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Cuba


¡Azúcar! qué misterio el del ministerio PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 01 de Octubre de 2011 23:10

Por HUBER MATOS ARALUCE

A Raúl Castro le tomó tres años darse cuenta.  Según él, antes quien no servía era el ministro ahora descubrió que lo que no sirve es el ministerio.  Por tal razón acaba de anunciar el cierre del Ministerio del Azúcar:

 

“…luego de los análisis realizados en el sector, fue tomada la decisión de extinguir el Ministerio del Azúcar, pues en la actualidad no cumple ninguna función estatal, y en su lugar crear el Grupo Empresarial de la Agroindustria Azucarera”.

 

Eso ha sido ahora, el 29 de septiembre de 2011, pero en mayo de 2010, después de 16 meses en su cargo, Raúl Castro suspendió al ministro del Azúcar Luis Manuel Ávila González. En aquella oportunidad Granma dijo que había habido falta de objetividad en el planeamiento y en las proyecciones. Raúl Castro necesito 16 meses para darse cuenta de que Luis Manuel no era competente.

 

Pasaron 17 meses más para que Raúl Castro se diera cuenta de que el problema no era el ministro sino el ministerio, ya que este “no cumple ninguna función estatal”. En total casi tres años para llegar a esa conclusión. Como todo dictador vitalicio, el de turno en Cuba no tiene que  rendir cuentas por sus errores. Siempre alguien cargará con la responsabilidad y al final culpan al imperialismo.

 

El desorden y la improvisación no concluyen ahí.  Hace dos meses, el pasado 3 de agosto, el periódico Trabajadores había anunciado que: La Asociación de Técnicos Azucareros de Cuba (ATAC) convocó a todos los especialistas del sector al 50 Congreso de la organización, que tendrá lugar del 29 de noviembre al 1 de diciembre próximos, con el objetivo de aunar estrategias que permitan recuperar la rama azucarera en el país en el menor plazo posible. Raúl Castro no esperó el debate de los expertos.  Él no necesita discusiones en Cuba.  Ahora los especialistas  ya no tendrán la  oportunidad de ponderar las estrategias sino la obligación de apoyar la decidida por el “compañero Raúl”

 

En lugar de ministerio ahora hay otra cosa llamada Grupo Empresarial de la Agroindustria Azucarera. Como eso de empresarial viene de empresa que en buen español quiere decir: “Entidad integrada por el capital y el trabajo, como factores de la producción, y dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos” es lógico suponer que de ahora en adelante serán empresarios quienes se harán cargo de la industria azucarera.

 

En otras palabras, después de medio siglo el hermano de Fidel Castro se dio cuenta de que la industria azucarera, que antes era una actividad empresarial privada debe volver al punto de partida.  El misterio es que no sabemos quiénes van a ser los socios de ese “Grupo”.  Quizás se repartan la piñata entre  algunos cómplices capitalistas extranjeros y algunos privilegiados de la nomenclatura.  Así ha sucedido en los países comunistas que por no transitar hacia la democracia auténtica tomaron la versión del capitalismo sin derechos ni libertades.

 

La formación de este grupo empresarial debe servirnos de advertencia contra los planteamientos de aquellos que desde las filas de la oposición o desde otros gobiernos plantean que en Cuba los cambios económicos llevarán irremediablemente a una democracia.  Por ese camino del comunismo se pasa primero a la cleptocracia, que es el gobierno de los ladrones. Esta es la etapa en que nos encontramos ahora.  Luego se pasa a la plutocracia, que es el gobierno de los ricos y dentro de medio siglo más o un siglo quizás a la democracia.

Última actualización el Sábado, 01 de Octubre de 2011 23:15
 
La Cuba virtual y la cohesión social PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 01 de Octubre de 2011 23:08

Por HUBER MATOS ARALUCE

 

Ha nacido la Cuba virtual, no por eso menos real.  La nueva Cuba se fortalece cada día. Además de todas las que hemos descrito, producto de experiencias, traumas, generaciones cronológicas y generaciones culturales, en esta nueva patria miles de personas interactúan libremente.

 

Hay muchas Cubas.  Cada quien la ha pintado como la veía, la quería o le convenía.  La que ha existido hasta ahora ha sido la versión del régimen o la Cuba clandestina de los opositores.  La prensa internacional ha tenido su versión sintéticamente edulcorada.  El mundo académico hizo la caricatura utópica de la suya.

