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Un artículo divisionista en la ya dividida oposición política cubana PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 04 de Junio de 2013 18:41

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Acaba de aparecer un artículo de corte divisionista en uno de los medios de Internet de la ya dividida oposición política cubana. Me refiero al análisis titulado ¿A quién habla la oposición cubana? de Haroldo Dila Alfonso, firmado en Santo Domingo el 3 de Junio pasado.


Un artículo divisionista en la ya dividida oposición política cubana

Jorge Hernández Fonseca

4 de Junio de 2013

Los opositores cubanos, empeñados como estamos con combatir la fracasada --y en franca decadencia-- dictadura castrista, nos dolemos al leer en nuestra prensa opositora artículos y análisis que francamente dejan mucho que desear, desde el punto de vista de la necesaria ética solidaria entre opositores al castrismo. La tendencia de izquierda o derecha muchas veces pesa más que el objetivo común: derrotar la dictadura que nos oprime, y tenemos que desviar nuestros esfuerzos para el análisis de lo que nunca debería haber sucedido en la oposición.

Acaba de aparecer un artículo de corte divisionista en uno de los medios de Internet de la ya dividida oposición política cubana. Me refiero al análisis titulado ¿A quién habla la oposición cubana? de Haroldo Dila Alfonso, firmado en Santo Domingo el 3 de Julio pasado. Es un artículo que enjuicia de forma hipercrítica y equivocada a dos de los más destacados opositores cubanos, Guillermo Fariñas y Berta Soler, descalificándolos por --según el autor del artículo-- “querer fortalecer sus posiciones en los ‘corrillos’ cubano-americanos de Miami”, veamos:

En primer lugar, no hay nada que pueda indicar que las declaraciones, tanto de Berta Soler, como de Guillermo Fariñas en el exterior, hayan tenido el objetivo innoble (de congraciarse) que el artículo mencionado les adjudica, descalificándolos. Las posiciones de Fariñas y Soler sobre los temas que supuestamente los habrían llevado a congraciarse con “un segmento específico de la comunidad emigrada” (léase, el exilio de Miami, que no es “emigración”), han sido ventilados por ambos opositores dentro de la isla de forma bastante similar (Berta con el tema del embargo y Fariñas con respecto a sus relaciones con militares de alto rango del ejército).

En segundo lugar, el exilio de Miami forma parte integral de la oposición política cubana, por lo que hablarle a este exilio es tener en cuenta la mayor fuerza netamente opositora dentro del espectro opositor global cubano. Sólo la dictadura descalifica a la oposición de Miami, “por derechista” y dentro de la oposición política cubana no puede (no debe) haber discriminación por el color político íntimo que un determinado sector opositor tenga. Gústenos o no, el exilio de Miami es un baluarte, hasta ahora inexpugnable, de la oposición política cubana y como tal mereció el respeto y la admiración que todos los opositores que pasaron por allí, además de Guillermo Fariñas y Berta Soler, de Yoani Sánchez, Rosa María Payá, Eliézer Ávila, entre otros.

Siendo así, ¿por qué un artículo para descalificar a dos opositores valiosísimos? ¿Cuál es el objetivo de enfocar los cañones a estas dos glorias de la oposición política cubana, argumentando falaciosamente que la prueba de su ineptitud es hablarle al exilio de Miami?

Pero hay más. En el artículo, poco menos que se le “perdona la vida” a Yoani Sánchez, porque el autor no sale de su “asombro” al comprobar que la famosa bloguera cubana tuvo “aplomo y firmeza” que según el autor “le sorprendió”, siendo que la mencionada patriota cubana no se cansó de dar muestras de su amor a la patria dentro de la isla, antes de su periplo internacional.

Hay adicionalmente un tema que recorre transversalmente todo el artículo analizado: el embargo. Aparentemente este es el tema divisor de aguas para que el autor del análisis considere (o no) a un opositor, “correcto”. Es importante notar que ese tema, como criterio evaluador para los que se consideran castristas, tendría algún sentido. Quien se opone al mantenimiento del embargo, puede ser considerado un castrista confiable; quien piensa que debe mantenerse el embargo, pudiera considerarse, quizá, un anti-castrista. Estas serían reglas más lógicas para el análisis, aunque no sean exactas. Ahora, considerar la regla que se infiere al leerse el artículo bajo análisis, “quien defiende el levantamiento del embargo es un opositor confiable y quien quiere el mantenimiento del embargo es descalificado”, es un absurdo total.

