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Cuba


A un año de la muerte de Zapata Tamayo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Miércoles, 23 de Febrero de 2011 13:37

Por PEDRO CORZO

Orlando Zapata Tamayo hizo uso del derecho de toda persona a elegir su forma de vivir. Rechazó la doble moral, la hipocresía sistemática y la simulación que solo conduce a la abyección o a morir en cadenas, que no es vivir.

Zapata, después de haber optado por ejercer su soberanía personal en la medida que le dictaban sus ideales, al igual que Pedro Luis Boitel y al menos una decena más de prisioneros políticos cubanos, asumió otro derecho supremo, el de elegir la forma de morir.

Recurrir a una huelga de hambre para demandar derechos es una acción extrema. Muchos se oponen a una práctica que cuando no termina en tragedia, deja huellas irreparables en el individuo. Las lesiones heredadas son demoledoras y pueden arrastrarse por toda la existencia si se sobrevive.

Los motivos que impulsan a un individuo a declararse en huelga de hambre deben ser muy graves y bien estudiadas sus secuelas, tanto en el orden moral como el corporal, porque es una decisión con grandes posibilidades de pasar del drama a la tragedia en menos de un suspiro. Las huelgas de hambre pueden ser funestas, aunque el desenlace no sea fatal.

Cuando Orlando Zapata Tamayo arribó a los 5 años y diez días de haber nacido, no podía imaginar que en la prisión del Castillo del Príncipe, en La Habana, había fallecido, en mayo de 1972, Pedro Luis Boitel, un joven dirigente estudiantil que por 53 días había realizado una última huelga de hambre, después de otras muchas.

Zapata Tamayo, albañil y plomero, cumplía una sanción de 36 años de cárcel cuando decidió en la prisión de Kilo 8, Camagüey, iniciar una huelga de hambre que terminó con su vida 83 días después. Zapata al igual que Pedro Luis, se negó a recibir alimentos en numerosas ocasiones durante su encarcelamiento. La huelga fue un recurso al que recurrió para reclamar sus derechos y el de sus compañeros de infortunio.

El militante del Movimiento Alternativa Republicana, encarcelado durante la denominada Primavera Negra de Cuba, en marzo de 2003, acumuló en los numerosos procesos a que fue sometido una sanción de 36 años de cárcel, a pesar de que fue condenado en un primer proceso a tres años de prisión.

Zapata Tamayo, al igual que Boitel, recibió severas golpizas y cumplió un doloroso periplo que le llevó a las cárceles castristas de mayor severidad, entre ellas Taco Taco, Kilo 8, la prisión provincial de Holguín, y algunas como Guanajay, que en tiempos diferentes compartió el doloroso espacio con Pedro Luis Boitel.

Al menos una docena de cubanos prisioneros políticos han muerto como consecuencia de las huelgas de hambre realizadas en los calabozos castristas. La cifra exacta tal vez nunca se conozca. Las pesquisas que se han hecho al respecto, a pesar del esfuerzo y la seriedad de los investigadores, no han sido suficientes porque el control sobre la información que ha ejercido la dictadura es mucho más severo en los índices que pueden mostrar la crueldad extrema del sistema.

Hay quienes afirman que la huelga de hambre está en la ruta del suicidio, pero es justo destacar que independientemente a como se enjuicie, es una decisión que demanda fuertes convicciones. Es una vía dolorosa que lleva a una muerte inexorable, aunque sea a plazos.

La huelga de hambre ha sido usada a través de la historia y en diferentes circunstancias como un instrumento de lucha. Con ese tipo de huelga se buscan beneficios, mejores condiciones de vida y también demostrarle al enemigo que aunque se esté en la celda más oscura y en el rincón más abyecto y olvidado del mundo, la dignidad no se ha perdido y se conserva el derecho supremo de usar el cuerpo como único escudo en una batalla final en que la vida es el único don a entregar.

Orlando Zapata Tamayo se dio por entero a Cuba. Regaló su vida, cuando muchos en la mezquindad de sus miserias callan y rinden culto a la dictadura. Una vez más es válida aquella expresión de José Martí: ``Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra quienes roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana''.

