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Cuba


Yoani Sánchez: La crónica que no fue PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Domingo, 08 de Mayo de 2011 22:07

Por Yoani Sánchez

Hoy iba a publicar un texto sobre el Día de las Madres, una breve viñeta donde contaba que a mi mamá le huelen las manos a cebolla, ajo y comino… por todo el tiempo que se pasa en la cocina. Tenía la idea de narrarles el gozo que me daba verla llegar a la puerta de mi preuniversitario en el campo, llevando los alimentos que le habían costado toda una semana –y grandes esfuerzos– conseguir. Pero justo cuando daba los últimos retoques a mi pequeña crónica maternal, ocurrió la muerte de Juan Wilfredo Soto en Santa Clara y todo dejó de tener sentido.

Las tonfas de los policías tienen sed de espaldas por estos lares. La violencia creciente de los uniformados es algo que se murmura en voz baja y muchos describen con detalles sin atreverse a denunciarla en público. Quienes hemos estado alguna vez en un calabozo, sabemos bien que una cosa es la propaganda edulcorada de “Policía, policía tu eres mi amigo” que repite la tele y otra la impunidad de la que gozan estos individuos con placa. Si encima de eso, el detenido tiene ideas diferentes a la ideología imperante, entonces el tratamiento será aún más duro. Los puños querrán convencerlo, ya que los escasos argumentos no lo lograrán.

No sé cómo las autoridades de mi país lo van a explicar, pero dudo que logren persuadirnos de que esta vez la culpa no ha sido de los policías. No hay manera de entender que un hombre desarmado, sentado en un céntrico parque pueda representar una gran amenaza. Lo que ocurre es que cuando se azuza la intolerancia, se alimenta el irrespeto al ciudadano y se le da luz verde a los cuerpos policiales, ocurren estas tragedias. Como la de hoy, en que una madre en Santa Clara no está sentada a la mesa que le han preparado sus retoños, sino en el oscuro salón de una funeraria velando el cuerpo de su hijo.

La Habana/Generación Y

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Última actualización el Miércoles, 11 de Mayo de 2011 12:00
 
La segunda muerte de Bin Laden PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Domingo, 08 de Mayo de 2011 18:09

Por Jorge Hernández Fonseca

La segunda muerte de Bin Laden --ésta reciente-- a manos de un comando estadounidense que hizo estallar su cerebro con un plomo fabricado en un taller norteamericano --quien sabe si cerca de lugar donde ordenó asesinar miles de hombres, mujeres y niños inocentes-- decreta, desde mi personal punto de vista, el entierro definitivo de la ideología que Bin Laden preconizaba contra occidente. Ningún ciudadano occidental que no profesara el islamismo se unió a Al Qaeda, porque los valores que esa organización terrorista pretendía implantar contradicen los valores que han permitido a occidente el grado de libertad y desarrollo actual.

La segunda muerte de Bin Laden

Jorge Hernández Fonseca

8 de Mayo de 2011

Terminó una cacería que comenzó hace casi diez años. Estados Unidos --herido en lo profundo de su sociedad civil-- ajustició finalmente al hombre que, por odio fundamentalista, mandó a matar más de 3 mil hombres, mujeres y niños inocentes en los fatídicos acontecimientos que se sucedieron el 11 de Septiembre del 2001 en Norteamérica y que provocaron dos sangrientas guerras que duran hasta hoy.

El conflicto terrorista liderado por Bin Laden contra Estados Unidos tiene una base netamente religiosa, aunque se intente decir lo contrario para atenuar el impacto. El terrorista saudita fundó una organización militar internacional conformada exclusivamente por musulmanes (aunque hay en su seno muchos musulmanes no árabes, no hay un solo cristiano, hebreo o budista en Al Qaeda) para librar lo que la religión musulmana llama de “yihad”, que no es más que una “guerra santa” de origen religioso. Más que contra EUA, el odio que destiló Bin Laden y su organización era contra los valores que representa la Civilización Occidental. Por eso Al Qaeda también atacó países de Europa, como parte de su plan para recuperar el “califato de Córdoba”, implantado en la Edad Media temprana durante la expansión musulmana, para reimplantar allí el fundamentalismo religioso –otra vez-- precisamente en la cuna de la Civilización Occidental.

