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La Desilusión de Latinoamérica con las Izquierdas Marxistas PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 21 de Enero de 2013 13:04

Por Jorge Hernández Fonseca.-

En América Latina –referido al tema comunista-- Cuba fue un verdadero “divisor de aguas” en el Siglo XX. A pesar de que el partido marxista cubano, el “Partido Socialista Popular”, nunca fue importante, se impuso en la isla indirectamente a través de una organización supuestamente democrática, el Movimiento 26 de Julio creado por Fidel Castro.


 

La Desilusión de Latinoamérica con las Izquierdas Marxistas

Jorge Hernández Fonseca

20 de Enero de 2013

Desde que triunfó la revolución comunista en la Rusia zarista de inicios del Siglo XX --repleta de promesas de mejoras para los “desfavorecidos”, aquellos sobre los que Marx decía “no tener que perder más que sus propias cadenas”-- muchos políticos e intelectuales latinoamericanos comenzaron a estructurar partidos políticos de corte marxista a lo largo y ancho de Nuestra América. Esto se sucedió junto a movimientos insurreccionales de similar ideología, con el objetivo de traer a Latinoamérica los supuestos beneficios que los diarios rusos difundían a raudales como siendo ventajas propias del nuevo estado “soviético” conformado entonces.

La historia de las organizaciones marxistas latinoamericanas del Siglo XX está por escribirse y sería una página importante por la extraordinaria carga emotiva y esperanzadora probablemente existente entre sus cuadros y simpatizantes, durante el proceso de lucha para llegar al poder, en contraste con la frustrante cosecha obtenida en aquellos países en los que finalmente los movimientos marxistas llegaron a obtener las riendas del poder en la región.

En América Latina --referido al tema comunista-- Cuba fue un verdadero “divisor de aguas” en el Siglo XX. A pesar de que el partido marxista cubano, el “Partido Socialista Popular”, nunca fue importante, se impuso en la isla indirectamente a través de una organización supuestamente democrática, el Movimiento 26 de Julio creado por Fidel Castro, que después de su triunfo abrazó el marxismo. Usó el engaño al decir de inicio que no era comunista y haría “elecciones democráticas”, para después declararse marxista (reconocido por Castro en su último libro).

Analizando la primera mitad del Siglo XX --antes de la Cuba comunista-- predominó en América Latina el llamado “caudillismo nacionalista”, o “populismo”. Incluía reclamos sociales y apoyo a los trabajadores, pero desde una óptica no marxista. Así, Argentina tuvo uno de los movimientos caudillistas más importantes encabezado por el general Juan Domingo Perón. México tuvo también su movimiento nacionalista liderado por el general Lázaro Cárdenas. Brasil, igual que Argentina y México, lo tuvo en la figura de Getulio Vargas. Perú sufrió su dosis de caudillismo en torno a la figura de Víctor Haya de la Torre. En general, los movimientos “progresistas” no marxistas en América Latina descienden de estas corrientes.

Cuba tuvo su frustrado movimiento populista en el Partido Ortodoxo, nada marxista, liderado por Eduardo Chivás (al cual perteneció el propio Fidel Castro, que en la época fue candidato a la Cámara de Representantes). Chivás dejó un vacío político al decidir suicidarse envuelto en una polémica, lo que evitó el avance del populismo en Cuba, antes de la dictadura castrista actual.

En paralelo con esta profusión de movimientos nacionalistas --no comunistas-- en la Latinoamérica de la primera mitad del Siglo XX surgieron también golpes de estados militares que marcaron época a mediados de ese siglo. Venezuela con Marcos Pérez Jiménez, Paraguay con Alfredo Stroessner, Nicaragura con Anastacio Somoza, Haití con François Duvalier, República Dominicana con Rafael Leónidas Trujillo y Cuba con Fulgencio Batista, derrotado en lucha armada por organizaciones “revolucionarias”, lideradas por el movimiento de Fidel Castro.

La imposición del comunismo en Cuba provocó un vuelco radical en el papel del marxismo en Latinoamérica, que hasta ese momento se limitaba a mantener los partidos de corte comunista en casi todos los países del área. Como el triunfo comunista en la isla había sido precedido por una lucha armada apoyada mayoritariamente por la sociedad civil cubana, Fidel Castro hizo una lectura equivocada del papel del marxismo en su propia lucha, impulsando, financiando y entrenando en Cuba a simpatizantes comunistas latinoamericanos para el uso de las armas y explosivos exportando e imponiendo la guerra de guerrillas en toda la América Latina.

Esta guerra impuesta a casi toda Sud y Centroamérica por los cubanos, tenía como hipótesis equivocada que “los pueblos de la América Latina” apoyarían la lucha armada para implantar una dictadura comunista en cada uno de sus países. El más emblemático ejemplo del error elemental cometido entonces fue la pretensión que el “Ché” Guevara fuera el jefe de la guerrilla boliviana, siendo un extranjero llegado al país con tropas cubanas, aspecto cuestionado de plano por los comunistas bolivianos, que de esa manera rechazaron semejante pretensión.

