Evo Morales en su paranoia |
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Sábado, 10 de Septiembre de 2022 16:42 |
Por Humberto Vacaflor Ganam.-
Algo muy raro le ocurre a Evo Morales, que todos los días culpa a Luis Arce -su pupilo- de conducir un gobierno corrupto y ha llegado al extremo de acusarlo de extorsionar a los narcotraficantes.
La rabieta del dirigente cocalero se disparó con la derrota de la constitución socialista en Chile, donde él y su partido habían aportado tanto en los disturbios de 2019 y luego en la redacción del proyecto que fue rechazado en el plebiscito. Lo cierto es que parece como trastornado. Habla incoherencias y hace escándalos incluso por nimiedades.
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Última actualización el Sábado, 01 de Octubre de 2022 16:46 |
23 años de destrucción en Venezuela |
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Viernes, 11 de Febrero de 2022 21:30 |
Por Elisa Trotta.-
Febrero es un mes importante para Venezuela y los venezolanos. Varios patriotas de los siglos XIX y XX nacieron este mes, y también sucedieron hechos fundamentales de nuestra historia, como lo fue la Batalla de la Victoria de 1814. Lamentablemente en nuestros días, febrero significa el comienzo de la debacle de nuestro país, primero con la intentona golpista de Hugo Chávez en 1992 y, años más tarde con su su toma del poder por las vías democráticas, en 1999.
De esa primera fecha, han pasado 30 años ya. El 4 de febrero de 1992 fue el primer gran golpe a la democracia venezolana, cuando unos militares decidieron tomar el poder por la fuerza y asesinar al presidente de la República, Carlos Andrés Pérez. No lograron acabar con la vida del primer mandatario, ni con la de su esposa e hijas que resistieron en el Palacio de Miraflores los ataques de hombres armados.
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Última actualización el Martes, 29 de Marzo de 2022 20:44 |
¿Cómo salimos de Daniel Ortega? |
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Sábado, 27 de Marzo de 2021 12:32 |
Por Carlos Alberto Montaner.-
Repito la pregunta: ¿cómo salimos de Daniel Ortega? Tal vez es más sencillo de lo que parece: oponiéndole los diversos grupos liberales y conservadores del país, previamente unificados. De la misma manera que se salió en 1990, utilizando a doña Violeta Chamorro como estandarte. Enfrentando a Daniel a los factores realmente democráticos y pacíficos de la nación. Entre pitos y flautas son, al menos, un 56% del electorado. Cuando los liberales perdieron contra Ortega es porque fueron divididos a las elecciones.
Cuando se rasca a la mayor parte de los nicas aparece un liberal o un conservador. Las dos criaturas se han fundido en un partidario de la "democracia liberal". A estas alturas no tiene sentido ser liberal o conservador. Si uno cree en la separación de poderes, en el poder limitado por la ley de los Gobiernos, en la propiedad privada, en la ocupación pacífica de los poderes públicos mediantes autoridades elegidas en comicios transparentes y plurales, y en los inalienables derechos humanos, uno cree en la democracia liberal. Eso sucede en el Partido Liberal Constitucionalista de Haroldo Montealegre, en el Ciudadanos por la Libertad a que están afiliados Kitty Monterrey, Pedro Joaquín Chamorro Barrios y Arturo Cruz, o en el Partido Conservador, hoy representado por Alfredo César.
Daniel Ortega es un personaje más astuto de lo que afirman sus detractores. No es un hombre culto, ni un teórico de la revolución, pero tiene la viveza natural y la experiencia del nica feroz que ha aprendido a la fuerza
Daniel Ortega es un personaje más astuto de lo que afirman sus detractores. No es un hombre culto, ni un teórico de la revolución, pero tiene la viveza natural y la experiencia del nica feroz que ha aprendido a la fuerza. (Los venezolanos dicen "a coñazos"). Estuvo preso. Lo golpearon. Mató adversarios y le mataron compañeros. Salió de la cárcel por una audaz maniobra de Edén Pastora, el Comandante Cero. Edén estuvo con él, contra él y al final se reconciliaron. Su historia personal, que acaba de concluir debido al covid-19, resume la aventura del sandinismo.