La muerte violenta de Bin Laden (tan violenta como sus actos contra Occidente) tiene varias dimensiones: La faceta relacionada con el descabezamiento de su organización terrorista, que se valora de poco peso relativo ahora, en función de que ya Al Qaeda actúa más como células independientes que como una organización monolítica. Tiene la dimensión simbólica, que sin dudas asesta un golpe demoledor a la estructura semiótica de la lucha del islamismo extremista contra la cultura occidental de los “infieles”, que basó sus ataques precisamente en los elementos más simbólicos de Occidente. Y tiene también la dimensión “justicia”, relacionada con la deuda que Bin Laden tenía con Occidente en general --y con EUA en particular-- sobre cuya conciencia pesaban más de 4 mil inocentes asesinados en EUA, Europa, Asia y África.

El contexto actual sin embargo, en el que Bin Laden fue eliminado recientemente dista mucho de las circunstancias existentes cuando el 11 de Septiembre de 2001. El terrorismo de Bin Laden se centró en combatir valores occidentales considerados por él y sus seguidores como sacrilegios, propio de “infieles” y que implicaban el alejamiento de aquella religión que las cerradas sociedades musulmanas imponen de manera radical a sus ciudadanos y donde el culto religioso forma parte indisoluble de la sociedad civil, de la política y de la vida militar. Según esta concepción, la religión está por encima del hombre, de la sociedad y del estado.

Bin Laden se equivocó doblemente al iniciar su “guerra santa” contra los valores occidentales: Se equivocó en primer lugar porque la historia europea demuestra que el fundamentalismo religioso, sea este de origen cristiano (como lo fue el fundamentalismo cristiano durante la Edad Media europea con su “santa --otra vez ‘santa’-- inquisición”), o sea éste de origen musulmán, como el preconizado por Bin Laden. Ambos son estadios primarios de una religión en vías de modernizarse con los valores universales del iluminismo progresista: separación de la religión por un lado y la sociedad civil por otro (laicismo), democracia, libertad, igualdad y fraternidad.

Se equivocó en segundo lugar porque en vez de tratar imponer a Occidente --a sangre y fuego-- los viejos valores fundamentalistas de la religión musulmana, ha sido el avance ideológico de esa religión lo que ahora se impone en esas sociedades (tunecina, egipcia, yemenita, siria y un largo etcétera) abrazando algún tipo de “iluminismo musulmán” que separe la sociedad civil de la religiosa --actualmente fundidas-- y absorba los valores universales de libertad de conciencia, libertad social e igualdad para sus mujeres y democracia política para todos.

Las revoluciones que ahora se suceden en incontenible catarata en Túnez, Egipto, Libia, Siria, Irán, Yemen, Emiratos Árabes, Marruecos, Argelia, entre otros países musulmanes, que incluye (o incluirá futuramente) a todas las sociedades musulmanas --sean árabes o no-- demuestra que la historia nunca marcha hacia peores épocas, como preconizaba erróneamente Bin Laden, sino que avanza hacia el progreso ideológico, el crecimiento, la libertad y la democracia.

Las primaveras libertarias a las que asistimos en el mundo musulmán (es en el mundo musulmán y no en el mundo árabe solamente, porque los reclamos llegaron con fuerza a Irán, que no es un país árabe, es un país persa) son el equivalente al iluminismo occidental del Renacimiento, y significa el despertar de la cerrada sociedad musulmana a los valores que 5 siglos antes adoptó occidente, creando su cultura de desarrollo actual, en la cual la religión juega un papel importante, pero no se impone al ser humano, centro del iluminismo.

Las revoluciones del mundo musulmán son la demostración más patente de que la juventud de los países oprimidos por una ideología religiosa --que ahorca homosexuales y lapida mujeres-- está en franco retroceso. Son los jóvenes los que claman por valores adoptados antes por la cultura occidental (no porque occidente es mejor o peor, sino porque el iluminismo creó, basado en la libertad de conciencia individual, la ciencia y la tecnología, herramientas insustituibles en la lucha del hombre en su medio, lo que se constituye en un valor universal, casi antropológico).