 

Ninguna como ésta.  La nueva Cuba es más democrática, más popular, más autentica.  Es el resultado de las  nuevas tecnologías.  Son las que facilitan la comunicación con frecuencia y economía.  No hay barreras, ni distancias ni experiencias que los aparten. El medio digital facilita el flujo de información y propicia el acercamiento.

 

En Cuba el medio está confinado a una minoría pero su impacto es incontenible y cautivante.  No hay presa que lo detenga; la nueva Cuba la desborda.  Es intercambio de información, pero sobre todo de emociones.  Las emociones son muy importantes.

 

Esa Cuba virtual contribuye a fortalecer la identidad nacional y el destino común.  El resultado es el fortalecimiento de nuestra cohesión social.  Factores que propician el deseo y la decisión del cambio.  El proceso es revolucionario.  Ya ha sucedido en otros países.

 

Esta revolución es un proceso viral; no hay quien lo detenga.  La penetración del medio digital no es una concesión de la tiranía.  Esta puede intentar frenarla, pero no puede impedirlo.  Tendría que pagar un costo político demasiado alto.

 

Para tragedia de la dictadura, este fenómeno tecnológico ha coincidido con su rotundo fracaso económico.  La tiranía se ha quedado sin credibilidad. La maquinaria del miedo y del engaño ya no funciona como antes.

 

El panorama es prometedor.  La población en la isla intuye que algo está sucediendo.  No se atreve a pensar lo que pueda pasar.  ¿Habrá llegado la hora de la redención nacional?   Tal vez sí, tal vez no.  El tiempo que sea será.   La tormenta se acerca.  Pero no olvidemos que los minutos de la historia no son los nuestros.

 

 

 

Última actualización el Sábado, 01 de Octubre de 2011 23:11
 
Machete, que son poquitas PDF Imprimir E-mail
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Miércoles, 28 de Septiembre de 2011 13:49

Por PEDRO CORZO

La represión no cesa. Más aún, los partidarios del régimen la anuncian. Advierten que quienes quieran hacer uso de sus derechos serán reprimidos. La brutalidad continúa a cara descubierta. Hay que reconocer que el lobo no solo muestra sus colmillos sino que también los usa, pero también es verdad que no faltan quienes por defender sus derechos, están prestos a enfrentar cualquier peligro. Treinta y cuatro mujeres reunidas en una casa. Sin armas. Solo con gladiolos y sus convicciones, pero aun así la casa fue cercada por la policía política, que limitó el acceso y la salida, hasta que lo impidió por completo. Poco después llegó un torrente de sicarios, fanáticos muchos de ellos, pero en su mayoría policías y militares vestidos de civil. Gritos e insultos. Descalificaciones y ataques personales, seguido de amenazas y golpes, el principio de una espiral de violencia que puede concluir con el linchamiento físico, ya que el moral lo intentaron desde el primer momento. Una vez más en las calles cubanas el horror de los progroms, de las persecuciones que padecen los que sin contar cuantos les acompaña, batallan por defender sus opiniones. Presentes estaban los depredadores de siempre. Cierto que los hay en cualquier sociedad, ya sea por fanatismo religioso, político o por la seducción de un líder, pero en Cuba, ese clamor de ratas que se viene escuchando desde hace décadas, ha proliferado con una abundancia que avergüenza. Entre tantos denuestos se escucharon chillidos de hienas, más que gritos de seres humanos, que acompasadamente rugían: “Machete, que son poquitas”. Fue la consigna del día. Despiadada y cruel, pero demostrativa de la extrema cobardía de los inquisidores, que se daban valor haciendo referencia a la cantidad de personas que atacaban, a la vez que destacaban que eran mujeres, lo que al parecer les hacía creer que sería más fácil el triunfo de su cobardía. “Machete, que son poquitas”, aullaban los corderos convertidos en lobos, una turba enardecida, compuesta fundamentalmente por hombres. El acto de repudio fue contra las Damas de Blanco, que el pasado 24 de septiembre se reunieron en casa de Laura Pollán para su acostumbrado Té Literario y posteriormente caminar hasta la Iglesia de las Mercedes para orar por la liberación de los presos políticos. Cierto que eran poquitas. Treinta y cuatro mujeres, treinta y cuatro Damas de Blanco que reunían entre ellas el decoro y la dignidad que le falta a los que gritaban, a los que no quieren ver y escuchar, y a los que conducen el país en todas sus instancias. Pero las Damas de Blanco y las Damas de Apoyo, no solo son valientes sino que también son capaces de estrategias para burlar a la policía política y a sus esbirros. Laura Pollán permaneció junto a sus compañeras en la casa. Soportaron el duro asedio y bajos gritos y consignas listas a traducirse en abusos físicos, tal y como ocurrió, intentaron salir y caminar hasta la iglesia. No fue posible. En la puerta fueron aporreadas, Laura, la promotora de esta agrupación defensora de los prisioneros políticos, fue la más golpeada, pero no la única abusada por la vesania de los secuaces del castrismo. Mientras esto ocurría Berta Soler, otra líder de las Damas de Blanco, se encontraba con otras damas en la Iglesia de Las Mercedes. Habían engañado al régimen, astutamente burlaron el cerco policial y participaron en la misa en la que pidieron la excarcelación de los prisioneros políticos. Por décadas una multitud de compinches instruidos y conducidos por el régimen se han complacido en destruir moralmente y muchas veces físicamente, a los que rechazan el totalitarismo castrista. Este relato no es nuevo. Llevamos más de medio siglo escuchando, leyendo y padeciendo las casas sitiadas, personas perseguidas, encarceladas y fusiladas. Durante mucho tiempo una masa fanática, pero también integrada por oportunistas, siempre injusta y abusiva, ha incurrido en excesos contra los opositores o simples ciudadanos que han rechazado los abusos. Las Damas de Blanco una vez más han demostrado que el terror y la intimidación pueden ver vencidos. Modestas, sin gritos y aspavientos, han podido vencer los temores que infunde el régimen y enfrentar a los sicarios, que fingiendo que son parte del pueblo, abusan de la fuerza y aprietan más el dogal que los ahoga y que las Damas de Blanco, rechazan ponerse.

