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Artigos: Cuba
La presencia ausente PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 22 de Septiembre de 2012 15:05

Por Pedro Corzo.-

A veces se escribe más con los sentimientos que con quieto razonamiento, y es cuando la angustia toma las riendas de los sentidos, y el decir frío y estudiado, es barrido por la abrumadora pena de perder un ser querido, a lo que se puede sumar el no estar en su cortejo porque un poder despótico lo impide o por propia voluntad, en base a convicciones, te niegas a implorar un derecho al que tienes derecho.

En el extenso y doloroso legado del totalitarismo cubano la separación familiar ocupa un lugar relevante y en consecuencia, los traumas emocionales que causa, inciden de alguna forma en las víctimas de la ausencia y en la sociedad en las que estas se establecen.

Más de medio siglo de de prisión política, exclusión, represión, sectarismo y persecución, ha impuesto un alto precio a toda la familia cubana. La separación ha sido cruenta y dolorosa, incluido para aquellos que en el principio del castrismo afirmaban que la Revolución era más importante que su propia madre.

Dividir la familia física y espiritualmente fue un propósito que aunque la dictadura no pudo concretar, sí germinó y creció en muchas personas. Por décadas la utopía mezclada con el miedo quebró muchos lazos de sangre y amistad, que aunque hoy estén en proceso de recuperación, dejan en la conciencia de la víctima y del victimario huellas que es de creer preferirían no cargar.

En el presente a muchos de los resentidos de oficio de una y otra vertiente, les ha vencido la realidad y se han percatado que las ideas nunca debieron vencer el amor ni la amistad, lo que tal vez signifique que la única enseñanza positiva que deje el castrismo es que junto a las ideas pueden estar los sentimientos, y que cuando una ideología obliga a odiar o despreciar a quien has amado y respetado, debes desecharla.

Durante muchos años el control fue tan absoluto que los familiares conocían de la muerte de un ser querido meses después de ocurrida, situación que ha cambiado, pero no por decisión gubernamental, sino porque ya es imposible un control absoluto de los medios y los sicarios del presente no padecen la ceguera estúpida de los que les precedieron.

Hasta hace pocos años no era posible ayudar material y espiritualmente a la familia, pero a pesar del relajamiento de algunas prohibiciones, las restricciones que impone la dictadura siguen siendo de extrema severidad, porque el poder totalitario pretende sojuzgar los sentimientos, represar la pena, para que la familia piense que no se comparten las angustias comunes.

Son muchos los diseminados por todo el orbe. Nietos y abuelos, padres e hijos, parientes de cualquier grado de consaguinidad, han crecido, envejecidos, enfermados y muertos en la distancia de al menos un ser querido, algo que todos conocemos, pero que solo sentimos en su plenitud cuando la tragedia deja ser del otro y como ave de rapiña nos hace presa con sus garras.

No estar en la partida definitiva de la persona que amamos es devastador. La última visión de la persona querida y el tono de su voz retumban en la conciencia y te cuestionas si tienes el derecho de faltar a una cita para la que no existe una segunda oportunidad.

Cierto que en el caso de los exiliados la dictadura tiene la última palabra, pero también cada uno de nosotros tiene la oportunidad de tomar una decisión al menos en el plano emocional, con la que tendrá que cargar lo que le reste de existencia, porque cualquier actuación repercutirá en lo más profundo de los sentimientos y convicciones, que dolorosamente no siempre son compatibles.

Se padece, ante la pérdida irreparable, un marasmo de ideas y sentimientos que tienen una gran semejanza al desconcierto que ocasiona el miedo cuando te consume.

Vives una situación que demanda voluntad y entereza para enfrentarla, y poder cumplir lo que entiendes son tus deberes con el amor y la palabra empeñada, porque si es cierto que el despotismo determina el exilio, tus sentimientos e ideas son las que harán posible el punto de encuentro necesario para encontrar la paz sin remordimientos y poder acompañar, con la conciencia en paz, más allá de tu ausencia, el último andar de quien amaste tanto.

Periodista de Radio Martí.


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El mito del cacao cubano PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 21 de Septiembre de 2012 18:21

Por Licenciado  Ernesto García Díaz.-


¿Dónde está el cacao en Cuba?

