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Artigos: Cuba
China y Rusia en Latinoamérica: ¿Y ahora qué? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 24 de Julio de 2014 02:46

Por Jorge Hernández Fonseca.-

En el caso de Cuba específicamente, las visitas de los presidentes Chino y Ruso a la isla tuvieron los objetivos de reforzar el espíritu contra EUA de la dictadura cubana, ofreciéndole el capital que ya Venezuela no puede darle e incentivando las inversiones en el Puerto de Mariel, que por depender de EUA, pudiera convertirse en la clave para que EUA inicie su contra ataque geopolítico en Latinoamérica, invitando a la isla a conversar sobre su futuro comercial.

 

China y Rusia en Latinoamérica: ¿Y ahora qué?

Jorge Hernández Fonseca

23 Julio de 2014

El actual mes de Julio ha sido pródigo en acontecimientos latinoamericanos. Primero, terminó en Brasil la Copa del Mundo de Fútbol, que incluso habiendo sido ganada por Alemania frente a Argentina, ese resultado para nada tiró el brillo de Latinoamérica en general durante la competencia, en la que, encabezada por Argentina, que disputó la final a sangre y fuego, Colombia, Costa Rica, Chile y Ecuador, jugaron papeles muy por encima de lo esperado. La decepción fue el anfitrión Brasil, pero incluso siéndolo, ocupó el cuarto lugar en la competencia.

En segundo lugar y pasada la Copa, se celebró en Brasil una importante reunión de los 5 países integrantes del Bloque BRICS, que además de Rusia y China, reúne a Brasil, Sudáfrica e India. En la reunión formalizaron la conformación de un Banco de Desarrollo, con el objetivo de hacer contrapunto al capital de EUA, al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional.

En tercer lugar, Vladimir Putin ejecutó un periplo por varios países de Nuestra América, comenzando por Cuba, a la que inyectó con dinero e inversiones, que incluyen un aeropuerto con probables objetivos militares y se habló de la reapertura de una base de espionaje electrónico, “negada” posteriormente. Las visitas de Putin se sucedieron a países del cordón castro-chavista e incluyeron a Argentina y Brasil, donde se celebró la reunión del BRICS.

Y en cuarto, pero no en el último lugar de importancia, el primer ministro chino Xi Jinping imitó a Putin y realizó un amplio periplo cargado de dólares, que se suman a los ofrecidos por el nuevo Banco de desarrollo anunciado por los BRICS. Xi lanzó un salvavidas monetario a Argentina para tirarla del “defoult”, firmó decenas de contratos favorables en Brasil, tiró otro salvavidas económico a Venezuela, de ojo en su petróleo, y finalmente fue a Cuba a “reforzar” los lazos que le permiten tener una base de espionaje contra EUA en la isla y ofrecerle “villas y castillas”.

Para cualquier observador informado sobre los problemas económicos y políticos de la región, conocedor además del abandono que EUA ha hecho de Latinoamérica en los últimos años, encuentra en esta falta de atención de EUA la razón de la premura de Rusia y China en hacerse presentes de manera sólida en nuestro Sub Continente, entrando por el lado que en estos momentos América Latina más necesita: apoyo financiero e inversionista direccionado a países claves, donde el antinorteamericanismo ha hecho sus metástasis alentadas desde Cuba.

¿Habrá respuesta norteamericana a semejantes presencias hostiles a EUA? Nada en contra de que los países de América Latina se beneficien de financiamientos e inversiones de quien quiera que sea, siempre que sea capital limpio. Lo que extrañamos es el tono anti norteamericano que ha imperado durante estas ruidosas visitas, donde se han premiados los procedimientos de la izquierda latinoamericana, incluso aquellos que han fracasado rotundamente, como es el caso de Argentina, Venezuela y Cuba en primerísimos lugares y de Brasil en segundo lugar, donde se pretende “calzar” a la izquierda antes de las elecciones.

Esta presencia importante de una Rusia anexionista en Latinoamérica, que hace “de todo” porque nos olvidemos que se anexó a Crimea, incluso mandando a derribar aviones civiles en un conflicto artificial de baja intensidad, ejecutado con el único objetivo de ofrecer la paz en la Ucrania Oriental para que no se hable más nada sobre la Crimea ocupada, es señal de una necesidad imperiosa de “hacer amigos pagándoles sus cuentas” sólo para congraciarse.

Los cubanos no podemos olvidar que fue el apoyo ruso quien posibilitó, económica y militarmente, la consolidación del castrismo en el Hemisferio Occidental e incubó la metástasis castrista que hoy vemos casi en todo el Sub Continente, precisamente en los países donde las visitas de Putin y Xi fueron a “calzar” las agonizantes economías de la izquierda regional.

EUA no tiene necesariamente que intervenir en ninguno de los países afectados por el antinorteamericanismo, reforzado ahora por las visitas de sus adversarios políticos y económicos a nivel planetario. Sin embargo, se impone la estructuración de una política coherente de su parte hacia Latinoamérica, en los mismos terrenos que acaban de materializar Putin y XI, incluso dentro de Cuba, centro nerviosos del antinorteamericanismo regional.