 
LA INMORAL SALUD PUBLICA CUBANA PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Lunes, 26 de Septiembre de 2011 19:56

Por Oscar Elías Biscet

El régimen socialista de Castro es un descalabro irreversible en la historia del país. El socialismo ha sido asimismo un fracaso rotundo no solo en la Europa Oriental y en la Unión Soviética sino también en las democracias liberales con administraciones socialistas como la España de Zapatero, la Grecia de Papandreu y el Portugal de Socrates. Este mismo proceso de deterioro ha tenido lugar en los países nórdicos y en Norteamérica.

 

Los Castro achacan su desastre económico  al embargo financiero, económico y comercial que pusieron en vigor los EUA después que el régimen confiscó sin compensación las propiedades norteamericanas en la Isla. Culpan incluso a dicho embargo de ser el principal obstáculo a la promoción de la democracia y la libertad en Cuba. En forma muy conveniente olvidan  que su fracaso se debió a la improductividad, la falta de estímulo y la corrupción generalizada.

 

Sin embargo, aún en los tiempos de la masiva ayuda soviética a su satélite del Caribe  ya se observaba la punta del iceberg del descalabro socialista. Mientras tanto, la gigantesca porción sumergida era ocultada por la manipulación de las estadísticas oficiales. La más deplorable era la que realizaban los miembros del Partido Comunista en el campo de la salud pública.

 

Desde la década de los 80 y 90 ya ocurrían hechos insólitos en los establecimientos cubanos de salubridad. Entre ellos, realizar una intervención quirúrgica y extirpar el riñón sano, dejarle durante meses una tijera dentro del abdomen a una paciente después de ser operada y suturada, intervenciones quirúrgicas por un falso médico a más de cuarenta enfermos durante cinco años sin ser descubierto por las autoridades, y el hallazgo de diecisiete ratas en el falso techo de la sala donde ingresaban a los niños recién nacidos.

