El ministro de Reforma Agraria, César Ham, dijo que fue un "cálido y emotivo" encuentro, entre "dos amigos, que estudiaron en la misma escuela y se tratan desde niños". El ex mandatario retornó a Honduras tras 16 meses

Zelaya llegó a la sede del Ejectuvo junto a los delegados internacionales que lo acompañaron a su regreso a Honduras, como el canciller venezolano Nicolás Maduro, el ex presidente panameño Martin Torrijos y la ex senadora colombiana Piedad Córdoba.

La canciller de Colombia, María Angela Holguín, y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, dos de las personalidades que se presentaron como testigos para garantizar el retorno en los términos acordados, no pudieron participar de la cena por el retraso del vuelo del ex presidente. De hecho, la idea original era realizar un almuerzo.

En su visita a la Casa de Gobierno, Zelaya pasó por su antigua oficina en la presidencia, donde lo recibió Lobo. No llegaba allí desde el día de su defenestración.

Ham, un dirigente izquierdista y ex candidato presidencial que Lobo integró a su gabinete al asumir en enero de 2010 como señal de reconciliación, comentó que "fue una visita cálida y emotiva". Y agregó que Zelaya "estaba muy tranquilo, muy sereno".

"Lo que no entiende mucha gente es que ellos (Lobo y Zelaya) son amigos, estudiaron en la misma escuela, se tratan desde niños y sus familias tienen una buena relación desde hace casi 50. Y ellos entre sí también mantienen una muy buena relación personal", agregó el funcionario.

Lobo y Zelaya son ricos hacendados de la provincia este de Olancho. Hasta allí irá Zelaya el domingo para visitar por unos días a su pueblo natal de Catacamas.

¿Final de la crisis?

El ex mandatario había arribado a Honduras desde Nicaragua horas antes del encuentro con Lobo, cuando fue recibido por miles de sus seguidores, a quienes prometió continuar con la lucha por el poder, para lo cual los llamó a mantenerse en la disputa por la asamblea constituyente que permita reformar la constitución.

Zelaya agradeció a los presidentes Hugo Chávez de Venezuela y Juan Manuel Santos de Colombia por impulsar el Acuerdo de Cartagena de Indias que permitió su regreso desde República Dominicana, donde estaba exiliado. E indicó: "He venido a buscar espacios y salida a los problemas. Debemos buscar salida entre los malos que quieren permanecer en una crisis y los buenos que queremos salir del problema. Y la Constituyente es una salida democrática que tenemos".

No obstante, en declaraciones a la televisora CNN en español, poco antes de que su avión despegara de Nicaragua, Zelaya dijo que no será candidato presidencial en las elecciones de noviembre de 2013.

El retorno de Zelaya debería poner fin a la crisis hondureña, que comenzó tras su caída el 28 de junio de 2009 por parte de los militares que lo arrestaron cumpliendo una orden de la Corte Suprema de Justicia, pero en lugar de presentarlo al tribunal, lo enviaron a Costa Rica.

"Mel", como lo conocen, fue derrocado por intentar convocar a una Constituyente y porque según sus detractores quería perpetuarse en el poder, como lo han hecho varios presidentes sudamericanos. Sin embargo, en su ausencia el legislativo modificó las leyes y abrió la posibilidad de realizar plebiscitos para convocar a una Constituyente e impulsar la reelección presidencial.

Tras el Acuerdo de Cartagena -que incluyó la suspensión por parte de la Corte Suprema de dos juicios por corrupción- y el retorno de Zelaya, Honduras podrá volver a la OEA, de la cual fue suspendida, lo que a la vez le permitirá acceder a créditos internacionales.El la próxima sesión del organismo, este miércoles, será analizada la situación. La deuda en materia de derechos humanos podría ser un obstáculo.

El único país que se niega a que Honduras normaliza su situación en la OEA es Ecuador, que considera que significaría avalar lo que consideran un "golpe de estado". No obstante, de la reunión entre Zelaya y Lobo participó un delegado de Quito.

En tanto, Insulza dijo en un comunicado que el arribo de Zelaya, "al cumplirse un año y once meses del golpe de Estado que interrumpió su mandato constitucional, marca un hito en el proceso de reconciliación interna de los hondureños".