El derrumbe de un viejo edificio de tres pisos el martes por la noche en la barriada de Centro Habana dejó cuatro muertos y cinco heridos, marcando otro macabro capítulo en la depauperación de una capital que antaño fuera llamada el París del Caribe.

La tragedia ocurrió aproximadamente a las 9:30 p.m. en la intersección de las calles Infanta y Salud, en el barrio de Cayo Hueso, una zona donde la mayoría de las construcciones y viviendas multifamiliares están en pésimas condiciones. Algunos edificios han sido declarados inhabitables por las autoridades, aunque las familias se niegan a dejarlos por la escasez de vivienda.

El derrumbe movilizó a decenas de paramédicos y bomberos, así como a agentes de la Seguridad del Estado y fuerzas especializadas del Ministerio del Interior (MININT) y el sector de la Construcción, según precisó Roberto de Jesús Guerra, director de Hablemos Press, una organización disidente con sede en La Habana.

El área fue acordonada y cerrada al tráfico vehicular mientras se realizaban los peritajes y las evaluaciones de rigor.

“Toda la zona estaba tomada y prácticamente no se podía sacar un celular. Vimos mucha presencia de los servicios de inteligencia”, comentó De Jesús. “Lamentablemente, del edificio sólo quedaron dos paredes. Lo demás, todo se vino abajo”.

Según la emisora habanera Radio Reloj, de los seis heridos cuatro debieron ser trasladados al hospital Calixto García para recibir atención especializada. El miércoles, brigadas de emergencia lograron salvar a dos residentes que vivían en la segunda planta y habían quedado atrapados entre los escombros. De Jesús dijo que a uno de ellos se le atravesó una tablilla de madera que le afectó una de las piernas. El otro sufrió varios cortes en el cuerpo y aparentemente perdió mucha sangre. Los médicos lograron estabilizarlo tras una transfusión.

Sin embargo, testigos y personal de emergencia que participó en las tareas de rescate y recogida de escombros informaron el miércoles a El Nuevo Herald que el número de fallecidos podría ascender a siete.

Según estas fuentes en la lista de fallecidos se encontrarían cuatro estudiantes: tres mujeres y un varón, entre 15 y 17 años. En el momento de la tragedia los estudiantes se habían reunido para intercambiar datos y repasar algunas lecciones con el objeto de rendir un examen al día siguiente. Otro estudiante logró salvarse cuando abandonó la habitación para ir al baño.

Estas mismas fuentes también señalaron que hay dos gemelos y una joven de 16 años reportados como desaparecidos.

“Ella sintió un estruendo y cuando abrió la puerta del baño se quedó totalmente inmóvil al ver los cadáveres de sus compañeros en los bajos del edificio, que fue construido aproximadamente en el año 1903”, afirmó una de las fuentes que pidió conservar el anonimato ya que no estaba autorizado a hacer comentarios sobre el tema.

En su edición del martes el diario oficial Granma no hizo mención de la tragedia. Tampoco ofreció un avance informativo en su página digital. Dieciocho horas después del derrumbe, el noticiero de la televisión cubana difundió un escueto despacho informativo en el que sólo se limitó a confirmar el primer saldo oficial de fallecidos.

“Como consecuencia de este lamentable accidente”, indicó la emisora, “fallecieron 3 personas y otras 6 resultaron lesionadas, de las cuales cuatro se encuentran hospitalizadas”.

Una de las sobrevivientes, identificada como Teresa Revé López, de 23 años, relató que el derrumbe se produjo intempestivamente desde el tercer piso hacia abajo. La mujer logró salir corriendo con sus dos hijas pequeñas. Otros vecinos de la zona explicaron que la edificación había sufrido un derrumbe con anterioridad por su estado ruinoso y la falta de garantías.

La agencia independiente Cubanet reportó que el edificio sufrió daños sustanciales y derrumbes parciales consecutivamente en el 2006 y el 2007.

En su cuenta de Twitter la bloguera Yoani Sánchez, fundadora del blog Generación Y, aseguró que las condiciones actuales que azotan al mercado de la vivienda alientan cada vez más este tipo de accidentes.

“Décadas de deterioro, altos precios de materiales de construcción e indolencia estatal hacen de los derrumbes un paisaje cotidiano”, escribió Sánchez. “La policía no deja acercarse al derrumbe a nadie con cámara fotográfica. Creen que al carecer de imágenes disminuye en algo el horror”.

La escasez y degradación de las viviendas es uno de los principales problemas sociales y económicos en Cuba. El gobierno estima que hacen falta unas 600,000 unidades en un país de 11.2 millones de habitantes. Más de la mitad de las edificaciones existentes están reportadas como en condición “mala”.

En los últimos años la situación de la vivienda en Cuba se ha tornado más compleja, según explicó recientemente el economista independiente y periodista Oscar Espinosa Chepe, desde La Habana. Las construcciones edificadas después de 1959 tienen una gran cantidad de deficiencias constructivas, por la mala calidad de los materiales empleados y la ineficiencia de los trabajos.

“Las más antiguas han subsistido, en su mayoría, sin un mantenimiento mínimo, como el resto de las edificaciones del país”, sostuvo Espinosa.