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Cuba


HOMENAJE A LA SUMISION PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 16 de Junio de 2012 12:40

Por Ramiro Gómez Barrueco.-

 

La carta de varios obispos cubanos apoyando al cardenal Ortega y desacreditando a la disidencia se convierte en un eco de la tiranía, coincidiendo plenamente con las declaraciones del vocero oficial del castrismo Ricardo Alarcón.  Roque, Fariñas, Carrión, Soler y otros han descalificado “la carta” por injusta, falsaria y desnaturalizadora de su trabajo opositor pacífico; muchos consideran que Ortega se desprestigió a sí mismo por sus hechos desvergonzados e indignos que no siguen la doctrina de Cristo.

 

Consideramos que la carta es calumniadora, falaz y procastrista; y que intelectualmente es un despreciable homenaje a la sumisión.  Los minoritarios católicos filocomunistas de las revistas cardenalicias Palabra Nueva y Espacio Laical, destrozando vitrales éticos, tratan de adueñarse de la estrategia del diálogo identificándolo con la bochornosa actitud del cardenal. Muchos desaprobamos un diálogo con la actual tiranía porque, además de ser un dilatorio y desesperanzador ejercicio en el vacío, no podemos dialogar con aquellos que tenemos que apresar y juzgar por genocidio. Pero uno en el cual la oposición estaría representada por reconocidos opositores históricos y previamente condicionado a la práctica de ciertas libertades civiles que beneficiarían a todo el pueblo, es incomparable con un negocio entre dos estados en el cual una institución recibe privilegios por cumplir órdenes políticas. Hay un abismo entre oposición y sumisión.

 

Los sumisos (cuyas palabras aparecerán entre comillas), estigmatizan a la oposición  heroica cubana “por responder a agendas dictadas fuera del país”; se les olvidó que El Vaticano no está en Luyanó.  La Curia es romana y nuestro exilio es cubano; la agenda nacional de Cuba Libre es una sóla, adentro y afuera. Sería un honor nacionalista tener una agenda común con algunos del exilio; por ejemplo, con la Brigada 2506. Cuando el poder más grande del mundo les ordenó rendirse para tratar de salvarlos, se insubordinaron y combatieron hasta la última bala porque… ¡jamás abandonaremos a nuestra patria!  Palabra Nueva y Espacio Laical prefieren las órdenes de Raúl Castro, recibidas a través de su infalible y omnisciente cardenal “el único que tiene las respuestas correctas a los problemas de Cuba”.  Su genialidad consiste en identificar el deber patriótico con la palabra vieja de integrarse al proceso embustero de los cambios comunistas. ¡Qué falta nos hacen los Pedro Meurice y sus dignísimos antecesores!

 

Descalifican hasta a las damas de blanco por “ejercer la violencia verbal” mientras apoyan públicamente al castrocomunismo… ¿por la ternura gubernamental?  Dicen que nuestro propósito es “eliminar al cardenal y deshacerse de la línea política que éste ha promovido”.  Aceptan que El Vaticano promueve una línea política en Cuba. Esto contradice su argumento de que la iglesia es apolítica y no puede apoyar la lucha por los derechos humanos en Cuba.  Esta evidente falacia los ridiculiza y demuestra que son ellos, y no nosotros, los que tienen “muy poca inteligencia política”.  Nosotros, los disidentes y los exiliados, sí tenemos “un proyecto claro y universal para el destino de nuestra nación”  y son precisamente Los Derechos Humanos.  El proyecto vaticano-castrocomunista sí está oscuro y su universalidad se reduce al jurásico político de Cuba cuyo destino galopa hacia la extinción.

 

Según el cardenal reconciliador “la solución definitiva para Cuba pasará por una metodología política signada por el encuentro, el diálogo y el consenso”.  Entonces no hay solución porque ni Castro ni El Papa aceptan encontrarse, dialogar o consensuar ni con un inofensivo gladiolo blanco.

 

Con la maldad y el pecado no existe reconciliación sino confrontación.  Nadie mejor que Jesucristo para aclarar el tema: ¿Pensáis que he venido a dar paz en la tierra? Os digo: no, sino disensión. No, sino espada. Apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.  El que no es conmigo contra mí es. ¡Generación de Víboras!  ¿Cómo podéis hablar lo bueno siendo malos?

 

El cristianismo es, en acción y en pensamiento, la palabra de Cristo. Considera que el fin no justifica los medios, sólo los condiciona. No es circunstancial, no es veleta, es roca firme.  Ser o no ser.  Es apartarse del mal y combatirlo de frente con el recto actuar.  No existen circunstancias modificativas para unirse a la procesión del pecado.  La iglesia no puede convertirse circunstancialmente en una ramera política.  Cristo fue intransigente e irrespetuoso con la maldad y nosotros también.

