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Cuba


Los blogueros alternativos, mal menor para los Castro PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Miércoles, 30 de Marzo de 2011 12:26

Por Dr. Darsi Ferret
La sorpresiva potenciación de la blogósfera alternativa protagonizada por las
autoridades del régimen sorprende por lo insólito, pero no es casual, por detrás
esconde un elaborado diseño de los órganos de la inteligencia. No es difícil
dilucidar que se proponen desviar la atención de la comunidad internacional del
verdadero foco de peligro, la oposición tradicional, la que gana espacio dentro de
la sociedad plantando cara en el terreno. Evidentemente se trata de una maniobra
para trasladar el rejuego político hacia la dimensión virtual, que en Cuba tiene un
impacto popular limitado y controlable en términos generales.

Al reevaluarse los sucesos aparecidos durante los últimos meses en el panorama
nacional se constata que, aunque aparentan cabos sueltos inconexos, en realidad
constituyen componentes entrelazados del nuevo giro de la estrategia que aplica la
élite para conservar el poder. 

En ese enfoque, supuestamente de modo clandestino, se filtró en el Internet un video
que muestra a un alto funcionario de la inteligencia cubana, especialista en
tecnologías modernas, impartiendo una conferencia a oficiales del ministerio del
interior, donde asegura que la principal guerra que ellos libran es contra los
blogueros en el Ciberespacio, a los que describe como jóvenes que se expresan de una
manera seductora, distanciados de la imagen poco atractiva de la oposición, y que
igualmente sirven a los intereses del gobierno americano. Durante la conferencia el
aludido militar incluso menosprecia la significación de la oposición como amenaza
para la estabilidad del régimen.    

También los medios de comunicación oficialistas dieron amplia cobertura a uno de los
documentos revelados por WikiLeaks, en el que Jonathan Farrar, actual jefe de la
sección de intereses de EEUU, informa al Departamento de Estado su criterio sobre la
inoperancia de los líderes de la oposición, a los que cataloga de ancianos
desconectados del interés de la población, y asegura que están más preocupados por
obtener recursos que por realizar una labor coherente, además de mencionar la
división que tienen entre sí. En el documento recomienda que sean priorizadas las
potencialidades de los jóvenes blogueros, por la labor dinámica y eficaz que
desempeñan dentro de la Isla.

Otra fase a considerar es el incremento de las acciones represivas de la policía
política, las que recaen exclusivamente en el bando de la oposición. Los actos de
repudio fueron retomados contra las Damas de Blanco y varios opositores que realizan
actividades en las calles, como Reyna Luisa la madre del mártir Orlando Zapata
Tamayo. Ha crecido el promedio de arrestos de opositores, entre ellos resaltan los
casos de Guillermo Fariñas, Jorge Luís García Antúnez, Hugo Damián, entre otros.

Ya ni siquiera son toleradas las reuniones de opositores dentro de las casas y
aplican el método de arrestar a quienes se aventuren en esas actividades, lo que ha
sucedido en reiteradas ocasiones con Cuesta Morúa, Leonardo Calvo, Juan Antonio
Madrazo y otros líderes del Comité de Integración Racial, y no son los únicos. En
cambio, los jóvenes de la blogósfera alternativa realizan encuentros con frecuencia,
previamente anunciados en la red social Twitter, y
hasta el momento no han padecido ningún tipo de interferencia a manos de la
seguridad del estado.

En el show tragicómico "Las Razones de Cuba", serie que en las últimas semanas
exhibe la televisión nacional, enfatizan con toda intención la tesis de que la
ciberguerra es hoy el verdadero desafío que afronta el gobierno cubano. En ese
espacio televisivo se acusa a los vecinos del Norte de financiar a jóvenes
internautas de la Isla, facilitarles las herramientas modernas que complejizan el
determinante escenario bélico, y de alentarlos a la subversión.

