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Artigos: Cuba
EL RETROCESO DE LA IZQUIERDA CARNÍVORA EN AMÉRICA LATINA PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 22 de Enero de 2011 23:24

Por Jorge Hernández Fonseca

 

Que Hugo Chávez haya enarbolado bandera blanca ante un flamante Congreso fuertemente salpicado de opositores, es como para conmemorar. Fue una señal inequívoca que “algo” sucedía en la cúpula de la izquierda carnívora latinoamericana. No tardó mucho el caudillo venezolano en dar marcha atrás, después de lo cual reafirmó lo dicho ante el Congreso; gestos que denotan poco convencimiento de una cosa u otra. Muestras de una estrategia titubeante.

Partiendo de este hecho puntual y retrotrayéndonos a otros sucesos acaecidos en el seno de la fauna izquierdista que pretende dominar Latinoamérica, se percibe un franco retroceso del otrora triunfante “castro-chavismo” y su reformulada doctrina de “tomar el poder político por elecciones” en los países de Nuestra América. La propia Venezuela, seguida de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, fueron éxitos financiados con el dinero de Chávez, ahora en bancarrota.

El eje de toda la estrategia con ese avance anti-democrático en la región fue Cuba. Fracasado su intento beligerante de los años 60-70 del siglo pasado, hilvanó con el caudillo venezolano una manera de avanzar contra la democracia regional, desde dentro. Los petrodólares de Chávez lo convirtieron en el financista continental y pasaron el liderazgo práctico hacia Caracas, mientras el liderazgo estratégico permanecía en la Habana, en la mente calenturienta de Fidel Castro.

El advenimiento casual de Raúl Castro al mando de Cuba (producto de la repentina enfermedad del dictador mayor) privó a Chávez --y a los planes carnívoros contra el sub Continente-- de un verdadero guía e ideólogo, que encontraron un Raúl pragmático al frente de una isla en ruinas, con asesores que recomendaron con urgencia el “regreso al capitalismo”. En este contexto, el asalto “pacífico” al poder en el Continente se frenó (también lesionado por la baja de los precios del petróleo chavista) y sumieron a la izquierda marxista en el mayor desconcierto.

Los planes de Raúl Castro acercándose cada vez más a los estadounidenses; un Rafael Correa que envía señales frecuentes de independencia; la impopularidad creciente de Evo Morales (sumado al torpe trato que hace de la sociedad boliviana); las tensiones limítrofes de la Nicaragua de Daniel Ortega contra Costa Rica; todos, son muestras de la debilidad por la que atraviesa el castro-chavismo en las condiciones actuales, lo que marca sin dudas un retroceso de su anterior posición privilegiada, cuando el petróleo estaba a 150 dólares el barril y era el dictador cubano quien dirigía lo hilos secretos de la conspiración continental desde la Habana.

Es en ese escenario que se produce la sorprendente propuesta de Chávez ante el Congreso venezolano, con el subsiguiente titubeo que demuestra “la pata peluda” de una estrategia necesariamente también llegada desde Cuba. Ya en la isla las cartas que se reparten no tienen el sello inconfundible del dictador mayor. Ahora reinan allá los generales de Raúl, que pragmáticamente han negociado con Obama un estatus de mantenimiento de “las formas”, lo que probablemente implicó enviar desde Cuba un recado a Chávez sobre su Ley Habilitante.

Así las cosas, no solamente tenemos en Latinoamérica un franco retroceso del castro-chavismo, como tenemos también --desde la confusa (pero efectiva) expulsión de un Zelaya candidato chavista a dictador de Honduras-- un camino hacia el centro del espectro político, señalizado por el triunfo de la derecha democrática en Panamá primero y en Chile después; de la elección de un político de centro en Colombia; de una perspectiva de elección de centro en Argentina, Paraguay y Perú (para engañar incautos, hasta Humala critica a Chávez) y donde un 52% de los venezolanos hizo opción, en elecciones parlamentares, contra Hugo Chávez.