La primavera musulmana a la que asistimos actualmente es realmente la derrota de las ideas retrógradas defendida por Bin Laden y se constituyó sin dudas en su muerte ideológica. Muerte decretada por la misma juventud que supuestamente debería seguirlo en su cruzada contra los valores del mundo occidental, pero que en realidad ahora son reclamados a gritos, sangre y fuego, en las calles de El Cairo, Argel y Damasco, entre otras tantas ciudades musulmanas.

Esta primera muerte de Bin Laden y su ideología no fue preparada por la CIA o el Pentágono. Fue cocinada con el mismo condimento intelectual con fue cocido el iluminismo occidental 5 siglos atrás y seguramente culminará con el triunfo de las posiciones progresistas en las sociedades musulmanas ahora oprimidas por principios rechazados de plano por su juventud.

No se trata de la derrota de la religión islámica. Se trata de la derrota del fundamentalismo musulmán que envía hombres bombas a asesinar otros hombres inocentes, mujeres y niños, para convertirse en una religión verdaderamente de paz, progreso y bienestar, muy lejos de la opresión que significa la aplicación de leyes medievales que lapidan ahorcan y mutilan. Es el mismo proceso que 5 siglos atrás sufriera el fundamentalismo cristiano a manos del iluminismo.

La segunda muerte de Bin Laden --ésta reciente-- a manos de un comando estadounidense que hizo estallar su cerebro con un plomo fabricado en un taller norteamericano --quien sabe si cerca de lugar donde ordenó asesinar miles de hombres, mujeres y niños inocentes-- decreta, desde mi personal punto de vista, el entierro definitivo de la ideología que Bin Laden preconizaba contra occidente. Ningún ciudadano occidental que no profesara el islamismo se unió a Al Qaeda, porque los valores que esa organización terrorista pretendía implantar contradicen los valores que han permitido a occidente el grado de libertad y desarrollo actual.

Si la muerte de Bin Laden hubiera ocurrido diez años antes, asociada al inicio de la guerra que EUA inició en Afganistán, es posible que el sentimiento de justicia en occidente hubiera sido más pleno, porque la barbarie que provocó estaba más presente. Sin embargo, entonces no estaba maduro el sentimiento de la juventud musulmana abrazando los valores universales del iluminismo, que previamente habían sido adoptados en el mundo occidental 5 siglos antes, pero que en realidad son propios de la naturaleza humana: la libertad de conciencia individual que ahora el mundo musulmán reclama en sus calles. Su muerte entonces hubiera enviado a la juventud musulmana un mensaje simbólico equivocado, asociado a un “martirologio heroico” y quién sabe si este despertar musulmán actual a los valores iluministas hubiera sido retardado.

La segunda muerte de Bin Laden cierra de manera definitiva una era en la cual el fundamentalismo religioso musulmán se resistía a desaparecer --insistiendo en los métodos terroristas-- y tira del escenario un personaje sangriento, ya derrotado ideológicamente precisamente por la juventud musulmana a la que antes convocara, pero que podría en vida proyectarse de manera brutal contra el imperfecto mundo occidental, que además de contener los mecanismos pacíficos e intelectuales para su continuo desarrollo y perfeccionamiento, hemos visto también que contiene, por suerte para todos, los medios efectivos para su defensa.

Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com

 
EL GOBIERNO DE LOS CASTROS EN CUBA ES ILEGAL. PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 07 de Mayo de 2011 20:30

Por Ulises Larramendi

Muy a menudo oigo fuertes críticas contra la comunidad cubana en el exilio y aquellos en la isla que buscan deshacerse del control de la dictadura de los Castros y el Partido Comunista sobre la nación cubana, que lleva más de medio siglo en el poder. Consideran terrorismo el tratar de derrocar la dictadura de los hermanos Castros pues son considerados los legítimos gobernantes de Cuba.

Simplemente por que algunas personas están en control de un país, no quiere decir que son los legítimos gobernantes de esa nación.

Tenemos que acordarnos que durante la Segunda Guerra Mundial la difunta Unión Soviética invadió, conquisto e incorporo las republicas bálticas de Estonia, Latvia y Lituania. Muchos en la comunidad internacional rehusaron reconocer a esas republicas como parte de la Unión Soviética, aunque estuvieran en total control de ellas. Esas incorporaciones fueron consideradas ilegales.

