El presidente sirio rechazó las múltiples acusaciones sobre violaciones a los derechos humanos. Aseguró que la economía está al borde del "colapso". Ya son más de 10 mil los refugiados y la represión no cesa

El presidente sirio, Bashar Al Assad, llamó este lunes a los ciudadanos de su país a no creer los rumores sobre él y su familia, en un discurso televisado a la nación en medio de las protestas que exigen su renuncia. "Esos rumores son todos falsos", afirmó en la Universidad de Damasco.

El mandatario advirtió que la economía siria está al borde del "colapso" e insistió en marcar la necesidad de alcanzar la unidad nacional para lograr “una nueva Constitución”. Además, dijo que es posible la abrogación de artículo constitucional sobre hegemonía del Baas, único partido político permitido hace más de 40 años.

Las pasadas semanas murieron numerosos "mártires, ciudadanos y miembros de las fuerzas de seguridad", declaró. "Lo que pasa hoy no tiene nada que ver con reformas, lo que hay es un sabotaje", sentenció respecto de las manifestaciones contra el régimen.

Entre las figuras simbólicas del régimen odiadas por la oposición se encuentran varios parientes de Assad, entre ellos, su hermano Maher, que comanda las fuerzas de seguridad del gobierno, que en las pasadas semanas reprimieron con violencia militar las protestas.

Las protestas en Siria comenzaron a mediados de marzo como efecto contagio de lo que sucedía en Túnez, Egipto, Libia y Yemen. Se intensificaron con el correr de los días, creció el número de movilizaciones casi proporcionalmente con la brutal represión del Gobierno. En cuanto a los muertos, las organizaciones de derechos humanos contabilizan cerca de 1.300, pero el blindaje gubernamental hace imposible tener una cifra certera.

El discurso de Assad es el tercero desde el inicio de la ola de revueltas. Entre las medidas para calmar las protestas, el sirio derogó el Estado de Emergencia que regía desde 1963. La ley imponía restricciones a la libertad de reunión y movimiento y permitía la detención de "personas que amenazan la seguridad" y consentía, además,  interrogar a las personas, vigilar las comunicaciones y la censura previa de todos los diarios, publicaciones, radios y otros medios de comunicación. Además modificó todo su Gabinete, sin embargo no existieron reformas de fondo que modificaran la realidad.

La Unión Europea está dispuesta a ampliar sanciones contra el régimen sirio, según un proyecto de declaración firmado por los ministros de Relaciones Exteriores del bloque regional.

Siria es clave en Medio Oriente. Se trata, en su mayoría, de un país sunnita (75%), pero los Assad en el gobierno desde principios de los 60 pertenecen a la secta alawí, una rama de los chiítas. El mundo musulman se divide entre estas dos ramas: los sunnitas son mayoría y apenas un 10% es chiíta, estos últimos especialmente concentrados en Irán.  La pertenencia alawí de los Al Assad forjó una relación con Teherán tras la revolución islámica de 1979.  En el país, la otra gran minoría es de cristianos, sector que respalda a los alawis, justamente por solidaridad entre minorías.

En todos estos años, Siria financió al grupo radicalizado Hezbollah en el Líbano. Éste es otro punto de contacto con Irán. Porque a través de esta organización alimentan la resistencia contra Israel sin participar directamente de un enfrentamiento.

Bashar Al Assad es el presidente de Siria desde 2000. Reemplazó a su padre después de haber sido designado candidato único por el Partido Árabe Socialista Baaz, que es partido único en el país. Su padre,  Hafez Al Assad, había tomado el poder por medio de un golpe en 1971, después de participar en gobiernos militares desde 1963.

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