Mundial de Atletismo de Moscú: Cuba fue de mal en peor Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 20 de Agosto de 2013 08:38

El mal de fondo del atletismo cubano es, al igual que el régimen político, sistémico. No es por falta de talento. Es por las reglas de juego en las cuales se desempeñan los atletas.

A pesar de las ausencias de monstruos del campo y pista como el kenyano David Lekuta Rudisha, el velocista jamaiquino Yohan Blake, el corredor de vallas cortas cubano Dayron Robles o la saltadora croata Blanka Vlasic, el mundial de Moscú no fue un desastre.

Ya se sabe que por uso de sustancias prohibidas fueron castigados Tyson Gay, Asafa Powell y Veronica Campbell-Brown. Aunque no estuvieron esos atletas de alcurnia, los tiempos y marcas se pueden calificar de notable alto.

Y es que cuando en un cartel que se respete compiten tipos como Usain Bolt, Mo Farah, LaShawn Merritt o atletas de raza al estilo de la formidable Yelena Isinbayeva, Shelly Ann Fraser-Pryce o las corredoras de fondo de Kenia y Etiopía, el espectáculo está garantizado.

Es una pena que los moscovitas no se entusiasmaran con esa pléyade de gigantes del campo y pista, que no les interesa el atletismo, que las entradas se vendieran a precios estratosféricos o que prefirieran pasar en sus dachas los calurosos días de agosto.

De las 14 versiones de los Mundiales de Atletismo, la recién finalizada ha sido la de menos acogida por los hinchas. La Federación Internacional de Atletismo debería tomar notas y dejar a un lado las componendas y maniobras poco transparentes a la hora de designar las sedes.

A los deportistas de talla extra les gusta competir a grada llena. Y los notables espacios vacíos en el gigantesco estadio Luzhniki demuestran que no todo se gestiona con billeteras voluminosas, comisiones jugosas y cabildeos extradeportivos.

Rusia, que pretende recuperar la grandeza perdida, apuesta por lanzar una ofensiva en todos los órdenes. Desde su tribuna en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a tirar la casa por la ventana y acoger citas deportivas de primer orden.

Esa dictadura de nuevo tipo inventada por Vladimir Putin, rotativa y con remedos de elecciones, con represiones a disidentes y homosexuales mediante leyes o simplemente reventándolos a palos, ha iniciado una ofensiva mediática para lavar su rostro totalitario.

Serán sede de los próximos juegos olímpicos de invierno. Y discuten una plaza para las olimpíadas de 2020. Solo la miopía o la corrupción que envuelve a las máximas instancias del deporte global, soslayan que un país que no respete el juego democrático, jamás debiera ser anfitrión de eventos mundiales.

Pero a lo que vamos. A pesar de la frialdad de los espectadores, en lo deportivo Moscú-2013 fue un éxito. En casi todas las competencias se lograron los mejores tiempos y marcas de la temporada.

Una asignatura pendiente en el caso de los preparadores cubanos. Hace años que los atletas nacionales, con las excepciones de Pedro Pablo Pichardo, Yipsi Moreno y Omar Cisneros, no obtienen sus mejores resultados en las principales participaciones. Hay que revisar los métodos de preparación. Algo anda mal en lo técnico y estratégico. Las mejores marcas suelen ser alcanzadas en los primeros meses del año.

Por supuesto, para barrer bien la casa se deben mover los muebles. El trabajo de la Federación Cubana de Atletismo es rematadamente malo. Así lo contaba una fuente que prefiere el anonimato:

"No se pueden tener grandes resultados cuando la atención a los atletas es vergonzosa. Se puede hacer una lista extensa de deportistas que han abandonado el país o simplemente han dejado de competir por falta de apoyo de las autoridades. Estas son auténtico cartel de bandoleros. Corruptos a más no dar. Mire usted el Estadio Panamericano, donde entrenan las estrellas del atletismo. Da grima. El gimnasio es un asco. No funcionan la pizarras y la comida y las condiciones para trabajar son pésimas. Yargelis Savigne, Aliecer Urrutia y otros han retrocedido en su desempeño deportivo debido al poco apoyo y mala planificación de entrenamiento. El mejor preparador cubano, Santiago Antúnez, tuvo que jubilarse. El comisionado Jorge Luis Sánchez es un hombre de paja. Es el despótico Alberto Juantorena quien maneja los hilos del atletismo aquí. Si no los procesan por corrupción o los despiden, a la vuelta de unos años no tendremos grandes atletas. Madera y talento existe, pero falta una dirección acorde a los nuevos tiempos".