Hoy en día algo similar pasa con lugares como Las Malvinas, Tíbet y otros más. Posesión no quiere decir legalidad especialmente cuando es por la fuerza.

En Cuba los hermanos Castros están en control del país pero eso no quiere decir que sean los gobernantes legales.

Cuando el gobernante rompe el convenio con el pueblo lo cual lo lleva al poder, que fue lo que hicieron los hermanos Castros con el pueblo cubano, cuyo convenio fue de restaurar la democracia y la constitución cubana del 1940, de respetar la propiedad privada, hacer elecciones libres y multipartidaria a los 18 meses después de obtener el poder.

Cuando un gobernante nunca es elegido por su pueblo y lo traiciona convirtiéndose en dictador absoluto contrario a todo lo prometido.

Cuando un gobernante usa la fuerza para mantenerse en el poder, mintiendo, asesinando, encarcelando, torturando y usando el terrorismo de estado como hacen los hermanos Castros.

Cuando un gobernante trata el país como su propiedad privada, los ciudadanos pierden sus derechos, propiedades y  solo existen para cumplir la voluntad del gobernante el cual hasta los alquila a gobiernos extranjeros como hacen los Castros.

Cuando ese gobernarte trae la destrucción y miseria a su país y no le importa el bienestar de su pueblo, como hacen los Castros.

Cuando un gobernante destruye a su país en cuerpo y alma, carece de credibilidad de  su pueblo el cual esta amordazado y atemorizado en ese régimen de terror, como han hecho los Castros.

Ese gobernante que esta fuera de las leyes de la decencia y la humanidad y ha destruido todo Estado de Derecho, ese gobernante es ilegitimo,ese gobierno es ilegal.

Ese pueblo cubano, sufrido y traicionado tiene todo el derecho y razón del mundo en removerlo de cualquier manera posible.

 

Ulises Larramendi

Los Angeles California

EE.UU.

 
Un truco surrealista de Raúl Castro PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Viernes, 06 de Mayo de 2011 20:54

Por Jorge Castañeda

Los supuestos grandes logros de Cuba en los campos de la salud y la educación han sido exagerados. Pero incluso si se reconocen los logros del régimen, ¿valieron la pena a cambio de una dictadura de más de medio siglo? Escribe Jorge Castañeda


Fidel y Raúl Castro programaron el Congreso del Partido Comunista Cubano para el 16 de abril, el 50º Aniversario de su victoria en Bahía de Cochinos (o Playa Girón) sobre una banda de 1,500 exiliados entrenados por la CIA.

 

Los hermanos Castro eligieron una fecha irónica, dolorosamente correcta. Su momento más grande fue hace 50 años. Su peor es hoy. Están viejos y enfermos, y la revolución que hicieron y que han conducido desde entonces es un fracaso trágico, sin prácticamente nada que mostrar por todos sus sacrificios, glorias pasadas y mística.

 

En el frecuentemente pospuesto Congreso - el anterior se celebró hace 14 años - Raúl Castro se vio obligado a anunciar no sólo otro de una serie de teóricamente trascendentales cambios en política económica, sino también a admitir que las iniciativas previas habían tenido tropiezos.

 

Raúl no pudo satisfacer una serie de expectativas, desde la apertura de un mercado y bolsa de vivienda y automóviles hasta eliminar el racionamiento en forma total. Y se vio forzado a reconocer que "el socialismo tal como lo conocemos" se ha tornado insostenible, principalmente, según él, debido al embargo pero también a que "dos más dos suman cuatro, nunca cinco, seis o siete"; esto es, Cuba no tiene el dinero necesario para seguir adelante.

 

Raúl no tuvo otra opción que recurrir a un truco casi surrealista, al prometer que los líderes ahora estarán limitados a dos periodos de cinco años, lo que significa que él mismo tendrá que dejar el puesto para 2016, cuando tendrá 86 años. Eso es equivalente a cerrar la puerta del cobertizo después de que el caballo ("el caballo" es como los cubanos llaman a Fidel) se ha escapado.

 

Antes, el Castro más joven había dado marcha atrás a lo que había sido proclamado como su reforma más radical: dar de baja a más de 500,000 de los más de 5 millones de trabajadores estatales.