 

Los magos de la reconciliación con sumisión siguen sacando del sombrero una galaxia de naipes sin encontrar el as de triunfo del olvido.  Nosotros estamos orgullosos de pertenecer a los que no olvidan, a los irreconciliables enemigos del totalitarismo y la deshumanización: junto a la Europa Oriental contra el estalinismo; junto a los judíos contra el nazismo; junto a los negros contra el Ku Klux Klan… y junto a Jesucristo contra Satanás.

 

Última actualización el Sábado, 16 de Junio de 2012 12:42
 
Cuba: Dictadura, Oposición, Representatividad y Términos Medios PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 15 de Junio de 2012 09:11

Por Jorge H Fonseca.-

La oposición cubana sufrió una nueva división. Opositores de dentro y fuera de la isla, a los cuales se sumaron el cardenal Ortega y sus ayudantes, engrosaron las filas de apoyo a los planes sucesorios de Raúl. Creemos que estos cubanos, de dentro y fuera de la isla, tienen derecho a tomar esa posición, como el resto de la oposición tiene derecho a continuar su camino de lucha por la libertad total.

 

Cuba: Dictadura, Oposición, Representatividad y Términos Medios

Jorge Hernández Fonseca

10 de Junio de 2012

 

La Cuba socialista actual se debate en un drama sin precedentes: la dictadura de más de medio siglo, después de haber escenificado un proceso de sucesión de su figura principal --y de prácticamente todo el equipo gobernante-- sin ningún sobresalto, enfrenta ahora el proceso de transición, más complejo y profundo, desde una sociedad deficitaria, colectivista y paternalista, hacia una sociedad de mercado capitalista, teóricamente más tolerante con el individuo.

 

Esto siempre fue el anhelo de la oposición política cubana, pero revestido de un marco de apertura política democrática, con libertad individual para su pueblo y perspectivas de respeto a las diferencias, la valorización de los derechos humanos, multipartidismo y elecciones libres.Y es en este punto donde se han frenado en Cuba las iniciativas del dictador Raúl Castro, sucesor (dinástico) de Fidel Castro, responsable por el desastre nacional que padecemos hace 53 años.

 

Hay indicios de que los hombres (y mujeres) de Raúl han detenido su caminada reformista en dos puntos álgidos: primero, estarían temerosos (y no quisieran) que sus reformas económicas pudieran conducir a “aperturas políticas”, como en paralelo les exigen (en conversaciones reservadas) sus pares de Latinoamérica, EUA y Europa; y segundo, estarían detenidos en la apertura económica por haber chocado (o temen chocar) con los criterios del anciano dictador, en las consultas que se le hacen antes de anunciar las medidas de este tipo a ser tomadas.

 

En paralelo hay un ambiente social diferente en la isla, relacionado a los criterios que se exponen públicamente (aunque no se reflejan en la prensa cubana controlada) por una población cansada de promesas socialistas sobre el “futuro luminoso” que nunca llega. Las personas critican abiertamente el régimen y una encuesta creíble ha arrojado le existencia de una mayoría aplastante de la población cubana (70%) que quiere cambios del sistema político.

 

Desde el año 2010, el estado de cosas en la isla “camina” solamente por el uso de la represión de intensidad variable como única vía de controlar a la oposición política interna. La muerte del patriota cubano Orlando Zapata Tamayo fue un marco que definió el calendario político cubano con un antes y un después de su martirologio. Esta muerte innecesaria propulsó a Guillermo Fariñas en su famosa y prolongada huelga de hambre “hasta las últimas consecuencias” (o hasta que fueran liberados sus hermanos injustamente encarcelados) y provocó un torrente de manifestaciones públicas --diarias durante una semana-- de las Damas de Blanco (reprimidas por turbas cada vez más violentas) que colocaron a los hermanos Castro en la disyuntiva de negociar una salida “honrosa” a tan lamentable estado de cosas contra su régimen de opresión.

 

Como sabemos, la dictadura estudió detenidamente el panorama adverso que se le presentaba y decidió utilizar una carta que internacionalmente podría resultar interesante: negociar con la Iglesia Católica como supuesto representante ‘neutral’ de la sociedad cubana. Así las cosas, Raúl llamó a negociar al Cardenal Ortega, a través del cual mandó “recados” para calmar a las Damas de Blanco, a Fariñas y a los presos políticos de la Primavera Negra, todo obligado por la valiente actuación y la presión de la oposición política interna cubana, que brilló como nunca en el escenario nacional e internacional, ganándole al régimen una batalla decisiva “por la fuerza”.