Daniel cayó en el marxismo porque era la religión de su época, no por convicción. Era la de Fidel. En el verano de 1979 era un joven ignorante que podía pensar que la democracia y las libertades estaban condenadas a desaparecer en la medida en que Estados Unidos redujera su importancia relativa en el mundo. Era lo que suponía Fidel que sucedía y lo que le confió al historiador venezolano Guillermo Morón. Estábamos en la era crepuscular de Jimmy Carter. Los intereses bancarios llegaron al 20%. Los ayatolas en Irán habían ordenado el secuestro de decenas de estadounidenses y los planes de rescatarlos habían fracasado. Cuba había triunfado en Angola y en la guerra contra los somalíes en el desierto de Ogaden (1977-78), dirigida por el general cubano Arnaldo Ochoa, luego asesinado por los Castro junto a otros oficiales. En julio de 1979 se produce el desplome del gobierno de Anastasio Tachito Somoza y la desintegración de la Guardia Nacional. Era lógica la actitud castrista de Daniel Ortega. Daba la impresión de que Occidente se desmerengaba, como han acuñado los cubanos.
Hoy Daniel es un adulto igualmente ignorante, pero intuitivamente sabe que tiene que respetar los derechos humanos y sujetarse a una narrativa democrática para poder prevalecer
En 1990 el panorama era otro. En esa década larga se habían muerto Leonid Breznev, Yuri Andrópov y Konstantin Chernenko. Eran tantos los decesos que Ronald Reagan había dicho que "los soviéticos no organizaban Gobiernos sino funerales". Mandaba el muchacho Mijail Gorbachov, elegido, entre otras razones, porque era un chaval de 54 años cuando llegó al poder. Era un reformista que iba a salvar el comunismo soviético sometiéndolo a la cura de caballo de la perestroika y la glásnost. Las personas más conocedoras le advirtieron que el sistema sólo era salvable a "palos y tentetieso". Pero Gorbachov quería rescatar a Rusia del peso de los compromisos de la URSS y ya asomaba su oreja Boris Yeltsin.
Hoy Daniel es un adulto igualmente ignorante, pero intuitivamente sabe que tiene que respetar los derechos humanos y sujetarse a una narrativa democrática para poder prevalecer. Pese al guirigay del Socialismo del Siglo XXI, Ortega percibe que la realidad actual no es revolucionaria. Lo revolucionario es el guevarismo: matar y violar la ley sin consecuencias. ¡Qué tiempos felices eran aquellos en los que se podía degollar miskitos impunemente! Es verdad que Daniel Ortega ha hecho asesinar a unas 200 personas, y ha encarcelado sin juicio a otros centenares, pero ha pagado un alto precio en respaldo internacional. Luis Almagro no lo puede ver ni en pintura. Él y su esposa son dos apestados.
En todo caso la oposición democrática debe ser flexible. Lo primero es buscar la unidad de las facciones liberales. Pero si el camino, finalmente, es el de las urnas, hay que dialogar con el tirano. No se puede aguardar a que, voluntariamente, se meta en un calabozo a la espera de que lo fusilen al amanecer. No lo hará. Hay que pactar la paz aunque sea con la nariz tapada. Lo hicieron en Centroeuropa con los comunistas. Lo hicieron en Chile con los militares. No lo están haciendo en Cuba y así les va. Ortega se fue una vez y lo hará de nuevo. Siempre que el precio sea accesible, claro.
14 Y MEDIO
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Última actualización el Sábado, 11 de Diciembre de 2021 21:25 |
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Jueves, 04 de Enero de 2018 20:15 |
Por ARMANDO CHAGUACEDA.-
El 2018 será un año de retos para el mundo y, en particular, para América Latina. La corrupción de Odebrecht y los Papeles de Panamá, los muertos del crimen organizado y la violencia de Estado, la desigualdad (mal) oculta en el oropel del consumismo, las elecciones que apuntan al cambio —con riesgo populista— son noticia común en varios países de la región.
