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Latinoamérica Fidelochavista


Marxistas de la nueva era PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 30 de Diciembre de 2012 14:36

Por Rubén Darío Acevedo Carmona.-

La patética imagen del designado sucesor del caudillo venezolano invitando a la multitud a rezar un padrenuestro por la salud de Hugo Chávez da para más de una reflexión. Si no fuera porque el canciller y vicepresidente Nicolás Maduro es, según se ha dicho y proclamado, un marxista, convencido defensor del sistema comunista, no tendríamos por qué estar sorprendidos. Pero resulta que el inspirador y creador de la doctrina comunista, Carlos Marx, en muchos de sus textos atribuyó a las creencias religiosas y a la religión el carácter de “opio del pueblo”, es decir, de factor de adormecimiento de la conciencia de clase que obstaculiza el descubrimiento de las injusticias generadas por la esclavitud capitalista y que, por tanto, retrasa la revolución proletaria.

Marx también renegó del nacionalismo, del caudillismo y de muchas otras creencias y prácticas de la sociedad capitalista. Buena parte de sus ideas fueron convertidas en axiomas y dogmas incuestionables, hasta el punto de adquirir connotación de nueva religión con su propio paraíso al que se llega, también, después de atravesar duras pruebas y sufrimientos.

Una de sus ideas seminales estipulaba que la revolución socialista, estadio de transición hacia la sociedad sin clases y sin estado, el comunismo, se daría en las naciones más desarrolladas desde el punto de vista capitalista. Otra decía que la revolución sólo podría ser producto de la movilización organizada de las masas populares dirigidas por la clase obrera y su partido político, el comunista. Marx se destacó por su implacable crítica a los anarquistas y terroristas que descargaban todo principio de acción en un grupo de expertos o dirigentes osados que pretendían, a través del complot o del golpe de Estado, remplazar a los trabajadores y realizar lo que a estos correspondía. Los llamó aventureros.

Aunque a muchos marxistas les cuesta trabajo reconocerlo, Lenin y su guardia bolchevique fueron los primeros revisionistas del marxismo. La revolución rusa la comandó un grupo destacado, minoritario, pero muy disciplinado del partido obrero socialdemócrata. Como el socialismo se puso en ensayos en un país semifeudal y el más atrasado del mundo capitalista, Lenin hubo de modificar la doctrina original. La revolución socialista tendría lugar en el eslabón más débil de la cadena capitalista y no necesariamente en los países más desarrollados.La Europa capitalista quedó a salvo.

A la muerte de Lenin, su sucesor, el más experto en conspiraciones y en el trabajo de zapa, soterrado y manipulador, José Stalin, tiró por la borda todo el edificio antirreligioso del marxismo al canonizar a Lenin. Lo momificó con claros fines de culto al héroe y mártir de la revolución proletaria. Lenin alcanzó dimensión sagrada. Un santo para la posteridad, puesto al servicio de la legitimación del nuevo dictador que a su vez se proclamó el primer y más fiel leninista de la historia.

Con el paso de los años y el auge de las revoluciones comunistas en el Tercer Mundo, el carácter religioso del marxismo se hizo cada vez más explícito. Claro que eso tenía por fundamento la idea no secular de un lugar promisorio muy parecido al edén bíblico del cristianismo, pero en este caso, terrenal. Un mundo de felicidad, sin hambre, sin gobiernos, sin desigualdades, el principio de la verdadera historia se decía en el Manifiesto Comunista de 1848.