En el caso de Cuba específicamente, las visitas de los presidentes Chino y Ruso a la isla tuvieron los objetivos de reforzar el espíritu contra EUA de la dictadura cubana, ofreciéndole el capital que ya Venezuela no puede darle e incentivando las inversiones en el Puerto de Mariel, que por depender de EUA, pudiera convertirse en la clave para que EUA inicie su contra ataque geopolítico en Latinoamérica, invitando a la isla a conversar sobre su futuro comercial.

Si Rusia y China están interesadas en las inversiones del Puerto de Mariel, proyectado por Brasil para instalar en la isla una base industrial de mano de obra barata para comerciar con la Costa Este de EUA fundamentalmente, entonces es EUA quien, teniendo las llaves del éxito del emprendimiento, tiene que hacer el llamado a conversaciones con los hermanos Castro con vistas a “discutir” las reglas del juego que tanto Brasil, como Rusia y China quieren imponer en el comercio del Puerto de Mariel con el propio Estados Unidos, sin siquiera consultarlo.

Putin anexó de forma expedita la Península de la Crimea, territorio reconocidamente Ucraniano y pretende ahora, junto a Brasil y China, dictar las reglas del juego económico comercial en Cuba, en lo que respecta al futuro comercio de la isla con EUA, lo que se constituye en un reto importante para la geopolítica trascendente de EUA. No se trata de que EUA anexe a Cuba, tal y como Rusia hizo con Crimea. Se trata de que el gobierno norteamericano preste la atención que merece este peligroso precendente y se disponga a discutir las diferencias con Cuba, haciendo uso de todas las cartas de negociación que posee, que en el caso Cuba no son pocas.

Raúl Castro ha manifestado varias veces la intención de negociar con EUA y esta es la oportunidad para EUA sentarse a programar una negociación seria. No se trata del levantamiento unilateral del embargo y la liberación de los espías solamente, sino de una negociación donde EUA tendría que usar sus puntos fuetes (cartas de negociación) para pedirle a la dictadura cubana una apertura política, la eliminación de los permisos de entrada de los cubanos en el exterior, libertad de expresión y de partidos políticos dentro de Cuba, entre otros.

Ya un grupo de cubanos pidió al ejecutivo norteamericano que permitiera cierta apertura económica de parte de EUA hacia Cuba. Ahora es el momento de pedirle al gobierno estadounidense que exija a los hermanos Castro una apertura política, a cambio de un levantamiento de las restricciones comerciales y económicas que pesan sobre Cuba desde EUA. La negociación norteamericana debe llevar implícito, además de otros intereses estadounidenses, la necesidad de una apertura política dentro de la isla, como la única posibilidad de contar futuramente con gobiernos democráticamente electos en la República de Cuba, que defiendan el interés nacional cubano por encima del antinorteamericanismo pueril que Rusia y China han ido a incentivar.

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Jueves, 14 de Agosto de 2014 12:00
 
¿Para qué levantar el embargo? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 13 de Octubre de 2014 23:13

http://www.thesaleslion.com/wp-content/uploads/2013/03/the-new-york-times.jpg

Por Elías Amor.-

El editorial de The New York Times a favor de que EEUU ponga fin, unilateralmente, al embargo al régimen castrista nos lleva una vez más al origen de esa política y las consecuencias de la misma.

Tal vez convenga recordar que el embargo arranca de las confiscaciones masivas a propiedades y empresas de ciudadanos de EEUU  entre 1959 y 1960 por el régimen castrista. El mismo que sigue dirigiendo los intereses de la Isla, y que nunca pagó las correspondientes indemnizaciones, pese a las reclamaciones producidas desde el primer momento. La propiedad privada es inviolable. Y hace muy bien EEUU en mantener activa la defensa de los derechos de sus ciudadanos hasta que no se produzca la debida compensación que, aun cuando llegue tarde para muchos, no se debe aceptar otra opción. No es cierto que el origen del embargo sea el intento de expulsar a Fidel Castro del poder.

Tampoco se puede considerar que sea un fracaso. Como ha llovido mucho desde entonces, el régimen castrista ha transformado ese diferendo entre los dos países en una campaña mediática de suculentos beneficios propagandistas que, sin embargo, EEUU ha resistido de manera ejemplar. Ojalá otros países del mundo se emplearan con la misma energía en la defensa de los derechos de propiedad de sus ciudadanos. Y ahora, aparece el editorial de The New York Times cargado de una serie de inexactitudes, al menos en el trasfondo económico de la cuestión.

¿Realmente puede suponer un triunfo para Obama suprimir el embargo? ¿Recompensará la opinión pública al presidente, por ejemplo, en las midterm que están a la vuelta de la esquina, por ese cambio en la política hacia el régimen castrista? ¿Ayuda realmente Obama al pueblo cubano al poner fin al embargo?

El editorial constata que las reformas introducidas por Raúl Castro no obedecen a un compromiso claro del régimen con la mejora de las condiciones de vida de la población cubana, sino a la necesidad interesada de sobrevivir a un colapso financiero en caso de interrupción de la financiación procedente de Venezuela.