Este retroceso de la izquierda carnívora en América Latina pudiera tener varios escenarios futuros. Uno de ellos, coordinado desde la Habana (como antes fue la orden de asaltar las presidencias de las repúblicas latinoamericanas), implicaría un compromiso de los generales de Raúl con Norteamérica, para dar continuidad a la “revolución” castrista (ahora del tipo capitalista salvaje) a cambio de protección territorial de EUA contra el narcotráfico y la avalancha balsera cubana. Este estatus implicaría también “calmar” a Hugo Chávez y su retórica expansionista, a sabiendas que es la Habana la que siempre ha dado las cartas dentro de Latinoamérica.

Pero ese escenario probable tiene dos peligros: el primero, que los cubanos le juguemos “una mala pasada” a Raúl y reclamemos democracia política además de capitalismo (el de Raúl, salvaje); y segundo, que el pueblo venezolano (como parece que quiere) despida al coronel golpista del Palacio de Miraflores en las elecciones del año venidero, pulverizando el castro-chavismo y dejando la isla en bancarrota total. En este escenario, Rafael Correa, Evo Morales y Daniel Ortega, serían solamente “problemas de tiempo”.

¿Es fácil el camino democrático en Latinoamérica? No lo es. Además de la solución del “problema cubano” --cabeza y eje de todos los males-- todavía queda Brasil, que acaba de elegir presidenta a la candidata de Lula da Silva. Lula, a pesar de haber hecho un gobierno democrático (de izquierda) internamente, organizó una política exterior de apoyo al castro-chavismo en la región; apoyó insensiblemente a la dictadura cubana, colocó a Manuel Zelaya inexplicablemente dentro su embajada en Tegucigalpa y apoyó a Chávez, Correa y Evo Morales en sus confiscaciones –incluso contra inversiones brasileñas-- a cuyos intereses Lula da Silva debía de haberse debido, y no lo hizo. Aparentemente, la nueva presidenta presenta otro rostro más democrático externamente y ha hecho declaraciones alejándose de las simpatías con las violaciones de los Derechos Humanos y con otros “horrores” internacionales, que a Lula da Silva y su errática e ideológica política exterior, poco o nada le importaron.

En este panorama, la pequeña isla de Cuba continúa siendo la pieza clave de lo que venga a suceder en el futuro con el Continente. Si los Estados Unidos insiste en su política de negociar con Raúl y sus generales, dándole una sobrevida a cambio de cuidar su frontera marítima sudeste, la izquierda carnívora pudiera ganar el tiempo que necesita para reagruparse dentro de la isla (pasada la hambruna actual) y juntarse con la subida paulatina de los precios del petróleo en el campo chavista, para continuar dando la batalla por el dominio de Latinoamérica.

Que nadie se llame a engaño. Raúl nunca ha sido y nunca será un demócrata. Chávez sólo transige a una solución mediadora si se le ordena desde Cuba, y además, el pueblo venezolano lo ‘botará’ en 2012. Evo Morales es un demagogo que “dejado solo”, irá al precipicio de la historia. Correa no pasa de un populista deseoso de fama y probablemente también de dinero, y Daniel Ortega ya todos sabemos de “la pata que cojea” cuando le falten Fidel y Chávez.

Estratégicamente, desaprovechar esta oportunidad de dar la batalla final por la democratización de América Latina, barriendo el punto neurálgico de la expansión izquierdista –Cuba-- en su momento de mayor debilidad (el dictador mayor fuera del juego y la población en la mayor desesperanza) es cometer un error que Nuestra América pudiera pagar muy caro en el futuro, como ya lo han estado haciendo una buena parte de las Naciones de este sufrido Continente.

22 de Enero de 2011

 

Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com

 

 
SALVESE EL QUE PUEDA (III) PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 22 de Enero de 2011 21:58

Por HIBER MATOS ARALUCE

La crisis de la solidaridad democrática en Latinoamérica


En los años sesenta la respuesta a la penetración castrocomunista en la región debió haber sido una estrategia integral a largo plazo - política, social, económica y militar- para promover y preservar la democracia contra sus enemigos. Terminó en otra cosa, una guerra secreta, con todas sus implicaciones.



En 1961 el gobierno estadounidense lanzó la iniciativa Alianza para el Progreso. El plan se extendió por diez años y no logró los resultados deseados. Washington también apoyó a los gobiernos que combatían la guerrilla y el terrorismo. Ambos esfuerzos fueron parte de su estrategia de contención del bloque soviético.



