A un mes de asumir, el presidente electo perdió el respaldo de uno de sus aliados más importantes. "Lo hemos apoyado, pero le hemos achicado el espacio, para ser franco", dijo el ex mandatario

Ollanta Humala ganó la segunda vuelta electoral el último 5 de junio. Para derrotar a Keiko Fujimori, la hija del ahora preso ex presidente, contó con el respaldo del ex mandatario Alejandro Toledo, que había quedado relegado a un angustioso cuarto lugar en la primera vuelta electoral de abril pasado.

El ex mandatario se unió a intelectuales de la talla de Mario Vargas Llosa para respaldar al líder nacionalista y espantar los temores de un nuevo gobierno fujimorista, símbolo de la década de los 90 y violador sistemático de los derechos humanos.

Sin embargo, la luna de miel duró poco. Cuando el 28 de julio, el ex militar asuma la presidencia peruana ya no contará con un respaldo total de Toledo.  "Si decide romper las reglas o seguir los pasos de Hugo Chávez, romperá la confianza de Perú Posible", advirtió el ex mandatario.

"Hemos apoyado a Humala, pero le hemos achicado el espacio, para ser franco", confirmó Toledo en declaraciones durante su visita a Israel. Además, dejó bien en claro que su comportamiento durante el ballottage no es, de ninguna manera, un "cogobierno". Es más, si alguno de sus cuadros políticos decide aceptar algún ofrecimiento del humalismo deberá pedir licencia. "Yo le recomendaría que recurra a profesionales independientes y capaces para enviar señales claras de tranquilidad a los mercados", agregó.

El ex presidente peruano no ahorró en quejas sobre su nuevo papel en la realidad política peruana tras el fracaso en la primera vuelta electoral. "En el caso mío, lamentablemente, ahora soy el garante de la democracia en el Perú, sin ser el presidente", declaró.

Así, narró que en la calle muchos le dicen: "Por favor, cholo, no te vayas, cuídanos...". "Carajo, ¿por qué no votaste por mí?", se lamentó Toledo.