 

Pero, ¿qué representatividad nacional “de peso” tiene el Cardenal Ortega dentro de la isla? Muy limitada, por no decir prácticamente ninguna, desde el punto de vista político. Desde el punto de vista religioso, el único Cardenal católico cubano posee el prestigio asociado a su alta investidura, pero desde el punto de vista interno --incluso religiosamente hablando-- tiene una representación verdaderamente pobre, si se tiene en cuenta que Cuba no es un país practicante del catolicismo, porque su pueblo lo que realmente practica mayoritariamente es un sincretismo que mezcla cristianismo con ritos africanos, no aceptados por el catolicismo.

 

De manera que Raúl quiso “negociar” con alguien “de peso” pero sin representación política nacional, lo que había sido decidido previamente por el equipo gobernante, como siendo lo más conveniente para los intereses de la dictadura: cortar de plano la huelga de hambre de Guillermo Fariñas y sus repercusiones internacionales, evitar nuevas manifestaciones tumultuosas de las Damas de Blanco y enviar al destierro a la mayor cantidad posible de presos políticos de la Primavera Negra, revirtiendo el estado de cosas y escenificando una “limpieza”.

 

Pero Raúl y sus hombres quieren tirar nuevos frutos de aquel episodio del 2010 e insisten en presentar al Cardenal Ortega como la persona que “obligó” a la dictadura a negociar la libertad de los presos de la Primavera Negra. Esta fama de “intermediario-negociador con Raúl”, le ha servido al Cardenal Ortega para “dignarse a recibir en audiencia” una comisión representativa de las Damas de Blanco en estos días, las que han puesto en sus manos la solución de un problema artificial que la dictadura creó, sólo para ‘venderles’ soluciones a través de Ortega.

 

Respetando la alta investidura del Cardenal Ortega y sus responsabilidades religiosas al frente del Arzobispado de la Habana, todo lo cual reconocemos como méritos extraordinarios que el Vaticano le ha otorgado desde el punto de vista religioso, tenemos que decir que Ortega no representa --políticamente hablando-- ni siquiera la opinión mayoritaria (políticamente hablando, repito) de los fieles católicos dentro y fuera de la isla. Siendo esto así, ¿por qué ha de ir la oposición cubana a procurar a un personaje carente de representatividad en el tema político para que le sirva de intermediario? La oposición cubana no necesita intermediarios y su voz clara y democrática debe escucharse con la misma fuerza que se escuchó en el 2010.

 

En realidad, la oposición política cubana ha sufrido una nueva división, entre las muchas que ya tiene. A partir de la intención de Raúl Castro y sus generales de realizar cambios radicales en la economía socialista, tan profundos que lo califican como una transición al capitalismo de estado, algunos opositores de dentro y fuera de la isla, a los cuales se sumaron el cardenal Ortega y sus ayudantes, han pasado a engrosar las filas de los que apoyan los planes sucesorios de Raúl. Creemos que estos cubanos, de dentro y fuera de la isla, tienen derecho a tomar esa posición, como el resto de la oposición tiene derecho a continuar su camino de lucha por la libertad total.

 

Desde el punto de vista personal, veo esta posición como algo a medio camino entre la oposición política tradicional a la dictadura y el apoyo radical a la continuación del castrismo en la isla. Piensan que siendo estos cambios encaminados a implantar un sistema de mercado en Cuba, tarde o temprano (creen) tendrá que haber apertura política en la isla, lo cual ellos pretenden conseguir a largo-medio plazo. Es una actitud que razono, pero no comparto.

 

Ahora, lo verdaderamente condenable de algunos de los que han adoptado esta posición, es comenzar a atacar los postulados de la oposición política directa al castrismo, retomando las versiones de la dictadura que detractan a la oposición pacífica cubana de dentro y fuera de la isla. El hecho de que algunos antiguos opositores hayan adoptado una posición intermedia sobre el castrismo, no los autoriza para denigrar a quienes continúan actuando para la derrota del equipo que ha destruido a la Nación Cubana, por incompetente, dictatorial y hegemónico.

