Alrededor de 340 personas murieron desde el lunes, día en que Damasco firmó el plan de paz de la Liga Árabe que permitirá la llegada de observadores el jueves. El régimen se prepara para "repeler cualquier agresión"

La oposición reportó que, en la jornada del martes, 62 personas fueron asesinadas por las fuerzas del régimen, que intenta aplacar como sea las revueltas que estallaron en marzo. La provincia más golpeada fue Idleb, donde las muertes ascendían a 47 mientras continuaban los bombardeos.

Según los comités que agrupan a los disidentes al régimen de Bashar Al Assad, otras diez personas perdieron la vida en la provincia de Homs, tres en Hama y dos en Alepo.

Por otro lado, la agencia oficial de noticias Sana hizo pública la aprobación de una ley que contempla la pena de muerte para quien distribuya armas con el objetivo de cometer atentados terroristas. Además, la norma fija condenas de quince años de trabajos forzados para quienes roben armamento y de por vida para los que lo hagan con el objetivo de traficar o cometer actos terroristas.

El lunes, 227 miembros del llamado Ejército de la Siria Libre murieron durante un ataque de artillería de las fuerzas de combate sirias contra los desertores que se habían atrincherado en Yabal al Sawiya y Chan Sheichun, en Idleb. Otros 42 civiles perdieron la vida en distintos hechos de represión.

Entretanto, el régimen se mostró desafiante a los pedidos internacionales para que frene la violencia y llevó a cabo maniobras militares con fuego real como forma de preparación frente a cualquier agresión contra su territorio y espacio aéreo, según informó Sana. En los ejercicios participaron distintas unidades de la fuerza y la defensa aéreas de guerra, así como cazabombarderos y helicópteros.

De momento, no hay posibilidades de intervención extranjera en Siria sobre el tapete. El Consejo de Seguridad de la ONU no logró, hasta ahora, adoptar una declaración conjunta al respecto por las resistencias de China y Rusia, mientras que la Liga Árabe se limita a comenzar el plan de paz aceptado por Damasco, aun cuando la oposición interna asegura que el compromiso de Assad es un engaño y pide un ataque militar.