Lo anterior se deduce de los calificativos expuestos en el artículo contra la presidenta de las Damas de Blanco. Si Berta Soler recomienda “mano dura” (con el embargo) contra el castrismo, no necesariamente se atenta “contra la vida y la de la familia” de quienes viven dentro de la isla, como se asegura en el artículo. Ese precisamente es el argumento del castrismo para que EUA levante el embargo unilateralmente, aspecto que sabemos divide a la oposición política cubana, entre los que quieren su levantamiento unilateral y quienes quieren su mantenimiento hasta que el castrismo haga concesiones. La realidad es que “la vida” de nadie en Cuba depende del embargo, que dura ya más de medio siglo sin que nadie se haya “muerto” por su causa, pero sí por causa de la dictadura, sus métodos y sus desaciertos políticos, económicos y sociales.

El tema del embargo, hoy por hoy, no debe ser tema que divida adicionalmente a la oposición política cubana. Quienes quieran defender el embargo como herramienta de presión, deben estar en libertad de hacerlo. Quienes piensen que el levantamiento del embargo beneficiaría a la oposición política al castrismo, que lo hagan, siempre que resalten su compromiso opositor y anticastrista. Ahora bien, quien no es anticastrista y quiere cambios cosméticos dentro del socialismo que destruyó la isla (un castrismo sin los Castro) y quiere el levantamiento del embargo por las mismas razones aducidas por el castrismo, que no se disfrace de opositor.

Hay también cierta petulancia intelectualoide al inicio del análisis, cuando el autor expresa que, de los opositores internos de visita al exterior, “cada cual ha usado esa oportunidad según sus potencialidades”, pasando acto seguido al ataque contra Berta Soler y Guillermo Fariñas, dos opositores sin tacha, a los cuales sólo se le puede calificar de patriotas y no de personas que carecen de la “potencialidad” de la que supuestamente no hicieron gala durante su visita.

Hay en la actualidad un juego de desinformación en las altas esferas, tanto de la dictadura castrista como en las altas esferas del gobierno norteamericano, enviándose recados, para ser escuchados por la oposición cubana a través de canales diversos, lo que pudiera justificar, en parte, lo dicho por Fariñas y Soler. Eso una persona informada “en función de sus capacidades” puede comprenderlo, sin que los opositores sean necesariamente emisarios comprometidos. Por otra parte, no se puede dudar de la capacidad de nadie para decir lo que “le” conviene, tal como también se dice entre líneas en el artículo bajo análisis. En este circo no hay payasos.

Hay otro aspecto inexplicable en el análisis: los puntos señalados en el artículo no son los puntos más relevantes de la vista de los opositores al exterior. Se mencionan como destacados, primero, “el contacto con ‘otro segmento’ de la sociedad cubana” (el exilio, y se nota un interés marcado por no mencionar al exilio por su nombre) para “enterarse” de un debate al que los cubanos del interior supuestamente “no tienen acceso” (pura discriminación con los opositores internos); y segundo, que “de esta manera ganan visibilidad para enfrentar la represión dentro de Cuba”. Son aspectos reales, entre tantos, pero ni con mucho son los más importantes. Las denuncias que ha hecho en tribunas importantes, ante sociedades y medios políticos y de prensa, de como mínimo 13 países y varios organismos internacionales, fuera de EUA, México y España, donde la oposición cubana es más presente, ¿no se considera destacado?

Yoani Sánchez en Brasil tuvo una penetración sudamericana y mundial, como nunca antes la verdad opositora se había abierto a la opinión pública internacional. ¿Eso no es importante?

Y finalmente (y no por último) la gran pregunta que se hace en el seno del artículo: ¿y si el castrismo decide seleccionar algunos opositores como siendo sus interlocutores? dicho como un reto a los opositores que se critica en el análisis, para descalificarlos como potenciales interlocutores. Esta pregunta desnuda las intenciones tendenciosas del artículo. Ya el castrismo eligió antes un interlocutor, el cardenal Ortega, rechazado por la oposición. De manera que no es descabellado pensar que, una vez que la dictadura seleccione interlocutores, estos sean, de nuevo, descalificados por la oposición cubana, incluyendo el rechazo de la oposición de Miami.

