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La hora de Diosdado PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 22 de Marzo de 2014 12:01
Por ARGELIA RÍOS.-

La crisis lo ha revelado en toda su amplia dimensión: mientras los estudiantes e indignados ensayan en la calle su versión de la desobediencia civil, puertas adentro del oficialismo, se desarrolla lo que también parece una rebelión. Silenciosa, pero igual de agria, la insubordinación endógena luce cada vez más nítida, aunque ella esté escenificándose tras bambalinas. El mutismo en que se encuentran hundidas muchas de las voces de la revolución describe su incertidumbre ante el rudo barajo que Diosdado Cabello intenta producir puertas adentro del proceso, donde se mueve con salvaje determinación para reivindicarse, una y otra vez, como el verdadero jefe de "la sucesión" y de la lucha contra "la guerrilla" opositora.

No sería correcto señalar que Maduro es el bueno de esta historia saturada de intrigas palaciegas: siendo el consentido de los Castro, no caben dudas acerca de su indiscutible rol dentro del teatro represivo que hoy se desarrolla en Venezuela. Los relatos que se cuentan para hacerle ver como la cabeza de los "moderados" dentro de la disputa, son muy poco creíbles, a pesar de que, en efecto, su contrincante destila una evidente superioridad en el plano de los comportamientos más crueles. Maduro y Diosdado son, en realidad, dos caras de una misma moneda, aún cuando cada cual se reserve su propia brutal metodología para "salvar el legado" del Chávez.

Lo que sí es perfectamente aceptable, entre los tantos incidentes que estarían ocurriendo dentro del campo revolucionario, es lo que los episodios en sí mismos desnudan: Maduro administra una herencia que Diosdado y sus milicos consideran mal habida; una herencia en cuya adjudicación Chávez se habría equivocado, al desestimar al componente febrerista del que Diosdado sería, si hubiere habido un testamento justo, el indiscutible sujeto clave... Del forcejeo -expresado en una ristra de desacatos públicos contra Maduro- queda en evidencia que "los hijos" del comandante conforman un cardumen de pirañas feroces, en el cual la convivencia siempre estará comprometida.

Las protestas han desenmascarado la profundidad de los desencuentros dentro del oficialismo; un conflicto que debe ser muy agudo, a juzgar por el mutismo de buena parte de los cuadros del PSUV y de la alianza patriótica. Todos ellos callan -en plan de "cuide" o de miedo- porque saben que la evolución de la disputa puede derivar en algo grueso y diferente. Tratar a la oposición como a una guerrilla alzada en armas traerá graves consecuencias. Pero Diosdado cree que su hora está llegando, e impugna el testamento de Chávez, actuando con la ira de Zeus frente a Prometeo... La trama de este ajuste de cuentas no pinta bien para Maduro y mucho menos para el país.

Funete EL UNIVERSAL; CARACAS; VENEZUELA

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Por qué perdió Rafael Correa PDF Imprimir E-mail
Escrito por Tomado de INFOBAE   
Domingo, 02 de Marzo de 2014 14:12

Por Carlos Alberto Montaner.-


Volvió a suceder. La derrota del presidente ecuatoriano Rafael Correa en las elecciones municipales del 23 de febrero no es un caso aislado. Es posible que el Socialismo del Siglo XXI, sus vecinos ideológicos, y el circuito del ALBA estén de capa caída.

Hay una cierta fatiga con el lenguaje tontiloco del chavismo. El péndulo se mueve en la otra dirección. El espectáculo venezolano, con los sangrientos atropellos de Maduro contra estudiantes desarmados, es demasiado repugnante.

Antes le sucedió a Cristina Fernández en Argentina, a Manuel Zelaya en Honduras (quien sacrificó a su mujer  Xiomara Castro en las elecciones), a José María Villalta en Costa Rica, a López Obrador en México y a Aníbal Carrillo en Paraguay. Ese polvoriento discurso estatista, hecho de quejas y confrontaciones, ya no suele convencer, aunque todavía conserva su atractivo en algunos parajes indiferentes ante la experiencia.

Son síntomas típicos de las sociedades con tendencias autodestructivas que practican alegremente la extraña costumbre de hacerse el harakiri. Es muy probable, por ejemplo, que una variante extrema del chavismo triunfe en El Salvador, donde el comunista Salvador Sánchez Cerén, ex guerrillero de línea dura, encabeza las encuestas para los comicios del próximo 9 de marzo, lo que augura una época de conflictos, turbulencias y retroceso económico en el país más pequeño de América Latina.