Última actualización el Miércoles, 23 de Febrero de 2011 13:43
 
Orlando Zapata: ¿Negociación o Presión? para la libertad de Cuba PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Miércoles, 23 de Febrero de 2011 13:33

Por Jorge Hernández Fonseca

 

Hoy la patria llora su día sagrado. Conmemoramos con luto y rebeldía la muerte del mártir Orlando Zapata Tamayo, que se inmolara para dejarnos a todos un país decente. Desde su muerte en las mazmorras de la dictadura castrista, la Nación cubana ha ganado en estatura moral, y los cubanos hemos recibido su herencia como la dádiva de su alma generosa, que no dudó en sacrificarse para romper las cadenas del silencio nacional e internacional en torno a la opresión y el sacrificio de todo un pueblo sometido por una minoría egoísta y ególatra.

 

La actitud indoblegable de Zapata Tamayo ante sus victimarios, acostumbrados a someter a sus víctimas con argucias y amenazas, encontraron una columna inamovible en la voluntad de un simple obrero de la construcción, lo que encendió aún más las iras de los verdugos carcelarios que se cebaron en su carne mulata, pero no pudieron doblegarlo. Zapata Tamayo demostró que con firme voluntad y exigencias, es como debemos tratar con la dictadura. Desde el martirologio de Zapata Tamayo, ha vuelto la dignidad perdida al pecho del pueblo cubano.

 

Cansados estamos de leer y escuchar de boca de los que apoyan directa o indirectamente la dictadura cubana que las presiones europeas y el embargo económico no han surtido “ningún efecto” ante la Habana, porque los “revolucionarios cubanos no trabajan bajo presión”. Recientemente, la Canciller española –en lugar de cumplir la palabra prometida con los expresos políticos cubanos desterrados en España-- repitió semejante sofisma, precisamente cuando la dictadura castrista, motivada por las presiones derivadas del martirologio de Orlando Zapata (no por negociaciones), ha hecho la mayor apertura de su historia en todos los órdenes, declarando el socialismo “al borde del abismo”, liberando presos políticos y programando una secuencia de cambios estructurales profundos en los mecanismos dictatoriales.

 

La preparación del Congreso del partido comunista cubano y los cambios que aceleradamente Raúl Castro lleva adelante en Cuba no son precisamente el resultado de “conversaciones” (que no han existido) como quieren convencernos los adalides del acercamiento a la dictadura. En realidad, los cambios ocurridos el último año en Cuba se deben a la presión sin paralelos (no a negociaciones) del martirologio de Zapata Tamayo y del resto de la oposición política cubana, las Damas de Blanco y Guillermo Fariñas, entre otros. Veamos.

 

El punto de viraje real de la dictadura fue el martirologio del héroe cubano Orlando Zapata Tamayo. Por primera vez, la dictadura cedió a la manera contundente con que Zapata Tamayo se enfrentó, sin miedo, a la barbarie dictatorial, venciéndola. Obligada por varios hechos decurrentes del martirologio de Zapata Tamayo --la presión de las Damas de Blanco, la huelga de hambre de Guillermo Fariñas y la presión de la opinión pública internacional-- la dictadura acosada, cedió. No fue la Iglesia Católica la que pidió negociaciones con la dictadura. La Iglesia tuvo muchos méritos en ese momento, pero lo que solicitó la Iglesia a la dictadura fue una tregua en los actos de repudio que sufrían las Damas de Blanco ante agresivos policías de civil.

 

Fue Raúl Castro el que inventó (bajo presión) la negociación con la Iglesia Católica, tomándola como pretexto para aliviar el acoso a que la dictadura era sometida por una sociedad civil que ya había perdido el miedo a retarla --incluso a tomarle la calle-- ganando tiempo mediante la liberación y posterior destierro de los presos políticos. Adicionalmente ha sido la presión (y no la negociación) la que ha provocado finalmente la liberación de los 11 patriotas que se negaron al destierro a cambio de libertad, lo que motiva ahora su liberación, aunque sea a cuenta gotas.

 

Si la dictadura ha reconocido por la boca de su principal cabecilla (“el modelo cubano no sirve ni para Cuba”); si su segundo hombre --hoy al frente de los destinos del país-- ha declarado, que sin cambios radicales “el socialismo se hunde”, es porque no ha habido “negociaciones” que le faciliten viajes de norteamericanos, que implicarían un flujo de dólares que su socialismo no produce; ni levantamiento de la “Posición Común” que facilite los créditos que no pagarán.