En China, Mao fue considerado un dios, igual ocurrió con otros dirigentes comunistas sobre los que se adelantó un  vasto operativo de propaganda que les creó aureola de inmortalidad. El culto a la personalidad, impensable en el marxismo decimonónico, llevó a una actitud todavía más grotesca y retrógrada: el establecimiento de dinastías, como en Corea del Norte donde el “sol rojo”, el “Invencible” Kim Il Sung, le delegó el trono a su hijo y este a su vez al jovencito de 25 años que juega a fabricar cohetes nucleares. En Cuba, Fidel Castro, un nacionalista, se convierte en jefe del comunismo isleño, desbaratando otro principio esencial del marxismo: ser adverso a los nacionalismos. Hoy lo mantienen vivo como Cid Campeador para evitar el derrumbe total del sistema

Ahora, en la Venezuela, roja rojita y cada vez más cercana al fracasado experimento cubano, los marxistas ateos convocan a rezar por la salud de su comandante, que antes de irse al quirófano, y con gesto calculado besando el crucifijo de Cristo, designó, cual monarca, un sucesor para salvaguardar y continuar su pretendida obra milagrosa.

Este comunismo de hoy en día, víctima de la globalización –saludada por Marx- y del poder de las multinacionales, incapaz de derrotar el diablo neoliberal, se camufla para sobrevivir. Ya no habla del proletariado como vanguardia de la revolución ni de su dictadura ni reivindica la lucha de clases. Prolonga su poder por medios dinásticos, tiene su santoral, y reza, porque ya no piensa que la religión es el opio del pueblo y quiere ganar el cielo.

Tomado de INFOBAE

 
Golpe de Estado PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 30 de Diciembre de 2012 13:38
Por FERNANDO OCHOA ANTICH.-

No tengo la menor duda. El oficialismo intentará conservar el poder por cualquier medio, incluyendo un golpe de Estado. Es posible que intenten violar flagrantemente la Constitución Nacional utilizando alguna de las tantas triquiñuelas jurídicas de las que nos tienen acostumbrado o en caso de no ser posible ese camino, sencillamente utilizarán la fuerza de manera descarnada. La justificación ética es la de siempre: preservar la revolución, como si esa palabra pudiera justificar todos los abusos de poder a que la camarilla gobernante ha sometido a Venezuela desde que alcanzaron el poder. He llegado a esta conclusión después de analizar detalladamente un conjunto de hechos que han venido ocurriendo en estos días con motivo a la  grave enfermedad que enfrenta Hugo Chávez.

El primer hecho, es la ausencia del presidente de la República. Nadie conoce con precisión el estado de salud de Hugo Chávez ni quién ejerce sus delicadas funciones, ya que el vicepresidente no se ha juramentado para ejercer funciones de encargado del Poder Ejecutivo. Esta situación tan delicada surge por no haberse declarado la ausencia temporal del jefe del Estado como lo establece la Constitución Nacional y es lo que obliga a Nicolás Maduro a mentirle, una vez más, a los venezolanos al decir que había conversado con Hugo Chávez:, por más de veinte minutos, sobre distintos problemas de gobierno. Todo el mundo sabe que si  esto hubiese sido verdad, sus palabras habrían sido transmitidas, sin límite de tiempo, por Venezolana de Televisión y por Telesur.

El problema se agrava al finalizar el período presidencial el 10 de enero de 2013 y tener la obligación el presidente electo de la República de juramentarse para el nuevo período presidencial. Estoy convencido que Hugo Chávez no podrá hacerlo. No voy a entrar en disquisiciones jurídicas. El artículo 231 y 233 no requieren de interpretación alguna. El presidente electo debe juramentarse ante la Asamblea Nacional. Si por alguna razón no pudiese reunirse, el presidente electo se juramenta ante el Tribunal Supremo de Justicia. En todos los casos, el acto de juramentación debe realizarse en esa fecha con la presencia del presidente electo. De no hacerlo se encarga del Poder Ejecutivo el presidente de la Asamblea Nacional y se convoca a elecciones a los treinta días.

De todas maneras, el problema es político. El oficialismo controla suficientemente todas las instituciones para lograr que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia interprete esos artículos a su conveniencia. Esa es la verdad. Allí no está el problema. Al chavismo  le preocupa que lo arbitrario de la decisión pudiese originar una gran protesta nacional. Convencidos de esta realidad, comisionaron a Diosdado Cabello para que, mediante una declaración, tratara de atemorizar a los sectores pacíficos de la oposición. No existe otra explicación para poder justificar una declaración tan imprudente: "el 10 de enero es un día como cualquiera. Si el presidente Chávez no está aquí será el TSJ. Esto lo vamos a defender rodilla en tierra, fusil al hombro y bayoneta calada".

