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Cuba


Tráfico de armas a Norcorea: Una historia muy mal contada PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 03 de Agosto de 2013 00:24

Por Jorge Hernández Fonseca.-

No por casualidad aparecieron en la prensa opositora cubana hipótesis de analistas políticos del exilio relacionadas al posible intercambio de cierto número de armas y aviones cubanos, por el apoyo norcoreano al desarrollo de determinadas armas nucleares, no necesariamente una bomba atómica. Es el caso de la llamada “bomba sucia”, o de otros tipos de armas de rayos ganma, para lo cual Norcorea podría dar el apoyo y asistencia necesaria, dinamizando la existencia de un acuerdo Cuba-Irán, también en el sensible punto de la tecnología nuclear.


 

Tráfico de armas Cuba-Corea del Norte: Una historia muy mal contada

Jorge Hernández Fonseca

2 de Agosto de 2013

Los desdoblamientos del descubrimiento en el Canal de Panamá de un barco Norcoreano con “armas y aviones” de guerra cubanos no declarados y escondidos bajo un cargamento de azúcar son cada vez más sensacionales, si comparados con la propia noticia original, asociada al descubrimiento del tráfico de armas. No voy a referirme a hechos que todo el mundo conoce y que tienen que ver con una de las noticias internacionales más destacadas de estos días. Mi intención en este caso es analizar las posiciones y actitudes políticas asociadas al hecho.

En primer lugar la participación --incluso como fotógrafo de las armas cubanas-- del presidente de la República de Panamá, Ricardo Martinelli en persona, revisando el buque Norcoreano como un policía más, que nos induce a pensar en intereses individuales de Martinelli en un caso explosivo, que envuelve al castrismo internacional, a Estados Unidos --que tiene una base militar en la zona del Canal-- a las Naciones Unidas, que vela por el cumplimiento de una Resolución de su Consejo de Seguridad prohibiendo el envío de armas a Norcorea. Es evidente que algo buscaba Martinelli, que ahora acaba de pronunciarse por un “vamos a dejar eso así”.

No es mi intención profundizar en los posibles intereses del presidente Martinelli al tener atrapado entre sus manos al castrismo internacional, con peso relativo importante en la política interna panameña. Es parte del juego interno-internacional de los gobiernos del hemisferio con los hermanos Castro, que continuamente, para conseguir neutralizar al castrismo internamente, pasan por encima de los intereses democráticos del sufrido pueblo cubano, como un “episodio más”, en la larga cadena de “intercambios” inmorales con la poderosa dictadura cubana.

Otro hecho destacado fue la declaración casi inmediata del los Estados Unidos diciendo que “no era un problema bilateral Cuba-EUA”, lo que es una frase estrictamente verdadera, si nos atenemos a la declaración (tardía) de la dictadura cubana, diciendo que el contrabando era de “armas obsoletas, que iban a ser reparadas en Norcorea, para después ser devueltas a manos castristas”, declaración poco creíble que intenta ocultar los verdaderos (y desconocidos) objetivos reales detrás del contrabando hacia un país que ya ha desarrollado armas nucleares.

Un tercer elemento no descartable de la cadena de desdoblamientos de este contrabando, es la declaración del dictador mayor, diciendo que “se trató de denigrar a su hermano Raúl Castro” al descubrirse las armas en el barco que atravesaría el Canal de Panamá. Como “quien no quiere las cosas”, el dictador mayor hace una alusión fuera de contexto a la tenencia, o a la renuncia, por parte de Cuba de armas nucleares. Esa alusión ya había sido hecha en la Nota de la dictadura, que asumía la culpa por el contrabando. Son menciones “nucleares” muy extrañas.

No por casualidad aparecieron en la prensa opositora cubana hipótesis de analistas políticos del exilio relacionadas al posible intercambio de cierto número de armas y aviones cubanos, por el apoyo norcoreano al desarrollo de determinadas armas nucleares, no necesariamente una bomba atómica. Es el caso de la llamada “bomba sucia”, o de otros tipos de armas de rayos ganma, para lo cual Norcorea podría dar el apoyo y asistencia necesaria, dinamizando la existencia de un acuerdo Cuba-Irán, también en el sensible punto de la tecnología nuclear.