 

En el caso hipotético de que EUA hubiera levantado el embargo y Europa hubiera eliminado su Posición Común --a través de cuyos actos la isla recibiría millones de turistas norteamericanos y Europa facilitaría créditos blandos-- jamás Raúl Castro hubiera echado a andar el mecanismo de cambios actuales, Fidel Castro no hubiera reconocido el fracaso del “modelo cubano” y la isla continuaría con el fracasado sistema interno. Zapata Tamayo, presionando a la dictadura desde su sagrada celda solitaria, fue “la carga para presionar bribones” que Cuba necesitaba.

 

Hoy conmemoramos la fecha que marca el primer aniversario del martirologio de Orlando Zapata, símbolo de la intransigencia ante la dictadura, artífice magistral de las presiones, de los golpes de audacia y coraje, que son las únicas maneras de obtener --como nos muestra hoy el mundo árabe-- la libertad y la independencia. Convirtamos a Zapata Tamayo, luchador pacífico pero contundente, en un modelo para obtener la libertad de Cuba que tanto anhelamos.

23 de Febrero de 2011

 

Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com

 

Última actualización el Miércoles, 23 de Febrero de 2011 13:36
 
Egipto y Cuba, las diferencias no hacen la diferencia PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Miércoles, 23 de Febrero de 2011 12:06

 

Por DARSI FERRER

Los históricos acontecimientos que sacuden el mundo árabe, iniciados con las masivas protestas populares que en Túnez derrocaron al régimen dictatorial de Zine El Abidine Ben Ali, y luego se extendieron rápidamente a Egipto costándole la caída al régimen antidemocrático de Hosni Mubarak, y ahora inspiran las manifestaciones en otras naciones del área como Yemen, Libia, Bahréin, Argelia, Marruecos y hasta influyen en Irán, desataron la actual polémica que discurre sobre las posibilidades de que ese tipo de revueltas se desaten también en Cuba.

 

En no pocos analistas y diplomáticos predomina el criterio de que las diferencias entre estos pueblos son marcadas. Un punto significativo que señalan es la limitación de acceso de la sociedad cubana a las redes sociales y demás tecnologías modernas de las comunicaciones, herramientas que constituyen el vehículo de la ola revolucionaria del Próximo y Medio Oriente.

 

Otras comparaciones aludidas entre el mundo árabe y Cuba es el nivel de sometimiento del pueblo cubano, que en más de medio siglo apenas ha tomado las calles para rebelarse ante los abusos y arbitrariedades del régimen totalitario de los hermanos Castro. Hay quienes aseguran que los de la isla tienden a arriesgarse en el intento de escapar del terruño por cualquier vía, pero no se atreven a disputarle el poder a la dictadura.

 

No faltan argumentos que valoran como una considerable ventaja para las autoridades la geografía insular, a la hora que les sea preciso sofocar cualquier protesta del pueblo. Además, ven como un factor disuasorio de las reacciones masivas de malestar social el control casi absoluto de la población por el gobierno, y las conocidas capacidades de su enorme aparato represivo y la impunidad con la que opera.

 

Las razones anteriores y muchas otras expresan las divergencias entre las realidades del mundo árabe y Cuba. Sin embargo, no hacen la diferencia.

 

Es verdad que en la isla es limitado el acceso a la Internet y el uso de las redes sociales, así como los servicios de la telefonía móvil y la penetración de las señales de televisión satelital, en comparación a las naciones islámicas, pero dichas dificultades tienen compensación con la suma de algunas particularidades, como: la plena identificación de la sociedad con los conceptos y valores globales de la cultura occidental, la cercanía geográfica a los EEUU y los vínculos naturales e históricos entre ambos pueblos mediante la modernidad, el activismo político y las potencialidades del exilio muy comprometido con la situación de sus compatriotas, y el enorme foco que representa el tema cubano en la opinión pública internacional, entre otras.

 

Asumir la tesis de que el pueblo cubano padece de cobardía genética resulta doblemente absurdo. Las sociedades tunecina y egipcia soportaron el terror y la opresión durante décadas, y no fue hasta hace unas semanas que salieron valientemente a sacudirse el yugo de sus regímenes. Durante el medio siglo de dictadura los cubanos, a pesar de las apariencias, no se han comportado de modo obediente, por el contrario, los caracteriza un alto grado de insurrección en la esfera económica. Ese hecho se confirma con la magnitud del mercado negro, más extendido en esta sociedad que en los desaparecidos totalitarismos de Europa del Este.