Es decir, Raúl Castro hace reformas a desgana, impulsa actuaciones puntuales que, en modo alguno, van en la dirección de proporcionar a la economía cubana un necesario acercamiento al resto del mundo. Permitir a los ciudadanos que se empleen en el sector privado o que vendan propiedades como casas y automóviles, no deja de ser una mano de pintura muy superficial a un edificio que se está cayendo por la base.

Además, estas actuaciones, que no se pueden considerar reformas, se llevan a cabo desde la cúpula del régimen, bajo directo control del Estado, ejército y partido, sin negociación o diálogo social alguno, ni mucho menos, incorporando las posiciones distintas que existen sobre la misma, como por ejemplo, las que defienden Estado de Sats o FLAMUR, entre otros grupos disidentes en la Isla. No es cierto, como dice el editorial, que existan "líderes en la Isla que han dado pasos importantes para liberalizar y diversificar una economía que históricamente ha tenido controles rígidos".

Por lo que respecta a las inversiones extranjeras, los movimientos producidos en la Asamblea Nacional no pasan de ser una maniobra al margen de la Constitución de 1992, que puede crear no pocos problemas a los inversores. Mientras que la propiedad siga estando al servicio del Estado y no se reformen las bases del sistema estalinista, arriesgar capitales en Cuba es un mal negocio que solo puede dar sufrimiento.

No es cierto que exista ansia entre los inversores internacionales por realizar sus operaciones en Cuba, mientras no se aseguren los problemas de seguridad jurídica, transparencia y atractivo de los sectores en que invertir. Cuestiones que, aparentemente no preocupan a los responsables de la inversión extranjera, cuyo único objetivo es conseguir que las empresas que se instalen en la Isla acaben contratando a los recomendados por el partido único. Buen ejemplo.

Cualquier actuación al margen de la economía no escapa de esta visión sesgada a favor de ganar tiempo. Así, por ejemplo, la flexibilidad de las restricciones de viaje para los cubanos se ha gestionado con el fin último de aumentar los ingresos por remesas que, actualmente, se han convertido en uno de los puntales de una economía que ve como sus registros van siendo cada vez menores.

Tampoco es cierto que en la mente de las autoridades del régimen haya preocupación alguna por un post embargo. Desde hace muchos años, el único embargo que atenaza a los cubanos se encuentra en su modelo económico: ausencia de propiedad privada y de mercado como instrumento de asignación. Si realmente los cambios se gestionan de forma lenta, aceptando los reveses, es porque en vez de liberalizar la economía y mejorar su eficacia, lo que se pretende es mantener todo el proceso bajo control político del aparato militar y de Seguridad del Estado.

También es falso que la generación de cubanos que defienden el embargo está desapareciendo. Yo me considero miembro de la tercera generación del exilio, y considero un deber moral mantener y defender un punto de vista que entiendo no debe cambiar, mientras el régimen que dirige la Isla desde 1959 no adopte las medidas oportunas para solventar un conflicto que, insisto, fue únicamente creado por su ambicioso plan revolucionario de trastocar las históricas relaciones de amistad y economía entre Cuba y EEUU, entre Cuba y el resto del mundo. Por supuesto que me gustaría que volvieran a existir relaciones diplomáticas, pero nunca a cualquier precio. En ello, honrar la memoria de quiénes nos precedieron es fundamental.

Cuba y EEUU pueden recorrer un gran camino, juntos. En un futuro democrático y libre lo harán. Ya lo demostraron en los primeros 50 años de existencia de la República y los dos obtuvieron grandes ventajas de esa colaboración. No deja de ser curioso que la unificación de las familias cubanas en nuestro tiempo, la tan deseada reconciliación nacional tras la ruptura de lazos provocada por el régimen de los Castro, se esté produciendo realmente en Miami. Allí, cubanos de todas las ideologías se pueden expresar con absoluta libertad y defender sus posiciones. En Cuba, eso sigue siendo imposible.

Incluso en las condiciones actuales, EEUU ha beneficiado directamente a un régimen que no pierde ocasión para denunciar al "imperio satánico que lo esclaviza", según palabras de algún representante exterior de Cuba. EEUU facilita granos y carne a la Isla para paliar la periódica escasez de la improductiva agricultura de base estalinista que impera en la Isla; ha facilitado el envío de remesas y autorizado a cubanos radicados en EEUU a viajar a la Isla. También ha estimulado el desarrollo de la telefonía celular y de internet en la Isla.

La última conclusión que se puede obtener es que cambiar la política hacia el régimen castrista no supone beneficios para el pueblo cubano, y sí un espaldarazo al sistema de poder. Es lo que checos, húngaros, polacos y otros países excomunistas de la Unión Europea no pueden comprender, cuando valoran el clima de entendimiento planteado desde Bruselas con las autoridades de La Habana. La conclusión es evidente: la política europea no ha conseguido mejorar las condiciones de vida de los cubanos. Todo lo contrario. Ha permitido al régimen castrista disponer de una base de legitimación internacional desde la que continúa lanzando mensajes que alientan el enfrentamiento y el odio. Nada positivo.