 

Todos estos hechos aberrantes de la práctica médica socialista fueron ocultados por medio del control total de los medios masivos de comunicación y de las estadísticas de salud por el régimen estalinista de Cuba. Sin embargo, la muerte por hipotermia y hambre de 26 enfermos mentales durante una madrugada del mes de enero de 2010 en el Hospital Psiquiátrico de La Habana (antiguo Mazorra) puso al descubierto el fracaso y la farsa del sistema socialista cubano.

 

En un plano personal, visité hace unos días a un familiar que estaba recluido en el Hospital Miguel Enríquez, antigua Benéfica, en el barrio de Luyanó, en La Habana. Pude comprobar de primera mano que la indiferencia y la inmoralidad son parte inherente de nuestro deplorable sistema de salud. En dicho hospital son ingresados mujeres y hombres en el mismo cuarto sin la más mínima consideración al pudor de los enfermos y en violación flagrante de las normas de ética médica.

 

Ha sido precisamente la corrupción, la indiferencia, la falta de recursos económicos y la inmoralidad del régimen de Castro los factores que han destruido a la nación cubana. Nuestras desgracias no han sido ocasionadas por la acción de enemigos externos sino por la avaricia, la indiferencia y la opresión de unos cubanos que se han adueñado de la nación en detrimento de la gran mayoría de nuestro pueblo.

 

Por mi parte, soy optimista porque tengo una fe absoluta en que el Dios Bíblico será el catalizador que levantará a hombres y mujeres de profundo amor patrio y humano para conquistar la democracia y la libertad en nuestra querida e infortunada patria.

http://www.lanuevanacion.com

 

LA INMORAL SALUD PUBLICA CUBANA

Dr. Oscar Elías Biscet

Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos

Medalla Presidencial de la Libertad

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Última actualización el Lunes, 26 de Septiembre de 2011 19:59
 
Castro, la disidencia, los esbirros, el exilio, el pueblo, los turistas y la explosión social PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 24 de Septiembre de 2011 10:24

Por JUAN VALER

Por estos días, nos han llegado noticias de dos actos concretos de la disidencia del interior de Cuba, ambos realizados en puntos sensibles a nivel propagandístico en uno de los casos y el otro, en una barriada de La Habana, donde la depresión económica y por diferentes factores, se ceba en la población en mayor medida de lo que afecta a otros municipios de la capital.

Sin entrar a considerar la finalidad perseguida en el segundo de los actos, ya que esta no ha sido voceada por las protagonistas, habremos de centrarnos en las pretensiones de las manifestantes de las escalinatas del Capitolio, las que si que han admitido abiertamente, su pretensión de excitar "la explosión social" y siempre teniendo en cuenta que, ambas actuaciones, parecen seguir las mismas o parecidas pautas y se percibe en ambos casos, la persecución de los mismos fines.

Hasta la fecha, siempre hemos tenido conceptuada a la práctica totalidad de la disidencia interna, dentro de lo que han venido auto denominando como, oposición o disidencia pacífica, lo mismo que, hemos visto participar de los actos de esa oposición pacífica, a las integrantes de las dos manifestaciones objeto del análisis.

Sin duda que, estas mujeres se han visto influenciadas por las recientes explosiones sociales en algunos países árabes del norte de África, las cuales han venido precedidas de manifestaciones de corte mas o menos pacífico, así como del uso de la violencia en su represión, lo cual ha excitado explosiones sociales, seguidas de la consiguiente guerra civil, o cuando menos, de unos conflictos armados, de considerables dimensiones.

En definitiva, cuando hablamos de la EXPLOSIÓN SOCIAL, estamos hablando de desencadenar una violencia tan incontrolada, como la que se está dando en Libia en este preciso momento, en un conflicto que, pese a estar participando activamente la OTAN, todo el mundo es consciente de a quien se pretende derrocar, pero nadie puede manifestar, a quien diablos se está apoyando, lo que nos ofrece una visión de lo incontrolado de ese conflicto en concreto que, si bien es cierto, se está intentando controlar, en la certeza de la participación de la OTAN, nadie puede afirmar a ciencia cierta si, lo que se apresta para sustituir a Gadafi, no será la mismísima Al Qaeda.