No satisfecho con esta amenaza, consideraron necesario que hablara el ministro de la Defensa. El almirante Diego Molero Bellavia, mantuvo que: "ante una eventual ausencia de nuestro comandante en jefe, escenario que seguro estamos no va a presentarse, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ya sabe que hacer: estar completamente preparada en el sentido de continuar  ideológicamente el camino trazado desde hace 14 años por el líder de la Revolución Bolivariana". El almirante Molero olvida que "la Fuerza Armada está al servicio exclusivo de la nación venezolana y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna". Por suerte, puedo dar fe de ello, una gran mayoría de los cuadros militares cumplirán cabalmente sus obligaciones constitucionales. 

Definitivamente, Hugo Chávez no está en condiciones, ni físicas ni mentales, para ejercer la presidencia de la República por un nuevo período. Esta verdad la conocen perfectamente sus posibles herederos políticos. Yo llegué a pensar que el chavismo sin Chávez tendría la inteligencia de negociar una solución constitucional que permitiera un proceso electoral con todas las garantías para la oposición. Esa es la única manera de lograr preservar su vigencia política. Lamentablemente, empiezo a pensar que estaba equivocado. El enfrentamiento entre la logia militar del 4 de febrero y el sector marxista los está obligando a radicalizar posiciones. Creo que hasta llegan a pensar, por lo menos los de origen militar, que no es descartable ni  la solución de un golpe de Estado. 

domingo 30 de diciembre de 2012 12:00 AM
Tomado de EL UNIVERSAL; CARACAS; VENEZUELA
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Diosdado Cabello desconoce al Presidente Chávez PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 23 de Diciembre de 2012 13:51

Por Heinz Dieterich.-

Las elecciones regionales venezolanas y sus postrimerías han revelado cuatro aspectos fundamentales de la situación política del país: 1. La derrota del MUD; 2. Importantes logros electorales de fuerzas políticas pro-Chávez, pero no sometidas a la nomenclatura del PSUV; 3. El fuerte componente militar de la Nueva Clase Política (NCP) "bolivariana" y, 4. El desconocimiento del Testamento Político del Presidente Hugo Chávez por parte del Presidente de la Asamblea Nacional (AN), Diosdado Cabello.

1. Las derrotas de la derecha venezolana (MUD) demuestran que su fosilizada mente política no le permite entender que el decálogo de los neoliberales y neofascistas Uribe y Aznar no tiene viabilidad en la Venezuela, ni en la América Latina, de hoy. Por el bien del pueblo y de las clases medias venezolanas, esperamos que su incapacidad evolutiva se vuelva congénita.

2. El triunfo de Henry Falcón en la gobernación del Estado Lara y los éxitos del Partido Comunista Venezolano (PCV) en el Estado Portuguesa, entre otros, demuestran que el control de la nomenclatura del Partido del Estado (PSUV) y del despacho Presidencial nunca logró ser monolítico: que era posible disentir de ciertas directrices absurdamente centralistas y económicamente utópicas del Presidente, sin perder la base social de apoyo.

Desde que Henry Falcón renunció al PSUV, toda la maquinaria del oficialismo se volcó contra él, desde la alcaldesa de Iribarren, el entonces ministro Diosdado Cabello y las plumas pagadas de Miraflores, hasta el mismo Presidente. Y, pese a que cometió el error de acercarse electoralmente a la derecha (MUD), consiguió el apoyo del casi 55% de los votantes en Lara.

El PCV, que continua pegado al inviable paradigma del Socialismo del Siglo 20, cometió el sacrilegio de no aceptar las imposiciones de ciertas candidaturas del PSUV. Aun así, sin el apoyo del oficialismo, obtuvo una votación de alrededor del 10% en varios Estados, y en Portuguesa obtuvo alrededor del 23% de los votos.

