Artigos: Latinoamérica Democrática
Lula, siempre fiel a da Silva PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 13 de Noviembre de 2015 14:10

Por Pedro Corzo.-

A debate está si Luis Inacio Lula da Silva es  o no corrupto,  o si ha tenido participación en gestionar ante gobiernos extranjeros negocios para empresas de sus país.  Lo que sí es evidente es su capacidad de ascender y mantenerse en la cima, aunque sea a costa de los valores que en determinados momentos defendió.

Sin restarle a Lula talento y tenacidad,  es conveniente aclarar que tuvo la oportunidad de formarse y desarrollarse como dirigente sindical y líder político bajo un régimen militar y no uno de corte marxista  como el que instauró en Cuba su socio Fidel Castro.

En 1980 el dirigente sindical, con el respaldo de intelectuales, en su mayoría devotos del marxismo, fundó el Partido de los Trabajadores, PT,  de orientación socialista, una agrupación política antisistema cuya existencia autorizó y permitió la Junta castrense, otro hito que su colega del Foro de Sao Paulo no le hubiera permitido si lo hubiera intentado en Cuba.

Lula ha condenado enfáticamente a los regímenes militares que devastaron a Latinoamérica el pasado siglo,  pero ha guardado un silencio cómplice ante las depredaciones de los gobiernos de la Alianza Bolivariana de las Américas,  en particular ante la dictadura de Fidel y Raúl Castro y el despotismo que rige en Venezuela.

Además el fundador del PT, un abanderado de la lucha contra la pobreza,  no enfrentó con energía y dedicación a sus colegas del Partido que se enriquecieron ilícitamente durante sus gobiernos.

El primer gran escándalo por corrupción en el Partido de los Trabajadores fue conocido como el “mensalao”. Ministros, dirigentes del partido, empresarios, banqueros, y una de las figuras claves del PT, el ex guerrillero y hombre de confianza de Lula,  José Dirceu, un verdadero aliado de la dictadura castrista.

El  PT ha sido una de esas agrupaciones políticas cuyos líderes claman por el imperio de la justicia social, pero cuando acceden al gobierno, la mayoría de sus dirigentes se transforman en pirañas que devastan los bienes de la nación para su provecho personal.

La corruptela evidenciada en el Partido se evidenció de nuevo bajo el gobierno de Dilma Rousseff,  heredera de Lula por la prisión de Dirceu.

El tesorero del Partido, João Vaccari Neto, acusado por  corrupción en un escándalo de sobornos de Petrobras, fue condenado a quince  años de cárcel.

El nuevo escándalo en el  partido de gobierno y Petrobras, bautizado como Lava jato, “Limpieza a Chorro”,  ha cobrado tal nivel que son muchas las demandas que reclaman un juicio político a la presidenta Rousseff.

Propuesta que ella y sus aliados rechazan al calificarla de conspiración, la típica criminalización de la oposición a la que recurren los líderes populistas cuando han sido descubiertas sus tropelías.

La podredumbre  del Mensalao apenas salpicó al inefable Lula da Silva, pero la limpieza a chorro es posible que empape y no precisamente con agua, su fino vestuario, muy distinto al que usaba en sus tiempos de dirigente sindical, porque aparentemente la primera lección que se aprende en la lucha contra la pobreza, es no regresar a la miseria por costoso que sea ese propósito.

Es  público que el líder histórico del PT ha respaldado a los regímenes de Cuba y Venezuela,  sin considerar que esos gobiernos son más despóticos y criminales que la Junta Militar que gobernó su país por 20 años.

Lula defendió sin ambages a Hugo Chávez y a Fidel Castro. Calló ante sus crímenes y abusos, sin ninguna consideración para los perseguidos.

Se desconocía que Lula había usado su influencia para que al menos un banco de su país, el Nacional para el Desarrollo de Brasil, entregara a la empresa constructora Oldebrecht .S.A. más de cuatro mil millones de dólares para obras en Venezuela y Cuba,  sobre este último país dijo desde la prisión el ejecutivo más importante de la firma, Marcelo Oldebrecht, “es el único país en el que, de hecho, abrimos y crecimos bajo el gobierno de Lula, y donde tenemos que decir que la relación con Lula ayudó mucho".

En conclusión el otrora humilde obrero ha dejado de serlo, si se toman en cuenta declaraciones de Emilio Oldrebrecht, ex presidente de la compañía, quien dijo, “ tendrán que construir tres celdas más: para mi, Lula y Dilma.