Entiendo que, aquí todo el mundo está legitimado para cualquier cosa, por barbaridad que se nos antoje a los ojos de unos u otros. Ni los unos ni los otros, ni mucho menos lo de enfrente, estamos ofreciendo una salida a toda la desesperación y frustración, acumulada por la ciudadanía cubana. De uno, otro lado y de enfrente, llevamos más de 50 años, lo mismo que los judíos se tiraron cerca de un milenio, todos los años emplazándose para el siguiente en Palestina y parece justo que, los cubanos de dentro no tengan que aguantar la de los judíos, ni nadie está legitimado para pedirles tamaño sacrificio.

A nadie se le escapa que, la tiranía en Cuba, se sustenta con el uso y el abuso de la violencia. Todo el mundo es consciente de que, la violencia engendra violencia, lo mismo que, en aplicación de esa misma máxima, podemos afirmar que, la violencia, solo se combate con violencia luego, podemos establecer que, la pretensión de provocar una explosión social, es una respuesta justa y adecuada, para combatir la violencia, con la que se sustenta la tiranía. No voy a afirmar que, la explosión social sea una fórmula proporcional en el combate a la violencia, ya que nadie puede predecir cuales van a ser las consecuencias últimas de poner en funcionamiento una fórmula de tan difícil control, en cualquier caso, el uso de la violencia, en contra violencia, siempre ha de ser desproporcionada, a fin de evitar y disuadir de la respuesta, por parte del agresor.

La explosión social, tiene sus propias pautas, tanto en la génesis, como en su desarrollo. Como hemos visto en las recientes explosiones sociales en algunos países árabes, el detonante son unas manifestaciones solicitando cambios en el ámbito político, protagonizadas por algunos grupos concretos y definidos y la adhesión de otros grupos y ciudadanos sin ninguna filiación política, tras las primeras "detonaciones", las cuales y como hemos mencionado con anterioridad, vienen dadas por la respuesta policial y represora de los regímenes contra los que se focaliza el descontento popular, donde los regímenes autoritarios o totalitarios, bajo los que viven estas sociedades, sirven de saco de arena, donde los ciudadanos descargan su ira, la cual habitualmente emana mucho más de frustraciones de índole personal, que las que se pueden constatar de orden político.

Una característica propia del ser humano, es el pretender achacar a otros, las frustraciones propias de sus carencias personales. Todos pretendemos buscar explicación a nuestras carencias en la situación general del País e incluso del mundo, pero sabiendo que, en el mundo existen diferentes calidades de vida, en función de la situación geográfica y abducidos en cierta manera por los medios de comunicación, tenemos cierta tendencia a achacar nuestros males a nuestros dirigentes más cercanos, ya que entre otras cosas, ellos aparentan tener esa calidad de vida que todos anhelamos.

En los sistemas democráticos, las elecciones plurales y periódicas, ejercen la función de "válvula de escape" para esas frustraciones humanas, en la ilusión de que, el cambio de gobierno y la consiguiente "patada en el culo" a los gestores actuales, nos va a llevar a un cambio en nuestra situación personal y va a aliviar nuestras frustraciones.

En aquellos regímenes que, se sustentan indefinidamente por la violencia, no queda otra que aguantar heroicamente, o proceder a darles "la patada en el culo" mediante el uso de esa misma violencia, por la que se sustentan, si bien es cierto que, se puede pretender eso mismo, mediante el uso "violento" de presiones jurídicas, políticas, diplomáticas, económicas o comerciales y siempre subyaciendo en estas medidas, el peligro de una explosión social, la cual no tiene que venir necesariamente y como vemos en estos países árabes, de la acción de grupos políticos aislados, pudiendo producirse por una reacción en cadena, en la defensa popular de un ciudadano aislado y sin filiación política alguna.

La explosión social, es como vemos, la suma de multitud de frustraciones, tantas y tan dispares, como ciudadanos participan el ella, donde se focaliza la culpabilidad de todas y cada una de ellas, sobre la figura o figuras de los máximos dirigentes, los cuales pueden ser culpados por los ciudadanos de problemas tan dispares y personales, como pueden ser, la gandulería, la impotencia sexual, la falta de recursos económicos, la dificultad de alimentar a su prole, o cualquier otra que pueda devenir de comparar su calidad de vida, con la de cualquier otro ciudadano, de cualquier otro lugar o país.