El ejemplo de que en La Habana tampoco están por facilitar el cambio de política se encuentra en la detención de Alan Gross, que se pretende identificar con la Red Avispa que fue detenida, juzgada y condenada por tribunales democráticos e independientes del poder político por organizar actividades delictivas contra sus coterráneos residentes en Florida. Si de gestos de buena voluntad se trata, y teniendo en cuenta que la libertad de los cubanos y el respeto a sus derechos humanos es inamovible, existe un espacio para iniciar un deshielo, que ronda lo humanitario.

Ni la regulación de flujos migratorios, ni las operaciones marítimas o las iniciativas de seguridad de infraestructura petrolera en el Caribe van a entrar a formar parte de una agenda política que requiere un complejo desarrollo legislativo y que nunca ha sido una prioridad del Gobierno cubano. Por último, si realmente The New York Times cree que la mejora de las relaciones de EEUU con otros países de América Latina debe pasar por impulsar un nuevo escenario con el régimen castrista, entonces apaga y vámonos.

Última actualización el Viernes, 17 de Octubre de 2014 23:41
 
Plutocracia a pulso PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 15 de Octubre de 2014 11:47

Por José Prats Sariol

El nexo de muchos estadounidenses con Cuba no es afectivo sino efectivo: efectivo, no de causar efecto, sino de dinero cash, constante aunque no suene. Y ahora tres signos confirman la avidez de efectivo. Con los principios de la democracia en el closet.

Las evidencias son un debate televisivo entre los dos candidatos a la gobernación de la Florida, un editorial del New York Times, y la casi anuencia del Departamento de Estado a la presencia de Cuba en la Cumbre de las Américas, a celebrarse en Panamá el próximo abril.

Hasta para la más humilde alcaldía se necesita financiamiento para las campañas en las elecciones. Mucho más para gobernador. El candidato republicano y actual gobernador, Rick Scott, y su contrincante demócrata, el exgobernador republicano Charlie Crist, no solo debaten para atraer votos, también por los intereses que representan, que los financian.

El debate televisivo —por primera vez en español— no solo buscaba el favor de los hispanos, sobre todo cubanos, sino reflejar los intereses de sus respectivos grupos de poder y sus partidos políticos. Allí Crist abogó por el fin del embargo y Scott —con mayor sentido ético y memoria histórica— por mantenerlo. Ninguno de los dos negó la posibilidad de negociar con la cúpula político-militar de Cuba, como tampoco Obama, según revelaciones de documentos de 2007.

La diferencia estuvo en qué negociar, cuáles inversiones, indemnizaciones, concesiones... Efectivo nada afectivo, con barniz de amor a Cuba, a la Torre de la Libertad y al café en Versailles con foto en la 8 Street. Apenas una referencia a la valiente disidencia interna, a represiones cotidianas.

El editorial del New York Times —en inglés pero también en español— fue preciso: levantar incondicionalmente el embargo, por inefectivo y obsoleto. Los intereses de los capitales de Wall Street por lo menos no fueron hipócritas: no le dejemos el negocio a China, Rusia y la Comunidad Europea.

"Time is money", casi declaró el poderoso diario, como cuando defendió a Fidel Castro hace más de medio siglo. ¿Quién es el iluso que aún cree que el dinero, los porcientos de utilidades, pueden oler a dictadura corrupta? La avaricia nunca ha roto ningún saco, salvo el de los pobres de la tierra.

La Cumbre de las Américas —auspiciada por la OEA—, que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno del Hemisferio, invitó a Cuba. Y bajo la misma opinión de Hillary Clinton —su exsecretaria de Estado—, no ha habido ninguna objeción tajante por el lado de Washington.

¿Derechos humanos? ¿Democracia? ¿De qué habla? ¿Acaso el tema no será "Prosperidad con equidad: el desafío de la cooperación de las Américas"? Pues entonces, ¿quién tira el primer seboruco? ¿México con sus brutales desigualdades y hundida entre carteles de narcotráfico y caciques estatales? ¿La equidad de Daniel Ortega y su Primera  Dama en Nicaragua? ¿Quiere algo más equitativo que Correa en Ecuador, Evo Morales —acaba de ser reelecto por tercera vez— en Bolivia y Maduro en Venezuela, sueñen con eternizarse en el poder, siguiendo el ejemplo cubano? ¿Existe una cooperación mayor que entre las camarillas políticas, cuyos gastos de representación —aviones, suites, comelatas, champán...— avergüenzan hasta los jeques árabes?

Y así vamos... A finales de abril Obama parece que estrechará la mano de Raúl Castro, en una ciudad cuyo canal ampliado abrirá la costa este del hemisferio occidental a los supercargueros que atracarán en Mariel y en Miami. Pero con la ventaja cubana de maquilas baratas y menos impuestos y cada una de las evasiones fiscales y corrupciones imaginables en los "paraísos" asiáticos, ahora de nuevo frente a EEUU, como cuando la Ley Seca con las destilerías de Cárdenas y Santa Cruz del Norte.