Contrario a lo que se espera el dirigente que organizó huelgas en demanda de mejores condiciones de trabajo, ha mutado a operador político de grandes empresas, a gestor de financiamientos para nuevas inversiones, su cambio ha sido radical pero hay que reconocer que si es consecuente en una cosa, es fiel al Foro de Sao Paulo y a su ídolo personal, el asesino Fidel Castro.

 
El más votado se sintió derrotado y en la Argentina, ya nada será igual PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 27 de Octubre de 2015 10:52

Por Nelson F. Salvidio.-

Era previsible que cualquiera que ganara, aun cuando la victoria fuera para el candidato oficialista, eso implicaría un cambio para la Argentina. Pero el sismo electoral de las urnas de este domingo 25, sorpresivo para todos los analistas, y demoledor para las expectativas del movimiento político que gobierna el país desde 2003, producirá cambios insospechados.

BUENOS AIRES (ARGENTINA), 25/10/2015.- EFE/David Fernández

Sólo en las esperanzas soñadoras de los opositores que se sintieron triunfantes, sólo en sus corazones más que en sus cabezas, estaba un resultado como el que se produjo.

Los oficialistas confiaban en una victoria cómoda, holgada; se conformaban con un resultado que sin determinar victoria en primera vuelta, dejara la elección definida, pero ya ni temían de una derrota.

Esperaban a ver si el candidato que fuera segundo, persistía en la carrera electoral o se bajaba para evitar la derrota del balotaje.

Los opositores confiaban en una buena votación y cruzaban los dedos para una compleja segunda vuelta.

Pero la primera vuelta presidencial de Argentina dejó al oficialista Daniel Scioli y al opositor Mauricio Macri en un balotaje del 22 de noviembre con resultado incierto. Y aunque el postulante oficialista va en primer lugar, perdió la condición de favorito, y el clima victorioso se dio en la escuadra opositora.

Cambia el encuadre de las apuestas.

Y con este nuevo contexto, ahora sí más que nunca, queda bastante claro que la continuidad del “modelo” peronista-kirchnerista aparece jaqueado, con pocos movimientos posibles para eludir el “jaque mate”.

Hasta la noche del domingo, una respuesta sobrevolaba la elección: “y bueno, ahora o más tarde, con más o menos votos, el futuro presidente es Scioli”.

Las dudas eran sobre cómo manejaría el nuevo presidente su relación política con la presidenta saliente y su aparato partidario. Si él mismo tomara realmente las riendas del Estado, o si quedaría maniatado de la estructura peronista-kirchnerista.

Ya nadie pronostica lo mismo, ni nadie cae en esas especulaciones. Hasta en esa cuestión pendular de los pronósticos fáciles, el favorito ha pasado ser Macri para muchos.

Pero falta mucho para conocer el resultado final de este proceso electoral.

Una nueva Argentina nacerá tras las elecciones del 22 de octubre.

Gane quien gane, Scioli o Macri, no serán continuidad de una era política que comenzó en 2003, con un presidente que asumía con escaso poder, pero que supo construir una red político-gubernamental fuerte, que extendió predominio hasta esta primavera del Cono Sur.

Pero el cambio posible que comenzará a ejecutarse el 10 de diciembre, cuando un nuevo presidente suceda a Cristina Fernández de Kirchner, estará acotado políticamente a una estructura de poder político-sindical peronista que impondrá su sello populista histórico.

Por el peso partidario del Congreso, por la incidencia de movimientos sindicales o de redes sociales que subsisten con clientelismo estatal, el peronismo mantendrá cuotas de poder, que de alguna manera mantendrán influencia en la nueva administración.

Aún pese a eso, nada será igual.

La sorpresa de las urnas de este domingo 25 fue un terremoto político a las expectativas generales previa a la elección, cuando el clima electoral se había enfriado en lo que se percibía como una victoria segura del peronismo oficialista.

Antes que abrieran las urnas, había una coincidencia general en que Daniel Scioli sería el candidato presidencial más votado con amplia distancia sobre Mauricio Macri, y la duda era si llegaba a un caudal electoral de 45%, o si al no alcanzar ese umbral, igual superaba el 40% con diez puntos de diferencia con Macri, y de esa forma ganaba la Presidencia en primera vuelta.

María Eugenia Vidal será la primera gobernadora de Buenos Aires

María Eugenia Vidal será la primera gobernadora de Buenos Aires

A Scioli lo veían con la banda presidencial. En lo previo, el run run político giraba sobre porcentajes y sobre una actitud de Macri, por si ante una diferencia contundente, él se bajaba de la segunda vuelta y reconocía que los argentinos querían continuidad y no cambio.