El tema anterior tampoco es un asunto “bilateral” entre Cuba y EUA (como tampoco lo fue el acuerdo Cuba-URSS para colocar misiles con cargas nucleares en la isla en 1962) pero que evidentemente representa un peligro potencial para Norteamérica. Sin embargo, Estados Unidos nada ha hecho (en apariencias) para “pedir explicaciones” claras a la Cuba castrista, por un hecho que podría representar un peligro real para Norteamérica y sus ciudadanos.

Actualmente hay una política norteamericana en andamiento para intentar contrarrestar los efectos del castrismo en la arena internacional, incluso, según se manifiesta vivamente, para jerarquizar los valores democráticos en Cuba incentivando los contactos “pueblo a pueblo”, entre los ciudadanos de la isla y de los Estados Unidos. Es notorio que en medio del escándalo de contrabando cubano-norcoreano, EUA acaba de conceder a los cubanos el derecho a obtener visas múltiples de parte de EUA, lo que pudiera explicar el silencio de Estados Unidos en un tema, que si bien no es “bilateral”, es un tema que les compete y ha sido mal explicado.

Si el presidente Martinelli participa inicialmente como “actor principal” del descubrimiento del contrabando de armas cubanas hacia Norcorea y acto seguido autoriza la firma de un “Convenio Comercial Cuba-Panamá”, y además ahora, quiere “dejar eso así”, es claro que detrás de esa nueva posición presidencial hay ‘alguna cosa’ que no ha sido bien explicada. Si EUA declara que ese contrabando no es nada “bilateral” Cuba-EUA y los objetivos del contrabando conducen a potencialmente afectar su seguridad nacional (las armas nucleares mencionada por el anciano dictador y mencionadas también en la nota oficial castrista, sin nadie haber hablado de ello) ¿por qué entonces Estados Unidos no toma una posición definida en un tema que sí le compete? Esta, según mi óptica, es la pregunta correcta a ser respondida.

Una hipótesis es que el tema fue abordado a profundidad en el contacto de alto nivel que tuvieron delegaciones de la isla y EUA con motivo de la reanudación de “conversaciones migratorias” y EUA quedó perfectamente informado de todos los detalles. En este caso, salta una duda: ¿por qué no se hicieron declaraciones al respecto? Si esas aclaraciones castristas se dieron en otro contexto, ¿por qué no se dijo nada? Si en paralelo con estas dudas, Martinelli cambia radicalmente de posición y quiere liberar el barco norcoreano, devolverle el azúcar a sus “legítimos dueños” y además, demora la descarga del azúcar para retardar que los inspectores de la ONU lleguen a inspeccionar las armas cubanas, es lógico que se generen dudas.

Una segunda hipótesis es que el afán de acercamiento entre EUA y Cuba, con vistas a implantar la política “pueblo a pueblo”, como intento de EUA influir democráticamente en la transición que se lleva a cabo por Raúl Castro, esto compense con creces la dudas que surgen de esta historia. Una tercera hipótesis estaría relacionada con un probable sabotaje que Fidel Castro y sus hombres han querido hacer preparando este episodio contra Raúl, sus generales y su planes reformistas, de todo lo cual EUA tiene pleno conocimiento, quiere apoyar los “cambios” que Raúl lleva adelante y las dudas con este contrabando se ventilaron en privado.

Sean cuales fueran las “verdades” asociadas a este historia, algo queda muy claro como consecuencia de este episodio de silencio público de EUA ante una historia tan mal contada: las relaciones entre la Cuba de Raúl Castro y los Estados Unidos es de mucha más amplitud y profundidad que aquella que se habla oficialmente. Habría que saber sin embargo si los interese de EUA están asociados sólo a intereses económicos con Cuba (aspecto plenamente comprensible) o si además hay intereses democráticos con la isla, a tono con la erradicación total del castrismo por un lado, o en sintonía con Raúl, sus generales y sus familiares, por otro.

Así como las hipótesis mencionadas son probables versiones de la realidad, hay otro cúmulo de análisis que se ventilan sin una explicación clara, que llene todos los espacios vacíos de este raro incidente. En cualquier caso, los cubanos opositores, carentes de derechos en la isla, así como los cubanos exiliados, también carentes de derechos en la isla, --incluyendo aparentemente a los congresistas cubano-americanos de ambos partidos--  hemos sido tratados por todos los actores de este episodio como “ciudadanos de segunda” con un historieta muy mal contada.

Sin embargo, también “hay vida inteligente” fuera de EUA y del think-tank castrista.