En el caso concreto de Cuba, a todos nos gustaría poder afirmar que, las frustraciones de la población en la esfera política, son las que predominan en el grueso de la población, pero la realidad es que, la población en su conjunto, siquera tiene una idea genérica de lo que es la democracia, salvo en la percepción general de que, en la democracia se vive mejor, se come mejor, se compra carro todo el mundo y no hace falta ahorrar todo un año, para comprar un miserable par de zapatos. La percepción general es que, un humilde plomero español, en Cuba es un potentado, con el bolsillo cargado de divisas, esa es la única propaganda anticastrista efectiva y consecuentemente, la principal posible "carga" de una hipotética explosión social, donde las frustraciones personales de los ciudadanos, actuarían como "multiplicadores" de dicha carga.

El caso es que, tanto la carga como el multiplicador, llevan mucho tiempo instalados en "la carcasa" a falta del "detonador" y liberar el explosivo de sus mecanismos de seguridad. En cuanto al detonador, acciones aisladas, bien planificadas y ubicadas correctamente, como las realizadas en el Mercado de Cuatro Caminos y El capitolio, podrían servir, si previamente se desactivan los elementos de seguridad. Como elementos de seguridad, el más importante, sin duda es el miedo de la población a ser identificados y represaríamos, por cuanto están sujetos a algo que podemos definir como "asedio preventivo" donde el enemigo raciona fuertemente los suministros vitales, a fin de impedir un almacenamiento, con el que poder afrontar una "crisis".

En cuanto a los mecanismos de seguridad a desactivar, el principal es el miedo a ser identificados y represaríados. A día de hoy, existe un arma de doble filo, a la hora de propagar y reprimir una manifestación, estos son los numerosos medios digitales que, plasman y dejan constancia de las acciones y los protagonistas, ya sea desde las populares cámaras fotográficas o los más populares todavía teléfonos celulares que, cuentan entre sus elementos de serie, con alguno de estos instrumentos o herramientas.

En cualquier caso, la principal herramienta, para lograr que la gente se sume a las manifestaciones, es proveer a estas de garantías en cuanto a la impunidad, de cara a los actores y llegados a este punto, no es difícil establecer que, si las manifestaciones se realizan dentro del ámbito nocturno, van a lograr sin duda un número de adhesiones infinitamente mayor que si se realizan a plena luz del día, no en vano, la nocturnidad, es una agravante a cualquier acción ilegal, ya que en si misma, supone un trabajo extra y un considerable aumento del peligro, para las fuerzas del orden público.

Es importante así mismo, el establecer los grupos sociales, en los que la explosión social va a conseguir un mayor arraigo. Si nos fiamos de las escasas encuestas realizadas dentro de territorio cubano, en cuanto a las pretensiones políticas de la ciudadanía y los grupos sociales, con una mayor propensión a dar y darse muestras de valor, mas allá de lo que la cordura aconsejaría, podemos establecer que, los grupos donde se debería sembrar el germen de la explosión social, deberían estar conformados mayoritariamente por varones, entre los 17 y 40 años. Otro grupo social, que si bien no es "nacional" convive habitualmente con la sociedad cubana y que se puede estimular su participación, son los turistas, los cuales carecen de los miedos de la población cubana y que, además no están sometidos al asedio de la tiranía, lo mismo que, cuentan con la protección de sus embajadas, en el caso de ser detenidos por su participación en alguna manifestación contra el castrismo. La participación de este colectivo, avivaría la confrontación, por cuanto resultaría humillante para el pueblo, el que tengan que venir de fuera a resolver sus problemas, al margen incluso del respeto que este colectivo provoca en la población cubana, al haber interiorizado que "ellos si que saben hacer bien las cosas".

Ante una hipotética explosión social, los primeros en ser llamados por el castrismo a combatirla, son sus esbirros de la Seguridad del Estado, los cuales en un primer momento, se hacen apoyar por los miembros de la PNR que, en muchos casos se puede constatar que se hace a regañadientes, por parte de los mandos de estos últimos puesto que, vocacionalmente no se han alistado en el cuerpo de policía para combatir ese tipo de "delitos" y si para combatir los asimilables, a los que les obliga a cometer la SE, en su represión. El caso es que, a regañadientes o no, se encuentran en primera línea y se hace precisa su neutralización y si llega el caso de que hagan lo que tienen que hacer, procederán sin duda a arrestar a los miembros de la SE, entre tanto y lamentablemente, son un blanco a abatir.