Pero en las primeras horas de este lunes 26, al avanzar el escrutinio, el resultado de las urnas mostró que habría balotaje y no para cumplir, sino con resultado abierto. Y que el resultado era un balde de agua fría para el oficialismo. Agua helada.

Durísimo golpe.

La provincia de Buenos Aires es un reducto del peronismo histórico, y el escrutinio primario mostraba que el kirchnerismo dejaba el poder a una mujer, liberal, cabeza de la federación partidaria liderada por Mauricio Macri. María Eugenia Vidal, una porteña de 42 años, fue una de las sorpresas de la elección.

En lo nacional, el candidato oficialista Daniel Scioli no llegaba al 37%, y la diferencia con el principal opositor, Mauricio Macri, era de apenas dos puntos porcentuales.

El tercer postulante, un peronista escindido del cerno kirchnerista y que se convirtió en severo crítico del gobierno de Cristina Fernández, sentía en la madrugada del lunes, que quedaba fuera del balotaje pero con la llave para decidir la sucesión presidencial.

Sergio Massa, pudo estar más cerca de Scioli, pero ahora, el dato de las urnas lo hace repensar la estrategia.

Scioli fue el más votado. Pero Macri fue el que festejó.

“La Cámpora”, la barra política oficialista que se caracteriza por militancia activa y por actitudes prepotentes, no estuvo con Scioli a la hora del escrutinio, sino con el candidato kirchnerista para la provincia de Buenos Aires.

Todavía la atención se concentra en lo político.

Luego vendrá lo económico. La maldita herencia que dejará un gobierno que ni se inmutó por quemar reservas para disfrazar el deterioro económico, condiciona muchísimo al gobierno entrante.

Pero es previsible que estos nuevos datos políticos generen un shock de entusiasmo (para no llamarlo por ahora confianza), en inversores y empresarios, que tienen demoradas decisiones de negocios en la Argentina.

Sea como sea, ya nada será igual.

Última actualización el Martes, 27 de Octubre de 2015 10:54
 
La caída de Brasil: ¿Qué será lo siguiente? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 15 de Septiembre de 2015 10:44

Por PETER HAKIM.-

Brasil nunca ha sido un interés prioritario en la política exterior de Estados Unidos. Aún así, los debilitantes problemas del país -una combinación de reveses económicos, extendidos escándalos de corrupción y un gobierno débil e impopular – han despertado una considerable atención en Washington y en los medios de comunicación de Estados Unidos. De hecho, parece ser de mucho mayor interés que el espectacular ascenso de Brasil hace apenas unos años. Puede ser que, en la capital estadounidense, las crisis sean mucho más atractivas que los triunfos. Pero, sea cual sea el motivo, las fallas de Brasil han generado más preguntas y comentarios que sus éxitos económicos y diplomáticos. Lo que sigue son algunas de las preguntas que escucho con más frecuencia, junto con mis respuestas.

¿Sobrevivirá la presidente Rousseff en el cargo? ¿Por qué es tan rechazada?

Nadie puede estar seguro de lo que va a pasar. Brasil se encuentra en un territorio desconocido. Pero ahora, parece probable que Rousseff, la primera mujer líder de Brasil, logrará terminar su mandato de cuatro años.Algunos pocos brasileños esperan que renuncie. Un impeachment, que requiere una mayoría de dos tercios en ambas cámaras del Congreso, parece el único camino para apartarla de su de su cargo. Y ése es un listón muy alto,  probable de alcanzar sólo si ella estuviese vinculada a un delito penal grave,  y de esto todavía no ha surgido ninguna evidencia creíble. También podría ser acusada de abuso de autoridad o de malversación, pero esto convertiría el proceso de impeachment en una batalla política partidista, que probablemente ganaría. A pesar de que sus números en las encuestas se mantienen por los suelos, la presidente ha recuperado algo de su equilibrio político en las últimas semanas.

En primer lugar, su principal adversario en el Congreso, Eduardo Cunha, el líder de la cámara baja, que tiene el detonante de los procedimientos de impeachment, ha sido formalmente acusado (él mismo) en el mayor escándalo de corrupción del país. A pesar de que conserva su puesto de liderazgo, su influencia ha disminuido. Y a pesar de la defección de Cunha, su partido, el PMDB, el más grande en el Congreso, sigue siendo parte de la coalición gobernante de la presidente. Hay rumores persistentes de que el PMDB podrá retirar su apoyo en los próximos meses, pero dos importantes líderes del partido están hoy alineados con la presidente y se oponen a su remoción. Uno de ellos es el jefe del Senado, Renan Calheiros, también bajo investigación, pero aún no formalizado, y el otro es el vicepresidente de Brasil, Michel Temer, que ha estado sirviendo como enlace de la presidente con el Congreso (aunque pronto podrá retirarse de esta tarea aparentemente dolorosa e ingrata). La situación en el Congreso es fluida e incierta, con seguridad, pero las perspectivas de un impeachment ahora parecen estar desvaneciéndose.