A jugar golf y llenar hoteles playeros, a comprar níquel y sembrar caña de azúcar, a importar puros y ron, maracas y collares... A recuperar plenamente el mercado para productos industriales y agrícolas, con créditos enteros y blandos como el filete. Que entren los bancos, sin fijarse de dónde proviene el efectivo, como en la república anterior al 59. Y a cerrar la emigración de la Ley de Ajuste Cubano. Esa cañería de infelices pasará a tratarse como a hondureños.

Apenas un detalle: no me digan que es por afecto a los cubanos, al destino democrático de Cuba. Es por efectivo. Plutocracia a pulso.

DIARIO DE CUBA

Última actualización el Viernes, 17 de Octubre de 2014 12:44
 
¿Vencerán los Castro a Washington? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 14 de Octubre de 2014 13:32

Por Roberto Álvarez Quiñones.-

A juzgar por el diario The New York Times –que en 1957 "inventó" a Fidel Castro cuando publicó el reportaje de Herbert Matthews en la Sierra Maestra— EEUU debe levantar el embargo contra Cuba y el presidente Barack Obama debe sentarse junto a Raúl Castro en la próxima Cumbre de las Américas, a celebrarse en Panamá en abril próximo.

El reciente editorial de ese diario neoyorquino sobre las relaciones Cuba-EEUU tiene las trazas de una maniobra de tufo comercial, económico, y también político, impulsada por un creciente lobby empresarial estadounidense que cuenta con respaldo mediático y un fuerte apoyo de sectores ubicados en la izquierda ("liberal") del espectro político estadounidense, e incluye a un segmento de la comunidad cubana integrado mayormente por empresarios cubanoamericanos y la nueva oleada de quienes se declaran a sí mismos como inmigrantes económicos y no políticos.

A esta campaña le importa un bledo la suerte del pueblo cubano, los valores democráticos universalmente reconocidos y las libertades básicas del hombre moderno, derechos todos asfixiados en la Isla desde hace más de medio siglo.

Resulta muy irónico que entre las libertades inexistentes en Cuba se halla la de crear capital y hacer negocios (los timbiriches por ley no pueden crecer), de manera que, de levantarse el embargo, los cubanos no podrían relacionarse con las compañías o los bancos estadounidenses, cosa que solo podría hacer el Estado comunista y la mafia militar que controla la economía isleña, que podría enriquecerse exponencialmente.

El presidente Obama sí podría reanudar relaciones diplomáticas con Cuba y hacer otras cosas para favorecer a los Castro, pero el embargo solo puede ser derogado por el Congreso. Y eso no se vislumbra a corto plazo, a menos que el Partido Republicano pierda la mayoría en la Cámara de Representantes o que congresistas que apoyan el embargo cambien de opinión, algo que por ahora no parece muy probable.

Lo que no puede descartarse es que en abril próximo Obama se siente a la misma mesa que el único dictador del continente. Claro, antes el gobierno de Canadá tiene que sumar su aprobación a la de Washington. Para ir a Panamá, Obama tendría que borrar a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo internacional. No sería coherente que el jefe de la Casa Blanca compartiese la mesa con un gobernante salpicado de terrorismo. Pero Obama tal vez podría pasarle por encima a ese "detalle" e ir a Panamá.

De producirse un eventual compadreo Habana-Washington ello significaría la ejecución sumaria, con funerales incluidos, de las Cumbres Panamericanas y la causa de fortalecer la democracia y el respeto a los derechos humanos en el continente.

Hay que recordar que concluida la Guerra Fría, la convocatoria en 1994 del presidente Bill Clinton de constituir una especie de Club Democrático de las Américas, con reuniones periódicas de los jefes de Estado, tuvo el propósito de establecer un Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA), y de paso aislar a la única tiranía continental para presionarla y estimular cambios hacia la democratización de Cuba.

Con la eclosión de gobiernos populistas de izquierda de fuerte vocación proteccionista y antiestadounidense, y sobre todo con la llegada al poder de Hugo Chávez en 1998 y la creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (ALBA) y de Petrocaribe, falleció aquel proyecto —realmente demasiado optimista— de Clinton de establecer un mercado común interamericano.

Washington, no obstante, insistió en el único propósito que quedó en pie, el de celebrar reuniones hemisféricas para examinar la salud de la democracia en el continente y señalar a la dictadura castrista como la oveja negra latinoamericana. ¿Y qué ocurrió? Resulta que quien está aislado hoy no es el régimen de La Habana, sino EEUU. La más antigua democracia del mundo está tan aislada por la izquierda populista de América Latina que de hecho ha sido acorralada.

Cuba, más influyente que EEUU

Aunque parezca absurdo, actualmente los Castro tienen más influencia y mayor poder de convocatoria en la región que el Gobierno estadounidense. Ello explica por qué el dictador Raúl Castro ha sido invitado a Panamá. Obama tiene ahora dos opciones: o no asiste a la conferencia y firma el acta de defunción de estos cónclaves continentales, o acepta ir a la cita y ya declara a EEUU oficialmente derrotado en su largo diferendo con la Cuba comunista.