 

Analizando: Las diferencias entre Raúl queriendo cambiar y Fidel impidiendo el avance de las reformas; La decisión de Raúl de encabezar una transición a un capitalismo de estado, aunque con dictadura política; Los movimientos recientes de enviar sucesivas delegaciones de posibles sucesores de Raúl a EUA para negociar “bajo la mesa”; El apoyo de sectores (limitados) de la oposición cubana a las pretensiones de Raúl de eliminar “la sociedad miserable” que organizó su hermano Fidel, tengo la certeza --casi matemática-- de que el castrismo está en sus finales.

 

 

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Mariela, Operación comando PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 13 de Junio de 2012 15:36

Por José María Penabad López.-

La prensa de habla hispana dedicó amplia atención al reciente periplo de Mariela, segunda de los cuatro hijos del matrimonio de Raúl Castro y Vilma Espín, por San Francisco y Nueva York.

¿Qué buscó la cincuentona dama en territorio oficialmente enemigo de la discutida revolución de tío y papá? Mariela Castro Espín ejerció de rebelde con causa y de simulador clarín del sistema que ni ella acepta.

Mariela ejerce de sexóloga indomable. Dirige un centro (Cenesex) para igualar derechos de gais, lesbianas, bisexuales y transgénero. Lucha por validar los matrimonios del mismo sexo y el VIH-sida, en Cuba. Cabalgando sobre la cresta de la ola de moda, en el mundo, atrajo la atención extra-Isla. Influyente hija de papá y mamá, generó la apertura de los tabúes criollos. Nadie la detuvo.

Para empezar, dividió las noches del malecón habanero, desde el Hotel Nacional a Prado, en acotados espacios para jineteras y LGBT sin sufrir molestia o persecución de la Policía. Quien manda, manda.

El congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) invitó a Mariela para disertar a la sombra del Goldengate. Brillante ocasión para una razia de apología/ideología y desafío/castrista, en el traspatio del Tío Sam, tras observar que el presidente Obama aprobó los esponsales gais.

Ninguna pancarta gohome, ni protesta a viva voz, ni curiosa sorpresa, esperaron a Mariela. Inadvertida en el trajín de la hispánica capital. Eso sí, gente de carácter informativo. Apuntó que no admitiría preguntas, llegaba a trabajar, según dijo. Y agregó, cual explosión de euforia: estoy entusiasmada. No esperaba un recibimiento tan cálido de ustedes.

Doscientas personas la escucharon en San Francisco y cien, restringida entrada, en Nueva York. Lo importante para ella era el eco de su presencia en Estados Unidos fuera del foco típico de las cerradas conferencias.

Hace más de un año, la CNN en español (permitida la versión en inglés) fue cortada en Cuba. Renovada, con acento hispano, dedicó espacio y atención a cubrir/seguir las actividades de la Damas de Blanco, desfiles pacíficos con gladiolos y maltrato con saña de las brigadas de acción rápida. La evidencia en imágenes molestó al poder criollo que suspendió a la multinacional de la noticia.

Pese a los pesares, Mariela aceptó entrevista por CNN para América, excepto su lugar nativo. La prensa controlada de la Isla desconoció la aventura, por el norte, de la hija mimada, vocero especial, de papá presidente. Increíble.

El repertorio que Mariela repitió en su viaje no se desvió ni un milímetro del libreto de su tío. Agotó adjetivos condenando, sobre todo, a los políticos cubanoamericanos, influyentes en el devenir norteamericano, a los que culpó de las ancha distancia que separa Washington de La Habana. En el fondo, simular, oficio cubano, cubrió las apariencias para no enojar a Fidel, poder de trastienda.

En el camino, aparte improperios, caperucita huyó del lobo para decir que la “democracia” cubana debía ser mejorada, que se considera disidente, palabra tabú en Cuba, y que el embargo estadounidense (bloqueo, semántica oficial) es artificial, entre otras curiosas aseveraciones. Verdades rodeadas por las espinas de la jerga patriotera revolucionaria.

Mariela, madre, casada con un exfotógrafo italiano, ahora agente importador. Les agrada el turismo exterior. Y ella, mucho hablar, sin opción a preguntas. Está escarmentada. Fue a Holanda y, por razones de experiencia para su Cenesex, visitó el famoso barrio de la prostitución permitida en Ámsterdam, donde dejó una perla: en Cuba si una ama de casa necesita al fontanero, para arreglar la cocina y no tiene dinero, pues paga con sexo.

Diagnóstico: Mariela Castro Espín halló una vía para posicionarse en el futuro de la patria de Martí por medio del acomodo controversial de la sexología.

El tío cumple 86 años de edad en agosto, y Raúl recién ingresó a los 81. El club de la gerontocracia cubana se agota. Los viejos soldados no mueren, se difuminan, aseguró MacArthur . No hay relevos cubanos jóvenes a la vista. La única enfermedad incurable es la vejez, que diluye a los hombres y a sus revoluciones.

