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Artigos: Cuba
Los regalos de Obama PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 28 de Diciembre de 2014 10:14

Por Andrés Reynaldo.-

Si ayer los demócratas cubanos estaban solos hoy podemos conjeturar que vamos a seguir muy solos. Quizás por un buen rato. El restablecimiento de relaciones con EEUU puede haber asegurado la transición dinástica de la dictadura, que ya tiene posicionadas a su segunda y tercera generación en los puestos de mando de la política y la economía. "¡Ahora sí que ganamos la guerra!", exclamó Raúl Castro ante la Asamblea Nacional parafraseando a Fidel en otra lejana circunstancia. No tanto, Raúl, pero sí ganaste una importante batalla.

Por más de medio siglo, la renuencia de EEUU a aceptar la dictadura castrista marcó una posición condenatoria en la arena internacional. De esa raya en la arena se aferró la oposición interna y externa frente a las habituales  indiferencia de Europa y el compadrazgo de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos. Un gesto político que servía de asidero moral. Esta vez, una ola (parece que es la ola del olvido) ha borrado la raya. En el momento de su decrepitud, los Castro reciben un segundo aire. Con las variantes propias de la época, Washington les ayudará a convertirse en los Somoza.

Corridas las cortinas, vemos el entramado. Más de año y medio de negociaciones conducidas desde la parte estadounidense por gente con muy poco conocimiento y mucho menos afecto por el pueblo cubano. En ese período Raúl definió el marco protector de sus intereses. Una ley del embudo sobre las inversiones extranjeras y la actividad privada que deja a la gente de a pie las desventuras del cuentapropismo y promete a la elite la vida loca del capitalismo salvaje. Todo lo demás es decorado.

El modelo raulista es de una represiva perfección cleptocrática. Sus iguales no están en las dictaduras colegiadas de China y Vietnam, ni siquiera en la mafiosa Rusia de Putin, sino en las dinastías postcomunistas de Africa: Angola , República del Congo, Guinea Ecuatorial, por citar. A diferencia de estas, cuenta en su fase de arranque con una amplia red de agentes de influencia, poderosos empresarios (algunos de ellos cubanoamericanos) y líderes congresionales en Estados Unidos. Cuenta, además, con el empuje de una exótica coalición: los grandes intereses de Washington y el ala izquierda del Partido Demócrata. Unos lavan sus crímenes en nombre del progreso y otros en nombre de la distensión.

Ninguneada por el presidente Barack Obama, la oposición interna gana, eso sí, el beneficio de la claridad total. Ya no puede llamarse a engaño. Todas las recetas que se le proponen apuntan a facilitarle tiempo, dinero y prestigio a la dictadura. Hasta la misma tesis de que Obama le ha hecho un regalo envenenado a Raúl es una invitación a cruzarse de brazos. El tren de los cambios pasará de largo por la estación del Estado de derecho. No veo a General Motors, a Caterpillar y al Chase amenazando con cerrar negocio por una pateadura a las Damas de Blanco.

En el exilio, la categoría de los celebrantes no permite dudas de estar viviendo un humillante y retrógrado punto de inflexión en nuestra historia, preñado de desmemoria, deshonor y codicia. Con todo, merecemos sufrir el ruidoso ascenso de esta comparsa de la esclavitud. Estamos enfermos del pusilánime prurito de ser tolerantes frente a un mal radical. Por eso les dimos un sagrado lugar en el debate y nos inhibimos de quebrar a sangre y fuego el diálogo con aquellos que cortan orejas y arrancan lenguas. Hemos sido así de mansos y obtusos que hoy son esos mercaderes de la reconciliación quienes se presentan ante el mundo como los legítimos representantes de una "diáspora" ansiosa de complacer a los verdugos de la nación.