 

La invulnerabilidad que le achacan a los mecanismos de terror impuestos por el aparato represivo, pasa por alto los acontecimientos en similares sociedades cerradas. El temible y despiadado aparato de control social manejado por la Stasi en la desaparecida Alemania Oriental, estaba a plena capacidad de funcionamiento cuando se desmoronó el Muro de Berlín y no tuvo modo de contener a las determinadas masas de personas que se lanzaron reclamando libertad. También en Rumanía, Checoslovaquia y Polonia el cambio de sistema sorprendió a los gobernantes totalitarios con sus respectivos aparatos de inteligencia y fuerzas de la policía política intactas. Lo mismo sucedió hace apenas unos días en Túnez y Egipto. ¿Por qué razones Cuba estaría condenada a un desenlace distinto de ocurrir posibles manifestaciones populares?

 

Las tropas del ministerio del interior tienen una esencia represiva, criminal y de insensibilidad hacia el pueblo. Están formadas en la práctica impune de ser los castigadores de la población, y responden fielmente como perros de presa a los designios de sus amos, esa casta gobernante que controla el poder mediante el uso despiadado de la fuerza y el servicio a su conveniencia de leyes arbitrarias e injustas.

 

Pero no es la situación del ejército. Los altos mandos se muestran leales a la élite política, porque condicionan su obediencia a la garantía de los privilegios y prebendas que reciben. Aunque esos militares de alto rango no son recuperables por su estado de comprometimiento con el poder, los cuadros intermedios y las tropas llanas difícilmente se presten para masacrar a sus coterráneos. Ellos no están preparados para disparar a mansalva a sus familiares, amigos y compatriotas, jamás ha sido parte de su misión. Llegado el momento los oficiales intermedios y soldados, como en Egipto, Túnez, Alemania o Rumanía, terminaran aliándose junto a su pueblo.

 

Con demasiada frecuencia los análisis sobre la situación cubana ignoran las circunstancias que han llevado a la población a evitar los costos del enfrentamiento político. El ser humano, ligado al instinto de conservación, tiende a buscar la salida menos traumática para resolver sus problemas vitales. Hasta ahora, la población ha utilizado como mecanismo de compensación para su supervivencia la vía de escape encontrada en el conjunto básico de los magros salarios de los trabajadores, los escasos servicios y recursos subsidiados por el Estado y el acceso cotidiano al imprescindible mercado negro.

 

Es precisamente este mecanismo compensatorio de supervivencia elemental el que está llamado a desaparecer o deprimirse considerablemente a consecuencia de la política que encabeza el gobernante Raúl Castro, quien asume la implementación de los denominados ¨Lineamientos del Partido¨ como la única alternativa de salvación de su fracasado Sistema. El diseño de ese engendro estratégico será sometido para su aprobación en el anunciado Congreso de los comunistas, que tendrá lugar a finales del mes de marzo.

 

En medio de las crecientes condiciones de miseria y encarecimiento de la vida, los Lineamientos del Partido plantean la necesidad insoslayable de expulsar de sus empleos a más de un millón de trabajadores, los que quedarán en total desamparo. Además, estipulan el cierre de las empresas estatales irrentables e insisten en la eliminación gradual de los servicios y productos que subsidia el Estado.

 

También se refiere en el documento partidista que la masa crítica de desempleados podrá ser absorbida por el emergente sector privado, al que denominan no estatal, y que recientemente fue autorizado a resurgir mediante la autorización de licencias que permiten la realización de 178 categorías de negocios privados, de poca significación económica y bajo reglas asfixiantes.

 

Para despejar la incógnita de por qué en Cuba no se han desarrollado grandes manifestaciones sociales, hay que valorar en su justa medida las variables que actúan directamente influyendo en la supervivencia.

 

Hace unos meses al mandatario boliviano, Evo Morales, se le ocurrió aprobar por decreto el aumento del precio de la gasolina, en lo que fue conocido como el ¨gasolinazo¨. Tal acción provocó manifestaciones y disturbios a gran escala en todo el país suramericano, hasta que el gobernante indígena dejó sin efecto la medida y ordenó restablecer los anteriores precios. Una medida parecida se adoptó en la isla, donde se incrementó por esos tiempos el precio de la gasolina y de la población no surgió la más mínima reacción de protesta.

 

La razón de estas diferencias radica en el hecho de que, al igual que en el resto de las naciones normales, la supervivencia del pueblo boliviano depende de la economía legal, donde se incluyen la privada y la estatal. Una subida de precio de un producto básico como la gasolina genera incremento en los demás productos de primera necesidad y afecta la dinámica de vida de la población. En cambio, la economía de subsistencia de los cubanos es el mercado negro y se abastece fundamentalmente de la corrupción, el desvío de recursos, el robo en las empresas estatales y otros actos de ilegalidad. Alternativa que sirve de colchón para compensar cualquier variación salida del monopolio casi absoluto de la economía del Estado.