Atención a Mariela porque el continente de esperanzas, América, da paso al mando de la mujer. Y ella lo sabe.

Última actualización el Jueves, 14 de Junio de 2012 09:00
 
La Iglesia Católica Cubana y la Dictadura Castrista PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 12 de Junio de 2012 09:18

Por Jorge Hernández Fonseca.-

La Iglesia Católica Cubana está dividida: una parte mayoritaria se siente víctima de los excesos del castrismo; la otra parte, menor, está asociada a los servicios de inteligencia castrista que la ha penetrado, se empeña en unirse a lo peor de la sociedad cubana actual, defendiendo a capa y espada la dictadura, sus planes y sus métodos ética y moralmente indefendibles antes, ahora y en el futuro previsible.

 

La Iglesia Católica Cubana y la Dictadura Castrista

Jorge Hernández Fonseca

8 de Junio de 2012

 

La Iglesia Católica Cubana actual está visiblemente dividida: una parte mayoritaria se siente víctima --como todos los cubanos-- de los excesos totalitarios del castrismo, víctima doblemente porque el gobierno profesa una doctrina atea y notablemente anti-religiosa, por lo que rechaza en su fuero interno la continuidad del régimen. La otra parte, insignificante numéricamente, pero dirigente y asociada a los servicios de inteligencia castrista que la ha penetrado, se empeña en unirse a lo peor de la sociedad cubana actual, defendiendo a capa y espada la dictadura, sus planes y sus métodos ética y moralmente indefendibles antes, ahora y en el futuro previsible.

 

La parte sana de la Iglesia --la mayoritaria-- tiene un mérito inmenso en esta hora final del castrismo, porque acoge y alimenta --de cuerpo y alma-- una considerable parte del desamparo nacional, sobre todo en el interior del país. La parte insana de ese Iglesia, la Iglesia Católica Castrista, lucha a brazo partido en todos los campos utilizando la misma demagogia de sus homólogos gobernantes, lanzando una ofensiva propagandística que es necesario desentrañar.

 

Los cubanos nos preguntamos ¿cómo es posible que algunos sacerdotes, obispos y hasta cardenales, se hayan dejado engañar por una filosofía política desterrada en el Mundo todo, porque ya fracasó en los 4 confines del globo, e insistan en promover el retraso para su país?

 

En primer lugar, ya se puede afirmar --como lo he hecho en los párrafos anteriores-- que los simpatizantes del régimen castrista dentro de Cuba resultan una parcela minoritaria de la población cubana. Una encuesta reciente publicada a en todos los medios de prensa libre del mundo afuera –menos en la isla-- corroboran este punto. Si los castristas y los pocos admiradores católicos marxistas que les quedan tienen dudas, podrían convidar empresas especializadas (hay muchas en cada país) para que las repitan dentro de la isla, con libertad.

 

Si del universo nacional, una aplastante mayoría del 70% quiere un cambio de sistema político (tal y como lo arrojó la encuesta), dentro de la Iglesia Católica los números probablemente serían mayores contra la dictadura --o como mínimo-- iguales a los arrojados nacionalmente. Siendo esto así, salta la pregunta obligada, ¿por qué el Cardenal Ortega y sus laicos ayudantes insisten en defender un régimen condenado en Cuba, dentro y fuera de la Iglesia? No es en el exilio donde tienen que venir a dar “su batalla”, es dentro de la isla donde 70 % quiere cambios reales de sistema político, como ha quedado dicho hasta que no se demuestre lo contrario.

 

El Cardenal Ortega ha lanzado una ofensiva de opinión dentro y fuera de la isla defendiendo sus puntos de vista, argumentando que hay una “campaña difamatoria” en su contra y colocándose como promotor del “diálogo”. Personalmente carezco de elementos para creer que semejante campaña exista, aunque es posible. Lo que sucede es que sus hombres organizan en la Habana un evento para tratar “la metodología del diálogo” (es un error propio de legos hablar del ‘diálogo’ como siendo una ‘metodología’ en sí; el diálogo es un ‘método’, que siguiendo determinado ‘modelo’, junto a otras ‘técnicas’ y ‘herramientas’, encaminadas todas a un fin específico, se constituyen en ‘metodología’); continuando la idea, se organiza un evento para el supuesto ‘diálogo’, que resultó excluyente para los opositores internos. Eso es una barbaridad, porque si en Cuba debe existir un diálogo, es entre la dictadura y la oposición política y no entre la Iglesia Católica Castrista y los simpatizantes del castrismo en el exterior.