A propósito de la visita papal que nuestra Iglesia Católica le regaló a Fidel y Raúl en marzo del 2012, el líder del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), Oswaldo Payá Sardiñas, alertó sobre la inminencia del cambio fraude. Un cambio sin derechos para el pueblo, con la inserción de poderosos intereses que escamotean la democracia y la soberanía. Ah, y con el concepto de una "oposición leal", salido del taller de trucaje de la brigada de respuesta laica del cardenal Ortega. Cinco meses después, Payá fue asesinado. Triste hora para Cuba si al hablar de la decencia, la justicia y la libertad, el eco de los muertos se oye más alto que la voz de los vivos.

DIARIO DE CUBA

Última actualización el Miércoles, 31 de Diciembre de 2014 13:38
 
DEL OPIO AL MEPROBAMATO PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 31 de Diciembre de 2014 15:50

Por Santiago Cárdenas.-

AL DECIR DE MARX , LA RELIGION  ERA EL OPIO DE LOS PUEBLOS. EN CUBA, A LA CHITA CALLANDO , LA IGLESIA  CRIOLLA --COMO FACILITADORA DEL DIALOGO ENTRE DOS  PAISES CRISPADOS-- PASO A SER DE OPIO ,  A  UN  ANXIOLITICO PARA LAS PARTES : EL MEPROBAMATO ESPIRITUAL , QUE  NECESITABAMOS.
LA PREPARACION PARA EL TRIUNFO  ALCANZADO  VENIA DESDE HACE AGNOS. CINCUENTA Y SIETE  ; Y DIO RESULTADOS .   LA ESTRATEGIA -- ?   ILUMINADA POR EL ESPIRITU  SANTO    O POR LA  ANCESTRAL SABIDURIA SECULAR VATICANA   ?  -- FUE  MUY SIMPLE. DEJAR PASAR VILLAS Y CASTILLAS SEGUN EL REFRANERO, ESPANOL ; O  SEGUN EL CUBANEO : APRETANDO EL  FONDILLO ,  …… ! Y SIGUELO  !. ENSEGNARAS  LOS DIENTES; PERO NUNCA EL CULO., SEGUN LA CLASICA FRASE DE UN OBISPO  POLACO .
DE MANERA QUE  UNA IGLESIA PEQUEGNA , POBRE Y  SOLITARIA - SIEMPRE HEROICA- ENCONTRO LA VIA PARA SOBREVIVIR EL RETO DEL LENINISMO EN SU MEJOR MOMENTO,  E IR  MAS ALLA. SALIO  DE LAS CATACUMBAS Y DELINEO CON EXITO  UNA  “ SUGAR- POLITIK “ CON OLOR A  INCIENSO Y A SOBACO  DE IGLESIA ORTODOXA RUSA . SUS ARTIFICES :  MONS. JAIME LUCAS Y MIGUEL DIAZ,  A AMBOS LADOS DEL ESTRECHO.
DEL LOBO , UN PELO
MAS QUE UN PELO, CONSIGUIERON DOMAR AL LOBO.  Y ESTO  VA DESDE EL PELITO DEL  FERIADO  DE  NAVIDAD AL DESCANSO DEL  VIERNES SANTO , QUE INCLUYEN  MUCHOS ETCETERAS , POR EJEMPLO : LAS PROCESIONES; PERMISOS DE ENTRADA  A ORDENES RELIGIOSAS PARA  RE- FUNDAR ; LA VIRGEN PEREGRINA PASEANDO  DESDE LA PUNTA (MAISI) AL CABO (SAN ANTONIO ) ; UN ESTADO SECULAR, QUE NO ATEO ; LAS VISTAS PAPALES  ; EL  NUEVO SEMINARIO ; CARITAS ;  LA CONSTRUCCION DE UN  TEMPLO CERCA ,  O EN , UN PUEBLO CAUTIVO , LAS INSOLITAS DECLARACIONES DEL NUNCIO BRUNO ;  DEVOLUCION DE PROPIEDADES INCAUTADAS  ; LA AUDACIA EN LA EXPRESION DE LOS MAGAZZINES  SEMILAICOS ; LAS VISITAS A LAS PRISIONES……  EN FIN :LA FUNDACION DE  UNA NEO CULTURA CATOLICA  CUBANA   QUE POR FALTA DE  ESPACIO , NO ES POSIBLE DESCRIBIR.