A la laureada bloguera, Yoanis Sánchez, la señalan como la comandante del nuevo
ejército de mercenarios y, contrario al método de enfrentamiento habitual, resulta
que la publicitan en uno de los citados programas de la serie con imágenes donde la
Sra. Hilary Clinton halaga su labor, y otras que hacen referencia a la entrevista
que le concediera el presidente Obama, además de que aprovechan para atribuirle un
financiamiento exterior de medio millón de dólares como premio a su trabajo
subversivo en la red virtual. Aparejado a la intensificación de la campaña que busca
desprestigiar a la intrépida bloguera, paradójicamente las autoridades del gobierno
destrabaron el acceso a su blog, "Generación Y", después de tener el sitio bloqueado
durante los últimos años.

La reciente condena a 15 de cárcel del estadounidense Alan Gross, acusado por el
gobierno cubano de atentar contra la soberanía e independencia nacional, por el mero
hecho de repartir algunos teléfonos satelitales a miembros de la comunidad judía,
refuerza el control oficial sobre las tecnologías modernas de las comunicaciones, ya
que representa un fuerte mensaje para desestimular cualquier esfuerzo de introducir
en el país esos equipos al margen de la autorización de los gobernantes. Además,
contribuye a justificar la tesis del reforzamiento de la agresión de EEUU dirigida a
destruir la ¨revolución¨ desde el campo cibernético.

El argumento más refinado al que echa mano la élite política es dejar entrever sus
temores por el posible contagio en Cuba de las revueltas populares que sacuden el
Norte de África y Medio Oriente, las que se desataron a través de las redes sociales
y del Internet, y ya han provocado la caída de los dictadores de Túnez y Egipto,
amenazan seriamente con derribar a Gadafi en Libia, mientras siguen su impulso en
otras naciones de la región árabe.

No cabe duda de que existen muchas similitudes entre la desesperante situación
existente en las sociedades musulmanas implicadas en la ola democratizadora y la
realidad que soporta el pueblo cubano, a consecuencia del creciente colapso del
régimen y la falta de libertades y derechos elementales. Realidad que eleva
enormemente las probabilidades de que el efecto dominó llegue hasta el archipiélago
antillano. Pero a diferencia de la región islámica, el vehículo de movilización
social en Cuba no será el Internet ni las redes sociales, por su escasa presencia.
Otro elemento jugará el rol de detonante y aglutinador cuando la población decida
poner fin al medio siglo de totalitarismo.

Se reconoce la meritoria y admirable labor que realizan los blogueros alternativos.
Son jóvenes que se desempeñan en el Internet con un lenguaje fresco, elevado
dinamismo y creatividad. Sin embargo, se trata de un fenómeno elitista, que incluye
a un pequeño grupo de personas con la capacidad y el conocimiento necesario en el
manejo de los medios modernos de la tecnología, y la ingeniosidad de sortear las
prohibiciones de acceder a la red de redes impuestas desde la oficialidad. En
concreto, el trabajo de la blogósfera alternativa ha logrado alcanzar un impacto
significativo hacia el exterior, por los logros de reconocidas figuras como Yoanis
Sánchez, Claudia Cadelo o Miriam Celaya, pero tiene menos connotación dentro del
territorio nacional dadas las condiciones específicas del país, donde prevalece una
marcada limitación y control en la distribución de las redes sociales y demás
tecnologías de las comunicaciones. Restricciones que serán  aún mayores una vez que
se apruebe la anunciada Ley de Información.

Un claro ejemplo de lo anterior lo constituyó la convocatoria del ¨Levantamiento
Popular en Cuba¨, que fue lanzada a fines de febrero en la red social Facebook y
recibió el apoyo de miles de internautas que se sumaron a la iniciativa en el sitio
virtual. A pesar de ello ni siquiera un solo manifestante se presentó en el lugar de
la protesta el día señalado, y menos del uno por ciento de la población de la Isla
conoció, previamente o a posteriori, del masivo llamamiento propagandizado durante
semanas en el Internet.

Los juegos de manipulación estratégica son resultado del quehacer de una reducida
élite del aparato de inteligencia, que dispone de ilimitados recursos, enormes
prerrogativas y un manifiesto desprecio por la población, además de estar
preocupados por el creciente impacto del movimiento opositor entre los ciudadanos.
Más, es importante comprender que esa élite no define el comportamiento de la
maquinaria represiva, la que está limitada en su desarrollo, y su tendencia es a
responder con los métodos de siempre; la represión de corte estalinista como
mecanismo de control social. El patrón de la policía política cubana es muy similar
al de Libia, Siria, Yemen, situación que los ubica en el bando de los candidatos a
recibir condenas del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y de enfrentar una
intervención militar de las naciones democráticas, en caso de cometer excesos en el
atropello de civiles indefensos.

