Tras celebrar la misa de la Resurrección el domingo, los feligreses que llenaron la Ermita de la Caridad tenían otra razón por la cual cantar: el Papa Benedicto XVI había declarado como “venerable” al leyendario padre cubano, Félix Varela.

Melissa Sanchez

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“Esto tiene un significado lindo porque se trata prácticamente de un inmigrante, un desterrado, un exiliado”, dijo monseñor Agustín Román, obispo auxiliar emérito de la Arquidiócesis de Miami. “Es un ejemplo para todos los exiliados”.

Frente a un estatua del cubano que es conocido en la isla como “el padre de la patria”, Román y otros líderes católicos celebraron la declaración papal que se hizo oficial el domingo, el día de una de las misas más importantes del año. Una enorme ofrenda de flores en forma de la bandera cubana se colocó a la par del estatua que se mandó a hacer en Roma en el 2000 tras una colecta “kilo a kilo” de $18,000 entre los feligreses.

“Allí se miraba el amor de la gente al padre Varela”, dijo Román ante unos 100 católicos, la mayoría cubanos.

Durante su homilía el domingo, el padre Juan Rumín Domínguez contó una parte de la historia de Varela. Nació en La Habana en 1788, cuando la isla pertenecía a España. Su familia quería que fuera militar; sin embargo, a los 14 años, el joven Varela ya sabía que quería ser sacerdote.

“El es capaz de decirle a sus padres que quiere salvar almas y no matar hombres”, dijo Rumín.

Varela, quien vivió varios años de su juventud en San Agustín, en la Florida, estudió en el colegio-seminario de San Carlos y San Ambrosio. Fue ordenado a los 23 años, ya distinguido como un hombre de aprendizaje profundo, particularmente en el ramo de filosofía.

En 1821, Varela fue electo representante del pueblo cubano ante el Parlamento de Madrid, donde vivió por tres años. Sin embargo, sus propuestas a favor de la abolición de la esclavitud y de la autonomía de las provincias americanas le ganaron una pena de muerte. Logró escaparse de la captura al exiliarse en Nueva York.

Continuó su compromiso pastoral en esa ciudad de inmigrantes, donde vivió por tres décadas. Su labor incluyo varias obras sociales e iniciativas a favor de la ola de inmigrantes irlandeses.

“Entre sus múltiples actividades no faltó el aspecto cultural, que siempre había caracterizado su personalidad, haciendo traducciones y escribiendo muchos trabajos, tanto en español como en inglés, de carácter filosófico, científico, político y religioso, defendiendo la doctrina católica y reafirmando además la abolición de la esclavitud y la independencia de Cuba”, según el decreto por la Congregación para las Causas de los Santos.

A finales de la celebración fuera de la Ermita el domingo después de la Misa de la Resurrección, los feligreses que asistieron cantaron el himno nacional cubano. Entre ellos estaba Marta Martínez.

“Es una cosa muy importante”, dijo. “Ha sido un cubano que durante mucho tiempo luchó para que su patria fuera libre”.

Al ser declarado venerable, Varela toma un paso más hacia la santidad. Podría ser beatificado con el reconocimiento de un milagro concedido y canonizado por el reconocimiento de un segundo milagro.

La aprobación del Papa fue anunciada este domingo de Pascua por medio del cardenal de Nueva York, Timothy Dolan. El Papa, quien seguía la recomendación unánime de la Congregación vaticana, firmó el decreto el 14 de marzo. Una semana después, durante su homilía en La Habana, el Papa invocó el nombre de Varela cuando habló sobre la importancia de la educación en la misión de la Iglesia.

Rumín dijo que espera que el decreto amplia la historia religiosa de Varela entre los cubanos en la isla. Rumín dijo que muchos en la isla sólo conocen su lucha por la libertad de Cuba. Dio por ejemplo el hecho de que él mismo estudió en una escuela con el nombre de Félix Varela sin saber que era un sacerdote.

“Su compromiso por la libertad de Cuba nació de su compromiso al Señor”, dijo.