En los años setenta y ochenta una alianza entre militares suramericanos conocidas como la Operación Cóndor se dedicó a combatir la insurgencia guerrillera y el terrorismo.


El gobierno de Venezuela tuvo una intervención directa apuntalando el gobierno social cristiano de Napoleón Duarte en El Salvador. La participación de Venezuela en ese conflicto es prácticamente desconocida.



La penetración comunista fracasó. Pero no triunfó la solidaridad democrática en Latinoamérica. Ni en su dimensión interna ni en la internacional. No se insistió en un progreso económico y social que podía haber evitado que casi 200 millones de latinoamericanos vivan actualmente en la pobreza. Esto tendría sus consecuencias.



El pueblo cubano fue abandonado a su suerte. Aun peor, como hemos señalado en los dos capítulos anteriores, se justificó el despotismo castrista en base a presuntos logros de la tiranía repetidos “ad infinitum” por la prensa, los expertos y los políticos.


El castrismo no se dio por vencido. Su dinámica le exigía el conflicto permanente. Continúo conspirando contra la democracia en América. Ya no tenía los recursos del imperio soviético, pero sí la experiencia y la capacidad operativa para socavarla.


La estrategia castrista consistió en un permanente esfuerzo de conspiración, relaciones públicas y chantaje. Botellas de vino para un presidente, un abrigo de piel para la madre de otro, dinero para campaña política de un aspirante a la presidencia, etc.



La red castrista detectó a un ambicioso teniente coronel en Venezuela: Hugo Chávez. Después de su fracasado intento golpe de estado en 1992 y después de dos años en prisión fue recibido en Cuba como un pupilo especial.


Aunque ya el castrismo había neutralizado a Carlos Andrés Pérez y este había dejado de apoyar los esfuerzos de los demócratas cubanos contra la tiranía, Fidel Castro tenía una cuenta pendiente con Venezuela, además de que ambicionaba su petróleo.


Lo demás es historia reciente. Comenzó el segundo intento de control en Latinoamérica por parte del régimen castrista. Hugo Chávez alcanzó el poder por medio de elecciones en 1999 y ha sido guiado desde La Habana paso por paso. La tiranía cubana se ha podido sostener gracias a miles de millones de petrodólares venezolanos.


La rápida alianza de un grupo de gobiernos que se confabularon con Chávez para gobernar autocráticamente fue el resultado de su disposición para comprar al que se vendiera y presionar a los demás para lograr su silencio.


España, que había venido forjando una relación comercial y política estrecha con Latinoamérica, ha estado más interesada en venderle a Venezuela que en defender la democracia en la región. No quieren molestar al dictador venezolano.


Nadie estaba preparado para esta ofensiva. En el caso venezolano la OEA también se plegó. No tenía ni la capacidad ni la voluntad para imponer una sanción moral y exigir el cumplimiento de la Carta Democrática Interamericana.


La mayoría de los pueblos latinoamericanos han sido más solidarios con los venezolanos demócratas que sus propios dirigentes y gobiernos. En buena parte esto se debe al lenguaje vulgar y fuera de tiempo de Chávez, a su pública sumisión al castrismo y a la percepción de que sobre Cuba hubo un gran engaño publicitario.


Continuará…

 
ANOSOGNOSIA PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Miércoles, 19 de Enero de 2011 23:22

Por Raúl Fernández Rivero

La palabra que sirve de título a este comentario, es un término médico no muy conocido por el lector general. Por ello me permito su definición a los lectores, como inicio al tema.

En Psicopatología, anosognosia (del griego: a, prefijo privativo + nosos, enfermedad + gnosis, conocimiento: "desconocimiento de la enfermedad") es la situación patológica referida a los pacientes con problemas neurológicos (cognitivos) que no tienen percepción de sus déficits funcionales neurológicos. (Babinski) En general se usa también cuando un paciente de cualquier enfermedad, sea o no neurológica, niega o ignora la existencia de síntomas que implican una enfermedad presente, aunque estos sean obvios.

Por extensión el término ha pasado a ser usado tanto en política como en economía. Y esto nos permite hacer una primera aseveración. Los dirigentes (en caso que realmente sean tales) del Gobierno Cubano y el Partido sufren una verdadera epidemia grave de anosognosia. Llevan 50 años negando los síntomas reales y las causas verdaderas de su grave enfermedad. Y por tanto toman medidas carentes de relación con la realidad y por ende ineficaces y en muchos casos agravantes del problema.