 

La mayor parte está en  Guantánamo que tiene el 75% de las áreas, Santiago de Cuba el 14%, Granma el 8%, Holguín el 3%; y se fomenta un programa en el macizo montañoso de Guamuhaya en la zona central del país. De las variedades cacaotera la Trinitaria es la que se identifica en nuestras actuales plantaciones.

Esta planta milenaria fue introducida en Cuba en 1540.  En 1548 los cronistas describen  plantaciones en la zona central del país: el Cacahual de Iznaga y el Cacahual de La Avispa.  Nuestra isla llegó hacer una productora importantes de cacao en la primera mitad del pasado siglo, tan desairada por los partidarios del régimen comunista.

¿Cuánto cacao hay en Cuba? En 1997 se reportaban  más de nueve mil hectáreas para la producción de cacao, concentradas la mayor parte en manos privadas. Sin embargo entre el 2004 al 2009, la Oficina Nacional de Estadística (ONE) reportó un decrecimiento de cerca de mil quinientas hectáreas, alcanzando su pico más decadente con cerca de seis mil ha plantadas y un rendimiento de cerca de 231kg/ ha.

La producción de cacao durante los años 1954 al 1961 de la pasada centuria alcanzaban  cerca de  siete mil toneladas, mientras que entre los años 1986 al 1996 las producciones se habían reducido a menos de cinco mil toneladas.  Había comenzando un periodo de decrecimiento estrepitoso.  La ONE admitía pérdidas de 307 toneladas anuales de cacao y su consiguiente afectación a la economía nacional.

Todo un desastre productivo del régimen castrista que la prensa oficialista mantiene silenciado.   El organismo del comercio exterior no registra sus actuales niveles de exportación, comercio interior no lo contempla en los alimentos relacionados dentro de la circulación mercantil y la industria procesadora no recoge  referencias de su procesamiento industrial.

El gobierno totalitario  destruyó una buena parte de la infraestructura agroindustrial de este producto e invierte millones de dólares en la compra de café, té, cacao, especies y sus preparados encareciendo.  Como es costumbre es el bolsillo del pueblo el que tiene que pagarlos, muchas veces en divisa.

 

El Licenciado  Ernesto García Díaz es Coordinador de Política Agraria de Cuba Independiente y Democrática (CID)

Última actualización el Viernes, 21 de Septiembre de 2012 18:26
 
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Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 18 de Septiembre de 2012 10:12

Nunca rápidas, las reformas de Raul Castro parece que se están estancando

The Economist (edicion electrónica del 15 de septiembre)

Cuando Raúl Castro, Presidente de Cuba, dio su último gran discurso a una reunión de la Asamblea Nacional en julio, repitió su respuesta habitual a quienes le urgen a moverse más rápido con las reformas a la economía estatal estancada de su país. El cambio, dijo, se haría “sin prisa pero sin pausa”. Pero muchos en la isla están cuestionando si las reformas — llamado oficialmente “actualización” — han hecho una pausa.

Los cambios que Raúl ha instigado desde que asumió el poder de su hermano enfermo, Fidel Castro, en 2006 son significativos. Se han levantado muchas restricciones en las empresas privadas, algunas de las cuales habían sido estaña en pie desde la década de 1960. Los cubanos pueden comprar y vender casas y coches y emplear a personas. Más de 200,000 de ellas se han convertido en trabajadores por cuenta propia desde octubre de 2010. Los agricultores pueden arrendar tierras inactivas del estado. Restaurantes privados son ahora libres de atender a tantos clientes como quieran. Se han abierto cientos de ellos. Los residentes más ricos de la Habana están redescubriendo el placer olvidados de probar nuevos lugares para comer.

Pero hay muchas limitaciones. Los cubanos sólo pueden comprar vehículos de segunda mano; no han permitido concesionarios de vehículos nuevos. Las normas sobre compras de casa están resultando tan complicadas que muchas personas todavía están haciendo lo que siempre han hecho: intercambiar casas y pagarse debajo de la mesa. Quizás el mayor obstáculo es que los mercados mayoristas privados que se prometieron todavía no se han autorizado. Así los restaurantes y otros negocios tienen que comprar sus suministros en los precios de venta en los supermercados o, más a menudo, en el mercado negro. Las categorías permitidas 181 de autoempleo incluyen oficios como plomería, pero aún excluyen las profesiones. El Estado sigue siendo el único importador de alimentos. La producción agrícola permanece por debajo de su nivel de 2007. Proyectos insignia de la inversión extranjera, como varios resorts de golf muy publicitados, han sido silenciosamente puestos en espera.