 

A ningún cubano le rinden más allá de una a dos semanas las 4 libras de azúcar que el Estado distribuye por persona mensualmente a través de la cartilla de racionamiento. No obstante, en términos generales ningún cubano completa sus necesidades de azúcar comprando el faltante en la red de tiendas estatales que venden sus productos en divisas. Resulta que donde todos suplen esas necesidades es en el mercado negro. Igual sucede con la sal, el huevo, el arroz, la gasolina, el cemento y muchos otros productos y materias primas sustraídas de los almacenes y establecimientos estatales.

 

Ahora se puede razonar que de los 500 mil trabajadores que serán despedidos inicialmente unos 300 mil son activos participantes, de una u otra manera, en la dinámica de funcionamiento del mercado negro, donde una vez fuera de sus trabajos dejarán de aportar de golpe los recursos y productos a su alcance hasta ese momento. Digamos, los choferes le sustraen parte del combustible a sus automóviles del Estado y lo venden en la economía informal. Los farmacéuticos venden las medicinas y el alcohol que se roban de los dispensarios. Las oficinistas venden por la izquierda los paquetes de hojas que logran apropiarse subrepticiamente. Así sucesivamente se conforma la cadena general de la economía subterránea, donde la mayoría del pueblo encuentra alivio a sus desesperantes limitaciones y carencias.

 

Lo más significativo de toda esta historia es que por primera vez la cúpula gobernante amenaza con desarticular el mecanismo de escape de la población, único espacio que todavía le permite algún respiro para garantizarse la supervivencia, aunque sea en condiciones muy precarias. Este nuevo experimento suicida, contenido en la política de los Lineamientos, deja al pueblo acorralado y sin salida. Más si se consideran las circunstancias actuales matizadas por el colapso casi total de la economía nacional, responsable del desabastecimiento crónico y un malestar generalizado en la población.

 

Las autoridades del régimen no están ajenas a la realidad, tienen una nítida percepción del fracaso total de su modelo y de la única alternativa a la que empujan al pueblo; el Estallido Social. Lo peor de la encrucijada en  que se encuentran es que comprenden que el Sistema que han sostenido por décadas está arruinado, su economía no funciona ni tiene posibilidades de reformarse bajo el actual modelo totalitario, y ellos no resisten la más mínima apertura política sin perder el control del poder. Su comprometida estabilidad está armada sobre la base del subsidio venezolano, el que cada día se torna más inseguro por la creciente pérdida de popularidad del presidente Hugo Chávez y el desgaste de su proyecto dictatorial, cuyas señales apuntan a que perderá las próximas elecciones presidenciales del 2012.

 

Lo anterior se comprueba observando que la élite política ha frenado los planificados despidos, también el anunciado cierre de las empresas no rentables, y resultan mínimos los productos eliminados hasta ahora de la cartilla de racionamiento. La lectura de esas vacilaciones de la cúpula gobernante es que por mucho temor que les despierte el resultado de sus drásticas medidas, no tienen opción, están obligados a implementarlas dado el insalvable nivel de su quiebra. El pueblo tampoco tiene alternativa, inmerso en su profunda miseria tendrá que responder como el gato una vez que el perro lo acorrala.

 

Hay quienes piensan que la actual crisis interna es comparable a la de los años 90´, cuando el régimen encontró paliativos que le ayudaron a salir del fondo en el que cayó. Eso es falso. En aquel momento tuvieron la opción de beneficiarse de la inversión extranjera, abrirse al turismo, permitir la circulación del dólar, estimular las remesas familiares y autorizar los negocios privados; alternativas que aportaron liquidez fresca y considerable a las arcas del Estado. Esas maniobras facilitaron, además, el desarrollo y consolidación del mercado negro y su rol en la supervivencia del pueblo.