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Viernes, 09 de Agosto de 2013 21:03
 
Fidel responde que no desarrollarían armas atómicas ¿Le cree usted? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 02 de Agosto de 2013 11:19

Por Huber Matos Araluce.-

El pasado 23 de julio (Patria Pueblo y Libertad) publicó un artículo titulado: Raúl Castro y un arma nuclear norcoreana para Cuba en el que se planteaba la hipótesis de que el contrabando de armas de la dictadura castrista a la norcoreana podía obedecer a una negociación por medio de la cual la tiranía en Cuba obtuviera “algún armamento atómico”.

Las razones que se exponen el artículo para tratar de explicar la absurda operación descubierta en Panamá y que ha hecho un gran daño al castrismo son las siguientes:

a) Que la aventura ha sido sencillamente una gran estupidez de Raúl Castro y sus asesores.

b) Que a cambio de las armas, componentes y otras ventajas, Corea del Norte  ayudaría a los castristas a hacerse de algún armamento atómico.


El artículo concluía señalando que:

“Por descabellada que pueda parecer la hipótesis, ante el desatino demostrado con por Raúl Castro y los norcoreanos es difícil descartar que, en medio de la decrepitud que impera en los hermanos Castro, el senil Fidel no haya insistido con Raúl en que los norcoreanos entregaran lo que él siempre quiso, las armas nucleares que Nikita Khrushchev  retiró de Cuba”.


Parecería que Fidel Castro se dio por aludido por este artículo o por alguno otro donde se exploraba el tema.  Según informa la agencia France Press el domingo 28 de julio el diario Juventud Rebelde publicó una carta que se le atribuye al dictador en la que dice:

“No vacilo en asegurar que aunque durante años nos negamos a suscribir acuerdos sobre la prohibición de tales armas porque no estábamos de acuerdo en otorgar esas prerrogativas a ningún Estado, nunca trataríamos de fabricar un arma nuclear”.

Esta declaración es sospechosa sobre todo cuando el gobierno del presidente Obama lejos de mencionar alguna intención bélica contra los Estados Unidos ha aclarado que el contrabando descubierto en Panamá no es considerado por Washington como un problema bilateral entre Cuba y los Estados Unidos.


Si Fidel Castro no hubiera negado que “nunca trataríamos de fabricar un arma nuclear” nosotros no habríamos insistido en la cuestión, pero su comentario nos obligó a revisar la hipótesis y encontramos algunos datos:

a) Que el régimen norcoreano puede suministra material radioactivo al castrista con el que un grupo terrorista puede construir lo que se conoce una “bomba sucia” en la que con explosivos convencionales se podría contaminar un área en una ciudad creando el pánico.

b) Los especialistas que dan seguimiento al desarrollo atómico norcoreano coinciden en que no es difícil para ellos  miniaturizar una bomba atómica.

c) Que Estados Unidos no tiene una defensa antimisil en su frontera sur sino en el norte.

d) Que ante el desarrollo de armamento atómico norcoreano y su capacidad balística, en abril de este año el Departamento de Defensa de los Estados Unidos anunció planes para instalar un avanzado sistema de defensa en Guam (Sistema de Defensa Aérea de Alta Altitud  Terminal –THAAD).  Además están reforzado en Alaska sus fuerzas de interceptores terrestres GBI y se están desplegando dos barcos de guerra equipados con misiles Aegis que habían sido anteriormente descartados.

e) Que Corea del Norte puede fabricar una bomba (EMP) que al hacer explosión convierte su energía en rayos Gamma.  Tal artefacto detonado en el espacio a 25 o 30 millas de altura sobre territorio norteamericano podrían paralizar a los Estados Unidos por un tiempo indeterminado.  Según la  Fundación Heritage una bomba EMP:

“cambiaria fundamentalmente el mundo. Los aviones caerían del cielo; la mayoría de los autos no podían funcionar; los equipos eléctricos fallarían.  Los sistemas de tratamiento de agua y todos los sistemas eléctricos fallarían simultáneamente.  Los bancos, la energía, el transporte, la producción de comida y de distribución de agua, los servicios de emergencia en incluso el Internet colapsaría”.

Aunque continuamos aclarando que el artículo anterior y este se encuentran en el plano de la hipótesis, ante la curiosa aclaración de Fidel Castro no se puede descartar que entre dos regímenes terroristas (el castrista y el norcoreano) se haya negociado transferencia de algún tipo de armamento nuclear a Cuba.  Corea del Norte lo ha hecho ya con Irán. Fidel Castro es un demente y ambos regímenes son expertos en el chantaje a los Estados Unidos y a Occidente.