En una segunda fase y siempre contando que, no hayan sido desbordados por los acontecimientos en un primer momento, ya conocemos por anunciado, lo que va a suceder, esto es que, van a ser llamados los reservistas del MNIN, CDRs y las Juventudes, a establecer un escudo humano y desarmado, para intentar contener a la turba, enfrentándolos a "los suyos". Llegados a este punto y si desde los detonadores de la explosión social, se procede a dejarse reclutar entre los reservistas y actuar desde dentro, para desmontar el operativo, neutralizando a los "mandos" y mandando al resto de la gente a sus casas o dejando que se sumen a la turba.

Si se consiguen desmantelar las primera y segunda fases de la respuesta de la tiranía a una explosión social, no sería desdeñable que, Castro activase la conocida planificación, en cuanto a intentar contener la explosión, mediante el uso del ejército, pero llegados a este punto, de una u otra manera, la guerra ya estaría ganada, es imposible que Castro logre que el ejército cumpla la orden sin fisuras, donde es conocido que, solo sería necesaria la sublevación de una sola guarnición, para que se le viniese abajo todo el entramado. La certeza de una catástrofe humanitaria, ameritaría la intervención internacional, la de USA en concreto, forzada tanto por la crisis humanitaria, como por la presión política y social del exilio, donde las guarniciones que no se sumasen al alzamiento, habrían de ser bombardeadas con toda seguridad, en unas pocas horas, eso sin contar que, el grueso del ejército, está conformado por ese grupo social anteriormente referenciado, como de alto potencial, en cuanto a protagonizar una explosión social y que por su parte, tan bien podría estar infiltrado por el movimiento detonador, pudiendo actuar como en la segunda fase, neutralizando a sus mandos y procediendo de igual modo, respecto de los efectivos.

Siempre, se ha de tener en cuenta que, la tiranía va a poner en marcha toda su maquinaria represora y que esta maquinaria, siempre funciona mediante el uso y abuso de la violencia, luego, desde el primer momento, se ha de planificar una contestación violenta, con la que contrarrestar la violencia castrista, lo mismo que, para ser efectiva, la contra violencia, ha de ser desproporcionada, para resultar disuasoria, en la desproporción y que la percepción de la victoria, venga de contrastar el número de bajas, lo mismo que, la forma de producirse las bajas, tan bien puede aumentar esa percepción, lo mismo que puede incidir positiva o negativamente, en la moral del enemigo donde, desmoraliza mucho más un enemigo quemado vivo y que salga vivo del hospital que, uno muerto tras un aséptico disparo, con un arma de fuego.

En definitiva, si se pretende una explosión social, se ha de tener en cuenta que, es preciso hacer una buena provisión de cócteles molotov, armas blancas, venenos, o cualquier otra arma accesible a las manos de los civiles, para continuar por intentar la detonación nocturna, en un lugar frecuentado, por turistas y jóvenes cubanos (el Malecón de La Habana un Sábado por la noche por ejemplo) una vez que se consiga, se debería proceder a neutralizar la primera fase de la contestación de la tiranía y si puede ser, esa misma noche, intentar dirigir a la turba a tomar algunos edificios oficiales, observar el despliegue de la SE cuando acceda al lugar, neutralizar y desarman a los agentes aislados, atacar desde retaguardia el operativo de contención, chequear los centros de mando e identificar a los efectivos que se desplieguen, para proceder a neutralizarlos.

Si se actúa correctamente, si se le mete candela a todo lo que salga al paso, si se genera un caos "preocupante", sin duda se va a activar una junta militar de inmediato que, valorarán la situación y sopesarán la eliminación inmediata de los Castro, antes de tener que actuar bajo la presión nacional e internacional y con ello pierdan toda oportunidad de "participar" en el alzamiento, para verse relegados de sus acomodadas posiciones actuales, si consolidan su apoyo a la tiranía. Se verán forzados a decidir entre, una solución a la egipcia, o una a la Libia y existen en Cuba demasiados militares, como para que unos, otros o todos, no pongan en funcionamiento una solución a la egipcia.

Última actualización el Sábado, 24 de Septiembre de 2011 10:37
 
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