Además, ha habido algunos aparente retrocesos en el camino hacia una economía más libre. Una medida muy impopular, impuesta el 3 de septiembre, planteó drásticamente el impuesto pagadero sobre exceso de equipaje (por encima de un límite de 30 kg por persona). Este impuesto se utiliza para pagar en el peso cubano local. Ahora hay que pagar en el peso “convertible”, que vale más de 24 veces. Así se ha disparado el costo de puesta en bienes como televisores y sistemas de música desde unos pocos dólares, a cientos de dólares.

El Gobierno dijo que el cambio se ha hecho para reducir las colas y aumentar la eficiencia. Ciertamente, dese que el Presidente Barack Obama en 2009 retiro casi todas las restricciones sobre las visitas a la isla por cubanoamericanos, el aeropuerto de la Habana ha luchado para hacer frente a la media docena de vuelos diarios que ahora llegan desde los Estados Unidos.

Las bandas de equipaje crujen bajo el peso de todo lo que carecen en Cuba: muebles, juguetes, televisores LCD, juegos de ordenador y similares. Muchas de las importaciones son traídas por profesionales ‘mulas’, generalmente cubano-americanos que viajan atrás de Florida varias veces por semana. Es — o era — un negocio rentable.

El aumento perjudicará a los negocios privados, a cuyos propietarios se les había asegurado por los medios estatales que, a diferencia de bajo la vigilancia de Fidel Castro, ellos eran una parte bienvenida de la nueva economía de Cuba. Muchos dependen de las importaciones. “Nada está disponible en Cuba, ¿ qué se supone que debemos para hacer?”, se queja Walter, quien obtuvo una licencia para ser un “electricista de automóviles” el año pasado y tiene un floreciente negocio instalando equipos de música en los autos. Dice que intentará encontrar una manera de seguir trabajando con el aumento de impuestos, pero si fracasa entregará nuevamente su licencia.

“Todo parece en espera” dice un empresario europeo basado en la Habana. Una teoría detrás del estancamiento es que Raúl Castro, quien es 81, carece de la energía para superar la resistencia al cambio dentro del gobernante Partido Comunista. La fantasmal presencia de Fidel Castro sigue siendo un obstáculo a la reforma. La salud de Fidel es nuevamente objeto de especulación que distrae. Su verbosas “reflexiones” sobre asuntos de actualidad publicados en medios de comunicación estatales ya son infrecuentes. Se han convertido en oraciones tangenciales hasta que en junio dejaron de publicarse. No ha sido visto en público desde marzo.

La persecución de Raúl Castro contra la corrupción es otro freno. Fraude y mala praxis se han descubierto en cada industria examinada por los investigadores. Docenas de cubanos y varios extranjeros han sido encarcelados. El hijo del Presidente, Alejandro Castro, participó en una investigación reciente. Esta se relacionó a un proyecto para ampliar una planta procesadora de níquel, en sociedad con la empresa canadiense Sherritt International. Después de un breve juicio, 12 oficiales, incluyendo tres viceministros, fueron encarcelados el mes pasado. En su defensa, los funcionarios dijeron que todas sus conversaciones con socios extranjeros se celebraron abiertamente. Como evidencia, Sherritt proporcionó contratos, algunos firmados por Fidel Castro.

Uno de los acusados, Antonio Orizón de Los Reyes, que sirvió como un Viceministro de la industria desde hace 19 años, dio un discurso apasionado a la corte argumentando que fue un chivo expiatorio, y que era inconcebible que sus superiores no supieran los detalles de todos los contratos. Su discurso fue recibido con aplausos improvisado. Fue condenado a ocho años de cárcel. “En este ambiente, todo el mundo se cuida” dice el empresario extranjero. “Nadie está tomando decisiones”. Pero da esperanzas de cambio sólo para frustrarlas puede resultar un negocio peligroso para el régimen.

Cuando Raúl Castro, Presidente de Cuba, dio su último gran discurso a una reunión de la Asamblea Nacional en julio, repitió su respuesta habitual a quienes le urgen a moverse más rápido con las reformas a la economía estatal estancada de su país. El cambio, dijo, se haría “sin prisa pero sin pausa”. Pero muchos en la isla están cuestionando si las reformas — llamado oficialmente “actualización” — han hecho una pausa.