 

Lo que existe dentro de Cuba es una lucha por encabezar la transición necesaria desde la dictadura actual, a una sociedad libre y democrática. Por un lado, Raúl y sus generales, herederos de lo peor de la sociedad cubana (su obra ha sido la destrucción física, económica, social y moral de la Nación Cubana, por lo que no se califican como probables dirigentes de una Nueva República) y por otro, un torrente de opositores pacíficos de dentro y fuera de la isla.

 

¿Cuál es el mérito que el Cardenal Ortega y sus ayudantes ven en el equipo gobernante actual, que no sea por un compromiso asociado al mantenimiento de la falta de valores vigentes? Hay un argumento asociado a la no violencia durante el cambio hacia la democracia. Es real, pero hay que considerar que hasta hoy la dictadura ha ejercido esa violencia de manera masiva y expresa, por lo que no hay garantías de que en la transición no actúe de igual manera. Adicionalmente, los hombres de Fidel primero y de Raúl después, han resultado hartamente incompetentes y corruptos en el manejo de la cosa pública, lo cual hoy los deslegitimiza.

 

Hay un grupo de intelectuales y analistas políticos cubanos fuera de la isla que apoyan la posición mantenida por el Cardenal Ortega y la parte minoritaria (pero dirigente) de la Iglesia Católica Castrista. Se han unido a la campaña de apoyo a Ortega y sus ayudantes, pero intentando re-hacer la historia con omisiones imperdonables (pero interesadas) sobre todo en lo relacionado a la libertad de los presos políticos, los 75 de la primavera negra. En honor a la verdad quiero decir que la liberación de los presos políticos en el año 2010, no se debió solamente a la gestión del Cardenal Ortega. Una secuencia de hechos notables previos fue lo que motivó que Raúl Castro se dispusiera a convocar al Cardenal Ortega para el diálogo y no vice-versa, como nos quieren ahora hacer ver los amigos de la yunta Raúl-Ortega.

 

La secuencia que realmente motivó a Raúl a liberar los presos políticos en 2010, referida antes, comenzó con el martirologio (o el asesinato) dentro de las cárceles castristas de Orlando Zapata Tamayo. Esta muerte innecesaria causó una verdadera conmoción mundial, porque periodistas brasileños presentes en la Habana para la visita del entonces presidente de Brasil, Lula da Silva, propalaron inmediatamente la magnitud de esta noticia al mundo: “Un albañil negro y pobre, había muerto en huelga de hambre en las cárceles castristas”. Acto seguido, entró en huelga de hambre el disidente y opositor cubano Guillermo Fariñas, huelga que fue ampliamente noticiada en todos los confines del globo, pidiendo precisamente la libertad de los presos políticos del grupo de los 75, asociados a la primavera negra. Como si todo esto fuera poco, las Damas de Blanco escenificaron una semana completa de caminatas, todos los días y por diversos lugares de la Habana pidiendo la libertad de sus familiares injustamente encarcelados, lo cual impactó directamente, nacional e internacionalmente, en el curso de los acontecimientos.

 

La dictadura no tenía como responder adecuadamente estos sucesos conocidos mundialmente. Fariñas moría lentamente en un hospital y se negaba a ingerir alimentos hasta que no tuviera certeza de la liberación de sus compañeros opositores, hasta que la dictadura cedió, convocando al Cardenal Ortega para una reunión, que dio inicio al diálogo de que se habla.

 

Es verdad que el cardenal Ortega, en ese período, había conseguido de Raúl Castro, antes de convocar este al diálogo de que hablamos antes, que las Damas de Blanco no fueran hostilizadas a la salida de la iglesia de Santa Rita en sus paseos dominicales, logrando un compromiso de Raúl para no “soltarles los perros” los domingos, en Santa Rita. Así las cosas, hay méritos compartidos, incluso desigualmente entre las gestiones de Ortega y los hechos de la oposición cubana, que obligaron a Raúl a negociar con Ortega. Es triste leer en el texto de un intelectual cubano una versión de la historia calcada de la hecha en los laboratorios de la policía política castrista, sin mencionar a Zapata, Fariñas o las Damas de Blanco.