!!!!!  CONOO OOO   !!!!!,  AL DECIR DEL PROFESOR ALVAREZ GUEDES. NO HA SIDO POCA COSA.
TENEMOS QUE QUITARNOS EL SOMBRERO ,  Y SEGUIR ORANDO  POR NUESTRA IGLESIA ,PARA QUE CONTINUE  SIENDO LA SAL Y LA LUZ. SORTEANDO LOS CONTRATIEMPOS   QUE  LA CARIDAD DIEGO, ESA VERDUGA DE CUELLO BLANCO,   SEGUIRA COLOCANDO EN NUESTRO CAMINO  DESDE LAS OFICINAS  DE REPRESION CON GUANTE BLANCO - ENTRE MOJITOS - EN EL COMITE CENTRAL DEL MONOPARTIDO.
ESA  ESTRUCTURA  SI QUE PERMANECERA  INTACTA :  CON O SIN BLOQUEO , CON O SIN RELACIONES CON EL IMPERIO , CON O SIN TOQUES  DE CAMPANAS A  ARREBATO DURANTE EL  LAZARASO.EN DEFINITIVA , LA LIBERTAD DE  CULTOS NO ES LA LIBERTAD DE RELIGION  .  ESO LO SABEN MUY BIEN  FRANCISCO, BRUNO,  JAIME Y MIGUEL, Y TODOS LOS JUGADORES DE SEGUNDA LINEA A AMBOS LADOS  DEL ESTRECHO QUE SON POCOS, PERO QUE   PRACTICAN EN LA MISMA NOVENA.
EL FIN EVANGELICO, JUSTIFICA …..  LOS MEDIOS  (  PECADOS ) DE OMISION.
CLARO ESTA, PARA  LLEGAR A ESTE STATUS MEPROBAMATICO, HEMOS TENIDO QUE PASAR  TRAGOS AMARGOS. HACERNOS LOS CHIVOS   LOCOS   EN RELACION A TANTO ATROPELLO, VIOLENCIA INSTITUCIONALIZADA,  Y VIOLACIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS.  CAGARSE OLIMPICAMENTE  Y CALLARSE  ANTE LAS INVASIONES  Y LAS GUERRAS DE INTERVENCION  ( LAS MAS LARGAS  DE NUESTRA HISTORIA ), QUE EL FIDELISMO ENTRONIZO EN OTROS PAISES, CON LA MUERTE  DE  DECENAS DE MILES DE CUBANOS. Y NI HABLAR DE LA GUERRILA  EN LATINOAMERICA  . LAGRIMAS , HORRRORES  Y SACRIFICIOS QUEDARON MARGINADOS  ANTE EL “BIEN” COMUN  :LA PRESENCIA  CATOLICA, A COMO DE LUGAR.
TODO ESOS  SON PECADOS VENIALES  PARA LA HISTORIA, LA HISTORIA MENOR, LA QUE  SERA ESCRITA  EN LOS PALACIOS ,O EN SUS ENTORNOS . ESPERAMOS QUE PRONTO  ESTA PECCATTA MINUTTA  SERA   PERDONADA ,PROBABLEMENTE  EN LA PROXIMA ESCALA  TECNICA DEL PAPA EN LA HABANA , EN EL 2015,  CAMINO A FILADELFIA  PARA  PARTICIPAR EN EL SINODO DE LA FAMILIA.
AHORA SOLO QUEDAN DOS ASUNTOS PRACTICOS A RESOLVER.EL ACCESO A LA MEDIA  Y  A LA ENSENANZA DE LA RELIGION  EN LAS ESCUELAS PUBLICAS. ESTO RESULTA FACIL DESDE LA OPTICA DE LA SANTA MADRE  : LA UNICA GRAN GANADORA  Y  ABSOLUTA  DESDE  EL 17 DE DICIEMBRE EL DIA  DEL   “VIEJO “. PODEROSO SAN LAZARO,COMO DICE EL GUAGUANCO.
DE LOS ASUNTOS PENDIENTES LES HABLARE EN MI PROXIMO ENVIO.
SANTIAGO
 
'Contra los yanquis estábamos mejor' PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 25 de Diciembre de 2014 21:23

Por Carlos Alberto Montaner.-

La frase fue famosa en España: "Contra Franco vivíamos mejor". La escuché y leí mil veces durante la transición española hacia la democracia. Me imagino que Raúl Castro debe haberla adaptado a la circunstancia cubana en medio de una mezcla de enojo y melancolía.

