Ernesto Borges Pérez, un ex agente de la inteligencia cubana encarcelado por espiar para Estados Unidos, abandonó una huelga de hambre que había iniciado hace tres semanas en el Combinado del Este, en La Habana.

Juan Carlos Chavez

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Raúl Borges, padre del preso, dijo a El Nuevo Herald que su hijo tomó esta decisión el martes luego que el cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana, lo visitó recientemente en su celda y le prometió que discutiría su caso con el gobernante cubano Raúl Castro.

“El 28 de febrero el cardenal Ortega le dijo a Ernesto que corría peligro por su estado de salud y que todos los obispos de Cuba estaban muy preocupados por la situación que estaba atravesando”, dijo el padre del ex agente de inteligencia.

Borges se declaró en ayuno forzado para exigir que lo suelten bajo libertad condicional. Ha cumplido 14 años de su condena de 30. El código criminal militar, bajo el cual fue juzgado y hallado culpable en 1999, permite su excarcelación inmediata luego de que los presos cumplan un tercio de sus sentencias.

Cuando estaba en actividad Borges fue capitán de contrainteligencia del Ministerio del Interior. Las autoridades cubanas lo arrestaron en 1998 mientras trataba de pasar información clasificada a diplomáticos estadounidenses en La Habana. Si hubiera tenido éxito, habría recibido la pena de muerte.