Publicado con autorización de autor

Última actualización el Domingo, 04 de Agosto de 2013 10:51
 
Apuntes para la transición PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 29 de Julio de 2013 15:23

Por A. G. Rodiles y A. Jardines.-

La reconstrucción democrática solo será posible si se involucra al mayor número de cubanos.  

- La oposición debe articularse y proyectarse dentro y fuera de la Isla con un peso cívico y político.  

- Debemos mostrar que somos una opción de gobernabilidad, capaz de generar un entramado político y jurídico que llene cualquier vacío.  

El panorama político de la Isla se ha dinamizado en los últimos tiempos. En la arena internacional el hecho de mayor impacto ha sido sin dudas la muerte de Hugo Chávez y su sucesión materializada en Nicolás Maduro, un hombre con muy pocas herramientas políticas, que a pesar de muchos pronósticos ha logrado, por ahora, mantener cierto equilibrio.

Sin embargo, la difícil situación económica por la que atraviesa Cuba y el incierto escenario chavista, hacen que el totalitarismo cubano evite apostar todas sus cartas a Venezuela.  

Para la elite en el poder, el tiempo, como parte de la ecuación política, se convierte en la variable más importante. El relanzamiento de su posición en la arena internacional pasa a ser parte de sus prioridades. Mostrar un nuevo momento en las relaciones con Europa y Estados Unidos se vuelve vital en la búsqueda de nuevos socios económicos y políticos que le brinden estabilidad y legitimidad.  

En el interior de la Isla, las transformaciones en el sector económico no generan una nueva impronta dado los años de estatismo acumulado, la descapitalización y la precaria situación de múltiples sectores.

Un proceso de verdaderas reformas implicaría acciones más profundas que dinamicen una realidad que ya se anuncia como desastre social, reconocido incluso por Raúl Castro en su última intervención. Pero el miedo a perder el control se convierte en obsesión y principal obstáculo.  

La posibilidad de viajar de algunos opositores representa en este sentido el paso más audaz que ha dado la elite en el poder, una clara apuesta a mejorar su imagen en el exterior y sacudirse el estigma de la falta de libertad de movimiento. Es muy probable que esta movida esté manejada bajo el presupuesto de que algunos tragos amargos no serán más que eso, que la realidad seguirá metida en su habitual camisa de fuerza, porque los opositores no pasaremos del nivel mediático y al regresar a Cuba, el control absoluto de la Seguridad del Estado y la falta de articulación social, mantendrán todo en su lugar.  

Ante este escenario se hacen necesarias algunas preguntas: ¿Está la sociedad cubana en condiciones de pujar por mayores espacios de libertad e independencia?

¿Puede la oposición capitalizar políticamente sus viajes?

Entiéndase por capitalizar nuestra capacidad de articularnos y proyectarnos dentro y fuera de la Isla como fuerzas prodemocráticas con un peso cívico o político en cada caso. Proyección que nos permita también terminar con el nefasto juego de gato y ratón con el que la Seguridad del Estado, como brazo del sistema, nos ha mantenido ineficientemente ocupados.

Se vuelve entonces imprescindible madurar como oposición y sociedad civil, lograr expandir las grietas de un sistema agotado que sostiene el control y el ejercicio de la violencia de Estado como elementos de contención social.  

La experiencia de múltiples transiciones muestra la importancia de comprender el momento del cambio como un paso dentro del proceso de reconstrucción nacional, visto como un punto de inflexión no discontinuo.

En un escenario extremo como el que enfrentamos, una transición exitosa implicará necesariamente la activa participación de capital humano preparado, con un fuerte compromiso social y una clara visión de la nación que desea construir.  

Sin un tejido social que represente cuando menos un microcosmos del meso y macrocosmos que visualizamos, será muy difícil edificar una democracia funcional.

Los ejemplos fallidos son abundantes y resulta irresponsable omitirlos. La conocida “primavera árabe”, devenida “invierno”, es el caso más reciente que muestra que la instauración de un sistema político necesita un proceso de maduración y articulación de su sociedad civil.

Imaginar el cambio y la reconstrucción de un país roto, fragmentado, no solo en el aspecto físico sino también en su dinámica social e individual, resulta ejercicio primordial si pretendemos la construcción de una democracia que contenga los ingredientes de toda nación moderna. 

