“Una cosa es la censura [ya tradicional], otra muy diferente es el robo, el plagio y el secuestro de una obra”, dijeron los organizadores del Rotilla Festival, una especie de “rave” de tres días que se celebra cada verano en Jibacoa, 35 millas al este de La Habana.

Juan O. Tamayo

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El fundador y director ejecutivo del festival, Michel Matos, dijo el miércoles a reporteros en La Habana que su grupo, Matraka Producciones, estaba cancelando como protesta el evento –que es gratis, sin ánimo de lucro y administrado independientemente—pero que el gobierno lo va a llevar a cabo del 6 al 8 de agosto.

Descrito a veces como el Woodstock de Cuba, Rotilla apareció en un reciente documental cubano titulado Aire Libre. El bloguero Orlando Luis Pardo también lo llamó en una ocasión “cabeza de playa de una libertad inimaginable en Cuba”.

El festival atrajo el año pasado a 15,000 jóvenes para escuchar toda una variedad de grupos musicales y DJs “alternativos”. Fotos del evento mostraron a jóvenes de ambos sexos bailando al aire libre, y hubo algunos reportes de que había disponible alcohol y drogas recreativas.

Aunque el festival empezó en 1998 como una pequeña fiesta playera para fanáticos de la música electrónica, el mismo incluye ahora muchos tipos de música “alternativa”, y su página en la internet señala que ellos han asumido “campañas sociales” de ecología y salud.

Desde el 2006, el gobierno cubano ha ayudado con la logística, como instalaciones sanitarias, agua potable, transporte y seguridad, y el festival recibe ahora apoyo de las embajadas española y holandesa, así como de EXIT, un festival de música electrónica celebrado en Serbia.

La declaración de la junta directiva de Matraka admitió que en años anteriores las autoridades cubanas “presionaban para que no se presentara determinado grupo” en el festival “y a cambio cooperaban”. Agregó: “Nunca ha sido algo cómodo informar a un artista que no puede presentarse, pues el Ministerio de Cultura lo rechaza”.

“Sin embargo, en esta ocasión… han ido demasiado lejos”, añadió, quejándose de que a Matraka le fue dicho “informalmente” que el Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano de la Música, administrado por el gobierno, estaban echando a un lado a los fundadores y tomando el control del evento así como su nombre, lugar, fechas y logo.

Funcionarios del gobierno planean además presentar grupos musicales “que modifican el formato” del festival, agregó la declaración. No dio más detalles, pero en el evento del año pasado se presentaron Los Aldeanos, un dúo de raperos que a menudo critican al sistema comunista de Cuba.

Matos alegó que a algunos grupos musicales les han ofrecido hasta $1,000 -una pequeña fortuna en Cuba- para que se presenten en el festival el próximo mes, en un aparente intento de doblegar la lealtad de los músicos a Matraka.

El gobierno de Cuba y sus periódicos oficiales no han comentado sobre el caso de Rotilla. La página de internet del festival, RotillaFestival.com, no contenía mención alguna de la disputa hasta el jueves por la tarde, aunque la declaración de Matraka fue publicada en varios blogs.

“El equipo organizador de Rotilla Festival quiere dejar muy claro y de manera categórica, que este año 2011, se cancela el Festival Rotilla, por la violencia ética que han manifestado las máximas autoridades de la cultura cubana”, afirmó la declaración.

Matraka alegó además que sus miembros están siendo “vigilados”, presumiblemente por agentes de la Seguridad del Estado, y que han recibido “amenazas sutiles o directas”. Los organizadores se comprometieron a presentar una demanda para recuperar el control del festival, y parecieron insinuar que se avecinan problemas para ellos.

“Queremos advertir a nuestros líderes, que este tipo de actos, atacan incluso la base del contrato social vigente en la sociedad cubana”, subrayó. “Arremeten contra el principio de respeto que un pueblo debe tener por su gobierno… dejándonos a los hijos de Cuba sin norte de guía y sin esperanzas”.