Es probable que la ola autocratizante, en plena expansión global, se consolide en la zona. Que Maduroy Evo —discípulos de Castro— avancen en la supresión de derechos e instituciones, pese a resistencias locales y condenas internacionales. Que, como espejo, las derechas continentales acudan al fraude y la represión para impedir, simultáneamente, el ascenso electoral de los democratizadores nativos y de los agentes bolivarianos. Que Trump, Putin y Xi Jinping conviertan nuestros mares, tratados comerciales y el ciberespacio en zona de disputa para sus agendas geopolíticas.
Frente a semejante panorama, defender la democracia real —liberal, republicana, social— y los Derechos Humanos —todos y para todos— son la única agenda compatible con la condición intelectual forjada durante dos siglos en Latinoamérica. Eso supone tener claro que a los desafíos actuales —de democracias precarias con deudas enormes en todos los órdenes de la convivencia colectiva— pueden sumársele en brevísimo tiempo otros radicalmente superiores, en la forma de viejas y nuevas tiranías, para los que hay que estar preparados, mientras libramos las contiendas del presente, desde ya.
Que los columnistas de publicaciones como la mexicana Proceso, la colombiana Semana o la argentina Página 12 —en las antípodas de los agitadores de Granma—, los activistas de Derechos Humanos —ajenos a la involución fascista de Tarek William Saab— y los académicos progresistas —no sujetos a la ideología excluyente contrabandeada cómo pensamiento crítico por los actuales directivos de CLACSO— defiendan, sin complejo, las normas, modos e instituciones que dan auténtica vida al pluralismo y la diversidad.
Que repudiemos el encantamiento con el régimen chino, tan miserable en su poderío que tiembla por unas pocas voces disidentes.
Que nos indigne si Viktor Orban cierra una universidad en Budapest y también si Miguel Díaz-Canel llama a abolir toda muestra de autonomía pensante en La Habana.
Que nos duela un muerto de Temer o de Maduro.
Que nuestra sensatez nos haga dudar de por qué un pueblo instruido como el cubano ha elegido presidentes, por seis décadas, tan solo a dos hermanos.
Que nuestra coherencia analítica y moral nos recuerde que los regímenes e ideologías se evalúan por sus resultados integrales y no por sus orígenes populares o promesas libertarias.
Que nuestra defensa del derecho a escribir, votar, marchar y exigir políticas sociales lo esgrimamos, a la vez, contra los promotores criollos del trumpismo y el putinismo. Que impidamos macartismos 2.0 y nuevos Juicios de Moscú.
No tenemos armas ni capital: disponemos apenas de foros, urnas, medios y aulas, allí donde la libertad para ser ciudadano no ha sido aún anulada. En esos terrenos, alertas ante los demonios que nos asedian, habrá que encarar la disputa por el futuro de Latinoamérica. Una batalla —nunca mejor dicho— de ideas contra dogmas, de razones contra despotismos.
DIARIO DE CUBA |
Última actualización el Domingo, 28 de Enero de 2018 17:11 |
Rafael Correa, el lado oculto de su nueva visita a Ecuador |
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Lunes, 08 de Enero de 2018 20:37 |
Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.-
¿Qué se propone realmente Rafael Correa con esta segunda visita a Ecuador desde que dejara su trono el pasado mayo? En esta ocasión su justificación para el sorpresivo viaje ha sido promover una campaña por el “No” a la Consulta Popular que en breve tendrá lugar en Ecuador, y digo que es una justificación, por cuanto, su presencia en la patria de Alfaro tiene su lado oculto, que cual misteriosa sombra se va aproximando sutilmente a la realidad de su objetivo.
Rafael Correa, el lado oculto de su nueva visita a Ecuador.
Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.