La reciente excarcelación de todos los prisioneros políticos del grupo de los 75 y
las actividades celebradas en todas las provincias del país en conmemoración del
primer aniversario de la muerte de Zapata, son hechos trascendentales que reflejan
el avance indetenible del movimiento opositor, en la lucha pacífica que sostiene en
cada rincón del país por la libertad y la apertura democrática. Ese es el mal mayor
que le quita el sueño al régimen.
La Habana, Cuba. 28 de marzo de 2011.

 
Obama, hoy Libia, mañana Cuba PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Martes, 29 de Marzo de 2011 21:40

Por HUBER MATOS ARALUCE

Detrás de cada decisión de un líder político hay generalmente una buena cantidad de sumas y restas. ¿Qué debo hacer? ¿Qué me conviene hacer? Este ha sido el caso del presidente Obama respecto a Libia. Un día podría serlo ante una revuelta popular en Cuba.


En el caso de Libia el presidente Obama ha tomado personalmente un riesgo considerable. Ha involucrado a los Estados Unidos en el conflicto. Las críticas ya llueven contra el presidente. Con una reelección a dos años, la decisión de Obama ha sido muy valiente.


En su gobierno había dos posiciones bien definidas: de un lado el Secretario de Defensa, Robert Gates, quien planteaba que en Libia los Estados Unidos no tenía un interés estratégico, que apoyar la rebelión podría desestabilizar la región aún más. Del otro estaban quienes insistían en que los Estados Unidos no podía permitir que un dictador asesinara indiscriminadamente a la población.


Este último grupo también tiene que haber argumentado la importancia y responsabilidad de la acción o inacción de parte de Washington. Abandonar a la juventud árabe en esta ola de cambio democratizador tendría sus consecuencias negativas a corto, mediano y largo plazo.


Obama tomó la decisión de participar a favor de los rebeldes libios. El riesgo no puede minimizarse. Aunque el 50% de los estadounidenses respalda su postura, nada más que el 43% del voto independiente en los Estados Unidos apoya su decisión. Este es el voto que decidirá la próxima elección. Lo que suceda en Libia en los próximos meses puede ser igualmente decisivo para el presidente.


La decisión de Obama establece un precedente. No es necesariamente una obligación para el gobierno de los Estados Unidos, pero tiene gran importancia. Si en Cuba en un momento determinado el pueblo se lanza a las calles y es reprimido violentamente, Washington podría limitarse a protestar o decidirse a defender a la población como ha hecho en Libia.


Que el gobierno de los Estados Unidos actué militarmente para proteger a los cubanos dependerá de las circunstancias. Entre éstas, que a la tiranía le sea imposible acabar con las protestas rápidamente.


La reacción del exilio cubano en las calles de Miami y otras ciudades importantes de los Estados Unidos será crítica. La acción de los congresistas cubanoamericanos será igualmente decisiva. El régimen castrista no pasa por alto este escenario; han tomado y tomarán medidas para evitarlo.


Los cubanos debemos valorar y apoyar la decisión que ha tomado el presidente Obama respecto a Libia. Es moralmente correcta. Representa una ayuda decisiva a la juventud árabe en su lucha por la democracia y compromete a los Estados Unidos en una solidaridad activa con los pueblos que decidan

 
Desde el agradecimiento PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Viernes, 25 de Marzo de 2011 10:39

Por YONAI SÁNCHEZ

De haber contratado una agencia de promoción o un ágil publicista que difundiera la labor de los bloggers alternativos, probablemente no habríamos logrado un reconocimiento tan amplio de nuestra existencia –hacia el interior de Cuba– como el alcanzado gracias al programa sobre la “Ciberguerra”, proyectado el lunes pasado en la tele oficial. El resultado palpable es que mi teléfono no para, me he quedado afónica de tanto hablar con la gente que viene a mostrarme su solidaridad y mis gafas de sol –grandotas como ojos de lechuza– no son ya suficiente camuflaje para pasar inadvertida en mi ciudad. Cada pocos metros, la gente se me acerca en la calle, me brinda sus palabras de ánimo y hasta abrazos apretados, de esos que cortan la respiración.