Es una tontería mayúscula lo que dijo el portavoz de la Casa Blanca cuando afirmó que Obama "comprende" que la invitación a Cuba se debe a la voluntad de varios gobiernos "amigos" de EEUU, y que ello podría servir para que el gobierno castrista explique "su visión" de la democracia. ¿Se invitó alguna vez a conferencias panamericanas a Pinochet, los Somoza, Trujillo, o Batista, para que explicasen nada?

Raúl Castro nunca ha sido elegido para nada en toda su vida. Y hoy es dictador por derecho dinástico (establecido en 1959 por Fidel Castro), quien al enfermarse gravemente lo ungió graciosamente como nuevo "presidente" cubano. En Cuba no hay elecciones democráticas desde 1948, es decir, desde hace 66 años. El argumento de sentar al general Castro junto a los mandatarios realmente elegidos (excepto Nicolás Maduro, quien perdió en las urnas y se apropió del poder mediante un fraude cocinado en La Habana) para "contagiarlo" de democracia es de una ingenuidad pueril. Y en la realpolitik no hay espacio para la ingenuidad.

Legitimar la dictadura castrista

La invitación a Cuba tiene realmente el objetivo central de legitimar definitivamente a la dictadura castrista y constituye un desafío sin precedentes de América Latina a EEUU, gracias a la muy evidente falta de liderazgo que padece hoy la única superpotencia mundial bajo la presidencia de Obama.

De participar Cuba se consagraría la "doctrina Insulza", formulada por el actual secretario general de la OEA, el socialista José Miguel Insulza, según la cual si un líder latinoamericano es de izquierda no es necesario que sea elegido en las urnas democráticamente.

Así lo enunció el alto dirigente regional en febrero de 2007 en Lima, cuando afirmó: "La fuente de legitimidad del sistema cubano se llama Fidel Castro". Y remató: "Fidel Castro es un líder carismático que ha marcado medio siglo de la vida hemisférica... y esa personalidad ha terminado por imponer como legítimo dentro del hemisferio o dentro de América Latina un régimen como el que hoy día tiene Cuba".

O sea, que tiranía y democracia son directamente proporcionales: mientras más tiempo logra mantenerse en el poder un dictador, más legitimidad adquiere, si es de izquierda y tiene "carisma".

El castrismo arruinó a uno de los cuatro países más prósperos de la región antes de 1959, y ha empobrecido dramáticamente a la gente. Ha fusilado a miles de opositores políticos y convertido la Isla en una gigantesca cárcel, apalea a los defensores de los derechos humanos, y ha provocado el éxodo hacia el extranjero de casi dos millones de ciudadanos. Ambos dictadores llevan casi 56 años en el poder. Un récord panamericano absoluto.

Una victoria castro-populista en Panamá no contribuiría a mejorar las relaciones de Washington con América Latina como supone The New York Times, sino todo lo contrario. Separaría más aún a la América del Norte de la que otra se extiende del Río Grande a la Patagonia, que ya cuenta con la CELAC y UNASUR, dos exponentes de la estrategia izquierdista de hacer pedazos el sistema interamericano actual para construir otro al margen de EEUU.

Pero lo más dramático y triste de todo es que la capitulación estadounidense sería una grave afrenta al sufrido y cada vez mas solo pueblo de Cuba. Y Fidel y Raúl Castro podrían gritar eufóricos a los cuatro vientos: "Le ganamos la guerra al imperio yanqui".

DIARIO DE CUBA

 
Carambola PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 14 de Octubre de 2014 11:46

Por Rafael del Pino.-

No, no pienso referirme al fruto del carambolo o star fruit como se le conoce en Estados Unidos sino a otra de sus acepciones en el diccionario de la RAE; el bien utilizado coloquio para definir el enredo, embuste o trampa para alucinar y burlar a alguien.

La señora Josefina Vidal, encargada de atender los asuntos de Estados Unidos en la cancillería cubana declaró a los periodistas lo siguiente: “Si los dos gobiernos, de manera racional, civilizada se proponen salir de este desencuentro que ha caracterizado la relación entre Cuba y Estados Unidos, en 55 años, es posible hacerlo”.

Según la directora general de Estados Unidos de la cancillería cubana. “La filosofía que está en el origen de las medidas impuestas a comienzo de los 60 por Washington es castigar a Cuba por haber tomado las riendas de su destino, sin priorizar los intereses de Estados Unidos. El bloqueo esencialmente se mantiene intacto”.

Por otra parte el abogado estadounidense Robert Muse, especialista en leyes sobre la Isla, afirmó en un panel organizado en la sede de la Sección de Intereses de Cuba en Washington que “la política de EEUU hacia la Isla es anormal” y no existe nada que impida que un mandatario estadounidense finalice el embargo y normalice relaciones, por lo que se trata de un asunto de “voluntad”.