Ya Guillermo Fariñas había contestado previamente --y sin saberlo-- semejante artículo divisionista. En una de sus declaraciones al llegar al exilio, Fariñas descalificó la pregunta supuestamente determinante, al decir que sólo se sentaría en una mesa a negociar, si en esta mesa no estaba el cardenal Ortega. Aunque no sea del gusto de la dictadura, conversaciones con la oposición sólo habrá cuando esa oposición elija libremente sus representantes.

Es una verdadera tristeza iniciar un debate entre opositores por una razón tan baladí. Sin embargo, la misma razón que tiene una de las 10 personalidades más influyentes de Latinoamérica en 2012, para no dejarse perdonar la vida por el articulista, lo tienen Guillermo Fariñas y Berta Soler para no preguntarle a nadie, a quienes tienen que hablarle en Miami.

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

 

A continuación, el artículo analizado, tomado de CUBAENCUENTRO

¿A quién habla la oposición cubana?

¿Qué sucedería si actores de la élite deciden escoger a figuras de la oposición como interlocutores?

Los recientes periplos de varias figuras prominentes de la oposición cubana han sido recogidos prolijamente por la prensa internacional. Y creo que ha sido muy provechoso desde muchos puntos de vista. Por un lado, les permitió entrar en contacto con ese otro segmento de sociedad cubana que no reside en la isla, y desde este contacto, entrenarse en la articulación de un discurso y en el debate público de ideas al que no tienen acceso en Cuba. No menos relevante es que ganaron mayor visibilidad internacional, todo lo cual les ayuda a enfrentar los embates de la represión estatal.

No me propongo aquí hacer un balance de este proceso, que por lo demás aún no ha concluido. A primera vista solo anotaría que cada cual usó sus oportunidades según sus propias potencialidades. Por ejemplo, me sorprendió el aplomo y la coherencia de Yoani Sánchez, quien con esta gira agregó a su pedigrí político calificaciones mayores. Pero en todos los casos se dio un paso hacia adelante en una nueva era de apertura exterior para la oposición, lo que entraña, como todo en la vida, oportunidades y amenazas.

Sin embargo, a pesar del éxito anotado, creo que algunas personalidades han mostrado preferencias por segmentos específicos de la comunidad emigrada que pudieran resultar muy negativas en su relación con el que supuestamente constituye su blanco político: la comunidad insular. De manera que dejan colgando la duda acerca de hacia donde están mirando los opositores cuando tratan de forjar sus bases sociales. Y si calibramos a los opositores como políticos y les suponemos una ambición pública legítima, entonces creo que deberían perfilar mejor sus apreciaciones sobre temas complejos. Y nosotros debemos pedírselo.

Este ha sido el caso, por ejemplo, del bloqueo/embargo. No discuto ahora las bases históricas, jurídicas o políticas de este asunto que es clave en la definición pública de las propuestas sobre Cuba. Cualquier lector de estas páginas sabe que soy absolutamente opuesto al embargo, y por más de una razón. Pero ahora solo apunto a un hecho: no es descabellado presumir que la inmensa mayoría de los cubanos vivos están en contra del embargo. Según las encuestas, entre los cubanos emigrados debe ser algo más de la mitad, y no es difícil adivinar que una proporción altísima de los cubanos residentes en la Isla lo rechazan.

En consecuencia, si un político tiene en su mira a la población de la Isla, creo que estaría obligado a impugnar el bloqueo/embargo. Y si no lo rechaza, debe al menos ser algo más sofisticado que lo que fue la líder de las Damas de Blanco cuando clamó “mano dura” para asfixiar al Gobierno cubano y provocar una revuelta apocalíptica. En cambio, si el blanco del discurso de Berta Soler es el sector duro del exilio y el objetivo es el acceso a aplausos y recursos norteamericanos entonces la “mano dura” resulta una imagen idónea para conseguirlo.