En todo caso, Correa, el gobernante que más tiempo ha ocupado la casa presidencial de manera continuada en la historia de Ecuador, y el que más ha hecho crecer el gasto público aprovechándose de la bonanza petrolera, perdió 9 de las 10 ciudades más pobladas del país y la mayor parte de las prefecturas, como allá se les llama a las provincias. Entre las ciudades están Quito, la capital; Guayaquil, el corazón económico; y Cuenca, la tercera gran urbe del país. Eso es un mazazo electoral.

¿Por qué Correa perdió esas elecciones, al margen de la tendencia latinoamericana actual a desplazar al chavismo de las casas de gobierno? Casi todo el mundo le reconoce que ha hecho infraestructuras importantes, que se ha esforzado por mejorar la educación, y que ha tenido el coraje de enfrentarse al sindicato de maestros, a los ambientalistas y a los indigenistas cuando le ha tocado defender el interés general de los ecuatorianos. Eso no lo discuten.

El problema es su carácter autoritario, su incapacidad para encajar las críticas, su trato áspero con quienes le contradicen, incluida una joven periodista que le hizo una pregunta incómoda en una rueda de prensa y la humilló públicamente llamándola “gordita horrorosa”. ¿Qué manera es ésa de tratar a una dama?

Correa debe tener unos niveles estratosféricos de cortisol, la hormona del berrinche, del mal genio. (¿Por qué no le examinan las suprarrenales a ese hombre? A lo mejor es una cuestión sencilla de botica). Como Salvador Dalí, que todos los días se levantaba muy feliz de ser Salvador Dalí, Rafael Correa amanece tremendamente satisfecho de ser quién es, y no puede admitir que un caricaturista le gaste una broma o un articulista, con razón o sin ella, lo critique.

En lugar de comportarse como un servidor público, seleccionado para cumplir y hacer cumplir las leyes, como corresponde a un ordenamiento republicano, Correa se jacta públicamente de desobedecer las reglas del Consejo Electoral y del Parlamento, porque le parecen “obsoletas”. ¿Por qué el ciudadano de a pie tiene que someterse a las leyes y el presidente está exento de esa obligación?

Ya Correa explicó que, como había sido elegido Presidente, era, al mismo tiempo, el jefe del Poder Judicial y del Legislativo, de toda la nación. O sea, el déspota ilustrado, dueño de las instituciones, el tirano benévolo de la razón y el orden, que imponía su buen juicio en beneficio del pueblo, como aquellos monarcas del antiguo régimen felizmente desplazados por la democracia liberal tras las revoluciones del siglo XIX.

Correa terminará su mandato en el 2017. Si no rectifica acabará siendo tremendamente impopular. Ya se le ve la oreja al lobo. Sería una pena.

 
Dos por uno PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 20 de Febrero de 2014 01:03

por Cecilia Valenzuela.-

Maduro

(El Comercio) Que Maduro “integre ya un gobierno de Salvación Nacional, incluyendo a Capriles, para salvar al país de una guerra civil”. Dijo el viernes último a través de CNN, Heinz Dieterich, un sociólogo marxista nacido en Alemania Oriental, pero radicado hace muchos años en México.  Asesor e inspirador de Hugo Chávez, es el creador de la frase y la filosofía del “Socialismo del Siglo XXI”.

A estas alturas, y por decir lo menos, las palabras de Dieterich son la versión utópica de su propia teoría; ante la grave situación que vive Venezuela, Dieterich queda como un intelectual candoroso que cree que detrás de Maduro están solo sus limitaciones intelectuales, su falta de liderazgo; su vileza.

“Se invita a Capriles y se le ofrece institucionalmente su participación, un negocio. La política es negocio, hacer alianzas según intereses. Un sector del gobierno (de Maduro) necesita hacer una maduración para hacer esta oferta” sostiene Dieterich desde su puesto de investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana en Ciudad de México.

Acaso ignora que detrás del chavismo, encabezado ahora por Maduro, está la cúpula militar cubana, sus negocios y sus propios intereses. ¿Acaso no sabe que “La Revolución” que ahora maneja Raúl Castro no podría continuar sin los  miles de barriles de petróleo que Cuba recibe de Venezuela?

Cada vez es más evidente que quien manda en Caracas es el G2, el servicio de inteligencia cubano, y los dirigentes del Comité Central del Departamento América. Son ellos los que han ordenado la persecución contra la prensa venezolana, y contra la extranjera. Son ellos los que mantienen restringida la libertad de movimiento en ese país.

Es la impunidad a la que los cubanos están acostumbrados, la que le hizo pensar al asesor político del canciller Elías Jaua, que podía torcer y manipular el blando comunicado emitido por UNASUR, sin que la comunidad internacional se diera cuenta.

Para analizar la posición de un régimen como el de Maduro, hay que analizar sus objetivos. Aun izquierdistas como Dieterich saben que el “Socialismo del Siglo XXI” ya  no es más que una frase. Una utopía sin salida económica ni social.