 

¿Cuál es el objetivo de toda esta campaña de desinformación con lo realmente sucedido en torno a los presos políticos y los méritos reales de Ortega en este período? Si Raúl Castro quiere encabezar un proceso de transición a la democracia a la muerte de Fidel, que lo diga directamente y se siente a una mesa de negociaciones con la oposición política sin intermediarios, como lo es Ortega, que ya ha declarado que apoya a Raúl. ¿Por qué descalificar a los que quieren un cambio total del equipo de los políticos gobernantes actuales, si ellos han sido notoriamente incompetentes, sabidamente elitistas dentro de su partido único y marxistamente insensibles a la libertad, la democracia y el respeto a los derechos humanos de sus hermanos cubanos? El mismo derecho que tiene Ortega a ser castrista, tenemos la mayoría de cubanos (el 70% dentro de Cuba) a querer un cambio radical de hombres y de sistema político. Las encuestas de opinión lo han confirmado.

 

La dictadura siempre ha inventado “enemigos” que hacen “campañas” contra los “sagrados intereses” de la revolución. Ahora --y de manera poco creativa-- Ortega también inventa campañas inexistentes, usando la misma fraseología de los albarderos del apoyo a Raúl en sus pretensiones continuistas. La única razón que tienen Raúl Castro y su partido comunista, así como el Cardenal Ortega y su Iglesia Católica Castrista, en su esmerado empeño pro Raúl, es de tipo elitista, hegemónico y desvinculado de los anhelos de libertad, democracia y vida nueva, válido para todos los cubanos de dentro y fuera de la isla, y ¡también para ellos!

 

 

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La crisis siria y la libertad de Cuba PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 08 de Junio de 2012 17:28

Por Dr. Darsi Ferrer.-

Siria se acerca cada vez más a una situación de conflicto nacional donde quedará seriamente comprometida la paz de toda  la región del Medio Oriente. Lamentablemente para ese pueblo, la intransigencia del gobernante genocida Bashar Al Assad ha provocado que la resistencia armada contra el régimen haya superado el protagonismo de la oposición pacífica  inicial. Una lucha sin cuartel se extiende ahora por todo el territorio de esa república árabe. Y la creciente escalada de las acciones bélicas atrapan en el medio a la población civil, la mayor resistente y la que más pérdidas humanas y materiales está sufriendo.

Pese a este dantesco escenario, ya con 10 mil víctimas mortales, 250 mil desplazados internos y más de 60 mil buscando refugio en otros países fronterizos, es funesto el constante obstáculo de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU para impedir una enérgica intervención internacional que detenga las matanzas. En consecuencia, el régimen sirio se ha sentido impune y hasta alentado a atacar a su propia población con incrementado poder de fuego, y los civiles indefensos sufren las atrocidades ejecutadas por el ejército y las fuerzas paramilitares.

La  decisión de China y Rusia es motivada por un infantilismo histórico que parecen no poder superar. El pasado imperial frustrado de ambas naciones les da ínfulas de superpotencias a estos gigantones con pies de barro. Las contradicciones internas en estas dos naciones son tan desmesuradas y aun sin un empeño democrático de solución, que sencillamente no las habilitan para jugar en las Ligas mayores de las superpotencias.

Por un lado, Rusia hace veinte años perdió la oportunidad de emprender un verdadero proceso democrático y de Estado de Derecho en el país. En lugar de ello, asumió la vieja herencia imperial de un panrusismo trasnochado, ahora recargado de capitalismo estatal, con una sumatoria de más de medio milenio de desastrosos resultados. Sin embargo, parece llenar unas latentes ansias nacionales de poderío e influencia geopolítica, aunque sólo se fundamentan en una enorme extensión de territorio y el arsenal nuclear de la era soviética. En realidad, en su desenvolvimiento económico Rusia continúa mostrando profundos rasgos de un país subdesarrollado, exportando materias primas e importando  productos con valor agregado.

China también tiene una obsesión de pasado imperial que no logra olvidar. Y tras impetuosos y sostenidos índices de prosperidad económica en una fase novedosa de neototalitarismo se oculta una turbia realidad surgida de la inmutable negación de la libertad a su pueblo. Por eso este país asiático comienza a ser convulsionado por viejas contradicciones internas dentro de su territorio, constantemente preteridas y aun sin resolver. En un embarazoso perfil donde se unen: un sistema colonial interno como lo constituyen la musulmana provincia de Xinjiang y el convulso Tíbet; un país dividido férreamente en tres regiones económicamente disímiles; una política externa basada en sostenimiento de viejas dictaduras (Corea del Norte, Birmania, Zimbawe, etc.), a cambio de beneficios de inversión económica, consolidando un añejo sistema satelital que ya no se corresponde con la actual evolución geopolítica mundial; como eje central de este contradictorio contexto, todo ello controlado por un partido totalitario que, pese a todas las renovaciones anunciadas, como tesis ideológica fundamental, defiende la explotación de sus ciudadanos como prerrequisito para llegar al inalcanzable mito de la sociedad comunista.