Además, el partido más importante de la oposición, el PSDB, cuyo candidato, Aecio Neves, perdió por estrecho margen las elecciones presidenciales del pasado mes de octubre, está dividido en el tema del impeachment, lo que refleja, en gran medida, los diferentes puntos de vista de Neves y otros dos líderes principales que disputan la nominación presidencial del partido en 2018. La voz más fuerte del PSDB, sin embargo, es la de su líder emblemático y único candidato con éxito a la presidencia, Fernando Henrique Cardoso. Firme opositor a la remoción de Rousseff de su cargo, preocupado por que esto podría desacreditar a las instituciones democráticas de Brasil y establecer un precedente no deseado para los gobiernos futuros, en sus últimas declaraciones públicas Cardoso se ha vuelto más ambiguo. Incluso ha puesto en duda la legitimidad de Rousseff para permanecer en el cargo.

brasil manifestacion contra Dilma agsoto 2015

Las manifestaciones callejeras anti-Rousseff probablemente continuarán.

El impeachment puede ser poco probable, pero la presidente no está segura en su puesto. Los costos políticos del estancamiento económico y la inflación seguramente aumentarán en los próximos meses a medida que más y más puestos de trabajo se pierdan y los ingresos familiares bajen. El asunto Petrobras todavía vigente, también mantendrá sus niveles de aprobación bajos. Las manifestaciones callejeras anti-Rousseff probablemente continuarán y podrían ser más virulentas.

Y hay otros signos de que su posición política, aunque hoy es más fuerte, sigue siendo precaria. El apoyo a la presidente dentro de su propio Partido de los Trabajadores (PT) ha disminuido, con una gran mayoría de los miembros en oposición a sus políticas de austeridad. El partido en sí ha sido gravemente sacudido y desinflado por las revelaciones de su papel central en los escándalos de corrupción, las detenciones y encarcelamientos de líderes clave y por  la profundamente empañada reputación de su fundador y líder más popular de la historia, el ex presidente Lula da Silva, que ahora está bajo investigación federal por tráfico de influencias. Lula ha sido durante mucho tiempo el mentor de Rousseff, la eligió para sucederse a sí mismo, y desempeñó un papel fundamental en su reciente reelección.

Todos estos problemas se ven agravados por limitadas habilidades políticas y de comunicación de Rousseff.Aunque ha sido elegida dos veces, la presidente no tiene una personalidad o estilo atractivo. Ella no ha sido eficaz al llevar su caso ante el Congreso y menos éxito ha tenido aún en la movilización del apoyo popular,incluso entre sus propios miembros del partido y otros simpatizantes. Los tiempos difíciles pueden poner duramente a prueba la capacidad de los líderes nacionales para explicar los problemas de su país a los ciudadanos comunes, tranquilizar e inspirar a su gente, y apuntar con confianza hacia las soluciones.

¿Estaría Brasil mejor si la presidenta Rousseff tuviera que dimitir o ser sometido a un impeachment?

Si surgieran pruebas suficientes de que ella estuviese involucrada penalmente en uno u otro esquema de corrupción, o que ella hubiese cometido prevaricación en su cargo, sería prácticamente imposible que Dilmasiguiese gobernando. Perdería la autoridad y la credibilidad necesarias para dirigir. Bajo estas circunstancias, elsistema judicial y el Congreso sin duda deberían tratar de sacarla. La falta de actuación arrojaría en cambio una sombra sobre todas las instituciones brasileñas de gobierno, y probablemente empeoraría la crisis de gobernabilidad de la nación.

Pero sin una clara evidencia de la culpabilidad, la destitución de la presidente, incluso si se lleva a cabo conintenciones honorables y de acuerdo con una mayoría considerable de la población, sería vista por muchos como políticamente partidista y quizás ilegítima. Los políticos y los partidos podrían ser vistos como saltándose las reglas y haciendo caso omiso de las instituciones y las leyes para servir a sus propias ambiciones. Y es poco probable que mucho se gane.

Dilma economía Brasil

Un cambio en el liderazgo no pondría fin a los problemas financieros.