Cuba está envuelta en una crisis económica y política desde 1960. El gobierno  entendió (o quiso hacerlo ver así, sabiendo que más adelante tomaría el camino del comunismo soviético) que los Yanquis Imperialistas, término muy de estilo en la izquierda pro soviética de la Guerra Fría, organizarían grupos de descontentos, para derrocarle, olvidando que esos grupos se formaron por la amenaza de una dictadura que entraba rauda por la puerta de sus casas y que violaba la promesa fidelista de elecciones en 18 meses. La frase decisiva que movió la conciencia de miles de cubanos fue “Elecciones para qué”…

La anosognosia de Fidel y sus secuaces les convenció que la URSS existiría para siempre y los mantendría y protegería; por tanto no fueron capaces de reconocer que el país estaba perdiendo su capacidad agrícola, su desarrollo industrial y su comercio exterior. El derrumbe del muro de Berlín se sintió más fuerte en Cuba que en Alemania, porque los pseudo dirigentes cubanos no previeron lo que estaba al suceder y no tomaron medidas para corregir su dependencia política, económica, ideológica y hasta educacional.

Hace poco el anciano Fidel, aparentemente ya retirado del mando real, ha reconocido que fue un error la campaña de la zafra de los 10 millones, sin embargo sigue sin reconocer las causas de dicho desatino. Lo real era que lo engañaban, porque todos se engañan en Cuba, cuya planificación quinquenal es la suma de todas las mentiras que reciben o inventan ministros y funcionarios provinciales y que provocaron que los datos de siembra, capacidad de corte, calidad de éste por los trabajadores voluntarios y real capacidad industrial y de mantenimiento, estado de las vías de transporte y de distribución, fueran falsos. Lo único real era que esos datos indicaban como  imposible tal esfuerzo.

Los ejemplos se repiten a lo largo de la historia triste de la Cuba, del pasado medio siglo y del presente siglo XXI.

Pero no mejora el enfermo, la anosognosia se agrava. Basta leer los Lineamientos de la Política Económica y Social para el VI Congreso del Partido Comunista Cubano, para comprender que el mal avanza indetenible.

Es conveniente recordar que aunque la constitución coloca al Partido por encima del Gobierno en cuanto a lineamientos  e importantes decisiones y que su Secretario General es el verdadero Gobernante. Luego la importancia de estos Congresos cada cinco años en concordancia con el plan quinquenal es fundamental en un estado socialista centralizado. Más, desde Octubre de 1997 no se celebra el que debería ser evento más importante en las directivas de desarrollo, planificación y modernización económica y política del país. La conclusión es que no era necesario en esos más de 10 años. Otra muestra que el desconocimiento de la gravedad de la crisis general cubana no estaba percibido en su magnitud por los ineficientes y fantasiosos capos del estado cubano.

Pero si Ud. se lee estos lineamientos para el VI Congreso podrá constar el nivel gravísimo de la anosognosia cubana.

Según estos pseudo dirigentes los síntomas de la crisis cubana están dados por el bloqueo imperialista, aunque la entrada de dólares por remesas y los viajes  de los cubanos exilados  a visitar sus familias, es la mayor del quebrado país. Otro síntoma estaría dado por los ciclones que en 2008 azotaron fuertemente a la Isla, pero no se percatan que la falta de mantenimiento a edificaciones, carreteras, canales, represas, protección de pantallas de árboles a las siembras de importancia, agravó en el 100% esos desastres naturales. Y claro la crisis mundial, que aunque los líderes de Cuba y Venezuela afirmaran que los países socialistas estaban blindados contra esos males del capitalismo, provocaron decrecimiento grave en esas naciones.