Conjuntamente con este barraje de artillería pesada por parte de estas dos pinzas que tratan de cercar al embargo/bloqueo se produce casi simultáneamente el golpe principal de la ofensiva nada menos que con la poderosa división blindada de The New York Times comandada por el fantasma de Herbert Matthews que arremete a fondo apoyado con traductores de español para que no quede la menor duda de que el asalto va en serio. Al igual que dijo en aquella ocasión el jefe de la columna blindada: “Fidel Castro no solo no es es comunista sino que es decididamente anti comunista” esta vez recurriendo al olvido de la memoria histórica se lanza el grito de: “Starting in 1961, Washington has imposed sanctions in an effort to oust the Castro regime”. (Comenzando en 1961, Washington impuso sanciones en un esfuerzo para derrocar al régimen de Castro)

No soy propenso a polemizar en la ya casi ancestral controversia sobre la utilidad o ineficacia del embargo comercial o bloqueo como lo cataloga Cuba. Por enésima vez vuelve a salir ahora a la palestra en boca de la señora JV directora general de Estados Unidos en la cancillería cubana, del abogado norteamericano siempre bienvenido en la sede diplomática cubana de Washington y la tropa de choque del New York Times. Por lo que me veo obligado a despertar la memoria histórica en aras de la verdad y analizar ciertos aspectos que al parecer ocultan o desconocen sobre los mecanismos de una economía de mercado en un estado de derecho así como la observación del cuerpo de leyes que hacen posible que funcione sin caprichos del gobernante de turno.

Según la señora JV el “bloqueo” se debe a la maldad de Estados Unidos de querer “castigar a Cuba” por “haber tomado las riendas de su destino” entiéndase por haber el gobierno de Fidel Castro confiscado sin compensación propiedades norteamericanas valoradas en billones de dólares. Todavía quedan personas que recuerdan los estribillos de aquel acto en el Estadio Latinoamericano donde Fidel iba pronunciando el nombre de cada una de las corporaciones norteamericana y la multitud gritaba enardecida “SE ÑAMABA” Es decir que decretar un embargo comercial contra quien le ha robado el patrimonio de sus ciudadanos no es para JV “priorizar los intereses de Estados Unidos”. Estas afirmaciones son tan Caramboleras que ni siquiera vale la pena consumir un átomo de materia gris para rebatirlas.

Para el otro sujeto, el abogado norteamericano R.M. que se anuncia como “especialista en leyes sobre la Isla” la actitud de Estados Unidos es “anormal” no existe nada que impida que un mandatario estadounidense finalice el embargo y normalice relaciones, por lo que se trata de un asunto de “voluntad”. En dos palabras que según los conocimientos legales de este experto letrado una ley codificada y aprobada por el Congreso Norteamericano y sancionada por el Presidente, puede ser cambiada por el ejecutivo en cualquier espasmo antojadizo que le surja. No sé porque este jurista da la impresión de haberse graduado en las escuelas de derecho creadas por Fidel Castro. En fin, que tampoco vale la pena gastar pólvora con estos peritos en leyes isleñas.

Por último la División Blindada del New York Times tergiversa la historia, carambolea y asegura que: “comenzando en 1961, Washington impuso sanciones en un esfuerzo para derrocar al régimen de Castro” cuando todos sabemos que no es exactamente así, que el embargo comercial se estableció debido a la confiscación de las propiedades de inversionistas norteamericanos valoradas en billones de dólares sin indemnización alguna. Que posteriormente el gobierno norteamericano organizara acciones encubiertas para desestabilizar al régimen o incluso para derrocarlo con una invasión es otra cosa. Pero estamos hablando del embargo, su establecimiento, sus consecuencias y su futuro.

Independientemente de que todo hace indicar que será bastante difícil que se levante el embargo contra la dinastía de los Castro hasta que estos desaparezcan del escenario y se restituya en Cuba un Estado de derecho, deseo tocar un punto del que nunca se habla, que es totalmente desconocido dentro de Cuba e incluso ignorado por muchos dentro de Estados Unidos. Asunto que indudablemente complica en extremo la solución de este diferendo del embargo/bloqueo o como se le quiera llamar. Y consiste en que si el poder ejecutivo de Estados Unidos lleva a cabo una acción unilateral como la que propone el abogado Robert Muse, estaría expuesto a un Class Action (Demanda Colectiva) por discriminación y daños a ciudadanos norteamericanos.[1]

No sé si podré en el espacio de este artículo simplificar suficientemente una explicación tan complicada para que cualquier persona pueda entenderla. Si no lo logro les pido disculpas.

En Estados Unidos desde el Presidente hasta el más desposeído vagabundo tienen obligaciones y derechos ineludibles. En una eficiente economía de mercado lo más importante para los negocios está en la información de los niveles crediticios tanto de personas como instituciones. Es decir la habilidad que tienen de amortizar sus deudas. Para ello existen tres instituciones no gubernamentales Equifax, Experian y Transunion. A través de ellas es monitoreada la actividad económica de todos los norteamericanos: el pago puntual de todos los servicios que recibe como electricidad, agua, gas, recogida de basura y otros, el pago puntual de sus hipotecas o alquileres, la amortización de sus tarjetas de crédito y cuanta transacción económica la persona realice. Las tres instituciones encargadas de este monitoreo evalúan el nivel crediticio de los ciudadanos dándole una puntuación que fluctúa entre los números 300 al 850. Este puntaje es conocido con las siglas FICO. Cualquier individuo que tenga una puntuación por debajo de 500 difícilmente obtendrá créditos con aceptable tasa de interés.