Son las consecuencias inesperadas de las victorias. El presidente Obama, en efecto, capituló, como deseaba La Habana. Se acogió, sin exigir contrapartidas, a la política del abrazo (engagement) y renunció a las medidas de "contención" (containment) hacia Cuba, típicas de la Guerra Fría.

Se comprometió, además, a restaurar totalmente las relaciones, pese a que el Senado posiblemente no apruebe la designación de ningún embajador. Lo aseguró, amenazante, el senador Lindsey Graham. También tramitará el fin del embargo ante un Congreso republicano que probablemente ni siquiera acepte discutir la medida, como ya anunció el speaker John Boehner. Será una cadena de frustraciones.

El equívoco está fundado en lo que en inglés llaman wishful thinking o juicio basado en ilusiones. El sorpresivo anuncio de Obama y Raúl Castro era el inicio de un largo, complejo y deseado proceso de deshielo, y casi todos los factores afectados dieron por hecho que la reconciliación ya se había producido y, en consecuencia, la transición hacia la democracia había comenzado. La percepción ha sido de final de partida, no de comienzo.

Pura confusión. Los curas en La Habana, literalmente, echaron a volar las campanas de los templos anunciando la buena nueva, como hacían en tiempos de la Colonia cuando se retiraban los piratas.

Miles de cubanos desempolvaron las banderitas y algunos se abrazaban en las calles llenos de felicidad. Para ellos, mágicamente, la miseria llegaba a su fin. La prosperidad estaba a la vuelta de la esquina.

Las cabezas más representativas de la oposición democrática, esperanzadas, se reunieron en la casa de Yoani Sánchez y, muy civilizadamente, fueron capaces de ponerse de acuerdo y demandar espacios para esa magullada sociedad civil que el país va pariendo trabajosamente al margen del corset totalitario impuesto por el Partido Comunista.

Las Damas de Blanco, flores en mano, como suelen hacer, recorrieron algunas calles cercanas a la parroquia donde se congregan pidiendo libertad. Esta vez no las aporrearon. Hubiera sido una flagrante contradicción con el espíritu de apertura subrepticiamente instalado en el país.

Los representantes ante la OEA de los países latinoamericanos, reunidos en Washington, le dieron la bienvenida a la nueva etapa, pese a las objeciones de Bolivia, Venezuela y Nicaragua, secretamente impulsados por Cuba, que deseaban incluir una mención del embargo, moción rechazada por el resto de los países. Canadá, a cambio, se abstuvo de mencionar el tema de los derechos humanos, que hubiera sido como mentar la soga en la casa del ahorcado.

Raúl Castro, muy preocupado, despachó a su hija Mariela al extranjero, embajadora oficiosa del régimen, a explicar que el comunismo era el destino permanente de los cubanos, algo así como una enfermedad incurable y crónica. Nadie debía confundir el cambio de Washington con la postura inconmovible de La Habana. En la Cuba de Mariela Castro se podía cambiar de sexo, pero no de sistema. Ese —el sistema— ya había sido elegido por los cubanos hasta el fin de los tiempos.

El mismo Raúl Castro, como si fuera un mantra, lo repitió en la Asamblea Nacional del Poder Popular, un coro afinado de sicofantes que hace las veces de Parlamento. Reiteró que no había más dios que el colectivismo ni más profeta que Fidel Castro, y así sería para siempre. Al final, fieramente, gritó "Patria o muerte". Todos lo aplaudieron disciplinadamente, incluidos los cinco espías liberados.