Los comunistas cubanos explican hoy que la imposición de la guerra de guerrillas en toda América Latina se debió a un acto de “defensa” contra Estados Unidos, que hacía esfuerzos legales y encubiertos por derrocar al gobierno comunista de la isla, apoyando la lucha de los cientos de miles de demócratas cubanos que se levantaron en armas contra el comunismo dentro de Cuba, esfuerzo que costó la vida a más de 9 mil patriotas fusilados y a algo como 400 mil jóvenes cubanos que pasaron largos años en la cárceles castristas. El argumento utilizado por Castro para justificar la guerra de guerrillas que impuso a toda Latinoamérica, es la misma que esgrime hoy para reprimir a la inerme la sociedad civil cubana que continúa en rebelión.

La falsedad del argumento castrista se pone de relieve al constatarse que en los primeros meses de la asunción de Castro al poder --cuando todavía prometía elecciones libres y un gobierno democrático-- mucho antes de declarase comunista, envió a República Dominicana tropas cubanas lideradas por el comandante del 26 de Julio, Delio Gómez Ochoa, para tratar de derrocar a Trujillo. Pocos meses después envió otro contingente de tropas cubanas nada menos que a Panamá, para “liberar al pueblo del yugo de los Estados Unidos”. Todo durante el primer año de su acceso al poder en 1959, sin que todavía hubiera enemistad pública con EUA.

Historiadores discuten todavía si la proliferación de dictaduras militares en diversos países Latinoamericanos fue causada por la imposición guerrillera comunista de los años 60 y 70 del siglo pasado. En Brasil, país que conozco directamente, puede afirmarse que la dictadura militar brasileña fue un producto de la infiltración comunista cubana, tanto en el gobierno de João Goulart, como en el período posterior de dictadura militar. Se sabe del entrenamiento y financiamiento por parte de Cuba de los movimientos guerrilleros (urbanos y rurales) marxistas brasileños, fueron intentos reales de imponer en el país un régimen comunista de corte cubano.

De la misma forma que la tropas cubanas que invadieron Bolivia con “Ché” Guevara al frente fueron derrotadas y aniquiladas por el ejército boliviano, similar suerte corrieron las guerrillas a lo largo y ancho de Sudamérica. En Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Brasil y Venezuela (en Colombia todavía continúan, como un mal ejemplo de una época pasada) así como en la mayoría de los países Centroamericanos y del Caribe, con la excepción de Nicaragua, en el cual las tropas cubanas obtuvieron el triunfo contra el ejército del dictador Anastasio Somoza.

Las principales razones esgrimidas por los comunistas latinoamericanos --formados en Cuba-- para justificar la necesidad de llevar sus países a una guerra civil fueron:

1)     Cada país estaba subordinado a un país extranjero, básicamente Estados Unidos, y esa subordinación implicaba en pérdida de soberanía y dependencia foránea inaceptable;

2)     El sistema capitalista era el causante de la explotación de los trabajadores por lo que había que estatizar todas las empresas para lograr la “justicia social”;

3)     Los políticos “capitalistas” eran fundamentalmente corruptos y sólo los políticos comunistas podrían establecer la “ética en la política” por su honestidad y compromiso.

Derrotado Fidel Castro militarmente en toda Latinoamérica y conjurado el peligro comunista de tomar por las armas a los países latinoamericanos, se siguió en la región una política con dos resultados. Por un lado, los países de América Latina pusieron en marcha procesos democráticos que suplantaron las dictaduras militares, y por otro lado, los comunistas cubanos crearon un mecanismo de tomar el poder político con sus incondicionales locales, usando las elecciones democráticas como camino de implantar su ideología. La táctica era asumir la presidencia del país por elecciones financiadas desde la Habana y una vez en el poder, hacer un cambio en la Constitución que permitiría a la cúpula gobernante perpetuarse en el poder.

Semejante mecanismo se inauguró en la isla de Granada, donde un movimiento (de la Nueva Joya, comunista) logró ganar las elecciones presidenciales y asegurar las riendas del poder político para ejecutar un plan de medio y largo plazo e instaurar una dictadura comunista. A continuación fue Venezuela, con el primer triunfo electoral de Hugo Chávez, que ha conseguido perpetuarse en el poder. Acto seguido fue Bolivia, quien eligió a Evo Morales, que inició junto a Chávez el camino de la eternización. Posteriormente fue Ecuador, al elegir a Rafael Correa y finalmente, la reasunción de Daniel Ortega en la Nicaragua inicialmente gobernada por él.

En paralelo con esta nueva forma de implantar sociedades marxistas a largo plazo y sin guerras civiles, otros países latinoamericanos también eligieron gobiernos de izquierdas, pero sin la dependencia ni el financiamiento de Cuba, aspecto que los convirtió en una especie de “izquierda light” o izquierda no marxista. Fue el caso de Michele Bachelet en Chile, de Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, de José Mujica en Uruguay, de Cristina Kirchener en Argentina, de Mauricio Funes en El Salvador y de Ollanta Humala en Perú. Todos estos presidentes no marxistas, disfrutaron del prestigio de haberse posicionado contra las dictaduras militares de los años 60 y 70, algunos como luchadores, otros como simples opositores.

