Una base militar comenzó a operar en Ciudad Mier, pueblo fronterizo con EEUU. Hace años, los casi 6.300 habitantes huyeron por los choques entre los cárteles del Golfo y Los Zetas

Ubicado en el conflictivo estado de Tamaulipas (noreste) y en una región donde los cárteles de la droga parecían hasta hace poco actuar sin control, Ciudad Mier era un punto de tránsito para el paso de alijos de cocaína y otras drogas en su camino hacia los Estados Unidos, según la policía mexicana.

 

El presidente Felipe Calderón acudió este jueves al poblado para inaugurar un batallón de infantería con 500 hombres, que, se supone, debe ayudar a tranquilizar a los vecinos que han decidido retornar.

"Estamos diciéndole a los tamaulipecos que no están solos, que el Gobierno está aquí para protegerlos", afirmó el mandatario durante el acto, custodiado por un fuerte despliegue de seguridad.

Según la Secretaría de Desarrollo Social, unas 4.500 personas han regresado tras el éxodo de 2010, y Ciudad Mier lucha por volver a la normalidad. En las coloridas paredes de sus edificios, los vestigios de las balaceras permanecen. Casas y comercios por igual muestran los impactos de proyectiles, aunque igualmente lucen engalanadas con adornos que anuncian que se acerca la Navidad.

"Mier ejemplifica otros casos. Es doloroso porque está llena de belleza y sitios turísticos, pero a causa de la acción del crimen organizado, primero dejaron de venir los visitantes y luego los mismos pobladores buscaron refugio en otras ciudades, y Mier, de ciudad mágica se convirtió en ciudad fantasma", declaró el mandatario en su discurso.

Es jueves, pero parece domingo. La gasolinera esta cerrada, la carnicería también. Hay poca gente en las calles: apenas algunos ancianos que salen curiosos al paso de los autobuses con periodistas y policías federales, desplazados para cubrir la inauguración. Unos metros más adelante una tienda exhibe con timidez sus productos.

En una agencia bancaria abandonada en cuyas ventanas, pese a la suciedad, se ven los impactos de bala y donde hubo un cajero, crecen los arbustos.

Sanjuanita García, esposa del alcalde municipal, Alberto González, reconoce que su familia también tuvo miedo de las acciones del narcotráfico y habían emprendido el éxodo. "Al principio los enfrentamientos eran de madrugada, pero luego ya se hicieron hasta en pleno día y vivíamos encerrados, hasta que al igual que los demás, nos fuimos", contó. "Apenas pudimos, regresamos y ya desde abril no hemos tenido ningún enfrentamiento. Nos sentimos más tranquilos. Mi hijo, que vive en los Estados Unidos, ya ha venido a visitarnos y hasta de noche salimos. Lo único que falta es que regrese más gente", agregó la mujer.

De acuerdo con el gobierno mexicano, las operaciones militares en Tamaulipas han obligado particularmente al cártel de Los Zetas a desplazarse más al sur, a estados como Veracruz y Nuevo León, escenarios de matanzas atribuidas a esa organización criminal creada en los años noventa por militares desertores.

Las operaciones en Tamaulipas se reforzaron después de agosto de 2010, cuando se descubrieron en San Fernando, otro poblado de este estado, los cadáveres de 72 inmigrantes de El Salvador, Honduras, Guatemala, Ecuador y Brasil, secuestrados y asesinados por Los Zetas.

Además del cuartel en Ciudad Mier, el gobierno mexicano construye otro en San Fernando, que se espera que esté listo a fines de este año.

"La presencia del Ejército está ayudando a que dos terceras partes de los que habían abandonado sus hogares estén regresando y a que los homicidios se hayan reducido en 40% en la región", agregó Calderón.