 

En la actualidad la inversión extranjera está seriamente comprometida por el enorme endeudamiento de la nación y la ruptura de reglas básicas, como el incumplimiento en los pagos de los compromisos contraídos con el empresariado extranjero y el injustificable congelamiento de parte del dinero depositado por esos empresarios en los bancos cubanos. El turismo ha crecido en el número de visitantes pero decrece en las ganancias que reporta, principalmente por la pésima competitividad de sus servicios. Las remesas y el propio turismo han sido sensiblemente afectados por la medida draconiana de imponer al dólar un gravamen del 20 %, lo que desestimula el envío de dinero a la isla y encarece los precios a los turistas. Qué decir del abismo generado en la economía por la dualidad de monedas, problema al que no se le avizora posibilidad de solución en el corto o mediano plazo. Termina de ensombrecer el cuadro la espeluznante carencia de liquidez de ambas monedas, las divisas convertibles y también el peso cubano, de este último circulan miles de millones entre la población sin retorno al Estado, por la depauperación en la oferta de los productos y servicios estatales.

 

Un aparte merece la actual legalización de los negocios privados, que algunos politólogos consideran como apertura y hasta le encuentran parecido a las exitosas reformas económicas aplicadas en China y Vietnam, lo que resulta una valoración ingenua y equivocada.

 

Los modelos de capitalismo de Estado introducidos por las referidas naciones asiáticas, se debieron primero a un cambio en la mentalidad política de sus clases dirigentes, que facilitó la posterior apertura económica. En China fue Deng Xiaoping el que condujo las reformas a finales de los años 70´, y comenzó por ir liberando la economía y asumir la filosofía de que enriquecerse es glorioso. En el caso de Vietnam el despegue empezó tras alejarse de los esquemas de economía marxista, luego del Sexto Congreso del Partido en 1986, cuando decidieron, además, el retiro forzoso de los cuadros de mayor edad que se resistían a los novedosos cambios.

 

En Cuba la supuesta reforma económica la lideran los mismos ancianos que con su mentalidad retrógrada han hundido al país en la miseria, y no ocultan su intensión de combatir la creación de riquezas a manos del emergente empresariado privado. Tampoco dirigen los cambios al control de la economía por el mercado, sino que apuestan por mayor planificación y control estatal, cuestión que representa una radicalización del centralismo económico.

 

Entre las contradicciones insuperables de las actuales medidas económicas destacan, la inexistencia de una infraestructura mayorista que suministre las materias primas, y los comerciantes sólo pueden abastecerse de la red minorista a precios exorbitantes en divisas. Los impuestos estipulados para la legalización de los negocios son leoninos, sobrepasan el 60 % de las ganancias brutas, y no dan margen a que se consolide una red de negocios independientes. Los cambios económicos no se acompañan de una legislación jurídica que respalde el libre ejercicio de las actividades privadas. Aunque está planificado expulsar de sus trabajos al 25 % de la fuerza laboral, el gobierno asegura que harán todo lo posible por desestimular la contratación de mano de obra, aplicando un impuesto progresivo en la medida que sea mayor el número de trabajadores contratados por los comerciantes.

 

Constituyen otros serios obstáculos la grave descapitalización de la sociedad y el aplastante impacto de la incontrolable burocracia estatal, que con su dinámica viciosa se fortalece parapetada en la parálisis de las iniciativas de cambios. También influye que el Estado no cuenta con disponibilidad de abrir bancos de créditos para financiar los préstamos que necesitan la mayoría de los que pretenden aventurarse a montar negocios privados.

 

El desastre económico del régimen es tal que, a pesar de ser una nación netamente agrícola, importa cerca del 80 % de los productos agroalimentarios que se consumen en el país, por los que desembolsa anualmente alrededor de 1500 millones de dólares. Esta situación ocurre en una época donde se han disparado los precios de los alimentos en el mercado mundial, y los pronósticos no indican que bajarán en el futuro inmediato.

 

La luz al final del túnel para el saneamiento económico depende concretamente del éxito en la reforma de la agricultura. Los hermanos Castro han dejado claro que no aplicarán el único esquema con resultados positivos en medio de la inoperante centralización económica, el campesinado libre. En vez de apostar por entregar la tierra en propiedad a las personas que deseen hacerlas producir y liberalizar las actividades agrícolas, como funciona la agricultura en los demás países, prefieren insistir en el fracasado modelo del usufructo, o sea, otorgar parcelas de tierras ociosas manteniendo la titularidad estatal y sin abrirse al juego libre de la producción, distribución y comercialización. Algo nada estimulante.