3. De las 20 gubernaturas que el PSUV logró conquistar, once serán conducidas por exmilitares, entre ellos cuatro exministros de Defensa. Si estos gobernadores decidieran hacer un bloque de poder con los generales en activo, serían el fiel de la balanza en la correlación de fuerzas que determine el próximo candidato presidencial del PSUV.

4. El nombramiento de Nicolás Maduro como legítimo candidato a la Presidencia de Venezuela, por parte de Hugo Chávez, constituye, sin dudas el testamento político del gran prócer de la Patria Grande. Sucede entonces, que aún en vida, el exteniente Diosdado Cabello, hoy Presidente de la Asamblea Nacional, desconoce la voluntad del Presidente en funciones, para dar mano libre a sus ambiciones de ocupar la máxima investidura de la República: construyendo la absurda ficción de que Hugo Chávez pueda tomar posesión de la presidencia el 10 de enero, 2013. Toda persona realista sabe que el amigo, camarada y revolucionario Hugo Chávez ha llegado al fin de su heroica odisea de liberación. Lo demás es mentira.

El exteniente pretende postergar la fecha de las elecciones el mayor tiempo posible, a fin de relegar el testamento político del Presidente Chávez al olvido. Quiere ganar tiempo para ejecutar el oficio que siempre lo ha caracterizado: operar en lo oscurito para configurar el ajedrez de la sucesión a su favor. Al precio que sea.

Su pretensión es desmesurada. Maduro ganará las elecciones presidenciales contra Capriles Radonsky con un escaso margen. El exteniente anticomunista las perderá, porque no tiene apoyo popular ni carísma ni programa histórico progresista. Su única vía al poder sería alguna componenda con la derecha que, por supuesto, no tendrá reparo alguno en construir.

En la Revolución soviética, el apparatchik principal del PC de la URSS, Stalin, escondió el testamento político que había hecho Lenin. En este testamento Lenin propuso la remoción de Stalin como Secretario General del Partido, porque no garantizaba la continuidad de la Revolución. Cabello es más cínico aun. Pretende desaparecer la voluntad política del Presidente en vida.

La lucha por la sucesión de la "Revolución Bolivariana" está en pleno auge. El Termidor de la Revolución se encarna en Diosdado Cabello. Cabello es el Capriles Radonski del oficialismo. Hay que impedir su inmoral proyecto de usurpación de un poder que tiene solamente dos dueños legítimos: el pueblo venezolano y Hugo Chávez.

Fuente: http://www.aporrea.org/ideologia/a156316.html

 
Cuando los caudillos desaparecen PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 15 de Diciembre de 2012 11:04

Por Carlos Alberto Montaner.-

Chávez lo sabía desde hace algún tiempo. Incluso, él mismo se lo comunicó a varios gobernantes amigos. Su muerte inminente, o a corto plazo, era una noticia demasiado importante para callarla. Les pedía discreción a sus colegas, pero los políticos no se caracterizan por ese rasgo. Guardar secretos es cosa de curas, urólogos y notarios, no de presidentes. O presidentas.

(Infolatam).- Chávez, tenía, claro, una esperanza vaga en el milagro. Es un fenómeno que suele sucederles a las personalidades narcisistas que rebasan ciertos obstáculos difíciles. Que Chávez estuviera sentado en Miraflores al frente del estado venezolano era tan improbable como el nacimiento de una jirafa bicéfala y, además, albina. Como todos los caudillos mesiánicos, había interpretado su suerte como el signo inequívoco de haber sido escogido para cumplir un destino superior. Era invulnerable.

Max Weber explicó muy bien los tres orígenes de la legitimidad política. La tradición era el más antiguo. Los reyes, las dinastías y los linajes derivan de este fenómeno. Al rey y al duque se le obedecían porque así había sido siempre. Era la costumbre y se aseguraba que el mandato estaba vinculado a la voluntad divina.

Cuando se debilitó esa fuente de autoridad compareció la legitimidad racional. El absolutismo fue sustituido por las Constituciones y la regla de la mayoría. Así se gobiernan las democracias maduras del planeta y algunas autocracias de mano dura como China o Irán, que descansan en otro tipo de racionalidad: burócratas ideologizados y santones religiosos.