portada-vocescubanas-en-tv

¿Qué está ocurriendo en esta Isla, que los “lapidados” por insultos oficiales se han vuelto tan atrayentes? ¿Dónde han quedado aquellos tiempos en que un agravio en los medios estatales representaba años y años de ostracismo y satanización? ¿Cuándo fue que se disolvió la ira espontánea contra los calumniados, el puño sincero sobre el rostro del estigmatizado? Juro que no estaba preparada para esto. Me imaginé que 24 horas después de la sarta de mentiras dichas en ese émulo de Big Brother todos se apartarían, mirarían hacia la telaraña en la pared cuando yo pasara. Sin embargo, ha resultado tan diferente: el guiño cómplice, la palmada en el hombro, el orgullo de los vecinos que se sorprenden porque cierta callada y enclenque mujercita, que vive en el piso catorce, parece ser el enemigo público número uno –al menos durante esta semana– hasta que aparezca el próximo lapidado.

Y no soy la única. Casi todos los otros bloggers que salieron en imagen y nombre en la “telenovela del MININT” están pasando por situaciones similares. Vendedores del mercado agrícola que les regalan una fruta al pasar y conductores de taxis colectivos que les dicen: “usted no paga hoy señor, va por la casa”. Si los guionistas de ese tribunal televisivo hubieran calculado semejante respuesta a nivel popular, creo que se habrían abstenido de sacar nuestros rostros en la tele. Pero ya es tarde. La palabra “blog” está ahora irremediablemente ligada a nuestras caras, pegada a nuestra piel, asociada con nuestros gestos, atada a las inquietudes populares y se ha vuelto sinónimo de esa zona prohibida de la realidad que es cada día más magnética y más admirada.

 
¿Qué pasó con el Centro de Estudios sobre América? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Jueves, 24 de Marzo de 2011 19:00

Por Haroldo Dilla Alfonso, Santo Domingo | 24/03/2011

A pesar de que el tema ha sido tratado muchas veces —hay dos libros referidos a ello, escritos por el italiano Mauricio Giuliano y por los cubanos Gerardo González y Alberto Álvarez— creo que vale la pena razonar un poco sobre lo que significó el dramático final del Centro de Estudios sobre América (CEA) en 1996.

partidista

En estos días se cumplen 15 años de aquel acto represivo y con ello del final del que era el centro de investigaciones sociales más audaz y competente que ha existido en Cuba, al menos, desde 1959. El CEA pertenecía al Partido Comunista, estaba protegido por Manuel Piñeiro y durante mucho tiempo hizo disciplinadamente su tarea de investigar sobre América latina y Estados Unidos, e intercambiar con la academia hemisférica. Los investigadores preparaban informes sobre los países que estudiaban —subproductos de artículos y libros que realmente se producían y publicaban— y estos eran leídos por los funcionarios a cargo, generalmente con poco interés. Se organizaban eventos académicos donde el Departamento América (DA) siempre introducía a algún invitado de interés propio, entre otros muchos de mayor interés académico pero de menores atractivos políticos. Y en algún momento podía suceder que se encargara a algún investigador confeccionar algún informe o documento para ser consumido por la dirigencia cubana.

Cuando un investigador era requerido por un tiempo largo para alguna actividad propia del DA, regularmente se le separaba de la institución. En este sentido Manuel Piñeiro tuvo la habilidad de mantener el perfil académico de la institución alejado tanto de sus propios trajines como de los diligentes muchachos de Línea y A, respecto a los cuales existía una prohibición absoluta de hacer cualquier contacto profesional. Otro cuidado que tuvo fue evitar la relación con la academia del bloque Este-europeo, no solo por las implicaciones políticas que ello tenía, sino también porque la única manera de establecer una relación estable con la academia latinoamericana era prescindir de abrazo de los hermanos soviéticos. Un cuidado político muy pragmático, pero que tuvo la virtud de no contaminar a los jóvenes investigadores de la institución con los dogmas marxistas leninistas.