Los cambios que Raúl ha instigado desde que asumió el poder de su hermano enfermo, Fidel Castro, en 2006 son significativos. Se han levantado muchas restricciones en las empresas privadas, algunas de las cuales habían sido estaña en pie desde la década de 1960. Los cubanos pueden comprar y vender casas y coches y emplear a personas. Más de 200,000 de ellas se han convertido en trabajadores por cuenta propia desde octubre de 2010. Los agricultores pueden arrendar tierras inactivas del estado. Restaurantes privados son ahora libres de atender a tantos clientes como quieran. Se han abierto cientos de ellos. Los residentes más ricos de la Habana están redescubriendo el placer olvidados de probar nuevos lugares para comer.

Pero hay muchas limitaciones. Los cubanos sólo pueden comprar vehículos de segunda mano; no han permitido concesionarios de vehículos nuevos. Las normas sobre compras de casa están resultando tan complicadas que muchas personas todavía están haciendo lo que siempre han hecho: intercambiar casas y pagarse debajo de la mesa. Quizás el mayor obstáculo es que los mercados mayoristas privados que se prometieron todavía no se han autorizado. Así los restaurantes y otros negocios tienen que comprar sus suministros en los precios de venta en los supermercados o, más a menudo, en el mercado negro. Las categorías permitidas 181 de autoempleo incluyen oficios como plomería, pero aún excluyen las profesiones. El Estado sigue siendo el único importador de alimentos. La producción agrícola permanece por debajo de su nivel de 2007. Proyectos insignia de la inversión extranjera, como varios resorts de golf muy publicitados, han sido silenciosamente puestos en espera.

Además, ha habido algunos aparente retrocesos en el camino hacia una economía más libre. Una medida muy impopular, impuesta el 3 de septiembre, planteó drásticamente el impuesto pagadero sobre exceso de equipaje (por encima de un límite de 30 kg por persona). Este impuesto se utiliza para pagar en el peso cubano local. Ahora hay que pagar en el peso “convertible”, que vale más de 24 veces. Así se ha disparado el costo de puesta en bienes como televisores y sistemas de música desde unos pocos dólares, a cientos de dólares.

El Gobierno dijo que el cambio se ha hecho para reducir las colas y aumentar la eficiencia. Ciertamente, dese que el Presidente Barack Obama en 2009 retiro casi todas las restricciones sobre las visitas a la isla por cubanoamericanos, el aeropuerto de la Habana ha luchado para hacer frente a la media docena de vuelos diarios que ahora llegan desde los Estados Unidos.

Las bandas de equipaje crujen bajo el peso de todo lo que carecen en Cuba: muebles, juguetes, televisores LCD, juegos de ordenador y similares. Muchas de las importaciones son traídas por profesionales ‘mulas’, generalmente cubano-americanos que viajan atrás de Florida varias veces por semana. Es — o era — un negocio rentable.

El aumento perjudicará a los negocios privados, a cuyos propietarios se les había asegurado por los medios estatales que, a diferencia de bajo la vigilancia de Fidel Castro, ellos eran una parte bienvenida de la nueva economía de Cuba. Muchos dependen de las importaciones. “Nada está disponible en Cuba, ¿ qué se supone que debemos para hacer?”, se queja Walter, quien obtuvo una licencia para ser un “electricista de automóviles” el año pasado y tiene un floreciente negocio instalando equipos de música en los autos. Dice que intentará encontrar una manera de seguir trabajando con el aumento de impuestos, pero si fracasa entregará nuevamente su licencia.

“Todo parece en espera” dice un empresario europeo basado en la Habana. Una teoría detrás del estancamiento es que Raúl Castro, quien es 81, carece de la energía para superar la resistencia al cambio dentro del gobernante Partido Comunista. La fantasmal presencia de Fidel Castro sigue siendo un obstáculo a la reforma. La salud de Fidel es nuevamente objeto de especulación que distrae. Su verbosas “reflexiones” sobre asuntos de actualidad publicados en medios de comunicación estatales ya son infrecuentes. Se han convertido en oraciones tangenciales hasta que en junio dejaron de publicarse. No ha sido visto en público desde marzo.

