la materia
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Lunes, 27 de Agosto de 2012 09:08 |
Por Carlos Alberto Montaner.-
Parece inevitable que Henrique Capriles sacará muchos más votos que Hugo Chávez en las elecciones del 7 de octubre próximo en Venezuela. La última encuesta de Consultores 21, una empresa extremadamente fiable, arroja un empate real entre ambos candidatos. Chávez aparece con 45.9 por ciento de los votos y Capriles con 45.8. La tendencia de Chávez es a declinar. La de Capriles es ascendente. Pero hay otro dato clave medido por Alfredo Keller, un prestigioso escudriñador de la opinión pública: entre un 16 y un 20 por ciento de los encuestados tienen miedo y ocultan o tergiversan sus verdaderas intenciones de voto. Le temen, naturalmente, al gobierno, no a la oposición.
Como me dijo Eric Ekvall, un notable asesor político que hace años llegó a Venezuela en el equipo de Joe Napolitano, el mejor estratega de campañas que se recuerda (el de John F. Kennedy) y allí se quedó: “el Flaco Capriles se ha convertido en un candidato extraordinario. Donde llega, arrasa. Tiene el impacto emocional de un rock star. Transmite una imbatible imagen de juventud, seguridad y decencia. Chávez, en cambio, está física y políticamente agotado. Después de 14 años de mentiras ya no le creen nada. El incidente de la hidroeléctrica en el que los obreros lo callaron con sus gritos ante las cámaras de la televisión es todo un ejemplo de la verdadera percepción popular”.
Tiene sentido. Los venezolanos poseen razones para sentirse profundamente insatisfechos con la minuciosa incapacidad de Hugo Chávez. Cuando se les pregunta cuál es el principal problema del país, de forma casi unánime responden que es “la inseguridad”. Durante la presidencia de Chávez han muerto violentamente muchos más venezolanos (150,000) que soldados norteamericanos en las guerras (sumadas) de Corea, Vietnam e Irak.
Los asesinatos, secuestros express y extorsiones forman parte de la aterrorizada vida cotidiana de los venezolanos. ¿Cómo la sociedad puede sentirse protegida si en las cárceles, un universo cerrado y supuestamente controlado por el gobierno, las bandas de matones, sin duda asociadas a la policía, se enfrentan con armas largas y dejan 26 muertos en sólo una batalla? Eso no es un país, sino un matadero.
“El problema –me sigue diciendo Eric Ekvall– es que el gobierno de Chávez no va a reconocer la victoria de Capriles. Prepara un fraude monumental basado en la manipulación de las computadoras. Hay dos millones de votantes virtuales, realmente inexistentes, que pueden distribuir a su antojo la noche de las elecciones, como ya hicieron en el referéndum revocatorio del 2004. Esa consulta la perdió Chávez 59 a 41, pero sus técnicos invirtieron los resultados. Las elecciones por computadoras son el medio ideal para cometer fraude”.
Inmediatamente, me entrega un ejemplar del número de noviembre de 2011 de la prestigiosa revista académica norteamericana Statistical Science. Trae seis impecables y convincentes estudios de matemáticos y físicos de primer rango universitario que demuestran por qué y cómo, realmente, Chávez perdió esa consulta (que le costaba el poder), pero alteró los resultados para continuar mandando contra la voluntad democrática de sus compatriotas. El fraude se comete en el Registro Electoral. Mientras en la última década la población ha crecido un 14 por ciento, el Registro Electoral lo ha hecho un 58. Ahí se cocina la trampa.
La manera política de “vender” el fraude, de acuerdo con la opinión de este experto en procesos electorales, la inventó el PRI mexicano hace muchos años. Primero, unos encuestadores contratados para esos fines innobles presentan ciertos resultados falsos que “demuestran” la abrumadora preferencia de los votantes por Chávez. Segundo, el aparato de propaganda del gobierno machaca a la opinión pública con esa información, mientras una serie de mensajeros de alto rango salen a comunicar los resultados previstos a todos los centros de poder internacionales. Tercero, los resultados de los comicios se ajustan a las previsiones. Ya no hay shock cognitivo que despierte sospechas. Ocurrió lo que, supuestamente, afirmaban las encuestas.