De manera que Latinoamérica está compuesta actualmente por gobiernos de izquierdas mayoritariamente, lo que hace más fácil la situación de reconocimiento del régimen cubano por parte de la comunidad latinoamericana, aunque no respalde totalmente el régimen dictatorial cubano y sus excesos contra la oposición. Como se ha dicho, en realidad en América Latina hay dos tipos de izquierdas en el poder: la izquierda “carnívora”, liderada por la Cuba castrista y compuesta por los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua y la izquierda “democrática” compuesta por los gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay, Perú y El Salvador.

En estas condiciones, con las dos izquierdas en el poder, es posible realizar un análisis comparativo de los resultados de ambas izquierdas, así como los “logros” de la izquierda carnívora fidelo-chavista, puestos frente a los postulados marxistas originales, que costaron (y todavía cuestan, especialmente en Colombia) tanta sangre de latinoamericanos inocentes.

Así, se constata que Venezuela, por ejemplo, ha implantado un régimen marxista para empobrecer a su población, que mayoritariamente no disfruta de viviendas adecuadas, que no tiene abastecimiento de alimentos como lo había antes de Chávez; que vive un estado de falta de libertad de prensa, y sobre todo, que es dirigido minuciosamente por un estado extranjero, Cuba. ¿Para qué entonces criticar un estado de cosas e implantar otro similar o incluso, peor?

Un análisis somero y rápido indica que Ecuador, por ejemplo, vive un estado de persecución contra los representantes de la prensa libre; en Bolivia, la discriminación y la exclusión de los indios no ha tenido la atención que debería con un presidente indio; en Nicaragua, no quieren callar las profusas denuncias contra la corrupción de las esferas oficiales. ¿Fue para esos malos ejemplos que se derramaron ríos de sangre en la guerra de guerrillas de Latinoamérica?

Pero también en países de la izquierda “light”, como la de Brasil por ejemplo, se encuentran ejemplos que siempre fueron criticados a “la derecha”: los antiguos guerrilleros brasileños --en el poder actualmente-- ocupantes de altos cargos en el gobierno de Lula da Silva para, según ellos, “construir un país decente”, montaron desde el poder un sofisticado esquema de corrupción para comprar con dinero público robado el apoyo de los parlamentares opositores.

¿Cómo? --por ejemplo-- después de Venezuela haber ejecutado recientemente las más grave de las violaciones de la Constitución, al permitir un gobierno anti-constitucional continuar ejerciendo ilegalmente, encuentra “comprensión” en el resto de una Latinoamérica izquierdista, enferma y temerosa de las reacciones de la izquierda carnívora liderada por los hermanos Castro y por la “chequera” de Chávez. ¡Esas no fueron las promesas de la izquierda! Entonces, la decepción con la izquierda está relacionada con las razones iniciales expuestas:

1)     Ya ninguno de los países de la región depende de Estados Unidos, pero ahora dependen de Cuba, sobre todo aquellos países que conforman la izquierda carnívora, o dependen de la Venezuela de Chávez, que cobra bien caro la “ayuda solidaria”;

2)     Todos los países de la izquierda latinoamericana --carnívora o no-- abrazaron el capitalismo como la manera de “no morir de hambre”, como la Cuba de Raúl Castro, dejando el marxismo, esencialmente económico, en el “basurero de la historia”;

3)     La corrupción, que según los marxistas era “potestativa del capitalismo” ha calado fuerte en todos los países de la izquierda latinoamericana, sino que lo diga el hermano corrupto del presidente de Ecuador; pregúntenle a la hijastra de Daniel Ortega; a los ministros de Evo Morales; a los militares narcotraficantes venezolanos; al primer ministro de Lula da Silva en Brasil; a los incontables casos de corrupción en la propia Cuba. Todo seguido de un largo etcétera… con denuncias contra la presidenta de Argentina.

Así, se constata en Latinoamérica que todo el juego marxista ha sido un simple “quítate tú para ponerme yo”, empeorado. Desde la Cuba destrozada por los hermanos Castro --con el 25% de lo mejor de su población exiliada-- pasando por la Venezuela sin comida de Hugo Chávez, la corrupta sociedad nicaragüense creada por Daniel Ortega, la Bolivia de Evo Morales con su continúa confiscación de bienes productivos y un Ecuador sin la prensa libre que merece.

¿Es ese el cumplimiento de la promesa marxista, que impuso una sangrienta guerra civil en Latinoamérica y que llega después al poder con un capitalismo salvaje y una mayor corrupción?

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Lunes, 21 de Enero de 2013 15:55
 

Comments  

 
0 #1 federico engels 2013-01-26 05:39
oYE jORGE
Tu crees que Fidelito le haya metido el gol a El Pais con esa foto, yo creo que eso es cosa de él...Qué crees tu?
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