Un cambio en el liderazgo no pondría fin a los problemas financieros y económicos de Brasil.Un nuevo presidente podría producir un repunteen la confianza de consumidores y empresas, pero bien podría también generar nuevaincertidumbre y crear el riesgo de trastornos graves, difíciles de predecir, en el gobierno ylos mercados. Hasta ahora, al menos, nadie haofrecido una alternativa seria al enfoque del gobierno de Rousseff a los retos económicos de Brasil. De hecho, aparte de las críticas insistentesde los grupos que tratan de proteger sus intereses particulares, no hay de hecho mucho debate acerca de la fórmula para la recuperación. Y, por supuesto,el futuro económico del país depende de más cosas que de las opciones de política interna del gobierno. La caída de la demanda de exportaciones de materias primas de Brasil, una economía global débil y volátil, y la disminución de los flujos de inversión hacia economías de mercado emergentes están en conjunto formando un enorme daño en Brasil.

Tampoco hay razón para creer que un nuevo gobierno gestionaría las investigaciones de corrupción y los juicios de manera más eficaz, o que iba a hacer un mejor trabajo de limpieza de las prácticas corruptas. La presidente Rousseff ha apoyado la investigación completa y el enjuiciamiento de las acusaciones de corrupción. Ella ha adoptado básicamente un enfoque de mantener apartada a la rama ejecutiva, dando a los fiscales y los jueces la plena independencia requerida por su área y por la Constitución del país. Tan sólo en el mes pasado, Rousseff reconfirmó en sus puestos al juez y al fiscal principal en el asunto de Petrobras, quienes son ampliamente admirados en Brasil por su competencia y su dura determinaciónpara identificar y sancionar a los responsables.

¿Qué tan grave es la actual crisis económica de Brasil? ¿Qué tanto van aretroceder las aspiraciones de Brasil por el liderazgo regional y mundial?

La economía brasileña se ha visto seriamente dañada, peor de lo que se pensaba, y está respondiendo mucho más lentamente de lo esperado a los esfuerzos correctivos del gobierno. Durante casi ocho años (2004-2011), Brasil se había enorgullecido de su constante y sólido crecimiento, baja inflación, alto nivel de empleo, una clase media en expansión, la disminución de la pobreza, y una tendencia hacia una mayor igualdad. Estas ganancias están ahora en riesgo ya que tanto el gobierno como los analistas privados prevén que tomará uno o dos años antes de que la economía comience a crecer de nuevo.

También es cierto, sin embargo, que la mayoría de las economías de los otros países de América Latina yprácticamente de todos los mercados emergentes se desploman. Por otra parte, la economía brasileña, que se ha recuperado con éxito de otras recesiones más graves en el pasado reciente, está mucho más saludable en su núcleo que en otros períodos de crisis económica. Lo más importante es que hay un mayor consenso hoy en lo que está mal con la economía y lo que se tiene que hacer para recargar y mantener una trayectoria de crecimiento sostenido. Aún así, una presidente debilitada e impopular y una legislatura errática y fragmentada están haciendo más difícil de producir el ajuste fiscal y otras reformas necesarias para la recuperación. Hace sólo unos meses se esperaba un superávit fiscal para el 2016, pero el presupuesto del próximo año proyecta un déficit, que amenaza la calificación crediticia de grado de inversión del país.

Las aspiraciones de política exterior tendrán que posponerse, pero no abandonarse ni modificarsegravemente. Puede tomar un par de años o más, pero Brasil debe ser capaz de recuperar su posición de liderazgo internacional. A pesar de su actual combinación de problemas sociales, económicos y de gobernanza, Brasil sigue teniendo algún peso sustancial en los asuntos regionales y en muchos asuntosmultilaterales.

¿Qué tan corrupto es Brasil?

portada epoca lula petrobras

Portada revista Época

La corrupción ha sido sistemática y generalizada en Brasil.En 1992, Fernando Collor, el primer presidente electo de Brasil desde que el gobierno militar comenzó en 1964, fue impugnado por cargos de corrupción. En los últimos diez años, dos escándalos de corrupción masiva han encendido tormentas políticas. Miles de millones de dólares en fondos públicos fueron robados para sobornar a los políticos, financiar las campañas electorales, y generar sobornos para poderosas empresas privadas. Ambos escándalos fueron puestos en marcha por altos funcionarios del gobierno y altos dirigentes de los partidos políticos, en su mayoría del Partido de los Trabajadores de la presidenta Rousseff . La corrupción ha involucrado a la empresa brasileña más rica, la estatal petrolera Petrobras, a otras corporaciones públicas y agencias gubernamentales, y a casi una docena de sus más grandes empresas constructoras privadas. La reciente exposición de la operación global absolutamente corrupta de la FIFA también puso de relieve la corrupción de la federación nacional de fútbol de Brasil y de la mayor parte de los clubes “Fútbol”, que comandan la lealtad y la pasión de tantos brasileños.