Como oposición debemos romper con paradigmas que impliquen regresión y copia de lo que se ha vivido, en el que símbolos gloriosos, épicos y personalismos juegan un papel significativo. Un imaginario que cifra demasiadas esperanzas en una “chispa” expansiva y que suele aplazar un trabajo efectivo con vistas al mediano y largo plazo.  

Sería saludable igualmente reajustar una idea que ha dominado nuestras mentes durante más de medio siglo postrepublicano: la anhelada unidad de la oposición como única vía de presión efectiva para promover el cambio. Consideramos que el protagonismo principal de la transición debe recaer sobre la sociedad civil, mientras la oposición, como actor político, con un discurso y una acción coherente, debe pujar porque su representatividad tenga el alcance y la penetración necesaria.    

El viejo Hegel llevaba razón al afirmar que “todo lo que un día fue revolucionario se vuelve conservador”. Las palabras pierden su sentido original y se resemantizan al cambiar el contexto que las alimentó y sostuvo, tan es así que la propia lógica de las revoluciones se vuelve en su contra.  

El acto verdaderamente revolucionario es un gesto brusco, un momento de ruptura que trastoca el orden establecido. Las revoluciones todas, incluyendo las científicas, están diseñadas para transformar,  socavar las bases del modelo o paradigma anterior y, de esa manera, echarlo abajo.  

Entonces, lo novedoso en nuestros días es entender esa posible brusquedad como un instante dentro de un proceso, que debe estar permeado de los ingredientes que conforman las sociedades modernas, el conocimiento, la información, el pensamiento, el arte, la tecnología. La revolución es un momento de la evolución, pero no a la inversa.  

En la segunda década del presente siglo no podemos pensar en ningún proceso social sin tomar en cuenta el carácter transnacional de los mismos. En nuestro caso sería imposible analizar un tránsito a la democracia y un proceso de reconstrucción sin involucrar a la diáspora y al exilio con sus actores políticos. Si bien ellos no están anclados en la cotidianeidad de la Isla, son elementos vivos de la nación y como tal gravitan en ella.

En eso el cubano de a pie no se equivoca. En el imaginario del cubano una parte importante de la solución de nuestros problemas está en Miami (como genéricamente se define a la diáspora). La visión moderna de las sociedades contemporáneas debe llegar y, en nuestro caso, componerse en gran medida a través de una constante retroalimentación entre la Isla y su diáspora.

La oposición y el exilio deben ser, justamente, la bisagra que haga posible tal articulación.   Y este es, a nuestro modo de ver, el otro elemento que terminaría encuadrando el escenario cubano: cómo se imbrica en lo adelante la oposición con una sociedad civil transnacional de tal modo que la lógica binaria de lo interno y lo externo, de las figuras del “cubano de adentro” y del “cubano de afuera” llegue a su fin, para lo cual no es suficiente con reconocer, en un plano discursivo (como también lo hace el régimen) que no hay diferencias entre nosotros, que somos iguales, etc. Es algo más: somos un solo e indivisible cubano y ese único cubano debe tener su derecho a ejercer el voto y a influir en el presente y el futuro político de su país no importa en qué lugar del planeta se encuentre o resida. Se trata, para la oposición y el propio exilio, no solo de un problema político, sino conceptual.  

Como actores políticos debemos mostrar que somos una opción de gobernabilidad, exponer el capital humano del que disponemos, la capacidad que poseemos de generar un entramado político y jurídico capaz de llenar el posible vacío que dejaría la nomenclatura unipartidista; demostrar que podríamos garantizar la seguridad no solo para el país sino para toda la región y por último, aunque no menos importante, la capacidad para rebasar las campañas de los castristas en eventuales elecciones libres.

Este sería, quizás, el escenario más deseable en términos de expansión de la sociedad civil transnacional y del correlativo constreñimiento del Estado totalitario.

Estemos, pues, alertas para no confundir sucesión con transición; aprendamos a vernos y sentirnos como cubanos a secas y exijamos nuestros plenos derechos civiles y políticos, económicos, sociales y culturales como aparecen reflejados en ambos pactos de la ONU. Admitamos que para la transición es tan necesario el capital humano disperso por las instituciones del Estado como las habilidades, el conocimiento y capital financiero de aquellos que han tenido que crecer lejos ―aunque no fuera― de su patria.  

