Victoria pírrica de la izquierda en Brasil. Un análisis, por Jorge Hernández Fonseca Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 29 de Octubre de 2014 02:34

http://veja.abril.com.br/blog/ricardo-setti/files/2013/11/Lula_e_Dilma_foto_oficial_de_campanha_resize.jpg

Para Cuba, la victoria de Aécio Neves hubiera significado --si no un cambio radical en las relaciones con la dictadura-- sí hubiera hecho que, un importante gobierno latinoamericano actualmente aliado a la isla en los aspectos inversionistas (Brasil tiene muchas expectativas con el puerto de Mariel y por eso el interés del acercamiento de EUA a Cuba) presionaría para el respeto a los Derechos Humanos y la implantación de un régimen democrático en la isla.

 

Victoria pírrica de la izquierda en Brasil. Un análisis

Jorge Hernández Fonseca

28 Octubre de 2014

La izquierda brasileña --representada por el Partido de los Trabajadores, PT-- y personificada por la actual presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en este caso candidata a la reelección, ha obtenido su cuarta victoria consecutiva en elecciones libres, convocadas, efectuadas y concluidas de manera democrática. Sin embargo, las características de esta victoria revisten aspectos de fondo que la convierten en una victoria de difícil digestión hasta para los mismos triunfadores: la incompetencia, los escándalos de corrupción, el rechazo del mercado, el estancamiento económico, todo generado por la propia vencedora durante su gobierno de cuatro años, se volverán contra los triunfadores al enfrentar su propia “herencia maldita”.

Para entender el triunfo de un partido de gobierno con las características negativas señaladas antes, es necesario realizar un análisis, que desde luego no cuestiona para nada el triunfo desde el punto de vista de la contabilidad electoral y el escrutinio impecable. Son tres los aspectos principales que explican el triunfo de un partido rechazado mayoritariamente en las urnas tres semanas atrás –durante la primera vuelta electoral-- contrariando este resultado.

En primerísimo lugar, la inhabilidad del candidato perdedor, Aécio Neves, para hacer uso de sus armas, al no configurarse ante la sociedad brasileña durante la campaña electoral como la persona que llenaría las expectativas de cambios presentes con fuerza en la sociedad brasileña que acudió a las urnas. Este punto se explicita mostrando varias realidades que lo explican:

  • El candidato perdedor había sido gobernador del segundo estado más importante de Brasil desde el punto de vista económico y demográfico, Minas Gerais, con excelente evaluación en sus dos mandatos, pero “se dejó derrotar” en su propio estado y en los dos turnos de las elecciones; perdió además la elección para la gubernatura estadual. Numéricamente, esta derrota decidió la elección en una votación nacional tan apretada.
  • Independientemente de los ataques personales a que se vio sometido durante la campaña, el candidato perdedor no consiguió posicionarse como el presidente de todos los brasileños --y no del partido gobernante, como lo es hoy el PT-- que por sectarismo del propio partido de gobierno, discriminatoriamente copa todos los cargos federales, además de las direcciones de las más importantes empresas nacionales;
  • El candidato perdedor centró sus ataques en la actual presidenta, siendo que la misma es considerada una persona honesta en lo personal, ya que las acciones de corrupción denunciadas se deben al sistema establecido por el partido de gobierno desde el mandato de Lula da Silva, no atacándose directamente al PT ni a Lula como se debería;
  • Neves no consiguió capitalizar el hecho de que toda la sociedad brasileña escenificara masivas manifestaciones de protesta una año antes, contra decisiones gubernamentales durante la Copa del Mundo de fútbol, que culpaban al gobierno de ceder ante inversiones faraónicas en un país falto de educación, salud y seguridad pública adecuadas;
  • No se explica cómo es que un candidato opositor es derrotado ante una candidata a reelección responsable por una debacle económica con recesión técnica, y crecimiento de la inflación, con un fuerte rechazo por parte del llamado mercado, con una repulsa notoria por parte del empresariado industrial y sin planes para revertir semejante cuadro.