¿Por qué tantas muestras de adhesión incondicional a una vieja y desacreditada dictadura, próxima a iniciar su 57º aniversario? Precisamente, porque Raúl no ignora el peso de las autoprofecías que, a fuerza de repetición, acaban por cumplirse. Misterios del caprichoso mundillo de las percepciones.

Especialmente en un país en el que casi nadie cree en los presupuestos teóricos del sistema. Todos saben que el marxismo-leninismo fracasó rotundamente y la nación se está cayendo a pedazos. Nadie desconoce que las reformas de Raúl, los cacareados Lineamientos, ni han dado ni darán resultados.

A estas alturas, la mayor parte de los cubanos, como los soviéticos en la etapa final de Mijail Gorbachov, están convencidos de que el sistema no es reformable y hay que reemplazarlo.

En ese desesperado punto de la historia, Obama, por las razones equivocadas, toca la trompeta y todos piensan que es una señal de los cielos y que ha llegado la hora. Menos Raúl, Mariela y el resto de la sagrada familia, que, desesperados, salen a desmentirlo, pero nadie los cree. La percepción es más poderosa.

DIARIO DE CUBA

Última actualización el Miércoles, 31 de Diciembre de 2014 10:07
 
La movida con Cuba, mera necesidad de seguridad nacional para EEUU PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 24 de Diciembre de 2014 13:27

Por Drasi Ferret.-

La victoria que le endilgan a los Castro en el “sorpresivo” anuncio de acercamiento y normalización de relaciones con EEUU resulta completamente falsa, un bluff. Tanto los opuestos a la dictadura de La Habana, que consideran una traición la nueva política de la Casa Blanca, como los aliados del régimen comunista, coinciden en dar una lectura y supuesto resultado a los actuales acontecimientos bien diferente de la realidad. Como se dice en uno de los juegos infantiles: “…están frío, frío, frío”.

Los hechos se muestran claros a la vista, es solo cuestión de apartar las reacciones emotivas y pasionales, para llegar al análisis objetivo de este sensible asunto.

El enorme calado de las medidas adoptadas (restablecimiento de relaciones diplomáticas y empuje por el levantamiento de las sanciones económicas y financieras, más allá del intercambio de presos), demuestra que Raúl Castro salió desesperado a tirarse en brazos de los americanos como última carta de salvación para él y los suyos. Y para EEUU representa la única oportunidad de entrar a Cuba con delegaciones políticas como garantes de un proceso de desmonte paulatino y controlado del régimen, ya que de no subirse en ese bote habrían tenido que hacerlo un poco más adelante con aviones, barcos y marines, obligados por el peligro que les supondría el futuro desplome del castrismo con la consecuente inestabilidad y vacío de poder.

Este escenario de amenaza creciente de derrumbe de la dictadura cubana se relaciona con el indetenible colapso del chavismo en Venezuela. La incompetencia de Nicolás Maduro unida a la inviabilidad del sistema estatista que heredó no brinda garantías de sostener el poder por mucho más tiempo. La repentina caída de los precios del petróleo en el mercado internacional vino a convertirse en el tiro de gracia para ese régimen. Junto con el pronto derrumbe de Maduro se evapora el jugoso subsidio (unos 13 mil millones de dólares anuales) del que han sobrevivido los Castro desde 1998.

Como la economía cubana no produce ni es capaz de autoabastecerse, la caída del chavismo y desaparición del subsidio, dejarán a Raúl Castro sin su principal fuente de sustentación económica y sin posibilidades de encontrar otro benefactor sustituto que llegue con la billetera llena de dinero y la disposición de seguirles manteniendo como manganzones. Tales circunstancias solo permiten espacio a un mayor deterioro de la tensa situación interna dentro de Cuba, que inevitablemente empujaría a un estallido social.