La persecución de Raúl Castro contra la corrupción es otro freno. Fraude y mala praxis se han descubierto en cada industria examinada por los investigadores. Docenas de cubanos y varios extranjeros han sido encarcelados. El hijo del Presidente, Alejandro Castro, participó en una investigación reciente. Esta se relacionó a un proyecto para ampliar una planta procesadora de níquel, en sociedad con la empresa canadiense Sherritt International. Después de un breve juicio, 12 oficiales, incluyendo tres viceministros, fueron encarcelados el mes pasado. En su defensa, los funcionarios dijeron que todas sus conversaciones con socios extranjeros se celebraron abiertamente. Como evidencia, Sherritt proporcionó contratos, algunos firmados por Fidel Castro.

Uno de los acusados, Antonio Orizón de Los Reyes, que sirvió como un Viceministro de la industria desde hace 19 años, dio un discurso apasionado a la corte argumentando que fue un chivo expiatorio, y que era inconcebible que sus superiores no supieran los detalles de todos los contratos. Su discurso fue recibido con aplausos improvisado. Fue condenado a ocho años de cárcel. “En este ambiente, todo el mundo se cuida” dice el empresario extranjero. “Nadie está tomando decisiones”. Pero da esperanzas de cambio sólo para frustrarlas puede resultar un negocio peligroso para el régimen.

Traduccion de El Ultimo Congreso

Cuba
Indecision time
Never rapid, Raúl Castro’s reforms seem to be stalling

Sep 15th 2012 | HAVANA | from the print edition

WHEN Raúl Castro, Cuba’s president, gave his latest big speech, to a meeting of the National Assembly in July, he repeated his stock response to those who urge him to move faster with reforms to his country’s stagnant state-run economy. Change, he said, would progress “without haste, but without pause”. But many on the island are questioning whether the reforms—officially called “updating”—have indeed paused.

The changes Raúl has instigated since taking over from his ailing brother, Fidel Castro, in 2006 are significant. Many restrictions on private business, some of which had been in place since the 1960s, have been lifted. Cubans can now buy and sell houses and cars, and employ people. Over 200,000 of them have become self-employed since October 2010. Farmers can lease idle land from the state. Private eateries are now free to serve what they like to as many diners as they like, leading to hundreds of new restaurant openings. Havana’s wealthier residents are rediscovering a long-forgotten pleasure: trying out a new place to eat.
In this section

But there are plenty of catches. Cubans can only buy second-hand cars; no new-car dealerships have been allowed. The rules on house purchases are proving so complicated that many people are still doing what they have always done: swap homes and pay each other under the table. Perhaps the biggest stumbling block is that private wholesale markets, long-promised, have yet to be authorised. So restaurants and other businesses have to buy their supplies at retail prices from supermarkets or, more often, the black market. The 181 permitted categories of self-employment include trades, such as plumbing, but still exclude professions. The state remains the sole importer of food. Agricultural output remains below its level of 2007. Flagship projects involving foreign investment, such as several much-touted golf resorts, have been quietly put on hold.

In addition, there have been some seeming U-turns on the road towards a freer economy. A particularly unpopular measure, imposed on September 3rd, dramatically raised the duty payable on excess baggage (above a limit of 30kg per person). This tax used to be paid in the local Cuban peso. Now it must be paid in the “convertible” peso, which is worth 24 times more. So the cost of bringing in goods such as televisions and music systems has soared from a few dollars, to hundreds of dollars.

The government said the change was to reduce queues and increase efficiency. Certainly, since President Barack Obama in 2009 removed almost all restrictions on visits to the island by Cuban-Americans, Havana airport has struggled to cope with the half-a-dozen daily flights that now arrive from the United States. Baggage carousels creak under the weight of everything Cuba lacks: flat-pack furniture, children’s toys, LCD televisions, computer games and the like. Many of the imports are brought in by professional “mules”, usually Cuban-Americans who travel back and forth from Florida several times a week. It is—or was—a profitable business.

The rise in duty will hurt private businesses, whose owners had been assured by state media that, unlike under Fidel Castro’s watch, they are a welcome part of Cuba’s new economy. Many depend on imports. “Nothing is available in Cuba, so what are we supposed to do?” complains Walter, who obtained a licence to be a “car electrician” last year, and runs a flourishing business installing imported music systems in cars. He says he will try to find a way round the increased duties, but if he fails, he will hand back his licence.

