La manifestación llegó a la zona oeste del Distrito Federal. El acto exige a los cárteles detener los asesinatos y al gobierno no utilizar al Ejército para combatirlos

Encabezadas por el poeta Javier Sicilia, unas 500 personas llegaron la tarde de este viernes a la zona sur de Ciudad de México en la segunda jornada de una marcha silenciosa que arrancó el jueves en Cuernavaca y que el domingo culminará en una gran concentración en la capital.

Un periodista de la AFP constató cuando la marcha llegó a los límites del estado de Morelos (centro) con Tlalpan, una de las delegaciones territoriales de la capital mexicana y donde los esperaba un centenar de policías, que formaron un cordón de seguridad para proteger a los manifestantes.

Poco antes de iniciar esta segunda jornada de la marcha silenciosa, Sicilia, considerado por muchos como un símbolo de las víctimas de la violencia ligada al narcotráfico, emplazó al presidente Felipe Calderón y al resto de autoridades a seguir el ejemplo de los manifestantes.

"Deben quedarse callados y escuchar las demandas de los ciudadanos que están hartos de la inseguridad y la violencia", dijo Sicilia, cuyo hijo fue asesinado en marzo junto a otras seis personas presuntamente por miembros de un grupo narcotraficante.

La llamada "Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad" recorre los 90 km que separan la turística Cuernavaca (Morelos, centro) de la capital para reclamar a los cárteles que cesen sus cruentas pugnas y al gobierno que deje de utilizar al Ejército para combatirlos. La marcha tiene previsto pernoctar este viernes en Topilejo, un caserío de Tlalpan en cuya plaza central se realiza un acto antes de que Sicilia y los manifestantes sean trasladados a un terreno donde se han colocado enormes lonas para protegerlos de la intemperie.

Los convocantes esperan que más personas unan en el trayecto, que continuará este sábado a lo largo de una de las principales avenidas de la capital y que el domingo culminará en una gran concentración contra la violencia, que se replicará en otras localidades del país.

Otros grupos de manifestantes viajan de distintas partes del país para sumarse a la concentración, entre ellos un centenar de inmigrantes centroamericanos y activistas, quienes denunciaron que recibieron amenazas de hombres armados a su llegada a Orizaba (este).

"Tres hombres en una camioneta amagaron con un arma a una pareja de migrantes e intentaron secuestrar a la mujer pero finalmente pudieron huir", explicó a la AFP el activista mexicano Rubén Figueroa."Ahora estamos esperando para subir a un tren y seguir viajando hacia Ciudad de México, pero nos recomiendan que no lo hagamos por el riesgo de que nos ataquen en el camino. Ninguna autoridad nos protege", reclamó Figueroa.