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Cuba, paramilitarismo disfrazado de sociedad civil Por Alberto Méndez Castelló PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 27 de Marzo de 2018 13:06

El pasado miércoles veíamos por televisión un evento del Diálogo Hemisférico previó a la 8va Cumbre de las Américas, cuando el orador del momento fue interrumpido con un exabrupto: “¡Con Cuba no te metas!”

La interrupción intempestiva, mencionando “payasadas” y “provocaciones”, hizo preguntar a mi esposa: “¿Quién es él?”

“El embajador de Cuba en Perú”, dije. Y mi mujer sólo dijo: “Qué cosa…”

El evento en Lima, Perú, sesionando sobre sociedad civil y actores sociales, y el ex abrupto del embajador cubano, hizo preguntarme: ¿Existe una sociedad civil en Cuba o lo que tenemos acá es una suerte de paramilitarismo disfrazado de sociedad civil?

Vamos a ver: En ciencia política se entiende por sociedad civil una colectividad de ciudadanos, unidos para tomar decisiones en el entorno público, considerando que esas personas no integran el sistema gubernamental.

Dicen los tratados que la sociedad civil es voluntaria, autogenerada, independiente, autónoma, y sólo limitada por el ordenamiento jurídico en bien público.

La sociedad civil en el mundo civilizado, entiéndase libre, sin apología de delitos de lesa humanidad u otros lesivos a derechos universalmente aceptados, puede crear una organización desde para expresar y defender la pasión y la idea de un grupo, hasta para expresar colectivamente intereses de género, raza, religión, profesiones, ocupaciones o economías.

La sociedad civil viene a ser la abogacía pro bono (para bien público) entre los individuos y el Estado.

La sociedad civil según concepto clásico es el dique de contención que impide al Estado invadir los espacios sociales.

Desde Tocqueville en el siglo XVIII hasta los más iluminados autores hoy día, coinciden en: la sociedad civil actúa en el campo público, busca el bien común sin ánimo de lucro, personal o de grupo, no busca el poder político, no se adscribe a ningún partido, pero sí fomenta la conciencia crítica y busca la multiplicidad de poderes y su equilibrio.

El catedrático de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, Víctor Pérez-Díaz, en su ensayo España puesta a prueba, 1976-1996, dice que, una sociedad civil es una “configuración sociopolítica con cinco componentes institucionales ligados entre sí”. Estos componentes son:

  1. “El imperio de la ley que se aplica por igual a gobernantes y gobernados.”
  2. “Una autoridad pública con poderes limitados y responsable ante los ciudadanos.”
  3. “Un espacio público (o esfera pública) donde los ciudadanos se encuentran y debaten sus preocupaciones comunes.”
  4. “Un abanico de asociaciones voluntarias donde cabe incluir los movimientos sociales.”
  5. “Una economía de mercado, como un sistema de coordinación espontánea entre agentes autónomos.”

Analicemos, desde mi experiencia personal, dos ejemplos para demostrar que en Cuba no existe sociedad civil y sí un régimen autoritario. Punto 4, “asociaciones voluntarias”, concordándolo con la Resolución No 118/2010 del delegado provincial de la Agricultura en Las Tunas que expresa:

“La indudable causa por la cual no se integró a la CCS (Cooperativa de Créditos y Servicios) desde el 20 de diciembre de 2008, cuando fue notificado con la concesión del usufructo hasta el mes de diciembre de 2009, cuando al cabo de un año la CCS lo requirió, es porque el ahora apelante (Alberto Méndez Castelló) nunca ha tenido voluntad personal de cumplir con esa obligación legal, y un año después de haber tenido que hacerlo, seguía dando justificaciones para no hacerlo, lo que tampoco es permisible, aléguese lo que se alegue”.

Y, en proceso de revisión, el ministro de la Agricultura dijo: “El presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, al ser consultado se pronuncia porque el procedimiento de revisión sea declarado sin lugar”.

Así me cancelaban el usufructo no de un latifundio, sino de 4.28 hectáreas de tierras ociosas por no incorporarme a la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños).

En Cuba es obligatorio, entiéndase, obligatorio, integrarse a la ANAP para que el Estado conceda tierras ociosas en usufructo a quien pretenda ponerlas en cultivo.

Analicemos el concepto de sociedad civil del profesor Pérez-Díaz, ahora desde la perspectiva del punto 2: “Una autoridad pública con poderes limitados y responsable ante los ciudadanos”, concordando este supuesto con la Resolución No. 74, fechada el 31 de octubre de 2017, del general de división Samuel Rodiles Planas, presidente del Instituto de Planificación Física, quien ciertamente se expresa a mi favor, anulando una resolución en mí contra del director de esa entidad en Las Tunas,  expresando:

“Se colige que se requiere un estudio exhaustivo, con las consultas necesarias, tratando de no lesionar el derecho del señor Méndez Castelló, porque de proceder finalmente la cancelación de la licencia (de construcción), dejaríamos en un estado completo de ilegalidad a una vivienda que fue construida hace muchos años, al amparo de un documento emitido por quien tenía la facultad, y en indefensión a su ejecutor”.

“Detrás de usted hay otra persona”, dije al director provincial de Planificación Física en Las Tunas. Y, tras cinco meses de solucionar a nuestro favor la autoridad nacional, sus subordinados permanecen con la mano en la entrepiernas.

En Cuba no existe una sociedad civil fundada por actores independientes, y todo vestigio de su emergencia es criminalizado, vilipendiado, como por estos días estamos viendo. En Cuba, creada por el régimen, vemos una sociedad paramilitar.

Grupos de poder enquistados en el Estado sirven sus intereses. Poseen estructura, entrenamiento, subcultura y funcionamiento similares a los de un ejército, incluso desde la más tierna edad.

La UPC (Unión de Pioneros de Cuba), que agrupa a niños desde primer grado hasta adolescentes de segunda enseñanza, fue organiza en destacamentos; formados como unidad de combate cada mañana corean: “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”. Huelga decir que resulta difícil la convivencia de niños hijos de padres no comunistas en semejante entorno.

Sabemos que una brigada es una formación militar comandada por un brigadier (general de brigada). Pero en Cuba los estudiantes universitarios fueron organizados en brigadas, como en brigadas, fueron formados los batallones, —otra denominación militar— de cortadores de cañas.

Siguiendo ese organigrama militar, ahora en Cuba la cosecha de la caña de azúcar está organizada en “frentes”; sí, como si de una línea de combate se tratara, van combinadas, tractores, carretas y camiones, amén de hombres y bueyes.

Llevaría miles de palabras describir el profuso vocabulario militar de uso corriente en la sociedad cubana. Y otros miles de vocablos se necesitaría para relatar lo más terrible: el empleo de las ordenanzas militares aplicadas a la población civil en un país ocupado. Entiéndase, la observación constante y la deslegitimación del “contrarrevolucionario”. Para eso, en la “sociedad civil” cubana, fueron creados los CDR (Comité de Defensa de la Revolución), por lo que también cabe preguntarse: ¿Revolución en un país detenido?


CUBANET

 

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