Las manifestaciones que exigen la renuncia del presidente Bashar al Assad destruyeron símbolos del Gobierno y generaron nuevos choques. Deraa volvió a ser el foco de las protestas más intensas

Algunos manifestantes han destrozado, en esta localidad sureña, una escultura de Basil al Assad, hermano mayor del mandatario sirio, quien falleció en un accidente de automóvil hace 17 años. Un testigo, además, aseguraba haber visto “charcos de sangre y tres cuerpos” en una zona llamada Mahatta.

Los medios de comunicación estatales, en cambio, señalan que 19 miembros de las fuerzas de la seguridad fallecieron por el ataque de “grupos armados” en la misma ciudad sureña.

Según Ammar Qorabi, presidente de la Organización Nacional para los Derechos Humanos, las autoridades sirias "reprimieron violentamente esas manifestaciones utilizando granadas lacrimógenas y tirando con balas reales contra civiles desarmados, matando e hiriendo a decenas de personas".

Este militante de los derechos humanos radicado en El Cairo, señaló que "se trata de violaciones flagrantes de los derechos y de las libertades". También pidió a las autoridades que permitan a los periodistas y los canales de televisión vía satélite cubrir los acontecimientos.

"Es necesario reemplazar la solución de seguridad decidida por las autoridades por una política que responda a las reivindicaciones de los manifestantes, permitiéndoles manifestar libremente y liberando a cientos de personas que fueron arrestadas durante esas manifestaciones", insistió.

Entre tanto, las protestas se han extendido a otras regiones. La población del norte del país, que es en su mayoría kurda, reclama “libertad y no sólo ciudadanía”, en referencia a un decreto de al Assad que otorgará la nacionalidad siria a casi 300.000 kurdos. Desde hace más de 50 años que los kurdos reclamaban este derecho arrebatado en 1962, cuando un censo los despojó de tanto de su ciudadanía como de sus derechos.

En Siria viven un millón de kurdos, lo que representa al 7% de la población en un país que cuenta con casi 17 millones de habitantes.

Según algunas fuentes, más de 130 personas han muerto desde que comenzaran las manifestaciones. La cifra oficial de fallecidos, en cambio, habla de 30 muertos, que atribuyen a grupos armados y extranjeros que quieren desestabilizar el país.

El presidente estadounidense, Barack Obama, ha tildado de “repugnante” la represión del Gobierno sirio contra los opositores.