La recepción que tradicionalmente ofrece la Embajada de España en La Habana, con motivo de la Fiesta Nacional, el próximo 12 de octubre, no contará con disidentes entre los invitados, según fuentes diplomáticas citadas por el diario El País.

Aunque el Partido Popular español (PP, derecha) se caracterizó en la oposición por mantener una línea beligerante con el régimen castrista y criticó la falta de respaldo expreso a la disidencia, el Gobierno de Mariano Rajoy ha decidido mantener la misma línea de los últimos años: invitar a la colonia española y a las autoridades cubanas, así como a representantes de la vida social y cultural del país no significados como opositores al régimen.

La invitación a los disidentes en la celebración de las fiestas nacionales fue una de las sanciones impuestas por la Unión Europea a La Habana en junio de 2003, tras la Primavera Negra, que llevó a la cárcel a 75 disidentes.

Las sanciones quedaron en suspenso en 2005 y desde entonces cada país ha aplicado su propia política.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero apostó por tender puentes hacia el régimen de los hermanos Castro e intentar, sin éxito, que la UE modificara su Posición Común.

Aunque fuentes diplomáticas niegan que haya relación entre ambos hechos, la decisión de no invitar a los disidentes coincide con la celebración, el viernes en Bayamo, del juicio contra el dirigente español Ángel Carromero, al que el fiscal pide siete años de cárcel y acusa de homicidio imprudente por el "accidente de tráfico" en el que murieron los disidentes Oswaldo Payá y Harold Cepero, el pasado 22 de julio.

El jefe de la diplomacia cubana, Bruno Rodríguez, aseguró el pasado día 26 en Nueva York a su homólogo español, José Manuel García-Margallo, que el juicio será "relativamente rápido" y se comprometió a volver a tratar el asunto una vez que se conozca la sentencia.

El Gobierno español confía en que, aunque sea condenado, las autoridades cubanas decreten su inmediata expulsión.

El discurso del PP

La práctica de convidar a disidentes a las fiestas nacionales de España las inició el embajador Jesús Gracia en 2003, cuando cursó invitaciones a destacados anticastristas para la fiesta del 12 de octubre.

A partir de 2005, el Gobierno de Zapatero congeló las invitaciones, con la oposición expresa del PP.

Incluso en 2008, el partido de Mariano Rajoy convocó a los exiliados en España a una recepción, el 12 de octubre en Madrid, para "responder a la decisión" de Zapatero de "cerrar las puertas" de la Embajada en La Habana a los disidentes.

Tomado del DIARIO DE CUBA