En segundo lugar, es importante decir que Brasil es un país doblemente desigual. Desigual por tener una mayoría de ciudadanos considerados “pobres” en las ciudades de todos los estados de su federación y desigual porque hay en la geografía del Gigante Sudamericano una mayoría de estados brasileños también considerados “pobres”. Esta doble mayoría es la que dio el triunfo al PT. La presidenta y su partido, si bien cometieron innúmeros errores durante su gobierno, nunca dejaron de impulsar grandes programas sociales que son vitales para esta mayoría y fueron estos brasileños doblemente “pobres” los que le dieron el triunfo al PT.

En tercer lugar, el candidato opositor no supo capitalizar el volumen de votos necesarios entre los que rechazaron la actual presidenta favoreciendo a Marina Silva en la primera vuelta electoral. No fue suficiente que la propia candidata Silva manifestara apoyo a Neves para que, en la enorme mayoría de los municipios en los que en la primera vuelta había ganado Silva, en la segunda vuelta ganara Dilma Rousseff, como una realidad difícil de explicar sin culpar a Neves y su campaña en estos municipios, como mínimo de negligentes y desinteresados.

Los puntos anteriores, si bien no cuestionan el triunfo de la izquierda en Brasil, sí explican la fragilidad del PT existente al interior de una sociedad tan compleja como la brasileña, así como la dificultad que tendrá la propia izquierda --de no cambiar sustancialmente-- para mantenerse en la preferencia del electorado en otros mandatos, tanto en la esfera federal como estadual.

Hay tres aspectos importantes que salen con fuerza como consecuencia de esta elección:

Primero, al interior del Brasil: Ya la presidenta reelecta anunció “cambios” y “diálogo”, convocando a todos los sectores económicos del país a un análisis exhaustivo junto al gobierno, de las causas del fracaso de la política económica ejecutada hasta el presente. Independientemente de que es notoria la necesidad de un cambio de rumbo en la economía, en el resto de los sectores –incluso en parte de la economía-- se continuará con el tradicional voluntarismo que caracteriza a la izquierda, así como el conocido clientelismo y partidarismo.

Segundo, en cuanto a la política exterior, las expectativas son de dar continuidad a una política internacional ideologizada, dando preferencia a los países latinoamericanos del campo FideloChavista y de un antinorteamericanismo directo, con rechazo a bloques comerciales y económicos no dominados por la izquierda, continuando con un Mercosur fracasado.

Tercero, con relación a Cuba, es de esperar la continuación del apoyo económico a la dictadura cubana en dos planos diferentes: como soporte económico y financiero en inversiones importantes dentro de la isla (los médicos cubanos en Brasil, como se hace con Venezuela, pagan estos financiamientos) y como suministrador de mercancías financiadas de todo tipo. También continuará el apoyo en el plano político, dando soporte a la actual tendencia de sectores norteamericanos interesados en levantar el embargo y normalizar relaciones de EUA con la Cuba de los hermanos Castro (beneficiando directamente al despegue de la inversión en el puerto de Mariel) en la línea de apoyar a Raúl Castro en su afán de encabezar una transición a una sociedad capitalista, pero con férrea dictadura familiar en el aspecto político y social.

Para Cuba, la victoria de Aécio Neves hubiera significado --si no un cambio radical en las relaciones con la dictadura-- sí hubiera hecho que, un importante gobierno latinoamericano actualmente aliado a la isla en los aspectos inversionistas (Brasil tiene muchas expectativas con el puerto de Mariel y por eso el interés del acercamiento de EUA a Cuba) presionaría para el respeto a los Derechos Humanos y la implantación de un régimen democrático en la isla.

Si los rumores que corren en Brasil en sentido que Lula da Silva habría sugerido a Raúl Castro hacer elecciones democráticas --poniéndole como demostración de lo que pudiera suceder en Cuba las victorias electorales de la izquierda obtenidas en Brasil, Chile, Uruguay, Argentina, Ecuador, Nicaragua, El Salvador y de Chávez en Venezuela-- si fueran reales esos rumores y Raúl se decidiera por el camino electoral para la isla después de este nuevo resultado en Brasil, esta sería la única manera de saludar este triunfo como causante de verdaderos cambios en la Cuba actual. Como lo dicho anteriormente más parece ciencia-ficción que posibilidades reales, la isla nada bueno puede esperar del Brasil izquierdista del PT en los próximos cuatro años.

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Viernes, 31 de Octubre de 2014 09:21