“Everything seems on hold,” says a Havana-based European businessman. One theory behind the impasse is that Raúl Castro, who is 81, lacks the energy to overcome resistance to change within the ruling Communist Party. The ghostly presence of Fidel Castro remains an obstacle to reform. And Fidel’s health is again the subject of distracting speculation. His previously verbose “Reflections” on current affairs published in state media fell away to a few, somewhat tangential, sentences before petering out completely in June. He has not been seen in public since March.

Raúl Castro’s crackdown on corruption is another dampener. Malpractice and fraud have been discovered in every industry examined by investigators. Dozens of Cubans and several foreigners have been jailed. The latest probe, in which the president’s son, Alejandro Castro, played a role, concerned a project to expand a nickel-processing plant, a joint-venture with Canada’s Sherritt International. After a brief trial, 12 officials, including three deputy ministers, were jailed last month. In their defence, the officials said that all their talks with foreign partners were held openly. As evidence, Sherritt provided contracts, some signed by Fidel Castro.

One of the defendants, Antonio Orizón de Los Reyes, who served as a deputy minister of industry for 19 years, gave an impassioned speech to the court arguing that he was a scapegoat, and that it was inconceivable that his superiors did not know the details of all deals. His speech was met with impromptu applause. He was sentenced to eight years in jail. “In this atmosphere, everyone is lying low,” says the foreign businessman. “No one is making decisions.” But raising hopes of change only to dash them may prove a dangerous business for the regime.

Última actualización el Martes, 18 de Septiembre de 2012 10:40
 
La vida entera bajo una tormenta PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 16 de Septiembre de 2012 20:11

Por Raúl Rivero.-

Como hemos aceptado las enseñanzas de la sabiduría popular y sus proverbios, sabemos que ciertas personas sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena. Una aplicación de esa máxima a la actuación de algunos organismos internacionales con relación a Cuba puede llevarnos a la certeza de que, en esas instancias, nada más tienen presente a los representantes de oposición pacífica en el momento en que la muerte llega. O manda mensajes con sus emisarios sutiles.

Lo había advertido Oswaldo Payá Sardinas quizás con el presentimiento de que un día podría ser él mismo el gestor involuntario de esa alarma fatal y de última hora. Y lo saben, lo han experimentado durante muchos años, los líderes opositores que trabajan dentro de la isla y las figuras del exilio político.

La gravedad, el dolor, incluso el escándalo de la muerte, es lo que hace salir a esos reconocidos gestores universales y regionales de la libertad a redactar una nota, una llamada de atención y a difundir un gesto de solidaridad tardía para quienes, en realidad, viven en circunstancias peligrosas las 24 horas de todos los días de su vida.

Esos expertos, estén en México, Washington o Bruselas, tienen la obligación del monitoreo cotidiano, de la observación constante.

Quienes trabajan en instituciones de diversos rangos y categorías, con el mandato de velar por el respeto de los derechos humanos, no se pueden permitir la licencia de recibir con los labios cerrados delegaciones y gestores del mismo régimen que les prepara el sobresalto de un asunto que no tiene remedio.

En ese mismo terreno, con la mirada intensa puesta en otros sitios o protegida por espejuelos de sol, aparecen muchos líderes políticos poderosos de nuestro continente. En estos personajes el problema tiene la carga de la cercanía y los compromisos de las esencias culturales. Ellos se han acostumbrado a compartir saraos diplomáticos con los enviados de los represores y a enviar notas de condolencia, saludos y apoyos a los cubanos que deben ser sus aliados naturales.

Esta semana una noticia viola monotonía y quiebra la indiferencia. Se vuelve a mirar a Cuba y llegan recados de Europa y desde otros puntos del planeta. Hay preocupación por la salud de Marta Beatriz Roque Cabello y otros activistas que están en huelga de hambre en Cuba y reclaman la libertad del preso político Jorge Vázquez Chaviano, un hombre que ya cumplió su condena y sigue encarcelado.

Es la economista Roque Cabello, diabética, de 67 años, la que peor estado de salud presenta. Hace unas horas dijo en su casa de La Habana que seguiría en huelga porque es su responsabilidad como dirigente opositora.

Para explicar su postura y añadir un argumento a su decisión de mantener el ayuno expresó como un desafío esta queja amarga: “El mundo no mira hacia la disidencia cubana”.

Ella está ahí y sabe lo que dice.