Es, sin embargo, alentador ver la agresiva respuesta de la prensa y los organismos judiciales y policiales del país a los escándalos recientes. Altos funcionarios del gobierno, líderes de los partidos y del Congreso, directores ejecutivos corporativos y otros altos ejecutivos están siendo investigados, acusados, detenidos, condenados y encarcelados, sin interferencias políticas o favoritismo.Algunos en Brasil sostienen que los escándalos actuales pueden ser catárticos para el país,  que pueden estar apuntando el camino a una política más transparente, un gobierno menos corrupto y más rendición de cuentas en todas las instituciones. Un juicio concluyente tendrá que esperar, por supuesto. Lo qué está pasando en Brasil puede ser el trabajo transitorio de unos pocos jueces y fiscales-heroicos y refleja las debilidades de los demás poderes del Estado. Pero igual de bien, podría ser que las instituciones judiciales del país son más fuertes, más competentemente dirigidas y atendidas, y capaces de operar de manera más autónoma que nunca y están en condiciones de ayudar a establecer una nueva dirección para el resto del gobierno brasileño .

¿Deberíamos ser optimistas o pesimistas sobre Brasil?

Brasil está pasando por un período infernal, quizás el peor desde que la democracia fue restaurada en 1985. Seenfrenta a una crisis de tres frentes: una economía en contracción y la perspectiva de una recesión prolongada;extendidos escándalos de corrupción que involucran a las instituciones más importantes del país, públicas y privadas, y a muchos de sus líderes políticos y empresariales; y un gobierno desacreditado e impopular. Cadaaspecto de la crisis agrava los demás y los hace más difíciles de resolver. Sin embargo, se pueden ver algunos indicios positivos. La presidente y sus asesores parecen entender claramente las dimensiones y la sustancia delos desafíos, y están trabajando de manera pragmática para hacerles frente. Brasil, sin duda se ha enfrentado y se ha recuperado de nefastas circunstancias económicas, como un largo período de hiperinflación hace dosdécadas, cuando el país era mucho más pobre y sus instituciones más débiles. Y la corrupción no es un recién llegado en Brasil.

El desafío central de Brasil es una crisis de gobernabilidad y liderazgo. Rousseff carece personalmente de muchas de las habilidades políticas y diplomáticas necesarias para navegar en el ambiente cargado de Brasil. Tanto el poder legislativo como el sistema de partidos están fragmentados y amargas rivalidades dentro y entre los partidos dominan la agenda del día a día. La pregunta es si los líderes y facciones rivales de Brasil terminarán moderando sus diferencias y empezarán a converger en soluciones prácticas para la economía y sociedad de su nación, ambas en problemas. Los numerosos precedentes históricos de tal compromiso y convergencia son hoy los principales motivos para el optimismo. La discordia profunda se ha superado en muchos momentos difíciles en el pasado, incluyendo la transición a un gobierno civil en 1985, el impeachment del presidente Collor en 1992 y 1993, el desastre de la hiperinflación en 1994 y 1995, y la transición presidencial de Cardoso a Lula en 2002 y 2003. No es poco razonable creer que esto es lo que va a suceder de nuevo.

Publicado en Inter-American Dialogue, traducido por Infolatam

 
S&P acaba con la costumbre de Dilma de culpar a los otros PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 11 de Septiembre de 2015 10:14

Por Josías de Souza.-

Dilma Rousseff ya había perdido casi todo. Sin inversionistas, el gran Brasil del pre-sal se convertirá en un punto perdido del futuro lejano. Sin crecimiento, el país del pleno empleo se convertirá en una huella del pasado reciente. Con el caso Lava Jato, el discurso del ‘yo no sabía’ se convertirá en una nadería del presente. Cuando parecía que no había nada más que perder, Standard&Poors eliminó el papel que la presidente ejercía con más brillantez. Ya no puede seguir culpando a los otros – ni a FHC, ni a la crisis internacional, ni a la sequía prolongada. Al arrebatar a Brasil el sello de buen pagador, la principal agencia de calificación de riesgo señaló que la crisis brasileña se llama Dilma.