Aunque desde su perfil original el CEA logró importantes contactos con la academia continental, su real relevancia se produjo desde 1986, cuando algunos investigadores tomaron en serio la invitación de Fidel Castro a pensar y debatir sobre el futuro cubano en el marco de la llamada Rectificación.

A partir de ese momento se intensificaron los estudios sobre Cuba y su revista Cuadernos de Nuestra América comenzó a reflejar esta nueva perspectiva que reclamaba una reforma económica orientada hacia la descentralización y el mercado, pero dirigida a conseguir una economía eficiente dentro de un sistema de signo socialista, una ampliación de los espacios democráticos dentro del sistema político, una mayor descentralización política y administrativa, un sistema electoral competitivo y en general una mayor autonomía social. El CEA organizaba eventos con una altura de debate inusual en el país, y de los cuales brotaron libros que aún son recordados, participaba en comisiones técnicas estatales, se relacionaba con movimientos comunitarios emergentes y con dirigentes municipales y cuando sus miembros eran invitados a impartir conferencias en foros universitarios, regularmente los salones resultaban insuficientes para albergar a todos los oyentes. Finalmente, muchos altos funcionarios —recuerdo ahora a Roberto Robaina, Pedro Ross, Armando Hart, Abel Prieto, José Ramón Balaguer y Ricardo Alarcón— visitaban el centro y se daban allí su ducha de flexibilidad en una época en que ser flexible era políticamente sexy.

Y por supuesto que había un precio que pagar por tener la oportunidad de producir estas propuestas, debatirlas al interior de la sociedad y publicarlas. Ese precio era aceptar tres límites muy precisos, traspasar los cuales era hundirse en el limbo de la invisibilidad: el monopartidismo, el liderazgo de Fidel Castro y un posicionamiento fuerte frente a Estados Unidos. Es posible que algunos de los investigadores consideraran que eran límites saludables. Otros debieron creer que era un precio desagradable pero menor. Pero creo que todos estábamos convencidos que lo importante era aprovechar el magro espacio de acción para contribuir a crear una opinión pública, incidir en los sectores intelectuales, funcionarios y activistas sociales, y con todo ello, hacer avanzar a la sociedad y a la política.

También supimos aprovechar otra ventaja: la inclusión en la estructura del PCC. Nos protegía de los enemigos íntimos, al mismo tiempo que nos daba un espacio de acción que ocupamos con el beneplácito de quienes disfrutaban oyéndonos decir lo que ellos hubieran querido decir. Pero ya en los 90 se trataba de un espejismo, y en verdad el CEA sobrevivió gracias al estupor de la clase política ante la inmensa crisis de los 90 que ella misma había creado. No había una política aperturista, sino una suerte de tolerancia por omisión de políticas, y por eso nada era seguro. No éramos orgánicos a nadie, y por cuatro años —desde la destitución de Piñeiro— tampoco teníamos padrinos. En 1992 Carlos Aldana intentó disolver la institución. Pero embriagado de narcisismo político, quiso hacerlo con elegancia y para ello organizó varias reuniones empalagosas en las que nos revelaba cómo era el mundo y porqué lo estábamos explicando mal. Hasta que súbitamente fue defenestrado, lo que nos salvó la vida por cuatro años, los mejores cuatro años. Y así sucedía que al inicio de cada año vivíamos varias semanas de sospechas de que algo definitivo se tramaba.

Los temores se incrementaron tras el discurso de Fidel Castro en julio de 1995, en que claramente anunciaba el final de la tenue reforma y de los ecos aperturistas debilitados del IV Congreso del PCC. Todos hicimos las maletas, hasta que en febrero de 1996 recibimos una carta de José Ramón Balaguer felicitando al CEA en nombre de la dirección partidista por su meritorio trabajo científico y aprobando casi todos los proyectos propuestos para 1996.

La alegría solo duró unos días. El 9 de marzo, el mismo día en que culminamos un intenso taller sobre cómo transformar el cuentapropismo de pura sobrevivencia a espacios autónomos de economía popular, conocimos la prohibición de toda investigación, meditación y publicación sobre Cuba en el CEA, y el nombramiento como director de un funcionario de cuarta categoría, pero con aspiraciones académicas y que había logrado sobrevivir a la defenestración de Carlos Aldana —su antiguo jefe— gracias a su insignificancia.