 

La chispa que encendió las actuales revueltas populares en la región árabe del norte africano se relaciona con uno de los habituales atropellos de la policía contra un desesperado comerciante de poca monta.  De ese incidente aparentemente insignificante surgió la reacción en cadena que ya lleva dos regímenes dictatoriales derrocados y amenaza con la caída de otros. En Cuba la pólvora está regada por todo el territorio nacional y cualquier evento fortuito puede convertirse en detonante. Sólo basta interpretar el significado de acontecimientos recientes, como la manifestación que protagonizaron decenas de jóvenes en un cine de Santa Clara, la huelga durante varios días de los cocheros en Guantánamo, el paro de los trabajadores del coloso azucarero Urbano Noris en Holguín, las manifestaciones populares desatadas por desalojos en Santiago de Cuba y Guantánamo, o la protesta callejera de vecinos en Punta Brava por la deprimente situación con  el abasto de agua.

 

Soplan fuertes vientos democratizadores impulsados por la modernidad. La humanidad vive una nueva era revolucionaria donde prevalece el despertar de los pueblos ungido por los valores democráticos que propugna la cultura occidental. La sociedad cubana no está desconectada de la globalización que hoy define la convivencia de las naciones. Igual que la tunecina, la egipcia, la libia o iraní ya apesta demasiado la dictadura de los Castro. Más temprano que tarde la influencia de la ola libertaria del mundo árabe arrastrará a los cubanos a reclamar masivamente en las calles el cambio de régimen, libertad, aperturas democráticas y prosperidad. Absolutamente, no hay diferencias.

La Habana, Cuba. 21 de febrero de 2011.

 

 

Observatorio de Análisis Político, afiliado a la plataforma Consenso Cívico.

 

 

Última actualización el Miércoles, 23 de Febrero de 2011 12:16
 
La revuelta popular en Cuba PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Lunes, 21 de Febrero de 2011 18:59

Por Huber Matos Araluce

 

Una revuelta popular es posible en cualquier país en que haya un régimen sin legitimidad  e incapaz de canalizar  las aspiraciones  del pueblo.  Cuba no es una excepción.  Es cuestión de circunstancias.

 

Nadie  discute que los jóvenes cubanos quieran emigrar, que la mayoría de la gente  tenga miedo y  que el escepticismo y la doble moral prevalezcan en muchos.

 

Con esos argumentos no se puede refutar  la transformación de la conducta de un individuo cuando se integra a un grupo que ha perdido los frenos.  Las multitudes tienen su psicología propia.  La historia presenta muchos ejemplos.

 

No se puede descartar la potencialidad revolucionaria de un pueblo argumentando características   o circunstancias que pueden cambiar en cuestión de horas o días como resultado de sucesos  imprevisibles.  El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán Ayala el 9 de abril de 1948 desató una violencia que cambió la historia de Colombia.

 

Podemos comparar a Cuba con Egipto, Bahrain, Libia, Tunez y Yemen  señalando las diferencias con Cuba.    Esto no nos llevará muy lejos. Las hay entre esos países vecinos.  Lo determinante es que en todos ellos, incluso en Cuba, hay gobiernos anacrónicos  e impopulares.

 

El grupo que controla el poder  en Cuba está convencido de que,  si no controlan inmediatamente cada demostración de descontento, una protesta pequeña se puede convertir en una marea humana.

 

Por eso han lanzado contra Reina Tamayo Zapata turbas oficiales, la policía, la seguridad del estado y hasta el ejército.  Por la misma razón han lanzado a los esbirros contra Yoany Sánchez y su esposo.  También vigilan y han agredido a las Damas de Blanco.  Por la misma razón asedian constantemente a los hombres y mujeres del CID en toda la isla.

 

Semana tras semana tenemos noticias de arrestos en Cuba.  Es el régimen aplicando el freno para evitar que el descontento popular encuentre un motivo y en lugar de arrestar a cuatro o cinco personas tengan que reprimir a cientos o a miles.

 

En Cuba sí es posible una revuelta popular.  El régimen sabe que camina sobre el filo de una navaja.   Un día los sumisos cubanos pueden actuar heroicamente.  Si algo caracteriza la historia de Cuba es su heroísmo ante  difíciles circunstancias.

 

Esperar que el pueblo cubano actúe la semana que viene como lo hizo ayer el egipcio y hoy el libio es un error y también una injusticia.  Los cubanos tenemos todavía que trabajar muy duro y muy inteligentemente para que la perseverancia rinda frutos.

 

La tarea a seguir no es llamar a una revuelta popular  desde el exilio sino  asegurarnos de que el día que esta suceda tenga posibilidades de éxito.  La tarea no es debatir  el cuándo sino el cómo y que nos corresponde a nosotros hacer ahora y en ese momento.