 

Dicha medida se hizo no viable en términos políticos. Sin una red social de seguridad salvo el empleo en el gobierno, el despido masivo sería demasiado doloroso, incluso para el asombrosamente estoico pueblo cubano.

 

Raúl anunció una serie de más de 300 reformas, entre ellas el cambio en cuanto a empleos privados, el fin del racionamiento y el establecimiento de derechos de propiedad de la tierra, vivienda y otros bienes materiales. Las reformas serán llevadas a cabo en el curso de - ¡naturalmente!- otro "Plan Quinquenal".

 

En el Congreso los líderes se mostraron más autocríticos que nunca al describir el estado de la economía y sociedad cubanas, pero no pudieron admitir los tres reveses más importantes del régimen.

 

1. Los supuestos grandes logros de Cuba en los campos de la salud y la educación han sido exagerados. La cobertura universal como la de Cuba es hoy en día menos excepcional en América Latina que antes. Y algunos observadores aseguran que la calidad de la atención médica y educación médica cubanas no han sido puestas a prueba según estándares internacionales.

 

2. Los hermanos Castro no pueden contestar la pregunta que ha acosado a Cuba durante medio siglo: ¿Es su régimen incompatible con una relación "normal" con Washington? ¿O bien la hostilidad es un factor integral - el precio inevitable por el sistema económico y social que los Castro eligieron para Cuba, y que el pueblo aparentemente aceptó?

 

Desde el fin de la Guerra Fría, una izquierda latinoamericana moderada, moderna, globalizada y democrática se las ha ingeniado para coexistir con una administración estadounidense conservadora y gobernar exitosamente (como Ricardo Lagos en Chile, Tabaré Vázquez en Uruguay y Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil, quienes coincidieron, todos ellos, con George W. Bush en la Casa Blanca).

 

Hoy, líderes radicales antiimperialistas como Hugo Chávez, de Venezuela, Evo Morales, de Bolivia, y Daniel Ortega, de Nicaragua no pueden mantener buenas relaciones ni siquiera con el progresista presidente Barack Obama. No sabemos si el enfrentamiento permanente sea una característica ontológica de la Revolución Cubana, o simplemente coincidencia.

 

3. Cuba ha sido incapaz, o no está dispuesta, o ambas cosas, de combinar la democracia con la reforma económica social y la liberación nacional de Estados Unidos. Incluso si se reconocen los logros del régimen, ¿valieron la pena a cambio de la dictadura que Cuba ha sufrido durante más de medio siglo? ¿Podría haber sido diferente el resultado? Y de no ser así, ¿fue la opresión un intercambio aceptable? ¿Se consultó alguna vez al pueblo cubano? ¿Tuvieron alguna vez la oportunidad de decir no?

 

(*) Jorge G. Castañeda, ex ministro de Relaciones exteriores de México, es Profesor Global Distinguido en la Universidad de Nueva York y autor, más recientemente, de Ex Mex: From Migrants to Immigrants

 

Distribuido por The New York Times Syndicate.

 
Cuba: Ayer, hoy y mañana (II) PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Jueves, 05 de Mayo de 2011 21:17

Por HUBER MATOS ARALUCE 

A fin de entender la relación entre los exiliados y los Estados Unidos,  y para comprender la historia de la oposición democrática cubana, hay que tener en cuenta la disparidad de recursos que esta ha tenido en su lucha contra la tiranía castrista.

 

En el conflicto de la Guerra Fría escenificado en Cuba, la parte castrista recibió todos los recursos imaginables y necesarios de la URSS para prevalecer sobre la otra.  Desde el principio hasta nuestros días, los cubanos demócratas han recibido de los Estados Unidos una ayuda mínima; en la mayor parte de los casos controlada o condicionada por Washington.

 

La famosa invasión de Playa Girón de 1961, que el régimen celebra como una gran victoria contra el "imperialismo", no fue otra cosa que un proyecto pésimamente planeado y mal ejecutado por el gobierno de los Estados Unidos.  Casi mil quinientos cubanos exiliados fueron enviados a Cuba y abandonados sin el apoyo aéreo adecuado y sin la logística necesaria. El clandestinaje anticastrista que operaba organizadamente en Cuba  no fue notificado con anticipación al desembarco. En esas condiciones, la resistencia que opusieron los expedicionarios fue insuficiente para evitar el fracaso militar.