De la sobrevivencia del régimen de Maduro depende la salida negociada y airosa de la camarilla de comunistas cubanos que manejan la Isla mientras se roban las empresas dedicadas al turismo, a la construcción, a la industria de la caña, del tabaco, pero sobre todo a la fabricación de armas. El asalto, al estilo postsoviético, que hace años vienen planeando.

Si cae Maduro, en cambio, caerá también la cúpula militar cubana y quizá, el resto de latinoamericanos nos podamos librar de sus militares sueltos en plaza, traficando con las armas, los aparatos de espionaje, y el entrenamiento que como ex agentes puedan proporcionar.

La caída del régimen dictatorial de Maduro podría acortar los plazos para la caída de la dictadura de los Castro. La resistencia de los venezolanos podría terminar de salvar a los cubanos y al resto de América Latina. Nos liberarían de las mafias de ex agentes de inteligencia que saldrían al mercado del crimen si permitimos que el castrismo se recicle en la impunidad.

Tomado del BLOG DE MONTANER

 
Siempre daré la cara PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 18 de Febrero de 2014 18:58

Por Leopoldo López.-

“Quiero agradecer todos los mensajes de apoyo, críticas y sugerencias que he recibido. Los he leído todos y cada uno. Todos los recibo con humildad.

(El Universal. Venezuela)-. Como lo anuncié, lo ratifico. Voy a seguir en las calles. Acompañando a un pueblo que clama por un cambio. Por eso he decidido convocarlos este martes 18 de febrero a marchar hasta el Ministerio de Interior y Justicia. Allí parece estar hoy quien controla el poder en Venezuela. Allí esta la represión y es el símbolo de la opresión. Allá debemos ir y estaré en primera fila, para pedir cosas muy concretas.

Primero, que el Estado reconozca que es el responsable de los infames asesinatos de los estudiantes. Hay miles de pruebas de que es así. Segundo, que se libere a todos los que continúan ilegalmente privados de libertad.Tercero, que cese la persecución, las desapariciones y las torturas. Cuarto, que se desarme a los colectivos que actúan bajo el amparo de un Estado que está en la obligación de defender y proteger a los venezolanos.

También iré a dar la cara como he dicho. No tengo nada que temer, ni esconder. La verdad está con nosotros y sé que estamos del lado correcto de la historia. A los que quieran acompañarme en esta caminata, les pido que lo hagamos como siempre lo hemos hecho: de manera totalmente pacífica y les pido a todos que vayamos de blanco, porque nuestra bandera es la paz.

El Estado está obligado a proteger y brindar seguridad a esa marcha, pero de igual forma, solicitaremos acompañamiento diplomático, de la Iglesia y de medios de comunicación nacional e internacional para que sean veedores.

A quien quiera acompañarme, les pediré que lo hagan hasta determinado punto. Luego iré solo. No voy a permitir que sean expuestos mis compatriotas. Entregaré, en nombre de todos, las exigencias planteadas. Ustedes son dueños de su futuro. Vamos a reclamarlo. Estamos del lado correcto de la historia, estamos del lado de la justicia, estamos del lado de la verdad. Fuerza y fe”.

Tomado de INFOLATAM

Leopoldo López

Leopoldo López

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Leopoldo López (29 de abril de 1971) es el Coordinador Nacional de Voluntad Popular. En el 2000 Leopoldo fue electo Alcalde de Chacao (el corazón geográfico, comercial y cultural de Caracas) con 51% de los votos y reelecto en el 2004 con 81% de los votos. Ganó el premio de Transparencia Internacional en el 2007 y de nuevo en el 2008, como la Municipalidad más transparente y eficiente de Venezuela. En 2008 Leopoldo lideraba todas las encuestas para asumir la Alcaldía Mayor de la ciudad de Caracas. A pesar de tener más del 65% de intención de voto, fue inconstitucionalmente inhabilitado para postularse a cualquier cargo de elección popular, sin tener ningún cargo penal en su contra ni haber sido jamás juzgado ante ningún tribunal. El 16 de septiembre de 2011 la Corte ordenó la restitución inmediata de sus derechos políticos, decisión que acata el Consejo Nacional Electoral. Esto le permitió el 1 de noviembre de ese mismo año, inscribirse en las elecciones primarias convocadas por la Mesa de la Unidad Democrática para el 12 de febrero de 2012. Leopoldo posee una Maestría en Políticas Publicas de la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard (1994-1996), y se graduó Cum Laude de la Universidad de Kenyon donde en el 2007 recibió un Doctorado Honoris Causa en Leyes por el reconocimiento a su trabajo como joven líder político en Venezuela.