Llegar a enfrentarse con un estallido social no solo aterra a los Castro y su séquito cercano, también EEUU le tiene pánico, debido a que tendrían que tomar asunto directamente para asumir sus nefastas consecuencias. La pérdida de control del poder implica para los Castro el peligro de arriesgar la vida, la libertad y la riqueza usurpada durante el medio siglo de dictadura. Por otro lado, la isla podría abocarse en una etapa de inestabilidad que conduciría al éxodo masivo e incontrolado hacia EEUU. Y peor aún para la Casa Blanca, la inestabilidad en Cuba la haría demasiado atractiva para el narcotráfico y el terrorismo internacional, cuyos grupos tratarían de establecer refugio y base operativa en la isla para situarse a escasas millas del territorio norteamericano.

Entonces, ¿de qué estamos hablando?

Todo este acercamiento entre Obama y Castro no es otra cosa que una rendición del castrismo. Raúl Castro ha salido desesperado a recabar el apuntalamiento económico de los EEUU para evitar el desplome, y se ha comprometido sin posibilidades de otra alternativa futura a desmontar el régimen en un proceso gradual y controlado, negociando con la Casa Blanca que se llegue al final con la garantía de amnistía para él, su familia y la cúpula de su dictadura.

Los americanos están obligados por las circunstancias a priorizar sus intereses geoestratégicos de seguridad nacional. Su problema con Cuba se resume a obtener la garantía de estabilidad en la isla. Se han lanzado a aprovechar la vía diplomática que conduce al desmantelamiento del régimen y la amenaza que este representa. Y en caso de malograrse ese camino sin retorno, les queda a mano la solución militar que constituye para ellos la no deseada pero obligada invasión con ocupación que mantenga la estabilidad en el país.

Aclaremos que por ningún bando ha ocurrido un renacer de buena voluntad, ni mucho menos un despertar de cariño o preocupación por la suerte o la libertad del pueblo cubano. Simplemente los americanos no quisieran tener que sumar otro evento costosísimo de meter las botas de sus uniformados en otro país de la región al estilo de Granada (1983), Panamá (1989) o Haití (2004). En pleno siglo XXI y dados los acontecimientos, enredarse en una invasión a Cuba les resultaría de unas consecuencias políticas incalculables. Y en el caso de los Castro, están dispuestos a todo menos a la posibilidad de que cuelguen sus fotos en la misma pared donde se encuentran los retratos de Nicolae Ceaucescu, Muanmar el Gadafi, Sadam Husein o Manuel A. Noriega.

Obama quiere estabilidad en la isla. Raúl amnistía. Y para alcanzar ambos propósitos les urge mantenerse en control del panorama mientras se desenvuelve el proceso negociador del desmonte gradual y ordenado del régimen.

La otra gran lectura del acercamiento entre Obama y Castro, es que la oposición quedó fuera de la mesa y ni siquiera fue consultada. La mayor responsabilidad es de la propia oposición por estar dividida, enfrentada y sin mostrar madurez política ni rumbo estratégico. Esta realidad lamentable que deja en mejor posición a la dictadura en medio de las negociaciones con EEUU, se puede aprovechar y hacer que sirva de estímulo para superar los escollos y lograr por primera vez la necesaria unidad.

Los líderes de los distintos grupos de la oposición tienen la responsabilidad de crear una gran coalición, sustentada en una agenda mínima de coincidencia. El peso de esa voz será imposible no tomarlo en cuenta. Lo lamentable para la oposición es que si no se monta en este tren que ya arrancó y se desplaza por los rieles, simplemente seguirá en el andén, fuera de todo protagonismo en el momento histórico que vive la nación. Para el pueblo cubano la buena noticia es que de una u otra manera, o guiados por unos u otros actores, pronto le llegará la imprescindible libertad. El amanecer está más cerca que nunca.

CUBAENCUENTRO

 
Goliat al rescate de David PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 21 de Diciembre de 2014 12:48

Por Yoani Sánchez.-

En uno de mis recuerdos infantiles más antiguo, estoy en el patio de la escuela alrededor de una hoguera. Los chiquillos chillan y saltan cerca del fuego, mientras la maestra atiza las llamas donde quemamos un ridículo muñeco del Tío Sam. El miércoles, mientras escuchaba los discursos de Raúl Castro y Barack Obama sobre el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, esa imagen de mi niñez volvió nítida a mi mente.