Pero la legitimidad más vistosa era la tercera: el carisma. Los caudillos eran obedecidos por los rasgos de su personalidad. Una parte sustancial de la sociedad, a veces la mayoría, delegaba en ellos la facultad de pensar y decidir. Podían saltarse a la torera las reglas y las instituciones. El papel de las personas era aplaudir y repetir consignas: “lo que usted ordene y cuando lo ordene, Jefe”.

El gran problema del caudillo carismático es que no puede transmitir su poder. Pueden designar herederos, pero la relación entre éstos y los gobernados es muy diferente. El previo endiosamiento del caudillo sustituido pesa como una losa sobre la imagen del delfín.

En Argentina nadie ha podido calzar las botas de Perón, aunque todos invocan su santo nombre en vano, mientras en Cuba Raúl Castro sufre la constante comparación con su hermano Fidel. En voz baja y con mala leche le llaman el “Mínimo Líder”.

Esto viene a cuento del caso venezolano. Aunque Nicolás Maduro es el candidato seleccionado por Hugo Chávez y por los Castro, deseosos de mantener viva esa inmensa vaca lechera que es Venezuela, proveedora de un subsidio total calculado en diez mil millones de dólares anuales por la investigadora Vanessa López del Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami, el exsindicalista posee muy pocas probabilidades de consolidar una zona indiscutible de autoridad dentro de las filas del chavismo.

Tiene fuertes retadores. El reciente exvicepresidente Elías Jaua, sociólogo y profesor universitario, cree que está intelectualmente mucho mejor equipado para ocupar el puesto. Francisco Arias Cárdenas, exmilitar con mando, golpista junto a Chávez y político exitoso, supone que él debe ser el sucesor natural del Caudillo bolivariano. Diosdado Cabello, también exoficial y constructor del PSUV, gran operador político y presidente del Parlamento, piensa lo mismo. Y está el hermano Adán, quien le enseñó a Hugo las primeras letras del radicalismo colectivista, algo así como el toilet training ideológico, y hoy gobierna el Estado de Barinas. ¿Por qué, si Hugo es tan castrista en todo, no escogió la fórmula dinástica de Fidel-Raúl como sucedió en Cuba? (El secreto es que los Castro, que lo tuvieron en la Isla de embajador, no confían en él o no creen en sus condiciones de líder, pero Adán no lo sabe).

Si hay alguna moraleja en esta triste historia, es que el mesianismo y los caudillos carismáticos son tremendamente perjudiciales para las sociedades. No hay sustituto para el poder racional arraigado en las instituciones, la subordinación a la ley, la meritocracia, la competencia, la rotación ordenada de los mandatarios y la cordialidad cívica con el adversario. Es así como se gobiernan las treinta naciones más exitosas del planeta. No es así como se gobierna Venezuela. Por eso, después de Chávez, es probable que sobrevenga el diluvio.

Tomado de INFOLATAM

Última actualización el Sábado, 15 de Diciembre de 2012 11:08
 
Maduro, el elegido del Caudillo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 14 de Diciembre de 2012 10:51

Por Pedro Corzo.-

La enfermedad del presidente Hugo Chávez ha sido tratada como un secreto de estado. Se sabe que tiene cáncer, que ha sido operado y sometido a diversos tratamientos, pero oficialmente nunca se ha dicho el tumor que padece, su extensión y probabilidades de sobrevivencia del mandatario.

Las especulaciones sobre el tipo de tumor y hasta de quien podría sustituirle a la cabeza del proyecto que el mandatario personifica, ya fuese por designación o por haber sobrevivido a la esperada guerra de las salamandras entre sus delfines, ocupó grandes espacios en los medios informativos, en tertulias y en círculos políticos nacionales e internacionales.