“¿Hay manera de evitar esa estafa monumental?”, pregunto. Ekvall me responde tajantemente: “sólo si Capriles logra reclutar 200 000 activistas dispuestos a custodiar permanentemente los resultados de las 150 000 máquinas de votar, y si él, sus partidarios y las instituciones que lo apoyan, están dispuestos a no dejarse robar las elecciones a ningún precio, cualquiera que sea el sacrificio que haya que realizar. No estoy seguro de que logre reclutar esa masa de activistas. Capriles tiene votantes y simpatizantes, no militantes duros y decididos”.
Ése es el panorama. Dios coja confesados a los venezolanos.
Periodista y escritor. Su último libro es la novela La mujer del coronel.
www.firmaspress.com
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El show de Correa con Assange |
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Escrito por Indicado en la materia
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Viernes, 24 de Agosto de 2012 09:20 |
Por Andres Oppenheimer.-
“Mientras el presidente populista de Ecuador Rafael Correa intensifica su ofensiva internacional para dar asilo político al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, un conocido periodista ecuatoriano que está pidiendo asilo político en Estados Unidos tiene algunas interesantes perspectivas sobre los motivos que hay detrás de este último show mediático del presidente de su país.
Emilio Palacio, ex columnista estrella del diario ecuatoriano El Universo y autor del libro de próxima aparición titulado “El periodista de los 80 millones”, dice que la campaña de Correa a favor de Assange no tiene como propósito único reparar su imagen como el enemigo número uno de la libertad de prensa en Ecuador, sino que también es parte de su ofensiva propagandística para ganar espacios políticos en el campo de la izquierda radical latinoamericana.
Según Palacio, Correa sospecha que el presidente venezolano Hugo Chávez y el líder histórico cubano Fidel Castro morirán pronto, y está tratando de proyectar su propia imagen internacionalmente para convertirse en el nuevo líder del ALBA, el bloque de países actualmente liderado por Venezuela.
Palacio es uno de varios periodistas ecuatorianos que han sido víctimas del ataque sistemático de Correa a la libertad de prensa en Ecuador, según los principales grupos de defensa de la libertad de prensa —incluyendo el Comité de Protección de Periodistas, Human Rights Watch y la Asociación Interamericana de Prensa.
Correa, bajo cuyo gobierno se han cerrado varios medios y que ha impulsado medidas para limitar a los medios independientes, presentó una demanda por $80 millones y tres años de cárcel contra Palacio y tres directores de El Universo, por una columna en la que Palacio llamó “dictador” al presidente.
Un juez ordenó que los acusados pagaran $40 millones, y Correa luego perdonó a los cuatro. Palacio, sin embargo, está pidiendo asilo político en Estados Unidos porque tiene otro juicio pendiente de un canal de televisión oficialista de Ecuador financiado por Venezuela, y teme por su seguridad si regresa a Ecuador.
En una entrevista, Palacio reiteró su afirmación de que Ecuador es una “dictadura”. Agregó que Correa está tratando de aparecer en los titulares para eclipsar su imagen de pupilo de Chávez y Castro. Nunca le gustó haber sido tratado como un líder de segunda línea por Venezuela y Cuba, señaló.
Cuando Correa asumió la presidencia en el 2007, Chávez se refirió a él como “este muchacho”. Y Cuba siempre consideró a Correa como un aliado errático, al punto de que Correa visitó la isla cinco veces, pero sólo en una ocasión se le concedió una visita oficial, dice Palacio. Presintiendo que pronto podría haber un vacío del poder en el ALBA, Correa ha aumentado su activismo internacional en los últimos meses, afirmó Palacio.
En abril, Correa acaparó los titulares durante la Cumbre de las Américas de los países latinoamericanos con el presidente Barack Obama, en Cartagena, Colombia, al boicotear el evento. En junio, Correa fue el único líder extranjero que se presentó en la reunión anual de cancilleres de la Organización de Estados Americanos en Cochabamba, Bolivia.
… Palacio se excedió un poco al calificar a Correa como un “dictador”. Por ahora, Correa es un aspirante a dictador, o un presidente narcisista populista que está utilizando demasiadas energías para acaparar poderes absolutos, y demasiado pocas para mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos. Ecuador puede terminar siendo una dictadura como Cuba, pero todavía no lo es.
Pero lo que dicen Palacio y otros no justifica los ataques de Correa contra la prensa. Como bien señaló recientemente Tim Padgett en la revista Time, Obama es atacado a diario por críticos que aseguran —contra toda evidencia— que no nació en Estados Unidos, y sin embargo el presidente de Estados Unidos no se dedica a clausurar Fox News, o a demandar a columnistas críticos.