Varias generaciones de cubanos hemos crecido bajo el constante bombardeo de la propaganda oficial contra Estados Unidos. En la misma medida que las palabras dichas desde las tribunas contra el vecino del norte se hacían más agresivas, crecía la curiosidad y el magnetismo que ese país provoca en la población cubana. De ahí que las reacciones ante el anuncio del miércoles pasado haya que buscarlas por separado en las posiciones políticas y en la gente común.

Quienes reciben remesas o ayudas frecuentes de familiares en Estados Unidos muestran satisfacción por el anuncio, como Sara, maestra en una escuela primaria del municipio Plaza de la Revolución. Sin la ayuda económica que le envía su hija cada mes no podría sobrevivir. “Ahora todo será más fácil, sobre todo porque aquí se podrán usar tarjetas de crédito y débito norteamericanas y mi hija me piensa enviar una donde me va a poner una ayudita cada vez que pueda”. Su lógica es directa y simple, pero muy extendida.

La sociedad civil debe aprovechar la nueva etapa, elevar su voz y probar
los nuevos límites de la represión y la censura

La misma maestra tiene adornada el aula con un cartel que incluye cinco rostros. Son espías cubanos. Ahí están los tres que han sido recientemente liberados y son considerados por la propaganda oficial como héroes. “Yo les enseñé a mis alumnos a escribirles cartas a la cárcel y les poníamos flores también”, cuenta Sara sin sonrojarse. “Ahora ya están de regreso, así que tendremos que cambiar el mural”, asegura con una mezcla de emoción y alivio. Toda la maquinaria propagandística en relación con la llamada Campaña por los Cinco se ha quedado en el aire, a la espera de una nueva batalla a las que destinar recursos enormes y horas televisivas.

Agobiados por las precariedades materiales, desilusionados porque las llamadas reformas raulistas no lograron aliviar los bolsillos ni los platos, los cubanos se aferran al respiro material que puede llegar desde el otro lado del estrecho de la Florida. Como si a la gastada metáfora de David y Goliat le hubieran agregado una nueva escena, donde no hay honda ni sangre ni pelea, sino la sonrisa agradecida de un hombre diminuto hacia el grandullón que acaba de abrirle la bolsa de las monedas. El mito del enemigo ha terminado, empieza la difícil realidad de la convivencia.

Sin embargo, la tensión duró tanto tiempo entre ambos Gobiernos que ahora algunos no saben qué hacer con sus consignas, su puño alzado contra el imperialismo y su enfermiza tendencia a justificar todo, desde la sequía hasta la represión, con el argumento de que se está demasiado cerca del “país más poderoso del mundo”.

Los que peor parados han quedado son los militantes más recalcitrantes del Partido Comunista, esos que se morirían antes que masticar un chicle, tomarse una Coca-Cola o poner un pie en Disney World. El secretario general de su organización acaba de traicionarlos. Ha pactado con el adversario entre bambalinas y durante 18 largos meses.

Al no pronunciarse, Fidel Castro está confirmando su muerte política, más simbólica que la muerte física

Otros, sin embargo, se frotan las manos. Bonifacio Crespo ayuda a un hermano con la contabilidad de su restaurante privado en La Habana. Ambos ya habían hecho un plan de negocios pensando en este día. “Tenemos los contactos para empezar a importar materia prima, especias y muchos productos para el menú, sólo nos faltaba que ampliaran el envío de paquetes desde allá”, y señala con el dedo hacia un punto cardinal que él cree que es el norte.

El jueves el periódico se demoró en llegar a los estanquillos. A veces se retrasa cuando Fidel Castro publica uno de sus delirantes textos sobre la inmensidad de la galaxia o la memoria de Hugo Chávez. En los largos minutos de espera, muchos especularon que el diario Granma llegaría con alguna reflexión del comandante, pero nada. Ninguna evidencia que permita saber si está de acuerdo o en contra del arriesgado paso que acaba de dar su hermano. Muchos han leído este silencio como una señal de su delicado estado de salud… pero lo cierto es que al no pronunciarse, está confirmando su “muerte política” que es incluso más reveladora y simbólica que la muerte física.