Pero lo que no aparece en los lineamientos del dichoso Congreso son las razones por las cuales hay que despedir a 1,300,000 trabajadores en dos años. Esto a pesar de los cientos de veces que Fidel y comparsa han dicho que el socialismo garantiza el pleno empleo. Todo este alboroto alrededor de aprobar “los cambios importantes “del General Castro, que incluyen la salida  (deportación quizás) de los presos políticos, buena pantalla para lo que viene después; los intentos de Raúl de llevar a discusión pública la modernización del país, rápidamente ocultada ante lo respondones que resultaron los estudiantes y su nuevo intento de pedir “ideas frescas y oportunas para mejorar la situación”-que terminará por igual en el desconocimiento por la población de las ideas valiosas que muchos cubanos del mismo Partido Comunista aportarán- junto a la oferta de actividades privadas, (llamarlas negocios o emprendimientos es una burla más) no es más que toda una gran campaña publicitaria, recogida por los fablistanes nacionales e internacionales que pagan los Castro y que los medios y personajes, viudas entristecidas del fallido experimento soviético, repiten más por costumbre que por convicción.

El Partido y sus enceguecidos mandantes no ven la realidad, la ignoran. Cuba se debate entre el desastre total o adoptar duras medidas, como despedir 500,000 trabajadores este año, que insólitamente serán escogidos por el mismo sindicato, si a ese engendro malévolo se le puede llamar así. NO hay ningún cambio ni pasos para permitir la inversión de nacionales que crearía miles de puestos de trabajo, a la racionalización con inversión extranjera de las quebradas empresas socialistas. La respuesta a la situación cubana es crear empleos permanentes, invertir en la  infraestructura derruida del país, darle espacio real y permanente a la agricultura privada para garantizar la alimentación que tras 3 años y muchos discursos el partido no ha podido resolver.

Cuba es un estado indigente que pide y vive de limosnas. Primero fue la URSS, después a Chávez, incluyendo por el camino a todo el Pacto de Varsovia y hasta la esposa de Miterant. Pero su indigencia no se puede resolver por la anosognosia de sus dirigentes que ni ven ni sienten la realidad del país. Con gritos de Patria o Muerte, ni con visitas de los miembros del Secretariado se aumenta la producción. Ni se crean empleos reales con supuestos trabajos privados que carecen de fuente de financiación, y de posibilidades de crecimiento o suministro seguro de materias primas.

Tampoco crece un país con trabajadores esclavizados que son obligados a escoger quien de sus compañeros será despedido. Con Sindicatos que reconocen que el salario no es suficiente para la canasta básica, y que no son capaces de reclamar aumento en los salarios, ni exigir protección para los desempleados, o garantías de seguridad industrial. Que no ha protestado por la doble moneda, ni las diferencia radical entre la vida de los dirigentes y los trabajadores.

Bajo la mirada indiferente de muchas Federaciones y Confederaciones internacionales y nacionales de trabajadores, el mayor despido colectivo de América Latina se está produciendo, bajo la pantalla de “Cambios Importantes” que son una farsa.

Los presos liberados ya están siendo sustituidos por otros para llenar la necesidad de rehenes para el trueque. La posibilidad de Cooperativas de producción agrícola de pequeños propietarios libres es otro cuento de camino. No tienen ni pesticidas ni fertilizantes, ni era cierta la venta de herramientas agrícolas. Las llamadas micro empresas privadas son una payasada mayúscula pues están impedidas de crecer- y generar fuentes de trabajo- ni tienen garantías de nada, solo la amenaza de fuertes impuestos que desconocen la reinversión en materias primas y el mantenimiento de planta, o la modernización de herramientas o modelos, para mejorar la productividad.

Los cubanos reclaman cambios reales, que empiecen por la creación de empleos permanentes y la diversificación industrial y comercial. Que tengan en cuenta la inventiva, la creatividad del cubano y den pie a su desarrollo personal libre, sin trabas dogmáticas de medio pelo, que tienen un siglo de atraso, que arrastran en su seno el fracaso de los países fundadores del Socialismo Real, hoy convertidos en capitalistas reales o comunistas parar reprimir, pero con economía de mercado.

Castro, el general, es otro vendedor de fantasías, a quien se le acaban los conejos del sombrero.

 

Raúl Fernández Rivero

Última actualización el Miércoles, 19 de Enero de 2011 23:25
 
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Escrito por Fuente indicada en la materia   
Miércoles, 19 de Enero de 2011 23:17

Por HUBER MATOS ARALUCE

La crisis de la solidaridad democrática en Latinoamérica

Después de que algunos de los dirigentes históricos de la democracia en Latinoamérica, por razones de edad o de otras circunstancias pasaron al retiro, el respaldo de la región a los demócratas cubanos comenzó a flaquear hasta transformarse en una actitud de complicidad con el castrismo.