 

Las consecuencias políticas de ese desastre fueron gravísimas.  La victoria consolidó a la tiranía.  Más de cien mil cubanos en la isla, considerados por la policía política como activistas de la oposición, fueron arrestados en cuestión de horas.   La resistencia interna quedó desmoralizada.  La oposición nunca pudo recuperarse de lo que interpretó como una traición de los Estados Unidos.

 

Esa no fue la única acción controlada por los Estados Unidos que terminó favoreciendo a la tiranía.  Después del fracaso de Bahía de Cochinos,  el gobierno de Kennedy autorizó a la CIA a llevar a cabo una serie de acciones en un plan conocido como “Operation Moongoose”.  Uno de sus  fantasiosos proyectos implicó contratar  a la mafia estadounidense para eliminar a Castro.   El régimen castrista aprovechó cada una de las acciones o presuntas acciones de este plan para hacer propaganda.

 

Los guerrilleros anticastristas del Escambray, que entre 1960 y 1966 convirtieron esa zona montañosa en un bastión casi inexpugnable contra la dictadura, tampoco fueron ayudados por el gobierno de los Estados Unidos.  Todos fueron aniquilados.

 

La crisis de los misiles en 1961 entre la URSS y los Estados Unidos fue negociada a favor de Washington con el retiro de los cohetes de Cuba.  Como parte del acuerdo, los rusos condicionaron a los Estados Unidos a nunca permitir una acción armada de los cubanos contra la tiranía.  Quienes pensamos que esto era parte de la mitología del exilio hemos tenido que reconsiderar nuestro escepticismo sobre tal acuerdo. [i]

 

La Voz del CID, un proyecto de persuasión política que alcanzó un éxito sin precedentes durante diez años de transmisión ininterrumpida desde un país latinoamericano, fue clausurada por presión del gobierno de los Estados Unidos, a pesar de que tenía el respaldo de más de un gobierno latinoamericano.   El proyecto de TeleCID, que hizo pruebas exitosas de transmisión de televisión a Cuba usando una técnica de propagación superior a la de TV Martí, recibió de parte de los Estados Unidos todo tipo de amenazas de prisión, multa y deportación, a pesar de que operaba en aguas internacionales. (Ver: El fracaso de TV Martí)

 

Radio Martí y TV Martí son proyectos que dirige directamente el gobierno de los Estados Unidos.  Una de las regulaciones inexplicables que tienen es que ningún líder exiliado puede tener un programa en sus transmisiones.  La mayor parte de la pequeña ayuda que Washington dedicada al asunto cubano no llega a Cuba por regulaciones de uno u otro tipo.

 

Mientras Hugo Chávez subvenciona anualmente al castrismo con miles de millones de petrodólares, Washington ha retenido 20 millones de ayuda para la democratización de Cuba.  En solo las primeras semanas del conflicto en Libia los Estados Unidos gastaron varios cientos de millones de dólares.

 

Este tipo de conducta se ha repetido durante medio siglo. Los fracasos los ha tenido que pagar moral y políticamente la oposición democrática.    Esto ha contribuido en forma significativa al pesimismo de los cubanos.

 

Desde que los cubanos cuentan en las elecciones en los Estados Unidos, la política de los gobiernos en Washington es de hacer lo suficiente como para neutralizar o conseguir esos votos, sin que esa acción pueda llegar a irritar al castrismo.

 

Continuará…

 


[i] Comentario de la embajadora de los Estados Unidos en la ONU Jean Kirkpatrick al autor: “-Te voy a decir algo que debe quedar entre los dos: Lo de Cuba no es fácil y tú tienes un camino muy largo por delante, no lo olvides. Hay documentos en Washington relacionados con Cuba que a mí no me permiten leer, están en una caja de seguridad. Esto me preocupa y me disgusta.”  http://patriapuebloylibertad.blogspot.com/2009/08/el-fracaso-de-tv-marti-capitulo-final.html

Última actualización el Jueves, 05 de Mayo de 2011 21:21
 
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