LA HABANA -- Una enorme plataforma de prospección petrolera marina llegó el jueves a la costa del norte de Cuba para abrir un solo pozo exploratorio en el lecho continental, con el cual Cuba iniciará un ambicioso plan de hacerse un país rico con los hidrocarburos.

Por PETER ORSI

The Associated Press

La plataforma Scarabeo-9 era visible desde el malecón de La Habana en ruta a su emplazamiento final, situado a unos 50 kilómetros (30 millas) al norte de la capital y a 90 kilómetros (56 millas) al sur de Cayo Hueso.

La petrolera española Repsol RPF, que alquiló la plataforma a Siapem, una filial de Eni, por medio millón de dólares diarios, dijo que espera comenzar las labores de perforación en unos días para calibrar si las reservas son tan abundantes como lo pronosticado.

"Los geólogos han realizado su trabajo. Si lo hicieron bien, tendremos una buena oportunidad de tener éxito", dijo el vocero de Repsol Kristian Rix en una entrevista telefónica desde Madrid. "Ha sido un largo proceso, pero nos encontramos en un punto donde descubriremos si nuestros geólogos acertaron. Es un día feliz".

La posibilidad de explotar los yacimientos marinos de Cuba han creado una polémica en Estados Unidos y tema de desacuerdo entre las autoridades norteamericanas y las de Cuba, dos naciones separadas por 144 kilómetros (90 millas) de mar y cinco décadas de desconfianza y sospechas.

La proximidad desató igualmente temores de que un gran derrame como el ocurrido en 2010 en el pozo Macondo-Deepwater Horizon podría afectar no solamente los arrecifes y playas de Cuba sino la costa de la Florida y potencialmente la costa atlántica hasta Carolina del Norte.

Aunque los inspectores estadounidenses aprobaron las medidas de seguridad de la Scarabeo-9 la semana pasada durante una inspección en Trinidad, Cuba se vería en dificultades para responder ante un gran derrame de crudo.

Y obtener ayuda no es tan sencillo como hacer una llamada telefónica a Washington.

Conforme al embargo estadounidense, cualquier empresa, personal y pertrechos de Estados Unidos contratados para trabajar en Cuba en materia de crudo deben obtener una excepción del gobierno estadounidense, pero hasta ahora han sido emitidas muy pocas de esas licencias.