 

 
¡¡¡ARRIBA CUBANOS, ES LA HORA DE LA DIGNIDAD, "SUBAMOSLE LA PARADA" A LA TIRANIA CASTRISTA!!! PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Lunes, 21 de Febrero de 2011 11:33

Por GABRIEL ASTENGO
Desde hace días la Seguridad del Estado y la policía política castrista, llenos de miedo, están "advirtiendo" a los disidentes, que tomarán represalias contra ellos y sus familias si salen de sus casas la semana que se avecina. La tirania tiembla y se atrinchera ante lo inevitable.

La razones son variadas. El próximo 23 de febrero se conmemora el primer aniversario de la muerte de Orlando Zapata Tamayo tras una huelga de hambre en las cárceles castristas. Tambien el 24 de Febrero se conmemora el "Grito de Baire" que dio inicio a nuestra gesta independentista y a su vez un aniversario mas del cobarde asesinato de los 4 jovenes pilotos de "Hermanos al Rescate" derribados por Migs castristas en aguas internacionales. Por otra parte, el grupo de Facebook "Por el levantamiento popular en Cuba" sigue ganando seguidores. Ademas de todo lo expuesto, aún quedan presos políticos sin liberar en las cárceles de Cuba y finalmente la situacion dentro de la isla se deteriora en todos los aspectos. Las condiciones para una explosion socio-politica dentro de Cuba, estan dadas.

Las advertencias a los disidentes vienen en diferentes "envases" y se pagan muy caros, según han ido denunciando muchas víctimas desde Cuba. Esas detenciones lo mismo las acompañan con golpes, incluyendo mujeres, con arrestos arbitrarios (donde tambien los golpes no faltan) no importa tampoco si es a mujeres ancianas y mucho menos si es a la madre de Orlando Zapata Tamayo. El brutal aquelarre represivo no se detiene.

Así funciona la maquinaria criminal del castro-stalinismo: represión pura y dura, a golpes y hasta asesinando a sus opositores. Lamentablemente, represion a la que ya están acostumbrados ambos bandos: los sicarios castristas a darlos impunemente hasta ahora y el pueblo de cubano a soportarlos, aunque la mayoria de esos abusos recaigan en las cubanos más valientes de los últimos tiempos.

¡¡Ya es tiempo de revertir esa situacion de una vez y por todas!! ¡¡"Subamosle la parada" a la tirania castrista!! ¡¡Para Cuba ya es hora!! ¡¡No hay nada que perder, solo las cadenas!!

¡¡¡VIVA CUBA LIBRE!!!

 
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Por ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES.- Raúl Castro actúa de manera cada vez más irresponsable y cruel. Quiere que el final del régimen que lleva su apellido tenga un final traumático, no civilizado. Se...

'Corriente y comida' también es 'Patria

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Por RAFAELA CRUZ.- Es difícil encontrar una revolución de esas que han cambiado el destino de una nación o de la humanidad toda, que no haya cuajado a partir del infortunio económico ag...

El rescate ruso de Cuba se evapora

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Por EMILIO MORALES.- Mientras Cuba se apaga, las esperanzas sembradas por el PCC de un rescate financiero ruso a raíz del anuncio de que Cuba adoptaría el modelo ruso, se han desinflado a la...

Raúl Castro: el general en su derrota

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Por RAFAELA CRUZ.-  Si se mezcla cobardía patológica con nulidad intelectual se obtiene un Raúl Castro. Lo de este general con más estrellas en la charretera que tiros disparados en combate —s...

La “Revolución Cubana”, un bodrio carent

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Por Jorge Hernández Fonseca.-  Todo lo mal hecho se justifica en la Cuba de los hermanos Castro como siendo producto de lo que la dictadura llama “bloqueo imperialista” de los Estados Un...

La llamada “Revolución Cubana” fracasó

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Por Jorge Hernández Fonseca.-  No solamente la “Revolución Cubana” fracasó, como que es una verdadera vergüenza que hombres que tuvieron el coraje de alzarse en armas contra una dictadura política (si ...

Cuba: La isla de los sueños traicionados

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Por Jorge Hernández Fonseca.-  Existe en la Cuba castrista actual una decisión firme: cambiar su régimen económicamente socialista y estatista, a un régimen capitalista mafioso estilo ruso. Será capitalista porque se re...