Palacio tiene razón al ver la cruzada de Correa para presentarse como un campeón de la libertad de expresión como una hipocresía. El solo hecho de que Correa diga que le ha concedido asilo a Assange en Ecuador —un país con un sistema de justicia cada vez menos independiente— porque supuestamente no gozaría de suficientes garantías de que recibirá un trato justo en Suecia, un país cuyas instituciones están entre las más sólidas del mundo, es algo digno de risa”.
Extracto del artículo publicado por el diario Nuevo Herald |
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Venezuela, HCF vs HCR: Una campaña de Contrastes |
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Escrito por Tomado de INFOBAE
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Jueves, 09 de Agosto de 2012 09:19 |
Por Leonardo V. Vera.-
Desde hace tres semanas Venezuela es centro de una campaña electoral como muy pocas veces se ha visto en el marco de las competencias electorales de un país suramericano. Entre Hugo Chávez Frías (HCF) y Henrique Capriles Radonsky (HCR) presenciamos dos estrategias de campaña tan disímiles que cualquiera podría pensar –no sin un dejo de ingenuidad- que alguien en esta carrera debe estar desintonizado ó ciego, o quizás impedido de hacer una lectura precisa del país que tiene al frente y al que requiere llegar y cautivar.
(Especial para Infolatam).- No es el caso, desde luego, pues a decir verdad en el marco de las competencias electorales, no hay una “estrategia de campaña óptima”. El éxito puede cosecharse de múltiples maneras pues el elector no es una masa compacta y rara vez es portador de un imaginario político homogéneo, inmutable y conocido en todos sus contornos. Por lo demás, las condiciones iniciales y las restricciones a las que se enfrenta cada candidato casi nunca son las mismas, e incluso las fortalezas (o las ventajas competitivas) tanto como la escala de valores de cada contendor también suelen ser diferentes.
Por eso es factible observar a HCF insistir en una campaña apuntalada en la polarización, en tanto que HCR reclama la convivencia y los puntos de encuentro nacionales. En efecto, para HCF el escenario político está reducido a la existencia de dos bloques que, desde su óptica, son irreconciliables: los patriotas y los enemigos de la patria. Como muy bien señalan algunos analistas, en el esquema de HCF el miedo es el gran factor de articulación, pues generando miedo los enemigos se desmovilizan en tanto que los aliados llevan a su espalda el mandato y la responsabilidad de frenar la amenaza de triunfo de los antipatriotas.
En contraste HCR pregona el encuentro y la reconciliación desde una perspectiva que pone el acento político de su discurso más en lo que nos une como país, y no en lo que nos separa. En cada contendor hay una lógica de triunfo. Para HCF, quien cuenta con el más importante movimiento político del país (el PSUV), la tarea es aglutinar las fuerzas ya construidas y conducirlas con motivación a la defensa de su proyecto político. Para HCR el reto está en romper la fragmentación, ganando la confianza de aquellos que aun sintiendo una tibia simpatía por la revolución chavista, experimentan ya fatiga y frustración.
Cada uno apunta a un pedazo de una implacable dualidad que hoy día retrata al venezolano frente a la historia. En una de estas facetas, el venezolano concibe su existencia como un mero acto de supervivencia al interior de un sistema de reparto sin conexión alguna con el futuro. En otra, se proyecta y se pregunta por el futuro con angustia y fundadas reservas.
HCF es el pasado y el presente. Es el sistema y la realidad de una oferta conocida. Su oferta es llenar las alcancías y las carencias más básicas ó frívolas, prolongando la orgia de reparto y de consumo de la renta petrolera. En el proyecto chavista no hay futuro, pues el país por esa vía va embalado a convertirse en un retrato vivo del enclave petrolero y comercial de la época del General Gómez. La mera diferencia, es que ahora somos un país urbano asechado por una acentuada ruptura de la convivencia social. En su otra faceta, el venezolano intenta mirar hacia delante y vislumbra algo malo en su futuro.
Después de todo, no es el reino de la justicia, del respeto por la vida y la cohesión social lo que ve a su alrededor. En contraste, ve en su economía más deudas y menos empleos productivos y no hace falta ser muy ilustrado, o reclamar la videncia del oráculo, para saber donde termina esa historia. HCR apunta hacia el futuro, con todo lo bueno, lo malo y lo incierto que ello implica. No tiene renta que repartir, y por eso su marcado y decisivo afán por hablar del futuro, por reclamar la atención y la apuesta de los electores a la construcción de un país más promisorio.