Santa Cruz de Tenerife. España.- Dentro de la octava de Año Nuevo y a solo cuatro días para la celebración cristiana de La Epifanía o Día de Reyes, El Universo, uno de los diarios más importantes de Ecuador, anunciaba otro retorno inesperado del expresidente Rafael Correa a la nación andina, algo que se materializaba la víspera de dicha festividad, cual milagroso y simbólico “regalo” – la ironía de manera sutil es a veces recomendable en este tipo de escritos, de ahí que me tome hoy la licencia– para una nación que desde hace ocho meses, en que comenzara el mandato de Lenín Moreno, ha mantenido un ambiente político muy tenso, toda vez que desde el inicio mismo de su etapa como gobernante surgieron grandes contradicciones que terminaron con una división rotunda del Partido Alianza, el movimiento fundado por Correa hace más de una década.
El viernes cinco de enero llegó el exmandatario a tierras andinas para comenzar, lo que según sus propias palabras, sería una campaña por el “No” previa a la realización de la Consulta Popular prevista para el próximo 4 de febrero, y en la que el presidente Lenín Moreno, haciendo uso de sus facultades y poderes como primer mandatario del país, y previa aprobación formal por parte del Tribunal Supremo Electoral, convoca al pueblo ecuatoriano a responder una serie de siete preguntas que, de resultar aprobadas darían un viraje definitivo a ciertos aspectos relacionados con el sentido de la democracia de esta nación.
Creo haber comentado ya en algún escrito que no podemos hacer afirmaciones categóricas de hechos, y sobre todo del comportamiento y actitudes de ciertas personalidades, toda vez que siempre el sentido de nuestra apreciación será subjetiva, por lo que estará sujeta a ciertos sesgos que pondrán en duda nuestras afirmaciones, por lo que mi valoración en este sentido no deberá tomarse como un referente absoluto, sino como lo que realmente es: una opinión; pero una opinión fundamentada a través del estudio de una serie secuencial de acontecimientos que han sacudido a Ecuador en los últimos tiempos.
No logro recordar a ningún expresidente que luego de dejar sus funciones, según lo reglamentado, mantuviera una actitud tan obstinada, que llega a la obsesión y al delirio, como en el caso de Rafael Correa. Al parecer carece de la capacidad para aceptar su condición actual como exmandatario, expresidente, y todos los ex posibles, amén de su aislamiento ante la rotunda pérdida de una popularidad conquistada a la fuerza y mediante el engaño y la manipulación, amén de su frustración al no poder continuar dirigiendo a todos en una nación de la que aun se cree dueño.
¿Qué se propone realmente Rafael Correa con esta segunda visita a Ecuador desde que dejara su trono el pasado mayo? En esta ocasión su justificación para el sorpresivo viaje ha sido promover una campaña por el “No” a la Consulta Popular que en breve tendrá lugar en Ecuador, y digo que es una justificación, por cuanto, su presencia en la patria de Alfaro tiene su lado oculto, que cual misteriosa sombra se va aproximando sutilmente a la realidad de su objetivo.
Recordemos que uno de los temas ejes dentro de la consulta es la posibilidad de eliminar la reelección indefinida, con lo que el retorno del excéntrico exmandatario – si lograra obtener un Sí, algo que se espera, por cuanto, el nivel de apreciación por el “Si” en esta pregunta, de acuerdo a estimaciones de la encuestadora Cedatos es de un 66.8%– quedaría imposibilitado, y esto garantizaría dejarlo a un lado para los comicios del 2021, en los que el líder izquierdista aspira a recuperar la presidencia; aunque lo intente ocultar.
De ahí que Correa se pronunciara de manera enérgica y despectiva a través de las redes sociales que tanto le apasionan, y ha utilizado para desatar una injusta y sucia campaña contra Moreno; pero como esta modalidad no ha dado resultado, y lejos de ganar votos, pierde espacios cada día, ha acudido a otros mecanismos que le puedan ofrecer cierta garantía a su maquiavélico plan.
Correa fue capaz de denunciar al actual presidente en la Organización de Estados Americanos, OEA, por alteración del orden constitucional en Ecuador, con lo que trató de impedir la Consulta Popular, o al menos, crear un ambiente desfavorable en torno a su realización, lo que también fracasó a pesar de las inseguridades e incongruencias del secretario general de este organismo, señor Luis Almagro, quien hizo declaraciones informales desde su cuenta de Twitter que ponían en duda los procederes de Moreno.