La otra consecuencia es que si yo fuese un habitante de la Isla y hubiese llegado a simpatizar con la cruzada humanista de estas valientes mujeres, y ahora conozco que su líder pide mano dura contra mi vida y la de mi familia, y se le pide a quien aparece ante mi como un demonio (porque a veces así lo ha sido y porque otras así ha sido explicado), entonces tendría muchas razones para sentirme frustrado. Si algo pueden aprender los dirigentes opositores de este medio siglo postrevolucionario es que el sentimiento nacionalista cubano es un capital político crucial.

Ciertamente, los opositores no escogen uno u otro interlocutor motu propio, sino atenazados por las circunstancias que aquí son siempre muy polarizadas. Y en la Isla la posibilidad que tienen para establecer vínculos con la sociedad —sea mediante palabras o acciones— es siempre severamente limitada por la acción represiva estatal. Ello explica estas oblicuidades, pero no creo que las justifica.

Pero, ¿qué sucedería si actores de la élite deciden escoger a figuras de la oposición como interlocutores?

Esto último es lo que nos parece indicar una de las figuras paradigmáticas y más abnegadas de la disidencia: Guillermo Fariñas. Según Fariñas —casual o intencionalmente— él ha entrado en contacto en varias ocasiones con figuras de la élite, provenientes de los círculos militares en que desempeñaba su vida antes de pasar a la oposición. Habla de media docena de altos oficiales que le comentan cosas tan delicadas como una propuesta de inclusión de disidentes en el parlamento cubano, de la subordinación de Raúl Castro a su hermano senil, de un temor en los mandos a ejercer represión de cara a un cambio político, y de coqueteos de estos mandos con otros procesos de transición. También habla de un encuentro casual con el nuevo vicepresidente cubano, muy poco menos que amistoso.

Si esto fuera así, y no tengo motivos para creer que Fariñas mienta, entonces se daría una compleja situación en que el conocido opositor publicita delicadas relaciones y pone en peligro a sus potenciales interlocutores dentro del sistema cubano, para fortalecer su posición pública ante los corrillos cubano-americanos de Miami. La imagen que Fariñas transmite de sí mismo como un interlocutor privilegiado que no duda en contar sus intimidades, es justamente la contra-imagen del interlocutor que cualquier factor de poder desea.

Nada de lo que antes he dicho omite el valor de estas personas, el reconocimiento de las difíciles condiciones como realizan sus vidas y mi admiración por ellas. Pero creo que si de efectividad se trata hay que recordar que la política —la que ellos tendrán que enfrentar en el futuro— no es un desfile de pasarelas, sino, como decía Weber, una danza satánica donde permanentemente chocan las fuerzas del mal con las huestes de la diosa del amor. Es un juego con muchas opciones absolutamente equivocadas, y ninguna absolutamente correcta. Un sortilegio lleno de recodos donde se emboscan unas veces el cerebro, otras el corazón y siempre la lengua.

Y casi siempre son emboscadas fatales.

Última actualización el Miércoles, 05 de Junio de 2013 12:35
 

Comments  

 
0 #3 Lazara Marti 2013-06-18 07:02
Las cosas hay que decirla por lo claro porque por esa razon la dictadura lleva + 50, Berta Soles es intachable, una gran lider pero Coco Farinas es de la SS de eso no hay dudas y la Yoani Generacio YO, Por que tenemos q. callar, En Cuba siempre ha existido 3 tipos de oposicionmes: Los de la HighLife q. reciben dinero, los q. se quieren ir y colaboran con la Gestapo para q. le den evidencias y los q. tienen Verguenza Laura Polla, Zapata, Berta... ;-)
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0 #2 Pedro Antonio Peraza 2013-06-06 10:00
Bien,si todos los Grupos opositores,cons iguen reconocimiento, por que tienen un programa,y difunden el mismo,si con la ayuda de las redes sociales conseguimos unirnos bajo un programa basico,de comunes objetivos,¿no tendrian que escucharnos?
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0 #1 Pedro Antonio Peraza 2013-06-06 09:53
Creo muy acertado el articulo,pero debo comenzar a plantearme,al igual que muchos que programa de accion usa cada grupo de oposicion.No entiedo bien como lograremos cambios,sin propuestas,sabe mos que el gobierno de Cuba no quiere hablar,pero ¿ como les demostramos eso?.
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