En la ONU, como resultado de una incongruente división de poderes que se corresponde a los ganadores de un conflicto mundial de hace más de 65 años y que no se ajusta a las realidades políticas globales del presente, ambas naciones abusan de sus privilegiados puestos en el Consejo de Seguridad. Al obstaculizar constantemente una acción internacional para detener los crímenes de la dictadura siria contra su población, Rusia y China intentan proyectar una imagen de grandes potencias con intereses geopolíticos en la región. Esto resulta completamente inconsistente con el verdadero peso de ambas en esa zona, y también con su capacidad real para enfrentar los costos y las mayores responsabilidades que representan garantizar la paz regional. Para desarrollar ese rol hace falta tener un verdadero peso geopolítico en el área, como el de Estados Unidos y diversas potencias de Europa Occidental.  Pero China y Rusia no lo tienen.

Más la peor consecuencia de esta práctica retrógrada de hacer política apenas comienza a configurarse. De continuar teniendo éxito con su bloqueo de decisiones al más alto nivel mundial para impedir una determinada intervención militar con todo el poderío de las superpotencias democráticas ante las crisis por las que optan y optarán muchos pueblos actualmente sojuzgados si se les intenta impedir el progreso, van a consolidar la tendencia conservadora de otros gobiernos autoritarios y totalitarios para tratar de impedir los cambios hacia la libertad, la democracia y el bienestar a los que la gran ola de la Globalización está empujando. Eso significaría escaladas de violencia, conflictos regionales y guerras fratricidas como las que ahora ensangrientan al hermano pueblo de Siria.

El reciente ejemplo de lo ocurrido en Libia demuestra la validez de la rápida y contundente respuesta de la comunidad internacional, mediando a favor de los pueblos masacrados por regímenes criminales y perpetradores de violaciones flagrantes de los derechos humanos. En esa ocasión la abstención de Rusia y China permitió que los demás países contaran con la autorización del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, para imponer una zona de exclusión que cambio el curso a las operaciones de la guerra civil desatada en el país y finalmente contribuyo a detener las matanzas de civiles y derrocar a la dictadura del ajusticiado criminal Muammar el Gadafi.

Teniendo todo este escenario presente por las similitudes, los cubanos deben estar muy atentos a la crisis que traerá la disolución de la alianza con el presente gobierno de Venezuela. No hay milagros en la economía y el tiempo no perdona los pasos titubeantes de una dictadura anacrónica. Ante la ausencia de un padrino subvencionador incondicional como Hugo Chávez, la escasez de combustible y ausencia de moneda dura suficiente pondrán en precipitado plan de derrumbe la precaria economía totalitaria de la isla. Renovados y tenebrosos Período Especial con Opción Cero serían inaguantables para la simple supervivencia: Traerán como consecuencia conflictos por el poder, crecientes protestas populares y renovados intentos de fuga por la costa hacia cualquier parte.

Una situación así, ¿provocaría una acción brutal de las fuerzas armadas y el ministerio del interior contra la población? Y de actuar de esa manera, al igual que ahora con Siria, ¿Rusia y China impedirían de cualquier modo con un tozudo voto en contra que una intervención humanitaria de las fuerzas armadas con mandato de la ONU y representando a la OEA, pusiera fin a una matanza nacional de esa índole?

Los cubanos están convocados a sentir como suyo el posible y terrible destino de la lucha que heroicamente ahora sostiene el pueblo sirio para librarse de una casta explotadora y asesina. También son víctimas y perviven sojuzgados por un grupo maleante, insensible con el creciente sufrimiento de la empobrecida población. Se añora en el archipiélago un cambio de sistema de gobierno pacífico, un tránsito prudente, más firme y continuo hacia esa modernidad que pasa por el lado y es negada desde hace más de medio siglo. Más de no ocurrir así, y de optar el régimen por continuar explotando al pueblo de Cuba, también corresponderá a la población lanzarse a la calle para quitarse de encima la dictadura de los Castro. Estos gobernantes octogenarios, junto a los Al Asad, Mugabe, Kim Song Un, y otros, representan lo más retrógrado y criminal disfrazado de estadistas y salvadores de la Humanidad. Gobiernos como los presentes en China y Rusia, aunque de modo disimulado, son sus viejos aliados naturales.

La Habana, Cuba. 6 de junio de 2012.

Última actualización el Domingo, 10 de Junio de 2012 16:48
 
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