HCF ha comenzado la campaña después de una táctica retirada pública, donde siempre fue el protagonista. Ahora regresa convaleciente de una enfermedad con desconocido desenlace y sus frecuentes apariciones, en “cadenas” de alcance nacional (y transmisión obligatoria), muestran lo ceñida que está su candidatura al uso intensivo de los medios de comunicación audiovisuales, donde el gobierno se ha hecho fuerte a lo largo de los últimos años.
Su contrincante no tiene el mismo acceso a los medios, pues el sistema nacional de medios públicos, donde sólo se hace visible la acción del gobierno y donde la oposición es sistemáticamente estigmatizada, controla el 50% del espacio radioeléctrico VHF con 5 televisoras de alcance nacional. Las televisoras privadas (con honrosas excepciones) han tomado la opción de “no molestar” al gobierno. HCR ha decidido entonces caminar con la gente. En los primeros 15 días de campaña visitó 53 pueblos en kilométricas caminatas, donde la gente se aglutina para oír y ver con curiosidad al que ahora llaman “el flaco”. Él promete infatigablemente recorrer el país de palmo a palmo, y sus incursiones son, a decir verdad, cada día más multitudinarias.
HCF no tiene restricciones para usar con ventajismo los recursos del Estado. En tan sólo unos días de campaña empleados y obreros de la administración pública han sido asediados y obligados a pagar un tributo (un día de salario) para la campaña del PSUV. Los empleados de la corporación eléctrica del Estado (Corpoelec) han sido desplegados nacionalmente para colgar pendones, y los diputados Miguel Ángel Rodríguez (Independiente) y Elías Matta (UNT) advirtieron, hace unos días, que cerca de 1.400 millones de Bs. (325 millones de dólares) aprobados por la Asamblea Nacional como recursos adicionales para el presupuesto de los Ministerios de Información y de Agricultura y Tierras, son en realidad para hacer proselitismo.
No sin alguna razón hay quien ha dicho que la campaña de HCR no es contra HCF sino más bien contra el Estado venezolano. En contraste HCR y su comando de campaña han debido apelar al ingenio. HCR ha pedido más bien el aporte voluntario y por eso grupos de jóvenes han organizado durante varios días feries de ventas de comida, ropa, y de artículos infantiles, de bisutería y decoración a la ancho de todo el país.
El contraste no puede ser más elocuente cuando se analiza la oferta pública que concretamente hace cada candidato. HCF ha concentrado su gestión en los últimos meses en un rápido e improvisado plan de ejecución y provisión de viviendas para familias de bajos recursos, así como en un atractivo programa de equipamiento de las mismas. La Gran Misión Venezuela, que es el programa bajo el que se coordina la construcción de viviendas, ha tenido a su disposición, según la ONG Transparencia Venezuela, cerca de 19.000 millones de dólares y ha construido cerca de 228 mil viviendas desde el año 2011.
En paralelo el gobierno de HCF ha desarrollado, con un préstamo del gobierno chino (por un monto en Yuanes equivalente a 10.000 millones de dólares), el programa “Mi Casa bien Equipada”. El programa consiste en comprar (con la línea de crédito en yuanes), equipamiento del hogar, como neveras, cocinas, lavadoras y aires acondicionados, a la multinacional china Haier, para luego ser vendidos en ferias comerciales y en la cadena de hipermercados del gobierno, a precios sin aranceles y con facilidades crediticias. Semejantes programas de provisión de “bienes privados” y a esa escala no se conoce en país Latinoamericano alguno. El mayor de los escándalos es endeudar al país para promover el consumo.
HCR no tiene nada que ofrecer al respecto. Su oferta está atada a un discurso y su discurso está centrado en la necesidad de mejorar la seguridad pública, la salud y los hospitales, la calidad y el alcance de la educación, la infraestructura eléctrica y vial del país, todos en esencia “bienes públicos” ¿Cuánto pesa en la valoración de los venezolanos cada una de esas cestas de bienes? Difícil saberlo. Pero vale hacer estar reflexión: De nada me sirve “mi casa bien equipada” cuando al abrir la puerta y dar un paso al frente me encuentro en el infierno. |
Última actualización el Jueves, 09 de Agosto de 2012 09:24 |
La Dictadura Institucional en Bolivia |
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Escrito por Indicado en la materia
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Viernes, 15 de Junio de 2012 13:53 |
Por Pedro Corzo.-
Un discurso populista y una política de desestabilización sistemática contra los gobiernos democráticos, hicieron posible que Evo Morales ganara la presidencia e impusiera en poco tiempo una dictadura institucional en Bolivia.
