El año más malo bajo Raúl Castro Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 30 de Diciembre de 2016 12:47

Para nadie es un secreto que las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular son un acto de mera formalidad. Se discuten y aprueban documentos que han sido "cocinados" en los altos niveles del poder, ningún diputado osa realizar un planteamiento que se aparte del guion establecido, y las votaciones siempre concluyen con la unanimidad.

No obstante, esta sesión de la Asamblea Nacional que acaba de concluir se caracterizó por una palidez aún mayor. Dio la impresión de que en esta oportunidad, de un modo más evidente que en ocasiones anteriores, el cónclave se realizó por un simple cumplido.

No se reunieron las Comisiones Permanentes del Parlamento en los días previos a la sesión de la Asamblea; no hubo un Pleno del Comité Central del Partido para que los militantes "coordinaran" los puntos de vista que plantearían en la Asamblea; y el señor Marino Murillo no se molestó en informar acerca de la marcha de la actualización del modelo económico. Resaltó también el hecho de que la prensa no informara en su momento, como había ocurrido en los últimos meses, de la reunión del Consejo de Ministros celebrada el sábado 24 de diciembre.

En realidad, no sería difícil hallar una de las causas de esa especie de apatía gubernamental: esta vez solo había calamidades que informar. En efecto, este 2016 ha sido el año más malo para la economía desde que Raúl Castro accedió al poder. No tuvieron más remedio que reconocer el decrecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), además de admitir que incumplieron el plan de exportaciones, y que no pudieron pagarles a los proveedores muchas de las importaciones que el país debió realizar.

Y como casi siempre sucede en estos casos, las culpas no cayeron en saco roto. Entre tantos villanos sobresalieron en esta ocasión los Ministerios del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX), de la Agricultura (MINAGRI), y de la Industria Alimentaria (MINAL).

Pocos hubiesen querido estar en el pellejo de Rodrigo Malmierca, ministro del MINCEX, cuando el General-Presidente expresó su insatisfacción con el ritmo que exhibe la inversión extranjera, debido a las excesivas dilaciones del proceso negociador por la parte cubana, y los prejuicios que aún existen contra la inversión foránea. Tan alarmante se torna la situación que, en el plan del 2017, solo el 6,5% de la inversión total se prevé que sea de un inversor extranjero.

El referido plan del 2017 proyecta importar 82 millones de dólares más en alimentos que el año anterior. El motivo de esa erogación adicional, una carga pesada dado el precario estado de las finanzas externas del país, son los incumplimientos del MINAGRI y el MINAL en la producción de alimentos.

A propósito, el pasado domingo 25 de diciembre el periódico Juventud Rebelde publicó un reportaje en el que se informaba que la industria procesadora del MINAL había sido incapaz de asimilar todo el mango cosechado, por lo que se había perdido parte de esa fruta.

Lo cierto es que en esta sesión de la Asamblea Nacional, el ministro de Economía y Planificación, Ricardo Cabrisas, empleó el término de "crítica situación" para referirse al estado de la industria alimentaria en la Isla. En ese sentido sugirió elaborar un programa a mediano plazo que intente revertir la anomalía. Quizás los días de María del Carmen Concepción —Carmita, como acostumbra llamarla Raúl Castro— como ministra del MINAL estén contados.

Al final, el nerviosismo pudo extenderse a todos los integrantes de la nomenclatura presentes en la sesión. Porque además de exigirse un aumento de las exportaciones y seguir el camino de la sustitución de importaciones, el plan del 2017 contempla una reducción al mínimo de los gastos no imprescindibles. Es decir, que hasta algunos viajecitos al exterior  podrían esfumarse.

Bueno, ¿y de la unificación monetaria y cambiaria qué? Ese tema fue el gran ausente de esta sesión de la Asamblea Nacional.

DIARIO DE CUBA