Por otra parte no se puede pasar por alto que los que gobiernan en La Habana y La Paz, pasando por Managua y Quito, dependen en alguna medida del chavismo, porque el proyecto de Hugo Chávez es transnacional y para promoverlo, ha usado los grandes recursos de sus país influenciando y conquistando una clientela política que apoye la visión mesiánica que tiene de sí mismo.

Chávez se ve como un salvador y en realidad lo fue para todos aquellos que como él creen en una nueva forma de dictadura. Fue el salvador de los que apoyan el despotismo electoral y  establecen dictaduras institucionales, llámense Socialismo del Siglo XXI o Neo Comunismo.

Pero la incertidumbre que se generó al conocerse su enfermedad, al menos en su primera fase, llegó al final cuando Chávez al partir para la capital cubana les pidió a sus partidarios que votaran por el canciller y vicepresidente designado Nicolás Maduro, en caso de que él no pudiera asumir una vez más los destinos de la nación.

Pero quien es Nicolás Maduro.

Ministro de Relaciones Exteriores, 2006, y vicepresidente del Consejo de Ministro a partir del 2010.  Era militante de la Liga Socialista y dirigente del sindicato del Metro de Caracas cuando la intentona golpista de Hugo Chávez en 1992.

Maduro respaldó el golpe y se  sumó a las fuerzas políticas que se organizaron para apoyar al futuro presidente. Se vinculó de inmediato a las fuerzas políticas del chavismo. Fue diputado a la Asamblea Nacional por dos periodos y electo presidente de la legislatura, 2006, hasta que pasó a ocupar la dirección de la cancillería.

El canciller ha sido extremadamente leal a Chávez y lo interpreta a cabalidad, lo que ha hecho posible que sea el funcionario que más tiempo ha ocupado una posición tan importante e influyente en un gobierno que se caracteriza por una política exterior particularmente activa, en la que el Presidente ha puesto su mayor interés.

Para sus críticos Maduro es un hábil operador político, un excelente agitador y un patán que no duda en recurrir al lenguaje más vulgar y violento cuando le apetece. También afirman que el ministro tiene excelente relaciones con la jerarquía del gobierno cubano y en consecuencia con sus funcionarios destacados en Venezuela, incluido militares, agentes de inteligencia y seguridad, por lo que según algunos es el candidato de los Castro.

El designado está casado con la Procuradora  General de la Nación, Cilia Flores, una chavista medular, quien lo sustituyó por varios años en la presidencia de la Asamblea Nacional.

Esta petición del mandatario cierra al menos la gran interrogante de quien es el favorito del Caudillo, pero conduce a todos y cada unos de los que se creían herederos,  a buscar posiciones, fortalecer alianzas y pertrecharse para cualquier tipo de confrontación.

Cierto que ante la propuesta no hubo protestas y si muchas promesas de acatar su voluntad, pero la situación para el chavismo es muy difícil,  ya que desde hace tiempo se aprecian rivalidades entre dirigentes del oficialismo, y si estas no se han salido del cauce es porque el común denominador de todos estos depredadores es Hugo Chávez, el único  que en realidad cuenta con una base de apoyo popular que  ha permitido que su voluntarismo haya estado destruyendo el país sistemáticamente por catorce años.

Si la petición del mandatario será acogida por sus seguidores es otra interrogante. El chavismo no es una fuerza política monolítica y la base popular que le apoya esta identificada con el Caudillo y no con sus asociados.

Otro factor a tener en cuenta que hasta el momento se ha plegado, según unos, por completo a Hugo Chávez, según otros a la constitución, son las Fuerzas Armadas.

Las Fuerzas Armadas tienen un protagonismo propio en la vida pública venezolana. Cierto que se afirma que el dirigente chavista Diosdado Cabello, tienen gran influencias sobre el mundo castrense pero habría que ver si esa influencia va mas allá de la presencia de Hugo Chávez.

No obstante Cabello es un hombre a tener en cuenta porque en su condición de Presidente de la Asamblea Nacional podría ocupar la primera magistratura si a Chávez no le fuera posible gobernar, situación que podría generar situaciones muy complejas y difíciles para toda la nación.

 
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