Ante la serie secuencial de fracasos – téngase en cuenta la esterilidad de su visita anterior, hace solo unas semanas, con el pretexto de participar en una fantasmal convención no reconocida oficialmente de Alianza PAIS– al exmandatario solo le faltaba presentarse directamente y emprender una campaña por el “No”, de igual forma en que asumió, aunque esto resulte paradójico, hace casi un año su rol como principal promotor en una inmoral y violenta campaña a favor de la candidatura Moreno-Glas, y como sabéis, ahora Lenín Moreno es su peor enemigo – Correa se ha autoproclamado como el principal opositor del morenismo–, mientras que Jorge Glas se encuentra tras las rejas, y con aprobación definitiva para la realización de juicio político, cumpliendo seis años de prisión (la pena máxima) por sus implicaciones en el escandaloso caso Odebrecht.
Es justamente a este punto a donde quiero llegar para que se comprenda la idea acerca de lo que he llamado el lado oculto de esta nueva visita. Si Jorge Glas está prisionero por su probada comprobación en los hechos de la gran empresa constructora brasileña, y fue el vicepresidente durante el segundo mandato de la década correísta, es de suponer que el presidente de la nación no estuviera ajeno a lo que ocurría en el área estratégica de la que se ocupaba Glas.
Si Jorge Glas es culpable Rafael Correa también lo es, y su llegada a Ecuador para boicotear la realización de la Consulta Popular, considerado un acto de carácter democrático, debe ser motivo para que de una vez y por todas se inicie una investigación que logre vincularlo definitivamente a las acciones de corrupción que caracterizaron a su gobierno, cuya administración dejó una deuda que se aproxima a los 60.000 millones de dólares; y no solo vincularlo, sino demostrar su protagonismo como la cabeza pensante de todos los escandalosos hechos que han estremecido al país.
Este es el verdadero objetivo de lo que se ha convertido en una obsesión para el señor Rafael Correa, esto es, el tema de la Consulta Popular. A un ser tan malvado no puede interesarle la democracia de su país, ni la dura situación económica por la que atraviesa, ni la deuda dejada y heredada por su sucesor, ni los altos índices de delincuencia, pobreza, desempleo y subempleo.
Sus objetivos son evidentes: 1. Desestabilizar al nuevo gobierno (¿Golpe de estado blando?), 2.Boicotear la Consulta Popular, de modo particular mediante la obtención del “No” para los aspectos relacionados con la Reelección Indefinida, el cese del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, y derogación de la ley de Plusvalía (los que le afectan directamente). 3. Abrir la brecha para su retorno a la presidencia en 2021; pero detrás de estos objetivos bien definidos se esconde su verdadera intención: reintegrarse de manera activa a la vida política del país como mecanismo protector que pueda garantizarle cierta inmunidad ante la justicia, o al menos atenuar su posible sentencia.
Así están las cosas en la patria de Eloy Alfaro por estos días navideños y de magos del oriente. Habrá que esperar los resultados definitivos (la totalidad de los votos escrutados) y definitorios (por lo que representan para el presente y el futuro de Ecuador). Por el momento podemos adelantar que Moreno está en su mejor momento político, con un apoyo a su gestión del 70,9%, de acuerdo con la encuestadora Cedatos, mientras que Correa solo cuenta hoy con el 26,3%, muy lejos del 64% del que gozaba en el 2007 cuando inició su administración presidencial. Para un 64%, de los 780 encuestados como sondeo de opinión realizado por Eureknow, el retorno del expresidente Correa es negativo para el país, siendo las argumentaciones más frecuentes las que dicen que esto es porque “divide al Ecuador” y porque “es un manipulador y mentiroso”.
Nada más exacto para describir a quien ha sido capaz de envolver a estadistas, politólogos, religiosos, catedráticos, intelectuales y hombres de ciencia de todas partes del mundo, los que han admirado y condecorado hasta el cansancio a quien debería estar junto a Glas tras las rejas. |
Última actualización el Domingo, 28 de Enero de 2018 17:09 |
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