BRASILIA -- El senador opositor Eduardo Azeredo, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, atacó duramente la decisión brasileña de negar la extradición del ex activista italiano Cesare Battisti, sentenciado en su país por cuatro asesinatos cuando militaba en una guerrilla en la década de 1970.

El legislador afirmó en un comunicado que la decisión del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva "es uno de los más grandes equívocos cometidos en su conducción de la política externa brasileña".

Azeredo abandonó la mesura con que acostumbra comentar los temas internacionales para arremeter contra el ex presidente y solidarizarse con el gobierno de Italia, que protestó airadamente contra Brasil.

"Como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa del Senado, manifiesto solidaridad a la nación italiana en sus protestas contra la decisión de conceder asilo a Cesare Battisti", señaló Azeredo en la nota.

Calificó a Battisti como un "terrorista condenado a prisión perpetua por 36 crímenes, incluidos cuatro asesinatos" y consideró que el rechazo al pedido de extradición "pone en riesgo las relaciones excepcionales que Brasil mantiene con Italia y la Unión Europea".

Battisti, de 56 años, fue sentenciado en ausencia en Italia por cuatro asesinatos cometidos en la década de 1970 cuando militaba en la guerrilla Proletarios Armados por el Comunismo.

El italiano escapó de una cárcel de su país en 1981 mientras esperaba ser enjuiciado por su militancia guerrillera. Vivió en México antes de mudarse a Francia en 1990, cuando fue condenado a cadena perpetua en Italia.

Llegó a Brasil en 2004 donde, tres años después, fue detenido bajo una orden de Interpol.

El ex ministro de Justicia Tarso Genro le otorgó el año pasado la condición de refugiado al considerar que existía riesgo de que fuera perseguido si se le extraditaba a Italia.

El Supremo Tribunal Federal (STF, la corte suprema) revirtió su decisión en noviembre de 2009 al aprobar el pedido italiano de extradición, pero el fallo del máximo tribunal de justicia dejó en manos de Lula la última palabra sobre su envío a Italia.

Esta semana, la defensa de Battisti pidió al STF emitir cuanto antes la orden de liberación del ex guerrillero convertido en escritor de novelas de misterio, pero la representación legal del gobierno italiano en Brasil solicitó mantenerlo preso mientras el tribunal decide si acepta la resolución de Lula.