Excepciones las hubo.  José Figueres y Oscar Arias esperaron a Huber Matos en el aeropuerto de Costa Rica en octubre de 1979 después de dos décadas de prisión.  Los ex presidentes costarricenses Luis Alberto Monge y Oscar Arias, hasta el día de  hoy no han cedido un centímetro en sus denuncias de la tiranía castrista.

Luis Herrera Campings y Arístides Calvani de Venezuela y Napoleón Duarte del Salvador fueron solidarios hasta sus fallecimientos.  El CID se fundó en Venezuela en 1980 con el apoyo del partido Acción Democrática y de Copey, social demócratas y social cristianos respectivamente.  Leales y honorables, estos casos fueron la excepción y no la regla.

Los cubanos en la isla nunca comprendieron por qué los demócratas del continente eran solidarios con la dictadura castrista.  Eso llevó a la confusión y a la desmoralización de una buena parte del pueblo cubano.  Sin dudas fue factor instrumental en la represión sicológica del régimen.

A los exiliados cubanos, independiente de nuestra estrecha vinculación con los Estados Unidos y con su democracia, por la que hemos tenido que pagar un precio en el mundo, nos parecía inconcebible que dirigentes demócratas de nuestro continente se codearan como amigos y a veces como socios de Fidel Castro.

Con la ascensión de Hugo Chávez en Venezuela comprendimos que el problema no era con nosotros exclusivamente.  La repetición de un intento de cercenar la democracia en Nicaragua nos ha ratificado que no éramos la excepción.  La dirigencia demócrata de Latinoamérica ha dado la espalda a ambos pueblos.

El mal tiene raíces y me arriesgo a plantear que fue: la aceptación por parte de los dirigentes, la prensa y los sectores de izquierda (democrática) en Latinoamérica de que - aunque el castrismo cercenara la democracia - si se lograban avances sociales en Cuba, la dictadura estaba justificada.

Esto ha venido sucediendo desde hace medio siglo.  Desde entonces, en el caso de Cuba, las universidades y la prensa latinoamericana, imitando o siguiendo el mismo criterio en países demócratas de otras latitudes, dieron prioridad a los logros sociales sin importar los métodos.  Es decir, por encima de la democracia.

La clave estaba que esos logros se hacían por un gobierno que se autotitulaba socialista.  Si el gorila se vestía de revolucionario era un buen gorila, el caso de Cuba.  De lo contrario, era un cavernícola, el caso de Pinochet en Chile y el progreso económico en ese país.  En su lugar, se dio importancia a las indefendibles violaciones de derechos humanos.

Todo esto tiene como trasfondo, la ya históricamente reconocida actitud en Latinoamérica de culpar a los Estados Unidos por todo nuestro autoinfligido atraso.  Expuesta con toda claridad en el clásico de Carlos Rangel “Del buen salvaje al buen revolucionario” y luego en el  “Manual del perfecto idiota latinoamericano” por Plinio Apuleyo, Carlos Alberto Montaner y Alvaro Vargas Llosa.

El castrismo fue un regalo para los demócratas antiamericanos de  Latinoamérica, igual que lo fue para la generación contestataria de los años sesenta en los Estados Unidos.  Fidel Castro llegó en el momento oportuno para ellos, como Adolfo Hitler había llegado casi dos décadas atrás a una Alemania necesitada de un “superhombre” con mensaje emancipador y demagógico.

Fue así como Latinoamérica, que en la década de los sesenta comenzaba a poblarse de democracias, abortó el desarrollo de la solidaridad democrática internacional al simpatizar con un régimen dictatorial como el castrista.

En silencio la dirigencia intelectual y política de la región aceptó la practica leninista: “el fin justifica los medios”.  No importaba si fusilaba a miles de cubanos, se condenaran a prisión a cientos de miles, y  dos millones de cubanos huyeran al exilio. Lo que importaba eran los logros de la “revolución cubana”.

Fue así como aunque se aplicó en primer lugar al caso cubano, se  llevó a cabo el divorcio entre los ideales y los medios en Latinoamérica.  Como una tradición heroica de solidaridad en la lucha contra las dictaduras y la democracia fue víctima de  la ceguera, la pasión y el oportunismo.

