En los últimos días, circularon videos de los abusos, como mujeres arrastradas del cabello, pisoteadas y humilladas durante la represión de las protestas prodemocráticas. Duras críticas de la Casa Blanca

La policía y soldados egipcios dispararon armas y gases lacrimógenos el martes para  sacar a los opositores al Gobierno militar de la plaza Tahrir de El Cairo, en el quinto día de enfrentamientos que han dejado 13 muertos y han provocado una dura crítica de la secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, quien condenó como "especialmente impactantes" los incidentes, como uno filmado en el que dos soldados egipcios arrastraron por el piso a una manifestante sosteniéndola de su camiseta, exponiendo su ropa interior y golpeándola con palos y pateándola.

"Manifestantes mujeres han sido detenidas y víctimas de abusos horrendos. Periodistas han sufrido ataques sexuales. Y ahora, las mujeres están siendo atacadas, desnudadas y golpeadas en las calles", lamentó Clinton, según fue citada en un discurso en la Georgetown University en Washington. "Esta degradación sistemática de las mujeres egipcias deshonra la revolución, avergüenza al Estado y su uniforme y no es digna de un gran pueblo", agregó.

Estados Unidos, que veía a Egipto como un aliado firme en la era del depuesto líder Hosni Mubarak, entrega a El Cairo 1.300 millones de dólares por año en asistencia militar, un compromiso que comenzó en 1979, después de que el país se convirtió en el  primer Estado árabe que firmó la paz con Israel.

Los comentarios de Clinton, unos de los más severos de Washington hacia el nuevo Gobierno militar, ejercieron más presión sobre el Ejército. Pero diplomáticos occidentales dijeron que era poco probable que Estados Unidos utilizara su contribución económica como herramienta de influencia.

Hasta ahora, las autoridades estadounidenses han elogiado a las fuerzas armadas por comprometerse a entregar el poder a los civiles.

La violencia afectó una elección parlamentaria en etapas que comenzó el 28 de noviembre y culmina el 11 de enero, pero el Ejército dijo que una prometida transición hacia un Gobierno civil seguirá adelante.

En un comunicado, el gobernante consejo militar llamó al "fin de todas las manifestaciones de violencia" y dijo que la ley debía defenderse "respetando la dignidad de los ciudadanos egipcios, hombres y mujeres".

Clinton, quien anteriormente había pedido a las fuerzas de seguridad de Egipto que respeten los derechos humanos, dijo que las mujeres fueron en su mayoría marginadas de la toma de decisiones por parte del consejo militar gobernante y los grandes partidos políticos. "Están siendo golpeadas y humilladas en las mismas calles donde arriesgaron sus vidas por la revolución hace apenas unos meses", declaró.

Miles de hombres y mujeres marcharon hacia la plaza Tahrir por ese y otros incidentes, cantando: "Las mujeres de Egipto son una línea roja".

Tiroteo al amanecer

El general Adel Emara, miembro del gobernante consejo militar de Egipto que asumió el poder después del derrocamiento de Mubarak en febrero, dijo el lunes que el ataque  contra la manifestante fue un incidente aislado que estaba siendo investigado.

Al amanacer se escuchaban tiros alrededor de la plaza Tahrir mientras las fuerzas de seguridad arremetían contra cientos de manifestantes que intentaban resistir, dijeron activistas y un periodista de Reuters que estaba en el lugar.         Después de una noche de enfrentamientos, cientos de personas estaban en Tahrir durante la mañana.

Fuentes médicas dijeron que 13 personas murieron y cientos resultaron heridas en los hechos de violencia ocurridos en Tahrir y las calles aledañas que llevan al Parlamento y oficinas del Gobierno.

Generales del Ejército y sus asesores han condenado las manifestaciones a favor de la democracia, a veces en términos extraordinariamente duros. "Cuál es su sensación cuando ve Egipto y su historia quemada en frente suyo", dijo el general retirado Abdel Moneim Kato, un asesor del Ejército, al diario al-Shorouk, refiriéndose a un edificio de archivos del Gobierno incendiado en las protestas.  "Aún así, se preocupa por un vagabundo que debería ser quemado en los incineradores de Hitler", agregó.

La frase provocó feroces críticas de políticos y grupos de derechos humanos, que dijeron que sus declaraciones podían agravar la violencia. "Lo menos que se puede decir de esos comentarios es que son irresponsables y que él debe ser castigado por ellos, de forma pública y transparente", declaró la Cadena Árabe para los Derechos Humanos, agregando que "sus opiniones nazis incitan el odio y justifican la violencia".

Emara dijo que "fuerzas del mal" querían sembrar el caos y que los soldados se habían "controlado" pese a la provocación. "Lo que está pasando no pertenece a la revolución y su juventud pura, que nunca quiso derribar esta nación", dijo.  A pesar de las acciones de las fuerzas de seguridad en Tahrir, Emara negó que el Ejército hubiera dado órdenes de desalojar la plaza.