(Blog de Josías de Souza. Brasil).- “Ahora tenemos menos confianza en la política fiscal del gobierno de la Presidencia”, señaló S&P en su informe. Atribuyó la desconfianza a las sucesivas revisiones de las metas de superávit fiscal. La de 2015 se redujo de 1.13% a 0.15% del PIB. Y el superávit de 2016, fijado inicialmente en el 0,7% se convirtió en un déficit del 0,3% del PIB en el presupuesto enviado por Dilma al Congreso con un agujero oficial de R$ 30,5 mil millones. “Este cambio refleja un desacuerdo con la composición y la magnitud de las medidas necesarias para reequilibrar las cuentas públicas”, señaló la agencia.

El déficit de prestigio del ministro Joaquim Levy junto al de Planalto tampoco escapó a la percepción de S&P “Si bien el Ministerio de Hacienda está trabajando en varias medidas para recuperar la meta de superávit inicial de 0,7% del PIB, estas tendrán que ser negociadas de forma fragmentada con el Congreso.”

La agencia también señaló que Dilma desgobierna la economía potenciando las diferencias entre Levy y los ministros Nelson Barbosa (Planificación) y Mercadante (Casa Civil). “La serie de eventos que conducen a la propuesta de presupuesto [deficitario] nos sugiere una cohesión disminuida dentro del gabinete de la presidenta Dilma Rousseff”, escribió S&P. Esto “contribuye a nuestra evaluación de un perfil de crédito más débil, dada la magnitud de los desafíos en los frentes políticos, económicos y fiscales de Brasil, que necesitan un fuerte apoyo con el fin de maximizar la capacidad de negociación del Ejecutivo con el Congreso”.

Cualquier persona que quiera puede descalificar a S&P, al igual que hizo el líder del Dilma en la Cámara, José Guimaraes (PT-SP), hace seis semanas, cuando la agencia informó que Brasil había entrado vías de descenso. “Estas agencias no tienen nada que inmiscuirse en Brasil, deberían estar preocupadas por su vida, no con Brasil”, advertía Guimarães. “Esa crisis, en cierta medida está fabricada […] Estos análisis no deberían tenerse en cuenta, de hecho no tienen la menor importancia”.

Lo peor es que estas críticas a la agencia fueron, por así decirlo, previamente desautorizadas por Lula en abril de 2008, cuando el mismo S&P otorgó el grado de inversión a Brasil. Todavía revestido de presidente, Lula celebró la noticia a su manera, al hablar en un evento en Teresina (PI).

Dueño de un talento sin igual para simplificar las cosas, Lula utilizó una analogía con dos trabajadores. Uno está bien colocado en la vida, paga el alquiler a tiempo y vive en función de la familia. “Ese es el grado de inversión [investment grade],” enseñó Lula. El otro trabajador funde todo el salario en la mesa de juego y en la barra del bar. “Eso es lo que fue Brasil” adoctrinaba Lula. “Brasil estaba en quiebra, no tenía credibilidad.” Es decir: si tomamos las palabras  dichas en 2008, el fundador acredita que la rebaja de S&P convierte al Brasil en un país borracho y desacreditado.

A lo largo de todo su primer mandato, Dilma exageró el gasto público, dio exenciones y subsidios a granel y descuidó el control de la inflación. Como si fuera poco, destruyó la confianza en los datos oficiales con maniobras contables. Retrocedió las finanzas públicas a algún punto de la década de los 90. Reelegida, la señora reclutó a Joaquim Levy de Bradesco. Parecía decidida a retirar la economía brasileña de la mesa de juego y de la barra del bar. Fue una gran mentira.

La idea de que la presidente todavía reúne las condiciones políticas para superar la crisis económica exige una condición previa: el discurso oficial no puede ir contra la realidad ni menospreciar la inteligencia de la audiencia. Cuando un gobierno habla de aumentar los impuestos antes de sangrar la administración pública convierte la medicina en veneno.

Suponiendo que consiga superar la maldición del vicepresidente Michel Temer – “nadie va a permanecer tres años y medio con este índice de popularidad tan bajo”-, Dilma se enfrentará a un mandato duro de roer. Cada vez que caiga en la tentación de encontrar un demonio para transferir la responsabilidad de sus culpas, basta con que la presidente se mire en el espejo.

INFOLATAM

Traducción Infolatam

Última actualización el Viernes, 11 de Septiembre de 2015 10:16
 
La victoria más amarga de Mauricio Macri en su camino hacia la conquista de la Casa Rosada PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 20 de Julio de 2015 10:20

Por Rogelio Núñez.-

La ajustada victoria del macrismo en la ciudad de Buenos Aires supone casi un traspié para Mauricio Macri en su objetivo de llegar a la Casa Rosada. Además, ese camino para el macrismo no ha hecho sino empezar y son muchos los obstáculos que aún le quedan por superar.

