Por ROBERTO SUÁREZ RÍOS.- 

Un avión militar cubano se estrelló ayer en un área rural del municipio de Güira de Melena, en el suroeste de la Isla. El aparato se precipitó en una zona conocida como La Cachimba, a unos 40 kilómetros de La Habana, poco después de que el piloto se catapultase fuera de la aeronave, según reportaron medios y agencias de prensa.

De acuerdo a la información publicada al final de la tarde por el sitio oficial Cubadebate, la aeronave "se precipitó a tierra, por problemas técnicos (...) durante el cumplimiento de un ejercicio de preparación combativa."

Tras la conmoción ocasionada, y mientras se evalúan las circunstancias, tres buenas noticias emergen del suceso.

Por un lado, no hubo que lamentar la pérdida de vidas, pues el piloto consiguió eyectarse y la nave cayó en una zona rural. Por otro, no se contabilizaron pérdidas materiales. Y finalmente, dado lo hipertrofiado del ejército cubano y la posibilidad de invasión o peligro exterior presente tan solo en las cabezas de los octogenarios y nonagenarios que han conducido el país a la situación actual, la destrucción del avión de combate significa una excelente oportunidad de dirigir los recursos consumidos por la aeronave en concepto de mantenimiento, combustible, logística, etc, hacia áreas civiles devastadas por la grave y prolongada crisis inducida por el Gobierno. Los recursos destinados hasta ahora al avión podrían emplearse a partir de hoy, por ejemplo, en alguna escuela, carretera, policlínico o asilo de ancianos del deprimido municipio de Güira de Melena.

Visto de ese modo, no sería mala idea que todos los aviones de combate cubanos acabaran estrellados en marabuzales desiertos de la Isla, eso sí, después de que los pilotos consiguieran eyectarse con éxito. Los gastos de cada avión podrían destinarse entonces a proyectos civiles en los pueblos vecinos a cada accidente.

DIARIO DE CUBA