Hace tres años, los pertiguistas Lázaro Borges, subcampeón mundial en Daegu-2011, y Yarisley Silva, bronce en Moscú-2013, no tenían siquiera pértigas de fibra de carbón para entrenar o competir. Si no hubiesen tenido resultados de calibre, hoy fueran dos perfectos desconocidos. Y es que la mentalidad de las autoridades deportivas en Cuba es la de poner la carreta delante de los bueyes.

Si no hay resultados, no se les garantizan recursos materiales y monetarios. Esa cloaca de bandidos en la que se ha convertido la federación criolla de atletismo es la génesis del pobre desempeño alcanzado en el Mundial de Moscú.

El último es el segundo peor resultado del campo y pista cubanos desde 1987. Ahora ocupamos el lugar 23, con dos medallas de bronce y una de plata. Y no es solo cuestión de medallas, sino que, como dijimos antes, la mayoría de los atletas no alcanzan sus mejores marcas personales en las competencias.

La complacencia de la prensa oficial y la mendacidad de los dirigentes intentarán tapar el sol con una mano. Pero algo se deberá hacer si se quiere volver a los primeros planos. Y ese algo pasa por no reprimir de forma chapucera, como lo viene haciendo el impopular Alberto Juantorena, a joyas de nuestro campo y pista como Dayron Robles.

Las autoridades deportivas deben revisar su calendario. Vivimos en el siglo 21. Si no cambian de estrategia, con sus decretos absurdos y sus discursos desfasados enterrarán lo poco que queda del deporte cubano.

En el plano general, Jamaica volvió a robarse el show de la velocidad. Se llevaron 6 medallas de oro. Lo de Usain era de esperar. No tiene rivales. El tipo vino de otra galaxia. Seriamente: debieran analizar retirarlo con honores y guardar los videos de sus carreras para las futuras generaciones de velocistas.

No debe ser muy grato correr contra sí mismo. Por eso se vio a un Bolt muy serio. Si no surgen rivales, el hombre se aburre. Ganó, pero le faltó esa chispa del Caribe y el reggae. Con el oro del relevo 4 x 100, Bolt supera a mitos como El Pato Johnson y Carl Lewis en número de medallas. Por ahora, hasta que se demuestre lo contrario, no solo es el velocista más grande de la historia, sino que quizás ya se codee con los mejores atletas jamás vistos.

Por otro lado, su coterránea Shelly Ann Fraser-Pryce no se queda atrás. Arranca mejor que nadie y desbancó a un trío de estadounidenses en el hectómetro. En la velocidad, los jamaiquinos han instaurado una dinastía. Se van unos y aparecen otros. En las carreras cortas, Jamaica corre contra Jamaica.

El otro que grabó su nombre en letras doradas fue el británico Mo Farah. Correr es, para él, un estado natural. Hizo el doblete en 5 mil y 10 mil metros. Tiene un sprint final que lo envidiaría cualquier corredor de 400 metros. Y no solo es un orgullo para el mundo. También para Cuba. Su preparador, Alberto Salazar, es de origen cubano.

Viendo a expertos como Salazar o Iván Pedroso, que entrena al campeón mundial de triple salto, el francés Teddy Tamgho (el 18.04 que marcó en la tarde moscovita del 18 de agosto es la mejor marca de los últimos 15 años), es fácil imaginar lo que se puede alcanzar cuando se tienen recursos materiales para perfeccionar las cualidades de los atletas.

Rusia hizo valer su condición de sede y ocupó el primer lugar por países. Isinbayeva sacó a relucir su grandeza. Y volvió por sus fueros, pese a desacertadas declaraciones ante la prensa.

Para la delegación cubana lo rescatable es el desempeño de gente joven como Pedro Pablo Pichardo, Omar Cisneros y Yarisley Silva.

Y ojo con algunos cubanos en edad de cadetes y juveniles que compitieron en Moscú. Éste no fue su mundial. Pero les sirvió de fogueo.

El mal de fondo del atletismo nacional es, al igual que el régimen político, sistémico. No es por falta de talento. Es por las reglas de juego en las cuales se desempeñan los atletas.

Tomado del DIARIO DE CUBA