Nuevamente comenzamos a hacer las maletas, pero otra vez por poco tiempo. El día 27 de marzo, sin previo aviso, Raúl Castro, en su rol habitual de Doberman del sistema, leyó por televisión un informe del V Pleno del CC del PCC en que se calificaba al CEA de quinta columna del imperialismo al servicio de la CIA. Súbitamente se cerraron todas las puertas políticas, y los mismos dirigentes que se habían solazado con los trabajos del CEA, se sumaron a la represión o simplemente hicieron un persistente silencio. Aunque obtuvimos algunos apoyos personales de cubanos y de extranjeros, y de instituciones de la cooperación internacional y académicas (vitales para frenar la represión), en el plano interno quedamos aislados.

Creo que en lo que sucedió entonces —y no en sus lúcidas investigaciones— ha residido el principal mensaje que el CEA legó a la intelectualidad cubana: era posible resistir y contrarrestar la ofensiva de la burocracia partidista. Durante varios meses todos los investigadores y trabajadores del CEA resistieron las presiones/amenazas para que produjéramos una “autocrítica” que reconociera “los errores cometidos”. El consejo de dirección, del cual fui parte, sostuvo varias reuniones con funcionarios del Departamento Ideológico del PCC —dirigido por un coronel de la inteligencia militar que parecía extraído de un laboratorio de Lombroso— y con el miembro del Buró Político Balaguer. Una a una fueron desarmadas las acusaciones sin fundamentos que nos remitían, y una y otra vez volvían a repetir las mismas calumnias con la impunidad abusiva del poder absoluto. Como penúltimo paso ensayaron reuniones individuales con cada miembro de la institución, en las que nadie cedió a las presiones. Finalmente se realizó una reunión con todos los trabajadores de la institución, investigadores o no, en la que se pidió a cada uno que hablara y diera su opinión. Nuevamente nadie cedió.

Tampoco cedimos cuando Raúl Castro envió un mensaje donde pedía disculpas y solicitaba toda la colaboración para solucionar el caso. Nuestra respuesta fue que si la acusación había sido pública, la única disculpa aceptable tenía que ser pública.

En las conclusiones del caso los burócratas del CC del PCC se limitaron a leer el mismo informe que habían presentado el primer día y que había sido desmontado muchas veces por los participantes en las reuniones, agregando solo una oración que reconocía que el CEA había conseguido “algunos logros académicos”. Luego el CEA fue desmantelado y en su lugar se armó una institución con el mismo nombre, pero sin ningún brillo, que finalmente ha sucumbido a la “actualización del modelo” económico. También fueron desmanteladas otras instituciones de la emergente y peculiar sociedad civil cubana, como fue el caso de Habitat-Cuba, pero en estos casos los represores tuvieron especial cuidado en hacerlo con guantes de seda. También el debate académico fue reprimido, pero no pudo ser llevado a los extremos indigentes de los 80.

Los ex miembros del CEA han seguido exitosas carreras profesionales en otros lugares, de acuerdo con sus motivaciones y talentos, unos en Cuba y otros en el extranjero, unos en importantes organismos internacionales y otros emigrados/ desterrados. Algunos han abandonado la actividad académica y otros insisten en ella, tratando de hacer las cosas lo mejor posible de acuerdo con las convicciones y prioridades personales. Creo que a todos nos tocó un pedacito de historia y entonces lo hicimos bien.

Una sola persona ya no está entre nosotros: Hugo Azcuy. Murió en los primeros días de aquel trágico proceso, de un infarto en un corazón enfermo que soportaba por tercera vez en su vida un proceso represivo por el ejercicio de pensar libremente y decir lo que se piensa. En 1970 fue parte de Pensamiento Crítico, desarbolado también por el actual general/presidente, y unos años después fue separado de su posición de profesor en la UH por sus opiniones críticas. Dícese que su delator —un jurista que luego posó de librepensador hasta su muerte reciente— se arrodilló frente a él y le pidió perdón. Si es cierto, habla bien del delator si fuera posible hacerlo en alguna circunstancia. La gavilla de agentes represores que condujeron a la muerte de Hugo debe hacer lo mismo. Raúl Castro debe hacer lo mismo.