El problema de la nación cubana es hoy el problema de la transición y la reconstrucción democrática, proceso que será posible solo si se involucra al mayor número de cubanos, vivan donde vivan. No decimos que la patria es de todos, lo cual es una declaración de jure; decimos que todos, juntos, hacemos la nación cubana, lo cual es ya una declaración de facto.


29 de julio de 2013

 
Misión Imposible :La leche que Mujica le promete a Raúl PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 28 de Julio de 2013 15:34

Por Pablo Alfonso.-

José Mujica quiere darle una mano a Raúl Castro para producir leche. Para mí es una misión imposible teniendo en cuenta la experiencia productiva del castrismo. La propuesta del presidente de Uruguay es, sin duda, elogiosa y hasta evangélica. Ayudar al que lo necesita, dar de comer al hambriento, ser solidario y compasivo con el prójimo




"Tenemos que dar una mano en la lechería" y "hacer todo lo posible, o producir un cuadro de leche con el respaldo de los gobiernos para que se transforme en leche en polvo, y ayudar a su vez a multiplicar la productividad acá", dijo Mujica a los periodistas, tras colocar el jueves una ofrenda floral en el monumento al héroe uruguayo José Artigas en un parque de La Habana Vieja.

Una buena intención pero un esfuerzo destinado al fracaso. El problema del castrismo no es de ayuda o falta de ellas, es sistémico. Es el sistema el que no funciona. El que no produce en abundancia ni leche, ni viandas, ni hortalizas, ni granos, ni frutas. Un sistema parasitario que ha sobrevivido gracias a los subsidios, primero de los soviéticos y ahora de los chavistas.

Mujica, y su esposa, la senadora Lucía Topolansky, viajaron a Cuba en visita oficial y participan en los festejos para conmemorar el 60 aniversario del fracasado asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba  el 26 de julio de 1953.

Hace seis años, un dia como hoy, en un discurso pronunciado en la ciudad de Camaguey, para conmemorar ese descalabro, Raúl Castro prometió un vaso de leche para cada cubano.

“Hay que borrarse de la mente eso de hasta los siete años, llevamos 50 años  diciendo que hasta los siete  años. Hay que producir leche para que se la tome todo el que quiera tomarse un vaso de leche” dijo Raúl.


Aceptando que ese deseo no fuera pura demagogia habría que concluir , seis años más tarde, que esa buena intención ha quedado en el empedrado camino de la ineficiencia socialista.

Por eso digo que a sus 78 años, Mujica, un curtido revolucionario tupamaro que ha madurado en el ejercicio democrático de la política, puede tener la mejor voluntad, pero ya no puede darle la mano que quisiera a Raúl. No es nada personal, es el sistema.



Por lo demás parece que Mujica disfrutó en La Habana un encuentro personal con Fidel Castro que lo definió así:

“Una conversación demasiado arborescente, hablamos de todo, qué se yo, pero me encontré con un anciano que sigue siendo brillante, siempre promotor de ideas", dijo Mujica a varios medios de prensa, a propósito de su reunión con Castro en la noche del miércoles.

El mandatario uruguayo, destacó que Fidel "está enfrascado en impulsar una experimentación en biología" para "encontrar vegetales del área tropical que sirvan para la fabricación de pienso para la comida de los animales".

"Atrás de esta idea: dejar la mayor cantidad de granos posible para la alimentación humana", aseveró Mujica, al comentar que el expresidente cubano "está lleno de semillas, de plantas, de variedades que está impulsando y le da un motivo a la existencia".

Bueno en eso de los experimentos de Fidel, el pobre Mujica no creo que esté muy al tanto. Es un vicio que ya le viene de tiempos atrás. Y ahora que hablamos de leche es bueno recordar que este Fidel que hoy experimenta para darle un motivo a su existencia como dice Mujica, le prometió a los cubanos el 2 de enero de 1969, durante un discurso en La Habana:

“Y habrá algo más de un litro no solo para todos los niños, sino para todos los ciudadanos de este país y en fecha ciertamente  no lejana"

Tomado de EL TIMBEKE BLOGSPOT

Sin duda que los Castro tienen un sentido muy particular de la lejanía.

Publicado por en 19:34

 
Intriga en el Canal PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 27 de Julio de 2013 19:54

Por Pedro Corzo.-

El reciente incidente en el Canal de Panamá en el que están involucrados los gobiernos de Cuba y Corea del Norte por transportar armas de manera ilegal ha generado una situación de carácter internacional muy complejas, que testimonia en cierta medida una alianza poco divulgada entre las dos dictaduras más nefastas del Siglo XXI.

