Cuba, un dueño de todos los negocios Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 06 de Junio de 2011 11:26

Papá Fidel, como él le llama, le ha dado 75 días "de permiso" y, a sus 65 años, Gerardo Mosquera aprovecha para meterse unos buenos desayunos en Madrid con jamón serrano y queso. "El chorizo y el salchichón son muy tentadores, pero me tengo que reprimir", dice frente al bufé del nuevo Hotel Catalonia Plaza Mayor, en la calle Atocha. El comisario general de PHotoEspaña 2011 nació en La Habana 15 años antes de la Revolución (1959) y comenzó su carrera profesional como contable. "Cosas prácticas, propias de un hijo único de inmigrantes gallegos", cuenta.

 

Gerardo Mosquera, comisario de PHotoEspaña

El comisario de PHotoEspaña escapa unos días al ostracismo en su país

Hoy es ninguneado en Cuba, donde no puede ni participar en una mesa redonda, y aclamado en el mundo. En el ya tradicional festival fotográfico de la capital española es autor de las 70 exposiciones que aglutinan obras de 370 artistas de todo el globo y que se han expandido por 55 países en esta XIV edición que arrancaba esta semana. "Un curador es un autor de exposiciones, un creador de sentidos desde las obras de otros creadores", le gusta decir a este cubiche empedernido que, paradójicamente, ha sido fichado para "internacionalizar" PHotoEspaña.

El "contable" Mosquera siempre fue un poco resistente con "el régimen", hasta el punto de saltarse las barreras del sistema educativo cubano que le obligaban a estudiar Economía, por su oficio, en lugar de Humanidades. "Pero me empeñé tanto que acabé estudiando Historia del Arte en la Universidad de La Habana por las noches, después del trabajo", recuerda. "En la proyección de las diapositivas me dormía con los bisontes y me despertaba con Joseph Beuys. Lo asimilé todo muy bien, en estado semihipnótico, como se aprenden ahora los idiomas", bromea y sonríe mostrando una perfecta dentadura cuidada en Cuba.

Así empezó todo. O quizá un poco antes, devorando cada libro que caía en sus manos: "En los sesenta en Cuba se hacían cuidadas ediciones de todo, luego aquello se acabó, como el chorizo y el salchichón que traían del norte de España", resume, entre bocado y bocado y algún sorbo de té. Si Andy Warhol tenía razón, y el hombre verdaderamente refinado es el que es capaz de comer y hablar al mismo tiempo, Mosquera lo es.

A mediados de los setenta ya trabajaba como periodista en el Consejo Nacional de Cultura de Cuba, lo que posteriormente sería el Ministerio. Y, poco después, en 1983, se creó el centro de arte contemporáneo Wilfredo Lam, donde se organizaban todas las bienales de La Habana y donde Mosquera participó en la organización de las tres primeras, aún al precio de dejar sin terminar una novela: "Caí de cabeza en esto", concluye su discurso con la rotundidad de un buen maestro y hablando siempre de las bondades de Cuba en pasado. Esta edición de PHotoEspaña está dedicada al retrato y, si Mosquera tuviera que hacer el suyo sería "un fósil". "Soy un fósil, todos los curadores

[comisarios de exposición] han ido vinculándose a una institución, yo sigo como freelance, trabajando de una manera internacional, siempre independiente", asegura quien tuvo que dejar sus trabajos con el New Museum of Contemporary Art de Nueva York por los problemas del embargo de EE UU -"no me podían pagar por mi trabajo"- y después también en Cuba por sus "contradicciones con ese régimen estalinista". Fue su salto al vacío: "En mi país hay un solo dueño de todos los negocios".

Última actualización el Lunes, 06 de Junio de 2011 11:31