Las muertes atribuidas al crimen organizado alcanzarán las 12 mil cuando concluya 2011 y superarán lo registrado en 2010. Dos cárteles se consolidaron como dominantes y existen vínculos con el terrorismo

Los últimos datos divulgados por el diario mexicano Reforma revelan que a comienzos de diciembre ya se habían contabilizado 11.594 narcoejecuciones. De persistir el promedio de 35 homicidios diarios, el número será de 12.674 en el año, lo que representa un aumento del 9,4 por ciento en relación a lo ocurrido en 2010.

Los estados más afectados, con más de 500 ejecuciones, son Guerrero, Chihuahua, Durango, Sinaloa, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Jalisco. En los últimos meses también se registró un creciente interés de los cárteles por el dominio de Veracruz, cuyo puerto se presenta como estratégico para el tráfico de drogas.

Si algo deja claro 2011 es que, antes de comenzar el año en que se elegirá al próximo presidente, la estrategia implementada por el gobernante Partido Autonomista Nacional (PAN) no ha dado resultados en el combate contra ese flagelo. El amplio despliegue de tropas en los focos rojos de violencia no sólo no logró frenar el avance de ese negocio ilegal, sino que permitió la consolidación de dos de esas organizaciones, el cártel de Los Zetas y el de Sinaloa (cuyo jefe, Joaquín "El Chapo" Guzmán, se convirtió en la persona más buscada tras la muerte de Osama Bin Laden). Mientras, las fuerzas de seguridad sufren renuncias diarias, están sospechadas de corrupción y el 80% de los mexicanos no cree que así se vaya a ganar esa guerra.

Entretanto, la guerra intra-bandas eleva al infinito su grado de crueldad. Los métodos de ejecución se vuelven cada vez más salvajes: personas colgadas de puentes, fosas con centenares de cadáveres, cuerpos desmembrados, decapitaciones, víctimas disueltas en ácido...

Los brutales asesinatos y los objetivos elegidos dieron lugar a que se hable de terrorismo en México. Aunque el Gobierno se ha empecinado en minimizarlo, ya existen pruebas de que esas organizaciones cooperan con células extremistas. El caso más resonante fue el complot de las Guardias Revolucionarias iraníes para atentar contra un embajador y sedes diplomáticas en los EEUU, en el cual estuvieron involucrados miembros de Los Zetas. Y hasta el propio Calderón tildó de "terroristas" a los culpables del ataque al Casino Royale de Monterrey en agosto, que causó 52 muertes.

Por otra parte, y aunque no es un fenómeno para nada nuevo, los cárteles intensificaron en 2011 sus ataques contra algunos sectores que entorpecen sus negocios. A los asesinatos de políticos (27 alcaldes han muerto desde 2006 y muchos otros están amenazados) se suman blancos más vulnerables: los maestros, a los que exigen un tributo para "protegerlos"; los periodistas que los investigan; los usuarios de redes sociales que denuncian sus crímenes, y los activistas por la paz, sobre todo los del movimiento liderado por el poeta Javier Sicilia.