La disidencia, por su parte, ha tenido muy diversas reacciones ante el nuevo camino, en el que apenas se ha dado el primer paso. Figuras de la talla de José Daniel Ferrer aseguraron que con la flexibilización asumida por Obama, el régimen de La Habana “pierde la coartada” para la represión política y el control económico sobre la sociedad. Desde Pinar del Río, la revista independiente Convivencia ha saludado el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Otros han visto la jugada política como la peor acción, en el peor momento.

Algunos líderes opositores se han aprestado a señalar la carencia de una agenda pública de los pasos que emprenderá el Gobierno de Raúl Castro. Aluden a que de la negociación sólo se conocen los que dará la Casa Blanca, pero el secretismo se extiende sobre los compromisos asumidos a partir de ahora por la Plaza de la Revolución. Como tantas otras veces, se le ha escamoteado a la sociedad civil el conocimiento completo de la hoja de ruta que se ha escrito por allá arriba.

La ocasión ha servido para traer a primer plano cuatro puntos de consenso que han ganado fuerza en los últimos meses dentro de sectores representativos de la sociedad civil cubana. Se trata de un paquete de demandas que no deberían quedar fuera de una conversación de consensos porque, de lo contrario, sería como “extenderle un cheque en blanco” al totalitarismo más largo de este hemisferio.

La liberación inmediata de los presos políticos y de conciencia que queden tras las rejas después de la recién anunciada excarcelación es uno de ellos. Según la Comisión Cubana de Reconciliación Nacional, que dirige Elizardo Sánchez, la cifra podría superar el centenar en estos momentos. Otra de las exigencias pasa por la ratificación de los Pactos de Derechos Humanos, Sociales, Políticos, Culturales y Económicos y la posterior adecuación de la legalidad cubana para que empiecen a regir en el interior del país.

Sin embargo, son los dos últimos puntos los que exigirían un mayor talante democrático por parte del régimen de Raúl Castro. El fin de la represión, anunciado públicamente como un compromiso en el que se incluya la terminación de los oprobiosos actos de repudio, los arrestos arbitrarios, la satanización social del que piensa diferente y la vigilancia policial sobre los activistas, como parte del desmantelamiento del aparato que penaliza la discrepancia.

Por último, el reconocimiento de la sociedad civil dentro y fuera de la isla. El Gobierno cubano debe aceptar la existencia de estructuras cívicas que tengan derecho a opinar, decidir, cuestionar y elegir. Mientras esas voces no aparezcan representadas de alguna manera en la actual negociación entre los Gobiernos de Cuba y de Estados Unidos, estaremos hablando de negociaciones a nivel de palacio, de cancillería o de estadistas.

La oportunidad se ha dado, a pesar de las válidas críticas de muchos que cuestionan a un Tío Sam que ha cedido demasiado ante la tacaña actitud de su contraparte para tributar con gestos políticos. No obstante, una nueva etapa ha comenzado y le corresponde a la sociedad civil aprovecharla, elevar su voz, probar los nuevos límites de la represión y la censura para ver si se han movido algo desde el pasado 17 de diciembre.

Cada cual está viviendo este cambio a su manera. Sara, soñando con su nueva tarjeta de débito, Bonifacio que especula con los platos que logrará incluir en sus ofertas a partir de los nuevos ingredientes que importe, y José Daniel Ferrer que aprovechará la nueva coyuntura para hacer crecer el activismo en el oriente del país. Para todos ha empezado un nuevo tiempo, que aún no podemos confirmar que será mejor, pero al menos será distinto.

En mi caso, al menos sé que ningún otro niño cubano tendrá que gritar consignas alrededor de una hoguera, donde un muñeco esperpéntico se quema y la maestra hunde —con saña— el sombrero de rayas rojas en las llamas.

EL PAÍS; ESPAÑA

Última actualización el Lunes, 29 de Diciembre de 2014 12:27
 
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