La dictadura desaloja en "El Cobre" a los más pobres preparando la visita del Papa Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 19 de Febrero de 2012 12:56

Al despertarse este jueves, Lidia Arrazola había perdido lo que quedaba de su casa. Las paredes y algunos enseres domésticos, únicos testigos de la demolición ordenada por el Gobierno, desaparecieron en la madrugada, mientras ella y sus tres hijos se guarecían de la lluvia en la casa de un vecino.

El desalojo de personas es el lado más oscuro de la visita papal, que parece cebarse con los más pobres a ambos lados del camino hacia el Santuario de la Caridad del Cobre.

"Vinieron el delegado del Poder Popular, el presidente del Consejo Popular y el jefe de planificación física, y destruyeron lo que quedaba de mi casa a las cinco de la mañana", se queja Arrazola a DIARIO DE CUBA.

La mujer, de 38 años, vivía en el kilómetro 20 de la Carretera Central, en la zona de Melgarejo, a solo cinco metros de la vía que lleva al Santuario. Sus tres hijos —de once, seis y tres años— padecen de asma y diabetes.

"Yo no trabajo, resuelvo la vida como puedo. Vivo aquí hace 12 años, y le he escrito a todo el mundo, desde la difunta Vilma Espín hasta el Consejo de Estado", dice. "Lo único que han hecho es ponerme multas".

Según Prudencio Villalón, activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) que se ha trasladado allí para seguir de cerca el problema, el Gobierno ha ordenado desmantelar todas las "casas ilegales".

"Las legales, que están en mal estado, las están arreglando", agrega.

A Arrazola le han prometido un cuarto dentro de una lechería, pero ella no se lo cree. De momento, solo recibe la solidaridad de un vecino.

Una aldea Potemkin

El 26 de marzo, el Papa se moverá por esos lares y pernoctará en la residencia que el Arzobispado ha construido cerca del Santuario. Pero, pese a la pintura y al asfalto, el camino que lleva a El Cobre está más empedrado que nunca.

Porque el de Lidia Arrazola no es el único caso grave.

Alberto del Rosario Vázquez, de 54 años y criador de animales, reside desde hace 15 años en una casa de madera, piso de tierra y techo de zinc. Comparte la vivienda con su esposa (52 años) y dos hijos. El 31 de enero le impusieron una multa de 500 pesos por vivir allí.

Según Villalón, hay otras cuatro amenazas de desalojo en la zona.

El líder de la UNPACU, José Daniel Ferrer García, acusa al régimen de querer convertir la zona de El Cobre en "una aldea Potemkin".

"Los módulos de zinc galvanizado, que se iban a entregar a los obreros de la empresa del níquel Che Guevara, los enviaron a El Cobre, para reparar las casas", señala Ferrer.

Las autoridades están reparando techos, puertas y ventanas en las viviendas cercanas, pero los denominados "llega y pon" o "vara en tierra" parecen tener los días contados, sin alternativas creíbles para la gente que los habita.

"Quieren obligar a las personas a que los construyan en otra parte, lejos de la vista del Papa y de la prensa", denuncia Ferrer.

A la espera de la Iglesia

Este jueves, fuentes de la Iglesia Católica dijeron a DIARIO DE CUBA que buscarán más datos sobre la situación.

Monseñor Jorge Palma, párroco del Santuario, afirmó que procederá a verificar los hechos denunciados y luego informará al arzobispo de Santiago de Cuba.

La UNPACU confirmó que ya ha puesto en su conocimiento el desalojo del jueves y las amenazas de las autoridades contra otros vecinos.

Desde Pinar del Río, el laico Dagoberto Valdés señaló que el camino al Santuario del Cobre "es un signo de la unidad del pueblo, basado en la Caridad y en el amor, pero los desalojos allí son totalmente contrarios a esa Caridad, sobre todo con los más vulnerables".

"Si esto se hace para preparar el camino por donde pasará el Papa, es un contrasentido, porque la idea del Papa es la dignidad plena del hombre", concluyó el exdirector de la revista Vitral.

Última actualización el Domingo, 19 de Febrero de 2012 13:00