(Infolatam, por Rogelio Núñez)-.El triunfo de Horacio Rodríguez Larrea no le otorga a Macri el espaldarazo que buscaba en su feudo tradicional porque solo ha sacado una ventaja del 2,9% cuando se esperaba que fuera de, como mínimo, 10 puntos. Ahora Pro tiene por delante otras más complicadas asignaturas pendientes.

Empezando por hacer olvidar este medio traspié, atraer hacia el macrismo el voto que se ha ido a Martín Lousteau en la Capital Federal y conquistar el resto del país y, sobre todo, poner pie en la provincia de Buenos Aires.

Una tarea todo compleja, como apunta Manuel Mora y Araujo en el diaro Perfil: “Si la idea de algunos era que Mauricio Macri terminaría emergiendo como “el” candidato que pasaría cómodo por las PASO para encarnar la alternativa opositora al gobierno nacional, la realidad está siendo otra: en vísperas de las PASO Macri debe afrontar una elección local en la cual su candidato tendrá que ocuparse de competir con un representante de su misma alianza nacional, y deberá atender varios frentes a la vez: además de la disputa por la presidencia tiene que ocuparse centralmente de la provincia de Buenos Aires, decisiva para sumar votos suficientes en el conteo nacional y además, ahora, el frente de la Ciudad”.

Una histórica hegemonía macrista en la ciudad de Buenos Aires

El macrismo ha obtenido una apurada victoria, además en segunda vuelta, en un feudo que está vinculado a la figura de Macri desde 2007.

Su partido, Propuesta Republicano, Pro, con Macri como candidato a Jefe de Gobierno de la capital obtuvo en 2007 el 45,62% frente a Daniel Filmus (23,77%). En la segunda vuelta el macrismo bordeó el 61%.

Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta (der)

Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta (der)

En 2011 Macri logró la reelección de forma más holgada.

En primera vuelta obtuvo el 47%, a 20 del kirchnerista Filmus que se quedó con el 27%.

En segunda vuelta el macrimo llegó al 64% y ratificó de forma abrumadora la reelección.

Por lo tanto, la victoria del macrismo en la ciudad de Buenos Aires es ya una constante histórica que va a cumplir, en dos años, una década de hegemonía.

Por esa razón, el caudal de votos que ha otorgado la victoria a Rodríguez Larreta tiene un perfil acentudamente macrista. “Lo que sí, le vamos a dar la continuidad al equipo que transformó la Ciudad”, ha dicho el candidato ganador.

La victoria de Rodríguez Larreta no ayuda en exceso a Macri en su objetivo de legitimar su candidatura presidencial: se trata del triunfo más escaso obtenidao por el macrismo en una segunda vuelta desde 2007.

La asignatura pendiente del macrismo

Asimismo, el gran reto del macrismo es tener presencia más allá de la Avenida del General Paz que divide la ciudad de la provincia de Buenos Aires.

Ese fue el objetivo de la alianza forjada por Macri con la UCR en abril: dotar al macrismo de un alcance nacional del que carece ya que se trata de una fuerza implantada fudamentalmente en la ciudad de Buenos Aires.

Mauricio Macri y la candidata a gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal

Mauricio Macri y la candidata a gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal

Ahora su objetivo no es ganar en Buenos Aires, algo casi imposible, sino poner pie en esta provincia y conseguir un volumen de apoyo consistente, de entre el 20 y el 25%.

Y sobre todo quedar por encima del candidato massista, Felipe Solá, inflingiendo un golpe demoledor a Sergio Massa en su feudo electoral.

Buenos Aires es una provincia clave ya que representa el 37% del electorado nacional.

Incluso, sueña con dar un golpe de efecto en las internas (las PASO del 9 de agosto): que su candidata, María Eugenia Vidal, sea la más votada gracias a la división del voto kirchnerista entre entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez, los precandidatos a gobernador de Buenos Aires.

Asimismo, se abre ahora un camino que deberá reforzarse tras las PASO, el de consolidar el pacto entre el macrismo y el radicalismo que no ha estado exento de tensiones. Tensiones en Buenos Aires por el apoyo de la UCR a Martín Lousteau o en Córdoba donde ha habido serias tensiones.

No es por lo tanto un camino fácil el que ahora emprende Macri. Lo inicia respaldado por los éxitos obtenidos en el superdomingo del 5 de julio donde triunfó en Corrientes y por la ratificación de su victoria en la Capital Federal.

Pero comienza también su andadura sabiendo que el kirchnerismo va a triunfar en algunos lugares muy emblemáticos como la provincia de Buenos Aires lo cual puede reforzar a su principal rival, Daniel Scioli.

 
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