En algún momento la mentira castrista no pudo sostenerse más. Los logros fueron espejismos.   El indiscutible de ellos, como ha señalado con ironía el intelectual español Joaquín Roy*: “El más importante “triunfo” de la Revolución fue la destrucción de la llamada “sociedad civil”.  Pero la hipocresía, como toda fuerza, también tiene su inercia.

Continuará…

* Catedrático `Jean Monnet’ y Director del Centro de la Unión Europea de la Universidad de Miami.

 
CUBA: ¡OTRA VEZ A SUBASTA! PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Martes, 18 de Enero de 2011 21:31


Por ROBERT SOLERA

¿Es el gobierno de turno de EEUU el que genuinamente representa los ideales de Hamilton, Washington, Jefferson, de libertad de cualquier tiranía? ¿O más bien sólo es el tope político visible en un país dividido entre izquierda -–en el poder—y la libertad, representada a medias por sus opositores en el Partido de Lincoln fundado en 1854 al desaparecer el Partido Whig?

Hay siempre una confusión entre el país, EEUU y el gobierno de éste, que tiende a unir en un solo haz a ambos.

Las políticas internacionales dictadas por el Gobierno reflejan los puntos de vista de los que mandan provisionalmente en el país y no tienen que ser ineluctablemente reflejo del elan de la nación que ha sido símbolo de libertad y de libre empresa durante largo tiempo.

Hoy Cuba, parece, comenzar a tomar un camino similar al de 1898 cuando EEUU y España negociaron…a Cuba y su futuro, sin que la ultima tuviera ni voz ni voto.

Cuba necesitó más de tres décadas, para en cierto modo accesar, tímidamente, su plena independencia tras la abrogación en 1934 de la Enmienda Platt aunque discretamente era “encauzada” por Estados Unidos.

¿Les espera a los cubanos de hoy un impasse similar?

El gobierno de Barack Obama, influenciado –paradojicamente—por los grandes capitales y por los que ideológicamente concuerdan con la política del gobierno cubano, quisiera que nosotros –los verdaderos dolientes—nos rindiéramos ante el fait accompli que representa una Cuba en vías de la prosperidad pero como un eunuco desprovista de su virilidad y por ende de su soberanía, usurpada por una gavilla de cuatreros autoerigidos en “Padres de la Patria” y ungidos con los áleos reales como únicos gobernantes posibles y aceptables ‘democráticos' para el gobierno americano, sin importar si sólo el concepto demócrata es de superficie o si en realidad el gobierno cubano es de facto y no precisamente de jure, votado y aceptado por la mayoría política cubana.

En pocas palabras el pueblo cubano vendería su soberanía y libertad por un “plato de lentejas” y sería cómplice de una mojiganga llamada democracia.

Siempre que alguien toma un camino trata de demostrar los razones que tiene para hacerlo, aparentando con ello la legitimidad de sus decisiones minoritarias como si fueran lo opuesto, mayoritarias.

¿Por que tenemos nosotros que depender de lo que haga o no Estados Unidos con el gobierno cubano y ovejunamente aceptarlo como si hubiera surgido del consenso de todo su pueblo?

EEUU -–el gobierno—tiene el derecho a tomar decisiones internacionales pues las mismas serán reversibles y revocables por futuros gobernantes, guiados más por sus valores tradicionales de libertad y democracia que por sus mencantiles intereses, legítimos como defensas económicas pero los que no se sostendrían a la luz de los valores fundacionales de Estados Unidos de América.

Una cosa es la relación política y comercial de EEUU con Cuba y otra la democrática, liberal y representativa de la mayoría de los cubanos -–todos—con el Gobierno en el poder, por la fuerza de las armas o el apoyo interesado extranjero, EEUU.

Por supuesto, nuestro camino a la independencia y libertad está lleno de abrojos, espinas de todo tipo y de fosos donde si nos descuidamos caeremos.

Sólo contamos con el deseo expreso o tácito de nuestros compatriotas que más que ricos quieren ser libres y no esclavos en jaula de oro.

Hoy, sólo un grito es aceptado por todos los cubanos…¡LIBERTAD!

Life is too precious to waste it!

Enero l7, 2011

 
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