El diputado Morales y ex candidato presidencial, es un líder cocalero que supo asociarse a factores nacionales que le asistieron en sus planes de conducir a Bolivia a la ingobernabilidad, pero lo qué le resultó beneficioso, fue su asociación con Hugo Chávez que le facilitó recursos para mantener los agitadores de oficio que condujeron al país al caos y la dictadura de los hermanos Castro, que le transfirió información y conocimiento necesario para lograr sus fines.
Las marchas, contramarchas y la violencia que promovía Morales colocaron a la nación al borde del abismo. Una fuerte campaña contra los partidos políticos y las figuras publicas, erosionaron el control del ejecutivo lo que determinó que el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada renunciara y que su sucesor, Carlos Mesa, hiciera otro tanto.
Morales no perdió tiempo, aprovechó el vació de poder y el peligro que enfrentaba el país de padecer una guerra civil, para presentarse como el salvador de la nación y ganar las elecciones de diciembre del 2005.
Sin embargo su promesa de refundar el país debió alertar a los electores, porque cuando un iluminado considera que hay que partir de cero y construirlo todo de nuevo, la experiencia ha demostrado que es en realidad un autócrata que busca imponer su voluntad sobre los derechos de los otros.
El flamante mandatario apresuradamente se sumó al exclusivo grupo que promueve el Socialismo del Siglo XXI por medio del despotismo electoral. Propuso y logró la aprobación de una constitución que permite la reelección consecutiva por una sola vez, no obstante ya se proyecta reformar la cláusula para que se presente en los comicios del 2014, como es ya tradicional entre los gobernantes que integran la Alianza Bolivariana de Las Americas.
La continuidad en el gobierno junto a una constante campaña de descrédito de los partidos políticos, de los liderazgos públicos emergentes, amenazas y chantajes a las clases productivas y el control e intimidación de la prensa, le permite a Morales disfrutar de más poder que ningún otro mandatario electo en la historia del país, a la vez que cuenta con la posibilidad de perpetuarse legalmente en la presidencia sin tener que recurrir a un golpe militar.
La unidad y el respeto ciudadano prometido por Morales se transformó en sectarismo y persecución a los enemigos políticos, en consecuencia el numero de exiliados y presos políticos no tiene precedentes. El derecho a disentir es reprimido y el sistema judicial es una herramienta a disposición del mandatario.
Por otra parte el presidente al igual que sus pares del ALBA, ha iniciado una campaña de nacionalismo extremo en la que el enemigo escogido fue Estados Unidos, a la vez que instrumentó una estrecha alianza con Venezuela, Cuba e Irán.
Las Fuerzas Armadas han perdido mucho de su independencia. Miembros del Alto Mando Militar y de la Policía Nacional violaron los artículos 245 y 251, que prohíbe a militares y policías realizar actividades políticas, cuando asistieron al ultimo congreso del Movimiento al Socialismo.
Los militares cuyo predecesores vencieron a las guerrillas invasoras que patrocinó el gobierno de Cuba, han usado la consigna castrista de Patria o Muerte, una afrenta a los soldados que murieron combatiendo a Ernesto Guevara.
En la apertura del congreso partidario Morales fue sincero y dijo: "Los antimperialistas, los anticapitalistas, los antineoliberales hemos llegado al Palacio no como inquilinos, llegamos para siempre, y eso hay que debatir ahora en nuestro congreso".
Sin embargo a pesar del control político y la ausencia de prácticas democráticas en las instituciones de la nación y la sociedad, Morales no ha logrado establecer el control que necesita para perpetuarse en el poder, porque en alguna medida está recogiendo el fruto de las tempestades que sembró durante los gobiernos que le precedieron.
Las propuestas de Morales están sufriendo un serio desgaste, lo que ha motivado que en el Partido se hayan producido deserciones, entre ellas la de uno de sus fundadores, el ex líder minero Filemón Escobar.
Amplios sectores de la sociedad critican los niveles de corrupción, la presencia del narcotráfico, los abusos de autoridad, el sectarismo, y hasta numerosas comunidades indígenas manifiestan su rechazo al gobierno, porque este no ha sido capaz de resolver sus problemas.
Morales el justiciero, es otro fraude mas del Socialismo del Siglo XXI.
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