 
La Oposición ante el Socialismo del Siglo XXI PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 14 de Febrero de 2014 18:31

Por Pedro Corzo.-

La oposición venezolana enfrenta un reto muy difícil, porque oponerse a un gobierno, sin importar sus características es harto complicado, porque los que detentan el poder cuentan con los numerosos recursos del estado para defenderse de los actos de quienes quieren sacarlos del gobierno.

Por otra parte sin excluir la importancia de los electores que respaldan la autoridad vigente, siempre hay un núcleo duro que por su proximidad al gobierno está comprometido en su defensa, porque ese status quo representa sus valores o intereses, factores que con mucha frecuencia  afectan negativamente a la nación y como secuela a la población, incluyendo los electores antes mencionados.

En consecuencia enfrentar un régimen despótico con respaldo popular y amparado en una seudolegalidad,  es infinitamente más complicado, porque las acciones legales en contra de la autocracia pueden dejar de serlo y el opositor, por voluntad del gobierno, se convierte  en un transgresor de la ley que termina en prisión, lo que a fin de cuentas  favorece al gobierno.

Venezuela fue el primer país del hemisferio en el que  se impuso a través del voto un régimen que usando recursos legales, modificó las leyes e instituciones del país para exclusivo beneficio del ejecutivo.

Las propuestas contaron con respaldo popular y con un notable apoyo en la clase dirigente, empresarios, intelectuales y profesionales, porque atacaban problemas reales del país que muchos ciudadanos deseaban resolver.

Hubo ciudadanos que disintieron, que se percataron de los objetivos reales del nuevo brujo, pero su prédica no fue escuchada y el país apoyo una nueva carta magna que daba oportunidad a una especie de refundación de la nación al tener que elegir nuevos poderes públicos sobre igualmente nuevos paradigmas legales.

La muerte de Hugo Chávez no afectó el fortalecimiento del régimen, porque aunque está enfrentando graves problemas, no es consecuencia de una labor efectiva de parte de la oposición, sino por la ineficiencia y la corrupción existente en la clase dirigente del gobierno.

El sucesor de Chávez , Nicolás Maduro, un hombre con menos talento que su predecesor y con mucho menos arraigo popular ha logrado mantener la unidad de todas las facciones que sustentan su gobierno, y como colofón, los esfuerzos de la oposición de restarle legitimidad a su mandato han fracasado porque su imagen como gobernante legal de Venezuela se ha consolidado ante gobiernos extranjeros y  entre sectores de la oposición que hasta hace muy poco lo acusaban de haber atropellado el estado de derecho al asumir la primera magistratura del país.

Por todo lo antes expuesto la oposición venezolana está a la vanguardia en la lucha contra el Socialismo del Siglo XXI, porque no hay experiencias previas, al menos en América Latina, de cómo combatir una dictadura de terciopelo que está ahogando  a la ciudadanía.

El régimen cubano es una dictadura sin matices, pero el  de Venezuela aparenta que los ciudadanos pueden disentir, protestar y manifestarse como lo estime conveniente en el marco legal existente,  pero lo que sucede es que las posibilidades de protestar se reducen hasta desaparecer porque las fuerzas represivas amparadas en un poder judicial sometido al ejecutivo, actúan en base a lo que la autoridad superior les dicte sin violar la legitimidad que el gobierno se auto concede.

Sin dudas son los venezolanos los que marcaran pautas en cómo enfrentar el despotismo electoral, por lo que de hecho el país se ha convertido en un campo experimental en la lucha legal y no violenta contra el Socialismo del Siglo XXI.

Los sectores de la oposición entre los que subyacen diferentes puntos de vistas políticos y en consecuencia intereses distinto, están obligados a concertar proyectos y actuaciones que no permitan al gobierno su ilegalización, pero tampoco puede hacer concesiones que la desdibujen y los lleve a perder su identidad.

Lo peor que podría pasar con el tipo de oposición que se está practicando en Venezuela, transparente y legal, es que sus líderes pierdan la confianza de la población, que los electores que se oponen al régimen, pierdan las esperanzas y desistan de participar en la reivindicación de sus derechos conculcados.

La diversidad en la unidad es imprescindible. La lucha no violenta implica usar las leyes para la demanda de los derechos.  Recurrir a los derechos que otorga la constitución nacional en lo que atañe a actuar contra el gobierno sin violentar el estado, es una prerrogativa que implica riesgos, que los lideres deben estar dispuestos a correr

Si la oposición venezolana logra instrumentar una estrategia exitosa contra el despotismo que reina en su país, será un precedente valido que puede servir con las variantes del caso, a los sectores que en otras naciones enfrenten dentro los márgenes legales el Socialismo del Siglo XXI.



Pedro Corzo

Periodista

 
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