Se especula mucho si las armas eran para ser reparadas y devueltas a Cuba, o si simplemente era una forma de violentar el embargo de suministros bélicos que pesa sobre la dictadura norcoreana, pero lo que sí se puede suponer es que ésta no es la primera vez que este tipo de operación la realizan ambos gobiernos.

Los gobernantes de Corea del Norte y Cuba han estado involucrados en el tráfico ilegal de armas desde que conquistaron el poder. La droga ha sido otro pingüe negocio, vender narcóticos  a los países occidentales es muy rentable, tanto económicamente como políticamente, todo depende del objetivo.

Los regímenes de La Habana y  de Pyongyang tienen muchas cosas en común, entre las que se destacan sus constantes denuncias contra supuestos acosos y agresiones de que son víctimas de parte de las grandes potencias, en particular Estados Unidos.

Cuba y Corea del Norte, han demostrado a través de los años ser estados agresivos, patrocinadores del terrorismo, pro-motores de la subversión, la desestabilización de sus vecinos,  y violadores sistemáticos y permanentes de los derechos de sus ciudadanos.

Por otra parte ambos estados, aunque con bases culturales diferentes, tuvieron su origen, real o aparente, en el totalitarismo marxista, a la vez que militarizaron de forma extrema  sus respectivas sociedades.

Otro aspecto que les vincula, es que Cuba y Corea del Norte están gobernadas por dinastías, lo que sumado a lo antes expuesto, permite considerar que los vínculos entre ambos gobiernos son más estrechos que lo que dejan suponer las visitas oficiales, acuerdos y declaraciones.

No hay dudas que La Habana y Pyongyang no han cosechado éxito en mejorar las condiciones materiales y espirituales de sus pueblos, pero han triunfado ampliamente en su principal propósito de conservar el poder

La dinastía  de los  Castro se ha impuesto en Cuba por cinco largas décadas, pero los coreanos le superan, porque han gobernado el país por más de 60 años.

La conservación del poder de ambas dictaduras se origina en sus respectivas capacidades represivas, pero también en sus habilidades para maniobrar y manipular a la opinión pública nacional e internacional y en hacer aliados que en momentos de crisis, pueden servirle de sombrilla protectora.

Representar el papel de víctima es un manido recurso de ambos regímenes.

Cuando las autoridades de la isla fueron interpeladas por la panameñas en relación a la nave abordada que procedía de un puerto cubano-el barco Chong Chon Gang había sido afrontado por no emitir señales  requeridas por las leyes marítimas, lo que hizo suponer a los panameños que transportaba drogas--  sus pares de La Habana contestaron que el buque no acarreaba narcóticos, solo azúcar "donada" al pueblo norcoreano por el cubano.

En ese momento los funcionarios cubanos con arrogancia o menoscabando la inteligencia de los panameños, guardaron silencio  sobre las armas que ilegalmente transportaba el navío, violando a conciencia regulaciones del Canal de Panamá y el embargo de Naciones Unidas a Pyongyang.

Los resultados de este suceso están por verse. Cuba técnicamente violó el embargo de armas impuesto a Corea del Norte por Naciones Unidas, lo que debería implicar sanciones para La Habana, al margen de lo que disponga Estados Unidos que tiene conflictos históricos con la dictadura cubana y permanentes y críticos con la norcoreana.

Muchos cuestionamientos generan este incidente, independiente a si hay o no un regular trasiego de armas entre los dos países.

Se puede suponer que es un negocio independiente de unos de los poderosos de la isla, como parte del cuentapropismo tan en boga en los predios castristas.

Pero si fue la nomenclatura la que tomó esta decisión, es por motivos políticos, porque para el castrismo  lo económico está siempre en un segundo plano.

El gobierno de la isla ha demostrado  tener un agudo sentido de la oportunidad y ha estado siempre dispuesto a correr cualquier riesgo cuando cosecha beneficios, por lo que cabe la pregunta,  por qué esconder armas en un buque "quemado" por su vasto historial de ilegalidades y que por demás, debía cruzar una vía interoceánica altamente vigilada.

¿Qué gana el castrismo con esto? Corea del Norte podrá estar desesperada por adquirir más equipos, que aunque de tecnología antigua,  pueden ayudar a su eventual defensa, pero los Castro que proclaman estar produciendo cambios al interior de la isla, por qué se compra esta camisa de once varas.

 
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