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Última actualización el Domingo, 16 de Septiembre de 2012 20:13
 
El hombre que cambia el paradigma: Marco Rubio y el poder cubanoamericano PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 14 de Septiembre de 2012 13:09

Por Huber Matos Araluce.-

Durante los cuatro años de acercamiento infructuoso por parte de Washington hacia el régimen castrista Marco Rubio se convirtió en un fenómeno político en los Estados Unidos. Es un cubanoamericano joven e inteligente, con una personalidad carismática y con un poder de comunicación muy eficaz. Sus atributos personales y una coyuntura política lo favorecen.

Es escogido para presentar a Mitt Romney en la convención del partido y en ese papel, el 30 de agosto pronuncia un discurso que en opinión de muchos, entre ellos el prestigioso analista político Al Hunt, fue el mejor de toda la convención.

En esa intervención Rubio tenía guardada una sorpresa. Aprovechó para plantear, magistralmente, ante más de 22 millones de televidentes, su posición sobre Cuba, y al mismo tiempo pedirles su apoyo.  Estas fueron sus primeras palabras:

“Gracias.  Antes que yo comience… esta es una noche tan importante para nuestro país… con su permiso quiero tomarles algunos segundos para hablar de otro país… un país que está a algunos cientos de millas de esta ciudad, el país donde mis padres nacieron. No hay libertad en Cuba y esta noche yo les pido sus oraciones para que pronto haya libertad allí también”.

Desde el punto de vista norteamericano podría parecer una declaración “políticamente incorrecta”, pero la respuesta fue muy favorable,  provocó aplausos y exclamaciones de apoyo que se repitieron con frecuencia durante su mensaje de aproximadamente 15 minutos.  Fue un hecho insólito.  La joven estrella del Partido Republicano en los Estados Unido es un cubanoamericano que les recordó a millones de personas en los Estados Unidos, en un evento muy especial, que el pueblo cubano sufre una dictadura y debe vivir en democracia.

Rubio ha tenido la ventaja del prestigio ganado por el grupo de políticos cubanoamericanos electos en los Estados Unidos que le ha precedido. Ciudadanos que por muchos años han demostrado al pueblo norteamericano su capacidad y honestidad en la función pública. A este grupo el senador aporta talento y prestigio y un potencial político que nadie nunca imagino.

Rubio cambia el paradigma de tres formas:

1) Ya no puede achacarse a los “viejos intransigentes” del exilio cubano la política de exigir un cambio democrático en Cuba.

2) Su ejemplo y su posición  influyen  en la opinión de las nuevas generaciones de cubanos que llegan de la isla y en las que han nacido en los Estados Unidos.

3) El asunto cubano deja de ser una cuestión de una minoría –la de los exiliados – con la simpatía de muchos estadounidenses. Con Rubio se acabó de convertir en un tema nacional como nunca antes.

Por estas razones,  cuando Mariela Castro, la hija del dictador, insultó a Marco Rubio en su reciente viaje a los Estados Unidos, acusándolo de que él era parte de la mafia cubana de Miami, cometió un error garrafal. No solo estaba calumniando a los más de dos millones de cubanos y sus descendientes que viven en los Estados Unidos. Estaba insultando al sistema político de los Estados Unidos y a los millones de norteamericanos que respetan a los cubanoamericanos y son solidarios con sus deseos de que Cuba viva algún día en democracia.

Los insultos de Mariela Castro no fueron un hecho aislado. La dictadura castrista ha creído que atacando a los cubanos de Miami disminuye su influencia en la política de Washington hacia Cuba. Han estado logrando lo contrario.  Lo menos que necesitaba el castrismo en su desesperación por reciclarse como una nueva clase en Cuba, era enfrentarse a un individuo como Marco Rubio.

Esto nos ayuda a entender la influencia del exilio cubano en los Estados Unidos.  Sin dudas es completamente desproporcionada con su número.  Quienes crean que los Estados Unidos y el exilio cubano no son un factores decisivos en el tipo de transición que se materialice en Cuba, no han comprendido el inmenso poder político y económico que tienen los cubanos en ese país.

Quienquiera que sea el próximo presidente, a la hora de tomar decisiones sobre Cuba, tendrá en cuenta la opinión del grupo de cubanoamericanos en el Congreso. Y tendrá especial interés en saber lo que piensa el senador Marco Rubio. No sabemos cuál será el futuro político de Marco Rubio, pero su presente y su presencia, para efectos de la libertad de Cuba, no podían ser más oportunos.

 
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