A nosotros solo nos toca continuar exigiéndolo.

 

 
El precio de la represión PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Domingo, 20 de Marzo de 2011 13:44

Por HUBER MATOS ARALUCE

Cuando el régimen castrista arrestó a 75 disidentes en el 2003 no imaginó las consecuencias de esos arrestos.   Mucho menos el precio que  tendría que pagar por las condenas arbitrarias a que fueron sentenciados este grupo de opositores pacíficos.

 

Han pasado ocho años de aquellos momentos dramáticos y dolorosos para los presos y sus familiares.  Algunos, por cierto, realmente desgarradores.   Pero el saldo final es negativo para la dictadura.

 

Una vez más la oposición ha triunfado.  En la primavera de 2003, todavía no se conocía en el mundo cuán extenso era el movimiento disidente en la isla.  Aquel arresto múltiple se transformó en un dedo acusador.

 

La careta “revolucionaria” de la tiranía se encogió un poco más y el  rostro grotesco del “castrismo” se perfiló con claridad.   Con cada año de aquellas condenas injustas e inaceptables se hizo más difícil en el exterior defender los “logros de la revolución”.

 

Ellos estaban presos y la tiranía en el poder, pero era un combate que el régimen perdía con el tiempo.   De víctimas aparentemente neutralizadas,  los 75 condenados convirtieron sus celdas en trincheras de lucha.  Ni se rindieron ni desertaron.

 

Muy lejos de haberle dado un golpe mortal al movimiento disidente, el castrismo tuvo que seguir enfrentando a la oposición.  Nuevos luchadores ocuparon el lugar de los detenidos. La oposición democrática cubana volvió a tomar fuerzas.

 

Si por años los pelotones de fusilamiento no habían podido  apagar  el amor a la libertad, ejecutando a miles de cubanos que denunciaron al comunismo como un fracaso y una injusticia, la Primavera Negra de 2003 tampoco pudo lograrlo.

 

El asesinato del mártir Orlando Zapata y los acontecimientos que su muerte desataron, obligaron al régimen a intentar lavarse el rostro que la comunidad internacional y una buena parte del mundo había finalmente descubierto.

 

En una jugada, falta de imaginación y experiencia, los Castro creyeron que soltando a los presos del grupo de los 75 que todavía estaban en prisión y deportándolos a España, mejorarían su imagen internacional.

 

Creyeron que la presencia en España de los presos liberados le daría fuerza a su socio, el gobierno español, para que éste tuviera posibilidades de éxito en sus fracasados intentos de modificar la exigente posición de la Unión Europea respecto al régimen de La Habana.  Fracasaron.

 

En España, los ex presos relataron ante una audiencia internacional las injusticias y los horrores de su prisión.  Denunciaron los atropellos del régimen a la población y a la oposición.   Pidieron a la Unión Europea que no flexibilizara su política conocida como Posición Común hacia la tiranía.

 

En España  ganaron  la batalla que comenzaron contra la dictadura el día de sus arrestos en 2003.   Triunfaron en el lugar y en el momento más crítico para la tiranía.

 

El precio humano ha sido terrible; ellos y sus familiares lo han pagado con estoicismo.  Todavía en ese destierro forzado por la tiranía y ante la insensibilidad y falta de cumplimiento de los compromisos del gobierno español,  siguen pasando dificultades que no merecen.

 

Estos compatriotas han escrito páginas inolvidables en la historia de Cuba.   Son motivo de orgullo para nosotros y un estímulo a las futuras generaciones de cubanos.   No capitularon.   Tienen derecho a  decir: “Nosotros somos espuela, látigo, realidad, vigía, consuelo. Nosotros unimos lo que otros dividen. Nosotros no morimos. ¡Nosotros somos las reservas de la patria!” *

 

* Final del discurso en conmemoración del 10 de Octubre de 1868, en el Masonic Temple, Nueva York, 10 de octubre de 1888 [No dice de quien es el discurso....]

 

 

 
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