El desgaste de un relato Por WALDO FERNÁNDEZ CUENCA Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 12 de Mayo de 2017 12:23

Fue de las pocas reuniones en la Universidad de la Habana que nunca olvidaré. La cita entre "jóvenes comunistas" ocurrió en el año 2010. Se realizaba para analizar la actitud insistente de una estudiante de Periodismo en su deseo de viajar a EEUU, dada la oferta del Gobierno norteamericano de otorgar unas becas en Liderazgo y Empoderamiento Juvenil por seis meses.

Esas becas, popularmente llamadas en su momento "becas SINA", causaron tremendo revuelo entre las autoridades universitarias. La Seguridad del Estado tuvo que tomar cartas en el asunto para frustrar la aspiración de cientos de jóvenes cubanos de obtener esa beca para viajar y conocer EEUU.

Los presentes en la reunión en la Facultad de Periodismo estuvieron de acuerdo en separar a la muchacha de las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) solo por el hecho de aceptar la beca. Sin embargo manifestaron su desacuerdo en que fuera expulsada de la Universidad de manera definitiva.

El funcionario de la UJC municipal en una actitud soberbia expresó que "la época en que se expulsaba de la Universidad había pasado", y puso como ejemplo de los "nuevos tiempos" el hecho de que un hijo del líder opositor Oswaldo Payá estudiaba en la casa de altos estudios sin ser molestado.

Este funcionario, muy bien informado por la Seguridad del Estado, narró algunos de los trucos que los estudiantes inventaban a los directivos de la Universidad con el objetivo de obtener el permiso de viaje. Finalmente la joven pudo terminar sus estudios y hoy trabaja con un medio de comunicación oficial.

He rememorado esta anécdota a raíz de la expulsión de la estudiante de Periodismo Karla Pérez González de la Universidad Marta Abreu de Villa Clara por pertenecer al movimiento disidente Somos+. Dicha medida forma parte de una cadena de sucesos en los últimos años donde científicos, economistas y otros profesionales han sido separados de sus centros laborales por sus posiciones críticas con el régimen o simplemente por tener vínculos con opositores cubanos.

Para la nomenclatura castrista siempre ha sido muy importante conocer y domesticar el pensamiento y proyección de los universitarios, en especial de aquellos que estudian carreras fundamentales en el sostenimiento del relato totalitario del régimen, como Derecho y Periodismo. En esa labor resultan vital dos características que identifican al sistema universitario en la Isla: inexistencia total de autonomía universitaria y de libertad de cátedra para los docentes.

Pero el desgaste de ese relato es ya muy evidente. Si las anquilosadas estructuras e instituciones del régimen permanecen incólumes es debido al inherente inmovilismo y represión que caracteriza a la gestión raulista. Solo basta recordar que fue Raúl Castro el ejecutor principal de la desarticulación del Centro de Estudios sobre América en 1996 bajo la falsa acusación de que sus integrantes eran "quintacolumnas del Imperialismo". Abrir brechas o pequeños espacios de disentimiento pueden sepultar a corto o mediano plazo un sistema duro y frágil. Y eso la elite castrista lo sabe muy bien.

diario de cuba