Tras recientes acusaciones a medios independientes cubanos de promover una tasa de cambio ficticia y estimular los altos precios en la Isla, el Gobierno anunció este miércoles que a partir de enero de 2024 el Estado intervendrá para controlar el mercado cambiario de divisas y también buscará retomar el poder sobre las remesas del exterior.

El primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, dijo ante la Asamblea Nacional del Poder Popular que "se plantea redimensionar el mercado cambiario, la intervención del informal y el control del tipo de cambio en el país, lo cual incluye la determinación de la tasa de cambio y la formación de precios", recogió el portal oficial Cubadebate.

"Tenemos que poner fin a esa práctica de que desde otro país, desde una PC (computadora), se ponga la tasa de cambio especulativa que rige en este país. Hay un grupo de trabajo, con protagonismo del Banco Nacional de Cuba, que ha avanzado en propuestas que se analizarán en el transcurso de 2024 para determinar cuál es la tasa de cambio que debe tener el peso cubano", dijo Marrero Cruz sin establecer una fecha.

También mencionó el deseo del Gobierno de "incentivar la captación y recuperar los flujos de remesas", puesto que las autoridades tienen conciencia de que una parte importante de los envíos del extranjero "toma otros caminos y no pasan por las instituciones financieras", que las convierten en pesos cubanos automáticamente a un valor que no favorece a los destinatarios.

Por ello, La Habana quiere "estudiar la factibilidad de nuevos canales y plataformas, y el empleo de escenarios digitales para las remesas y operaciones de cobros y pagos desde el exterior", pero eso sí, directo a los bancos estatales.

Igualmente, Marrero habló de "la utilización de nuevos medios de pago o tarjetas en divisas, a las que se les aplicarán incentivos para la compra de bienes y servicios, y que se podrán recargar desde el exterior o en efectivo", aparte de implementar medidas para que las formas de gestión no estatal realicen sus importaciones con pagos desde Cuba y no desde el exterior.

Evidenciando que el régimen aspira a que los emigrados lo sigan financiando y resolviendo los problemas que su modelo económico no es capaz de atender, el funcionario adelantó que desde enero volverán a prorrogarse las exenciones arancelarias a la importación de alimentos y aseo, una concesión arrancada a La Habana tras el estallido social del 11J.

Otras medidas anunciadas en el paquetazo apuntan a "fomentar negocios con personas naturales y jurídicas con capacidad financiera para la importación y comercialización de materias primas, productos intermedios que influyen favorablemente en la oferta, y con ello en la formación de precios del mercado mayorista y minorista, así como el empleo de créditos financieros y comerciales de bancos o casas financieras internacionales".

Además, La Habana busca "potenciar el comercio electrónico con pagos desde el exterior, garantizando un esquema que asegure a los productores el acceso a las divisas necesarias para reaprovisionarse, producir de manera sostenible y ofrecer más bienes y servicios a la población, y continuar el proceso de renegociación de la deuda externa con países estratégicos para el desarrollo económico y social de la nación".

DIARIO DE CUBA