Durante la última crisis económica de 2008, millones de norteamericanos que perdieron sus empleos y muchos hasta sus viviendas al no poder pagar las hipotecas sufrieron el detrimento de sus puntuaciones del FICO a niveles que resultaron insostenibles para la mayoría de esas familias. Perdían sus viviendas y al mismo tiempo les resultaba prohibitivo alquilar al verse obligados a pagar en ocasiones hasta tres veces el costo de los depósitos de garantía exigidos por los propietarios de los inmuebles en alquiler.

Aquí viene el punto neurálgico de la relación existente entre esta crisis y el diferendo sobre el levantamiento del embargo de Estados Unidos al régimen de Castro. Todos sabemos que el interés fundamental del gobierno cubano en el levantamiento de las sanciones es para lograr tener acceso a los créditos que necesita desesperadamente para poder paliar la terrible situación económica a que ellos han llevado al país. Si como dice el abogado Robert Muse el presidente de Estados Unidos levanta unilateralmente las sanciones se crearían dos conflictos impredecibles. Primero estaría cometiendo un delito de discriminación contra sus propios ciudadanos que están sufriendo las consecuencias de sus pérdidas del crédito y al mismo tiempo los condena a pagar por las deudas en que incurra el régimen castrista si este no cumple con las amortizaciones de sus deudas con las empresas norteamericanas. ¿Cómo se digiere esto? Muy sencillo. El régimen de los Castros en la tabla de valores con que se mide el crédito a los ciudadanos estadounidenses difícilmente llegue ni a 100 puntos y con ese promedio no tiene posibilidades de comprar a crédito ni un par de patines. Por lo tanto si el presidente norteamericano permite que empresas de Estados Unidos vendan a Cuba lo que deseen en crédito mientras que sus ciudadanos sufren las consecuencias de no tener esa posibilidad, el ejecutivo de esta nación estaría cometiendo un acto de discriminación sin precedente y muy difícil de justificar.

Estoy exponiendo mi criterio sin considerar lo que por lo general se esgrime con más frecuencia por las personas que se oponen a que se levanten las sanciones: falta de democracia, violación de los derechos humanos, odio hacia Estados Unidos, etc. Me he concretado a las reglas del juego en una economía de mercado.

Pero ahí no termina la cosa. Veamos ahora porque se condena a los ciudadanos norteamericanos a pagar por las deudas de los Castros si se les concede créditos. Cualquier empresa norteamericana puede descontarse de los impuestos que deben pagar las pérdidas que sufra en sus transacciones comerciales. Por ejemplo, si el productor de trigo John Doe le vende a Cuba 20 millones de dólares en granos y Cuba le deja de pagar 10, este puede de acuerdo a los mecanismo del IRS descontarse esa suma de los impuestos sobre las ganancias obtenidas. ¿Y quiénes creen ustedes que pagarán por esa deuda de los Castros? Sencillamente todos los contribuyentes que vivimos y trabajamos en Estados Unidos.

Señora Josefina Vidal, señor Robert Muse y espíritu de Herbert Mattews, la única manera racional y civilizada para salir de este desencuentro que ha caracterizado la relación entre Cuba y Estados Unidos es sentarse a negociar con la dirigencia del país cuyos ciudadanos sufrieron la confiscación de sus propiedades sin indemnización y comenzar preguntando cómo se pueden reparar los tremendos errores cometidos con inversionistas que no tenían nada que ver con las políticas entre ambos gobiernos. Después de esa arrancada es muy probable que pueda fluir civilizadamente la solución de otros antagonismos. Todo lo demás, discursos patrioteros incluidos, son simplemente carambolas. Ah, y cuando se está al frente de la diplomacia que atiende a Estados Unidos, o declararse experto en leyes de la Isla o escribir un editorial de cualquier medio de prensa serio lo más elemental es conocerse o por lo menos tener una idea del Common Law y el Derecho Inglés.

CUBAENCUENTRO


[1] El Class Action es una demanda presentada o defendida por un individuo o grupo pequeño de personas que actúan en nombre de un grupo grande.
Son aquellas acciones que reúnen todas las demandas de un elevado número de demandantes frente al mismo demandado o demandados, cuando todas las demandas tienen, en esencia, el mismo contenido; ahora bien, la denominación viene de la pertenencia de todos los actores a “un grupo” o una misma región, lo que posibilita que algunos miembros de la clase pueden ser indeterminados y, por lo tanto, no estar identificados. Su vigencia se da en el common law, básicamente en los Estados Unidos, el Derecho inglés y en zonas de Canadá.
(Fuente: MOSSET ITURRASPE, Jorge, HUTCHINSON, Tomás y DONNA, Edgardo A.; Daño Ambiental, Tomo I, 2º Ed. ampliada y actualizada, Ed. Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2011, p. 184).

 
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